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Capítulo 39. La culpa. Parte 02


Subimos a mi habitación cuando las cosas se calmaron. Tanto Amaya como Karter y Lohan se encontraban en un silencio profundo, ya la policía se había llevado el cuerpo hacia el hospital.

Decidí preparar café para los cuatro y cuando estuvo listo se los serví en una bandeja junto con un poco de azúcar para que cada uno tomara a su gusto. Por suerte Karter había decidido días antes comprar una bolsa de café con la finalidad de beberlo para nuestros estudios, ahora nos funcionaría para este momento tan pesado.

Mi mellizo y Amaya bebieron, pero Lohan se negó a pesar de insistirle varias veces. Su rostro estaba levemente perdido en algún punto del piso. El verlo así también me quito el deseo de tomar algo, así que decidí observar a los otros dos disgustar de la bebida.

—Mara odiaba los días de lluvia. —Soltó de repente en el silencio el chico que practicaba futbol de manera extracurricular. Seguro lo había dicho porque entramos antes de que la lluvia azotara como lo estaba haciendo ahora.

—No me puedo imaginar a una Mara que odiara algo —Amaya comentó en un susurro tomando del café para mirar al castaño con una sonrisa triste, este también la miró e hizo el mismo gesto.

Mi hermano se encontraba muy callado también, solo revolviendo su café con la mano, perdiéndose en el movimiento que este hacía en círculos. Pasaron unos segundos hasta que terminaran de beber y dejaran los restos sucios que yo tomé para colocarlo en el lavavajillas.

—No me puedo imaginar lo que pasó Mara. Tampoco quién pudo hacer esto —habló mi hermano haciendo que los otros le miraran, incluso yo lo hice cuando me di la vuelta para sentarme en la única silla libre que quedaba de la mesa.

—Nadie puede imaginarse nada de eso —murmuró Lohan para luego girar sus ojos hacia mí. Yo entendí el significado de esa mirada.

—¿Creen que fue en el Haro? —cuestionó Amaya alternando los ojos entre nosotros tres. Un «no» al unísono por parte de los chicos nos sorprendieron, Lohan continuó.

—Si fuera un acto de El Haro, su cuerpo no habría aparecido.

—Quien haya sido debe conocer bastante la universidad —dedujo Karter para solo llevarse la negativa de la cabeza del otro chico.

—Casi todos en Efren conocen la universidad, no tiene caso empezar por ahí.

—¿Y si fue alguien de paso? —pregunté.

—Tampoco. Efren tiene una política bastante estricta de visitantes. De venir como turista debe ser por más de dos semanas y serán anunciados por los noticieros.

—¿Cómo? —preguntó mi mellizo extrañado.

—Son políticas de seguridad, Maxwell las implementó en sus primeros meses de su mandato policial para la seguridad de la ciudad. Todos pueden salir, pero todos deben saber quién entra —contesto Amaya.

—¿Por eso anunciaron en el noticiero la visita del investigador que nos entrevistó? —Ambos ojos azules asintieron en respuesta.

—El anunciarlos no quita que puedan ser asesinos.

—Créeme —Lohan tamboreó sus dedos en la mesa mientras hablaba—, no pudo ser un extraño. Tuvo que ser alguien de Efren. Específicamente alguien cercano.

—¿En qué te basas para decir eso? —La ceja de la morena se alzó.

Lohan me observó por unos segundos y yo volteé la mirada a otro lado. Él siguió hablando.

—Conozco... —suspiró pesadamente—. Conocía a Mara. Ella nunca estaría con un extraño si no estaba su hermano.

—Estuvo conmigo —soltó Karter de golpe y yo tragué en seco al notar la mano de Lohan detenerse para hacerse un puño.

—Preferiría obviar eso, si no te es molestia —la ironía en su tono se coló por los oídos de los presentes—. Sin embargo, dudo que ella estuviera contigo sin que su hermano no lo supiera.

—¿Maxwell? Esperen, ¿de qué estamos hablando?

—Te lo contaré después Amaya, ahora no es el momento. —Hice una mueca recibiendo el asentimiento de la otra chica.

