
Muñeca rota(2da parte)
Narración omnipresente...
La mansión había cambiado desde que la mala actitud en Aesop apareció, solo había sido de un día para otro y sin que se dieran cuenta o supieran la razón. Nunca les contó los sucesos que pasaron durante aquella partida que les dejó marcado.
Ya no era el mismo chico tímido que causaba curiosidad a los integrantes de la mansión, su rostro se veía levemente demacrado, sus ojos se veían más grises de lo normal parecía ser un muñeco sin vida que solo tenía como misión: salir de su habitación, ir a un juego y de regreso encerrarse de nuevo en su habitación. Comenzaba a preocupar a todos, hicieron lo posible para que se juntara en las comidas siquiera. Pero con el hecho de acercarte a él, comenzaba a temblar y gritar como loco hasta que lo dejaran solo.
La única que permitía que se acercase era Woods y Dyer. La doctora solo le revisaba, mientras que a la primera, aunque no debería tenerle confianza, le distraía con varias cosas, era como tratar con una pequeña niña.
Durante los juegos no volvió a ver al esbelto caballero, eso lo mantenía cuerdo por momentos, no quería ver su cara ni en foto. Hasta que un día, al llegar al mapa seleccionado, noto unas cámaras muy conocidas para él. Eso provocó en el paranoia comenzando a temblar mientras recordaba aquel día. Lo sentía como si fuera ayer, incluso sentía como las heridas que le provocó estaban abiertas haciendo que sintiera un líquido recorrer por su mejillas y manchar todo por debajo de su ropa. Las lágrimas caían, por más que intentaba olvidar siempre ocurrió lo mismo.
Sintió una mano en su hombro que lo hizo apartarse rápidamente asustado.
-Tranquilo Carl, ¿Estás bien? - La doctora se volvió a acercar al chico de coleta, notando como sus lágrimas daban una imagen indefensa en él. -
-Yo... Si, estoy bien. - Su manos las colocó cubriendo sus brazos, tratando de protegerse de algo. Trataba de calmar sus lágrimas pero inconscientemente estas salían.
- No estás bien Carl, ¿Qué sucede?.- La tela de su guante toco su brazo que tembló leve con el roce, pero para Aesop, era una forma de relajarse.
-Nada, solo recordé algo...- Con sus manos cubiertas por la seda de los guantes, limpio las lágrimas que caían atravesando sus mejillas. - Deberíamos ir a decodificar, quiero irme a la mansión lo más pronto posible. - Aparto suave la mano de la doctora para comenzar su rumbo a buscar alguna máquina con la cual trabajar.
- Si te sientes mal búscame, o puedes ir con Emma o Naib. Seguro ellos te ayudarán. - Solo recibió un asentimiento mientras veía alejarse al chico. Preocupada fue en dirección contraria a buscar alguna máquina. Al encontrar una dejo de pensar en aquel chico poniéndose a trabajar en la maquina.
Aesop se sentía mal, haber recordado todo eso incluso le provocó nauseas que no puro detener. Se levanto y retiro rápido su cubre bocas, no podía detener aquello hasta finalmente casi sentir ya no tener fuerzas. Aquel sabor ácido calaba en su garganta haciendo olvidara por unos momentos lo que sucedía y en donde estaba, ya con mejor estabilidad tomó su maleta y camino tranquilo a alguna maquina necesitaba hacer algo si quería salir de ahí.
Tenia ya una maquina al frente pero de nuevo la sensación de cansancio invadía su mente, tal vez tuvo que ir primero a con la doctora o alguno de sus compañeros, pero era tarde ya estaba ahí y no sabría donde estaria algún compañero suyo sin antes ser cazado por aquel esbelto hombre. Se puso en marcha creyendo que seria muy fácil decodificar aunque era un fracaso, sus dedos no reaccionaban rápido o tecleaba mal la maquina haciendo que fallara y le diera una descarga. Asi ocurría como alrededor de 5 veces, se sentía pésimo con las descargas hasta sus dedos temblaban, estaba ya muy débil tanto que no vio la cercanía que tenia junto al cazador que arruinó su vida. Dejo la maquina y le dio la espalda realmente los choques y la poco energía que tenia no le daban para más, ya hasta dolor de cabeza le estaba dando hasta que vio al caballero albino.
