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Borradores

Este es un borrador, de lo que iba a ser el primer capítulo de Despreciado-Amado.
Es algo raro, así que quiero aquí compartirlo UwU

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Despreciado.

—Mamá y papá se encargarán de hacer tú cumpleaños número 6 ¡Muuuy especial!—una mujer castaña, movía sus manos con emoción frente su niño.

—Iremos en auto, así que suban—ordeno el hombre rubio, con una sonrisa.

Esa pequeña familia de tres, se dirigía hasta un parque de diversiones, cosa que nunca habían hecho en familia y todo para ver a su pequeño castaño feliz. Amaban la sonrisa de Tsunayoshi, su hijo; amaban como brillaban sus ojos color miel de la emoción, amaban sus pequeñas mejillas llenas de rubor cada que lo felicitaban por hacer algo bien.

Esa tarde, el hombre conducían con precaución, sabía la responsabilidad de tener un pequeño abordo; sin embargo un carro lo embistió, mandando a volar a la familia haciendo que el automóvil donde viajaban diera varias vueltas en el aire.
Dos muertos, un herido.

Sawada Tsunayoshi, de solo 6 años había quedado huérfano y...ciego. el impacto de ese accidente, hizo que varios trozos entrarán y dañarán sus preciosos ojos miel. Su sonrisa, su felicidad, su inocencia y sobre todo la luz...se le fue arrebatado.

Desde entonces, una casa hogar lo acogió para educarlo y ver si posiblemente una nueva familia quería adoptarlo, pero nadie quería a un niño como el. Retraído y poco social, además de ciego, así jamás sabría cómo comunicarse con los demás niños de su edad, lo despreciaban.

El orfanato, en un principio se hizo cargo de Tsuna, ayudándolo a acostumbrarse a su situación, porque no podían hacer nada más. Nadie lo quería, nadie daba ni centavos por él; por acoger a un niño inútil, así que decidieron en dejar de gastar en el, en cosas especializadas para chicos con esa incapacidad.
Su brillante personalidad, se opaco de poco en poco, en aquella escuela en que fue ingresado. Un instituto normal, maestros donde no se preocupaban por mantenerlo al tanto de una clase, así fue considerado como una carga que solo tenía que arrastrar de ella hasta el final.

—¡Por que no dices nada! ¿Eh? ¿Acaso también eres mudo?—un bravucon más, propinó una patada en el rostro del moreno.

—No tienes ni un talento, así que deja de hacer que el orfanato siga gastando en ti, solo vete y averigua cómo sobrevives tú solo haya afuera—alguien más tomo del cuello de la camisa de Tsuna, para después aventarlo contra una pared provocando golpear su cabeza en ella.

—Ya eres suficientemente grande, vete, basura—maldijo por última vez, y así el tercer abusador se retiró dejando al castaño en su habitación.

Ciertamente, ya llevaba 9 años viviendo ahi, él mismo había presenciado como dejo de ser importante; como lo pasaban por alto, como si fuera un adorno más de esa casa hogar, y era cierto, ya que nadie lo quería él podía irse...muy, muy lejos y escoger morir en un parque o en un basurero, porque también sabía que no sobreviviría.

[  ◍ • ◍  ]

Un hombre apuesto, alto y delgado, portando un traje negro y fedora que cubria su oscura cabellera; caminaba en dirección a cierto instituto donde había oído se encontraría una persona muy importante que debía ver.

—¿Porque un mocoso sería candidato a próximo Jefe Vongola?—rechisto al ver que la información que su amigo Timoteo, no había mentido con respecto a que sería un adolescente de esa escuela.

—Asi que...¿En qué orfanato estará viviendo?—se dijo a sí mismo, mientras buscaba en su portátil la supuesta dirección del hogar del castaño. También sabía eso, que se había quedado huérfano a muy temprana edad.

Camino hasta aquel lugar, llamo a la puerta y con un tic, producto de hacerlo esperar, pregunto por el chico.

