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Capítulo 48. Decisión equivocada


Lunes otra vez, clases de historia. Representación de la segunda guerra mundial. Última demostración hecha proyecto para concluir con la asignatura del semestre en el caso de Historia. La temporada de exámenes empezarían en esa semana y concluiría a mitad de la siguiente, tenía presente los repasos relacionados con cada uno de los temas y creía estar lista para concluir con buen pie las primeras asignaturas de la universidad.

El vacío de Mara era bastante notable a pesar de asomarse el primer mes del encuentro de su cuerpo. Las personas seguían teniendo la admiración con los Sayler a pesar de que solo quedara el mayor en la universidad. Aun las personas lo rodeaban tanto a él como a Lohan con la misma fuerza de los primeros días, continuaban siendo reyes a pesar de toda la situación. O eso supuse.

Cuando concluimos de hablar y la maestra daba la gratitud por toda esa temporada de clases a pesar de lo sucedido con la rubia durante el proceso educativo, yo vi el último mensaje enviado por Lohan en mi celular. Se suponía que debía estar en mi grupo de presentación, pero no había llegado, eso me preocupó en parte.

«Estoy buscando mi identificación universitaria, debo llevarla para solicitar una práctica entregada por la biblioteca».

«No la encuentro por ningún lado».

Eso había sido durante la exposición. Le respondí un corto: «¿Aún no lo encuentras?» y guardé el móvil en mi bolso para prestar atención a la profesora a la vez que respiraba profundo. No sabía por qué tenía un mal sabor en la boca, esa sensación de que algo sucedería.

Tras de mí se escuchaba unas teclas táctiles sonar de manera muy baja, algunos estudiantes no prestaban atención de la misma manera a las clases, tal vez porque tenía solvencia suficiente para pagar la repetición de la asignatura. Pero ese no era mi problema, yo si debía atender.

—«¿Viste lo último?»

—«¿Lo último?»

—«Es Lohan. Lo apresaron saliendo de su casa y ...»

Toda mi atención se giró hacia atrás a pesar de seguir viendo a la mujer frente al escritorio principal. ¿Qué acababa de decir? No podía ser posible, seguro era un falso rumor como muchos que rondaban. Sin embargo, para cuando terminó la clase, todo el mundo hablaba de eso. No. No puede ser cierto.

Caminé con presura hacia el recinto para dejar todo e ir a su casa, debía llegar y verificar si era cierto, saber si Lohan estaba bien o si le había pasado algo. No podía ser cierto que lo apresaran de la noche a la mañana solo porque el viento soplara. Tenía que llegar al fondo de esto.

Saqué el celular de mi bolso casi corriendo en la ruta acostumbrada, lo que no me esperaba era chocar con alguien y que este ni siquiera se moviera. Mi teléfono cayó de mis manos y di unos pasos atrás, al estabilizarme me agaché para tomar el aparato y... Mierda. La pantalla se rompió casi por completo.

Cuando alcé la mirada para notar a la persona con la que había encontrado, solté el aire con pesadez. No le bastó con besarme solo por capricho, ahí estaba para hacerme el día imposible como cada vez que aparecía.

—Lindo tu cabello, ¿tu orientadora lo notó? —Sabía que lo decía por el mechón blanco que se empezaba a notar cada vez más. Pero no podía hacer nada, no tenía suficiente dinero para el tinte y tenía que esperar a que pagaran la próxima manutención de la beca del próximo mes. Además, los tintes de esa ciudad eran muy caros, al igual que todo lo que se vendía allí.

—Desaparécete. Rompiste mi celular. —Caminé por su lado con rapidez, pero él me detuvo por el brazo y me atrajo de nuevo hasta mi posición anterior.

—Alto ahí. Tengo que hablar contigo. —Puso sus manos en sus bolsillos con una gran sonrisa, qué asco.

—¿Qué quieres? Tengo que irme.

—¿Qué? ¿Tienes que visitar al exnovio de mi hermana?