De nuevo lagrimas se generaron en sus ojos sin alma, aun si aquel hombre portaba en estos momentos una mirada de preocupación hacia él, no dejaría que hiciera lo mismo que aquel día ahora tendría a sus compañeros cerca que de seguro ya estarían en camino por el ruido tal como lo hizo el cazador.
Quedo pegado a la maquina notando como se acercaba.
-¿Hey, estas bien?- Sus manos se acercaban buscando ser un soporte de ayuda que se detuvo al ver como el chico se puso mas atento poniendo incluso su maletín como protección. -Tranquilo chico, no te hare daño. Solo quiero ayudarte se te ve que andas mal.- De nuevo se acercó mas sintió como recibía un pequeño golpe de alguna herramienta que traía en el maletín.
-¡Aléjate de mi! -Su mirada se volvió hostil mientras preparaba algún objeto para lanzar. -¡Lárgate! ¡Dejame morir solo!- Las lagrimas parecía salir llenas de odio y miedo.
Entonces el recordó, aquel ser pequeño y hostil antes era un pequeño humano con grandes habilidades para hacer a una persona tal como es, con una mirada viva y que a la vista él era tal como aquellos muñecos que el utilizaba. Los recuerdos de su enojo también llegaron haciendo que sintiera culpa por hacerle eso al chico, ahora parecía más como una muñeca rota y vieja. De esas que los niños ignoran y hasta aveces abandonan, se distrajo tanto que la ayuda llego.
-Aesop tranquilo, aquí estoy. Vámonos - La jardinera tomó la mano de Aesop para ayudarle, y aunque ya sabia Joseph la razón de la actitud del chico, le molesto el hecho de que se dejase ayudar por aquella chica desquiciada.
Clavo su florete en la pared negandole el paso a los dos chicos.
-Ustedes no se irán de aquí.- Dejo la espada clavada mientras apartaba a la chica del otro.- Tu no lo toques, nadie lo puede tocar.- Tiro a la jardinera al suelo mientras el pisaba una de sus manos. -¿Porqué no puedo tocarlo y tu si? Tu has hecho cosas peores... Debería estar asustado de ti, ¡No de mi!- Pequeñas lagrimas corrían por sus mejillas mientras dejaba de pisar su mano y esta vez comenzar a pisar el cuello de la chica haciendo que quedase poco a poco si aire.
-¡Dejala en paz! ¡Por favor! - No quería acercarse, sabia que si lo hacia le haría algo tal vez le haría lo mismo que aquel dia hasta finalmente matarlo. Las lagrimas seguían veía la cara de la chica, esta sufría mientras buscaba quitar el apriete de aquella suela sin mucho éxito. El aire se le estaba acabando lo podía ver por sus movimientos que disminuían de energía, debía hacer algo.
Se acordó como esto empezó dándole una idea descabellada, quito el florete que el mismo dueño no considero como algo peligroso y se fue acercando despacio al chico tratando de no hacer tanto ruido en su pisar. Al estar lo más cerca posible clavo el filo del florete a un lado del estómago del esbelto hombre. El otro dejo a la chica y dirigió sus manos por donde atravesaba aquella cuchilla, no había dado en algún punto vital así que no habría problema mientras no se sacara el florete de ahí. Más la decepción le invadió cuando volteó a ver al causante de aquel acto, viendo la mirada con miedo, lágrimas y odio hacia él.
Solo camino fuera de aquel lugar dejando a los dos chicos solos, sabia que si seguía ahí el daño empeoraría, debía dejar escapar a los dos solo por que realmente no quería volverle a hacer daño a su muñeca.
-Aqui estoy Emily, saldremos de aquí.- Los susurros fueron audibles a sus oídos, eso provocó se fuera de ahí antes para curar su herida también.
Aquí la continuación de su One shot "Cicatrices", no es perfecto pero es lo que pude. He estado trabajando en este capítulo así que una pequeña lluvia de ideas temporales me llego, así que espero escribir más.
Espero les guste siquiera, las ideas se las debo a una señorita de por aquí al mandarme su comentario con sus ideas ^^
Nos vemos en la próxima!
Creditos a los creadores de la imagen, yo solo las descarge y busqué en Pinterest.
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