—Necesito a Sawada Tsunayoshi—dijo sin vacilar ni dar explicaciones

—¿Porque lo necesitaría?—pregunto con un toque de burla en su tono, aquella encargada del hogar.

—Para que le importa, solo necesito traerlo conmigo—se cruzó de brazos sobre su pecho.

—Como sea, igual es un estorbo —se encogió de hombros—¿Cuál es su nombre, señor?

—Reborn, ¡Porque se tardan tanto! ¡Solo quiero al mocoso!—exclamo cansado, después de esperar ya varios minutos, el azabache juraría que casi sería una hora esperando de pie en la puerta.

—¡Señora! Tsunayoshi no volvió desde ayer, parece que ni siquiera volvió del insituto—

—Ahi lo tiene, se perdió por estúpido y torpe que es. Si lo encuentra solo llevelo con usted, ya no lo traiga de vuelta porque no queremos a un niño discapacitado como él —la vieja mujer frente a el, dijo con frialdad y luego cerró la puerta en su nariz.

¡Nadie le hablaba así! ¡Menos al asesino número uno!
Como sea, aquella mujer mencionó "discapacidad", eso lo había desconcertado, el expediente que Nono le había dado sobre la corta vida de la familia Sawada, no mencionan nada de un niño con discapacidad.

Era una molestia más, tener que buscar a un mocoso de 15, solo en las calles de noche

[◍ • ◍]

Mientras tanto, un chico de rebeldes cabellos castaños, a pesar de avanzar con lentitud estaba callendo cada tres segundo, con alguna cosa; ya que sus ojos no servían, sin embargo tampoco era que le importa caer, igual tenía pensado vagar sin rumbo a donde sea, perderse y luego morir.

Ciertamente, él había perdido la luz en sus ojos, pero aún tenía la esperanza de volver con una familia que lo amara como antes fue amado, lamentablemente nunca llegó y por eso su vida se opaco, quería morir, deseaba haber muerto junto con sus padres en aquel accidente. Porque ya no valía nada, se había convertido en un estorbo y esas palabras no evitaban que de sus hermosos orbes salieran lágrimas.

Así que, esa última vez que callo sobre lo que parecía ser pasto, ya no se levantó; rodó o gateo por ahí hasta llegar bajo la sombra de un árbol y esperar, esperar a que un mal  viniera y lo matara.

Con sus ojos cerrados, se mantuvo ahí, aunque su estómago gruñía y varias personas —malas—que pasaban por ahí lo golpeaban en busca de tener dinero, al ya no tener nada, simplemente lo dejaban tirado y en mal estado, le parecía divertido. Unos minutos después, recibió de una manera sorprendente un golpe en su cabeza, como si alguien lo hubiera hecho para hacerlo reaccionar; lo sorpréndete fue que no escucho pisadas antes para que por lo menos se preparará, así que solo decidió enderezarse en el tronco del árbol donde estaba.

—Hey mocoso, no me hagas buscarte todo un dia—dijo con un enojó en su voz, mientras sentía como el hombre frente a él lo miraba con antencio.—¿Sigues dormido? Abre los ojos maldita sea—una mano se acercaba, para apartar sus sienes mechones de su frente.

—N-no es nada señor, realmente lo estoy escuchando—dijo el castaño con una Suave voz y aún sin abrir sus ojos.

—¿Qué hacías aquí, dejándote golpear sin reaccionar?—Reborn pregunto, mientras cargo al castaño sorprendido de que fuera muy ligero. Lo llevo a una banca para verlo mejor en la luz de ese amanecer.

—Esperando si muero ahí, señor—inclino su cabeza, escuchando si aún estaba ahí.

—Deja de llamarme señor, me llamo Reborn—penso detenidamente si era correcto que le dijera en es momento al niño que sería parte de la mafia.