—¿Y tú, como sabes que Maxwell estaba consciente de las cosas de Mara?

—Porque ambos eran el confidente del otro, ninguno se guardaba secretos entre ellos y eso no excluía ese tipo de cosas.

—¿No sería muy injusto acusar a un jefe policía de matar a su hermana? —intervino Amaya en la conversación de los dos chicos.

—No lo estoy acusando, estoy suponiendo.

Un trueno se escuchó fuera y como la lluvia se intensificaba, era evidente que todas las clases se cancelarían ese día, y no solo por la lluvia, sino por el duelo de la muerte de Mara. De seguro no había pasado dos horas de encontrada y ya se sentía como si fuera hace años.

—Yo sí creo que fue Maxwell —dije rompiendo el silencio formado luego del sonido natural de la lluvia. Mi mellizo chasqueo la lengua.

—Solo porque te cae mal no significa que sea el asesino.

—No es porque me cae mal, ¿quién es el único que conoces en toda la universidad que ande por todo El Haro con una escopeta disparando a lo salvaje?

—Eso lo hizo una vez y te recuerdo que fue por tu culpa.

—Kylee, ¿saliste en el Haro? —la voz de Amaya estaba impresionada. Yo rodeé los ojos con desgana.

—Te cuento después Amaya.

—¿Tú lo sabías? —Ella se dirigió a Lohan y este asintió.

—A él si le andas diciendo las cosas, ¿eh? —Le señaló mi hermano al otro chico—. Que bien, también podría ser el asesino y está aquí conversando con nosotros como si nada, ¿qué más le dijiste? ¿Le contaste de las pastillas?

—¿Las pastillas? —Ahora preguntaron al unísono tanto la amiga de Karter como el novio de la fallecida.

—Maldita sea Karter, ¿qué más quieres contarle? —Lo observé con rabia—. ¿Quieres también decirles el día que perdía la virginidad y con quién?

—No importa. Por favor, vamos a tranquilizarnos. Estamos algo alterados. —Se levantó el castaño ojos azules para relajar la situación provocada—. Lo mejor será que hablemos de otra cosa o dejemos esto estar por ahora, es evidente que al estar tan reciente las emociones pueden afectarnos.

La mayoría concordó, a excepción de Karter, que parecía algo resentido e incómodo con el que había hablado. Y sí, ahí estaba, las rabietas infantiles cuando estaba incómodo. Aunque no quisiera, tenía ocasiones en el que debía actuar como mamá, porque a veces Karter podía ser cabeza dura. Mi hermano solo creció de cuerpo y sabiduría, pero de madurez era una nuez.

El silencio permaneció por largo rato cuando todos sacaron su celular para distraerse, la lluvia tenía apariencia de no quería ceder. Pero toda la armonía se rompió cuando la duda vino a mi mente y tuve que expresarla.

—Por cierto, ¿por qué los padres de Mara no vinieron?

—Están de viaje de negocios —fue lo único que respondió Lohan sin despegar sus ojos de la pantalla.

—¿Viaje de negocios? ¿No vendrán después de...? Ya sabes, esto.

—Sí. Pero están en Europa, así que, aunque hayan despegado en el mismo momento de enterarse, tardaran horas en estar aquí.

—Eso es cierto.

Otra vez ese mutismo solo siendo apañada por la, ahora, débil lluvia. Esta fue cediendo hasta dejar una vista húmeda de toda la situación y un paisaje deprimente. Los visitantes de la habitación se fueron a la misma vez, Amaya dormía en el segundo piso y estaba cerca.

Pero en el caso de Lohan había comentado que ahora tendría que ir a su casa para cambiar su vestuario y empezar a ayudar a Maxwell con los trámites de la rubia fallecida.

Al quedarnos solos, mi hermano y yo no hablamos del tema, permanecimos cada uno por nuestro lado, sin intenciones de molestar al otro, así que... Solo quedó eso. Continuar con la monotonía estudiantil después de ese día tan agitado desde temprano y esperar con paciencia que ahora la búsqueda se transformara en investigación, los sospechosos en culpables y el dolor solo en un mal recuerdo.


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