Abrí los ojos con sorpresa. Su sonrisa se ensanchó con diversión y eso me incomodó lo suficiente como patearlo, pero preferí contenerme. No sabía que pasaría si lo agredía físicamente. Lo más seguro era que me afectaría la beca.

—Apártate, tengo que irme —repetí entre los dientes.

—¿O qué? —Alzó las cejas, divertido. Respiré profundo intentando calmarme.

—¿Qué quieres?

—Sabes lo que hizo, y lo mejor será que te alejes de él.

Fruncí el ceño.

—¿Qué?

—No te hagas Kylee, no puedes mentirle a un mentiroso. —Su sonrisa desapareció con rapidez para agudizar su mirada. Dio un paso hacia mí y yo retrocedí.

—No sé de lo que hablas —mentí—. ¿Por qué tendría que alejarme de Lohan? ¿Porque tú lo dices? No me hagas reír.

—Lo harás porque tienes que hacerlo. —Siguió sus pasos hacia mí a pesar de detenerme de vez en cuando para enfrentarlo, pero tenía seguía retrocediendo, odiaba su cercanía.

—¿Qué estúpida excusa es esa?

—Así de estúpida sonaste al intentar mentirme.

Apreté la mandíbula con algo más de molestia, Maxwell soltó una risa nasal que me dio repulsión. Cuando estuve cerca de la pared, me detuve a unos centímetros para observarlo con firmeza. Él también se detuvo a poco menos de un metro.

—No me alejaré de Lohan ni porque me cortes los dedos uno por uno.

—¿Incitas a un asesino a lastimarte?

—¿Te consideras un asesino?

—No sé, así me dices cada vez que me ves.

Seguí con la mirada atenta y él mantuvo el silencio con sus ojos castaños en los míos. Intenté alejarme, pero me tomó del hombro para apegarme de la pared con la fuerza necesaria para que no me moviera.

—No te irás hasta que me jures que te alejarás de Lohan.

Eso me dio algo de risa y no pude retenerla, me cubrí la boca con la mano por un momento hasta que pude hablar.

—¿Acaso un Sayler está celoso? —Él frunció de su ceño, al parecer le molestó las palabras—. ¿Creías que iría atrás de ti solo porque me besaste? Ni que fueras alguien a mi alrededor.

Sí, eso le molestó. Mucho más de lo que creí. Su respiración se soltó pesada y miró a otro lado para pasar su diestra por su mentón. Sonreí otra vez al notar su efecto ante mis palabras y decidí moverme otra vez para alejarme.

—Maldito el día que naciste Kylee.

Me di la vuelta para responderle, pero mi sorpresa fue sentir sus labios sobre los míos por sorpresa, juraba que mi cuerpo quería alejarse, pero era casi imposible no seguir apegada a él. No sabía cómo era posible odiar a una persona de tal manera y a su vez no poder alejarse cuando se apoderaba de ti como lo estaba haciendo ahora.

Su beso bajó la fuerza para transformarse en uno más íntimo, en uno que sostenía mi nuca con osadía, a la vez que su boca le mostraba a la mía el sabor que tenían estas combinadas. Su mano libre tomó mis caderas para fijarme a él, y por inercia mis manos buscaron su calidez, buscaron lo que él me estaba ofreciendo en ese lugar, en la universidad, frente a...

Lo aparte al instante. ¡Me cago en todo! Miré a los lados y estaban ahí, algunos ojos sobre mí cuando intentaba regular mi respiración agitada. Lo miré con rabia y supe lo que había planeado, lo supe al instante de lo que vi en sus ojos.

—Les diré que se callen si juras no volver a hablar con Lohan.

Apreté los puños y mi cara enrojeció de la ira contenida desde dentro. Imaginaba cada una de las maneras en que podía patearlo o pegarle para que sufriera, pero recordaba la beca. Recordaba mi mellizo. Ya tenía suficientes problemas con él como para hacer problemas con la beca, como para dar de qué hablar.

No tenía opción.

—Qué triste —habló con sarcasmo al cruzarse de brazos con su sonrisa completamente iluminada—. No tuve que cortarte los dedos para convencerte.


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