—Oh...Yo me llamo Tsunayoshi, con...con Tsuna basta—el moreno pareció titubiar—¿Y para que me buscaría durante todo el día?—

—Te llevaré conmigo y te explicaré todo, porque también me convertiré en tu tutor. Sé que eres un completo inutil en la escuela—Tsuna, asintió a eso último, reconociendo que no tenía remedio—Tch, ¿Porque carajos no abres los ojos? Es raro

—Ah... porque igual no veo nada, señor—se encogió de hombros, al sentir esa enorme aura de enojo—L-lo siento, solo perderá el tiempo conmigo si se convierte en mi tutor, la jefa del orfanato debió decírtelo y aún así vino por mi—dio una sobra melancolica—Aun así... Gracias

Reborn medito esto un rato más. Un mocoso de 15, inútil, huérfano y sobre todo ciego ¿Como podría convertirse en un jefe de la Mafia? Moriría el primer día, es más lo encontró a punto de ser mordido por un gran perro, solo que se encargó de auyentarlo.
Lo pensó bien, así que llamaría a Nono y le diría que el Heredero murió o solo dirían la verdad, sobre que era discapacitado.

El azabache suspiró cansado, se masaje el puente de su nariz y luego hablo más frío.

—Tienes razón, solo es una perdida de tiempo, me voy niño—se despidió, acariciando con cariño la cabellera del castaño, nadie había hecho eso y quiso llorar por que aquel hombre lo había esperanzado con esa palabras de que se haría por lo menos su tutor.

Así lo hizo, calleron silenciosas lágrimas y se dejo caer dormido sobre la banca ahora fría; esperaría que mientras transcurría ese otro día alguien lo moviera y lo corriera de ahí, así que por ahora se mantuvo.

Solo un par de llamadas y listo, ahora tenía la obligación de cuidar del ciego y enseñarle diversos temas, porque el instituto a donde asistía nunca se tomó el tiempo de enseñarle bien. El asesino está irritado, molesto con él, con el chico y con la inútil sociedad; así que enojado cargo al aún dormido chico y lo llevo con él, a un departamento pequeño porque literalmente el niño ya no tenía hogar—ese era el colmo—. Ahora quedaba esperar a que Tsuna despertara y le explicará mejor las cosas.

¿A quien engaña? Él es el Hitman número uno y nadie lo hacía esperar. Cargo una cubeta grande con agua y camino hacia el sofá donde dejo al niño reposar en lo que iba por comida; estaba inclinando la cubeta lentamente, para que mojara directamente la cara del jóven, sin embargo se sorprendió el azabache al ver como la este se levantó del lugar y se sentó como si nada.

—¿Como rayos hiciste eso? Creí que estabas dormido—hablo con un tono de molestia y bajo la cubeta al suelo.

—Lo estaba, pero me despierto muy fácil en cuanto escucho ruido. Además ¿Que hace aquí, creí que era una perdida de tiempo?—

—Obviamente lo sigues siendo, pero no tengo de otra y te tengo que explicar que no seré un tutor normál, seré tu Tutor que te entrenará para ser parte de los Vongola, una mafia poderosa.—

—Aja...¿Ya le dije que soy ciego? ¿Cómo piensa que voy a sobrevivir a la mafia, si ni siquiera puedo sobrevivir a ser mordido por un perro?—Tsunayoshi estaba molesto, odiaba que le inventaran ese tipo de cosas, solo para después burlarse de él.

—Espera...¿Dijiste mordido por un perro? ¡Sabías que ese perro te iba a morder y no hiciste nada! ¡Me obligaste a que yo lo corriera! Pequeño mocoso—apunto su pistola a la sien del castaño y espero una reacción de miedo de parte de él.

—Adelante, desde hace mucho que quiero terminar con mi vida, pero ni siquiera supe todo esos años en el orfanato donde ocultaban las navajas—dijo el castaño, sin una pisca de vacilación.

El azabache retrocedió sorprendido por lo dicho de aquel moreno, no sabía que tan dañado psicológicamente estaba como para desear esas cosas.
Sentía algo en su pecho que lo impulsaba cada vez más en querer  esa perspectiva que tenía él de su propia vida.

—Niño, seré tu tutor, así que no te desharas fácilmente de mi—suspiro cansado y posó de nuevo su mano el la rebelde cabellera café. Tenía una extraña sensación de querer protegerlo a partir de ahora.



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