Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17. Sorpresas nocturnas


Había pasado un mes desde nuestra llegada y tanto Karter como yo adquirimos una rutina de vida bastante dispareja, mucho más de lo que consideré que sería. Nos podíamos encontrar siempre en las noches para compartir nuestras experiencias del día porque era el único momento en que no veíamos. Sí, le había dado algo más de distancia y él tomaba su rumbo cada vez algo más lejos. Pero como decía siempre, era algo que sucedería tarde o temprano.

De mi parte, iba a mis clases y al club de pintura. A este último con discreción. No me molestaba que otro lo supiera, lo que evitaba era ver a mi hermano alrededor cuando entrara al salón.

A pesar de tener pocas semanas en el grupo de artes, ellos me habían acogido bastante bien, en el corto lapso me hice parte de ellos. Me sentía bastante cómoda en las conversaciones y creamos un buen círculo de amistad bastante amigable que nunca imaginé tener.

Ya había pasado otra fiesta de Efren y, al igual que la anterior, las críticas surgieron como de las serpientes el veneno. Las personas queriendo aparentar ser perfectas, la familia Sayler ser elegida la mejor familia mientras ellos subían al estrado para tomar el trofeo y volver al cotilleo o baile de siempre. Esta vez estuve más rodeada del grupo de pintura y ni siquiera pude ver a Lohan o a Maxwell. Siendo sincera, desde la vez anterior no los volví a percibir, al menos que fuera en los pasillos. No hubo otro presunto asesinato en lo que fue del tiempo, así que se podía decir que todo iba aparentemente normal.

Aparentemente.

Era el segundo viernes de abril, yo me encontraba llenando una tarea a hojas blanca desde el computador sobre la mesa, mientras que Karter veía una película en su celular con los audífonos. Todo estaba en silencio, más allá del leve ruido que salía de los auriculares ajenos al tener el sonido bastante alto o de mis tecleos al investigar algo en el navegador.

Eran pasadas las diez de la noche, así que estábamos en el Haro.

El sueño me invadió hasta que me vi interrumpida por el cansancio en repetidas ocasiones, no podía continuar si mis ojos se cerraban cada dos segundos. Recogí todo y apagué el portátil para cerrarlo, dejándolo en el mismo lugar.

Llegué a las camas en unos pasos. Karter ya estaba recostado a pesar de que seguía viendo la película. Yo recogí unas cuantas cosas para ducharme, así que me encerré en el baño hasta estar lista para dormir.

Entre el ruido del chorro de agua que caía sobre mi cuerpo pude oír una conversación, al parecer mi mellizo tenía una llamada y una que otras palabras salían de él como si la mayor parte de lo que se platicara fuera por parte de la otra persona en línea.

Cuando salí de la ducha, lista para recostarme, encontré un muchacho algo cabizbajo, revisando su móvil mientras reposaba en cama.

—¿Pasó algo? —pregunté sentándome en la orilla del colchón y él alzó la cabeza para negar.

—No es nada.

—¿Seguro? Sabes que puedes hablar conmigo hermanito.

—Cooke, está bien, no pasa nada.

—Karter —lo llamé con reproche y el de ojos oscuros suspiró como si le frustrara lo que hacía.

—Deja de actuar como mamá, ¿quieres? No estamos en España.

—Solo quería saber si te sentías bien.

—Ya te dije que lo estoy.

—No me convences.

—Cooke —su tono severo me advirtió de no querer hablar de eso, pero eso no me intimidaba.

—¿Tiene que ver con esa llamada?

—¿Qué escuchaste? —Pareció alertarlo e incomodarlo el entender que había estado pendiente de su conversación.

—No escuché nada, pero antes de entrar al baño no estabas así.

—¿Y qué te hace pensar que no fue el mal final de la película?

—¡Por amor a Dios Karter! Que si no te conociera no te preguntara.

Él soltó el celular en una parte de la mesa de noche que compartíamos, era bastante grande y estaba justo entre las dos camas. Se levantó solo para alcanzar el interruptor y apagar la luz, luego volvió a acomodarse.

—No quiero hablar Cooke.

—¿Desde cuándo no hablas tus problemas conmigo? —También me recosté mientras tomaba algo de sabana y me cubría para seguir viéndole, a pesar de que él estaba de espaldas.

—Buenas noches.

¿Y esa actitud tan de repente? ¿Acaso se había molestado conmigo? Mi cabeza intentó recordar algo, pero no tenía nada malo que diera indicio de irritarlo. Quise suponer que seguramente se trataba de algo relacionado con sus clases y por algún motivo no quiso decirme para no alertarme, pero al instante lo descarté, cuando eso pasaba era rápido en indicarme que algo no iba bien con sus asignaturas y no le molestaba pedir ayuda. Ahora, algo cambió y no podía ni imaginarme lo que era.

No. Mejor dejaba de pensarlo tanto. De seguro, cuando se le pasara el mal rato, me lo diría. Mientras tanto, debía dejar su espacio y también dormirme.

Solo hice cerrar los ojos y relajarme para tener un sueño ligero sobre mi familia en España, en donde mi madre me daba algo de pastel y quitaba los restos que dejaba en mi boca. Pero un sonido me despertó. Terminé por escuchar como la puerta era cerrada y asegurada con lentitud.

Me senté de golpe creyendo lo peor y buscando entre las sombras del lugar. No escuché nada más y lo único que pude creer de la situación es que había sido parte del sueño y solo me había asustado sin necesidad. Sin embargo, reparé en el hecho de un silencio fuera de lo común, una soledad bastante evidente, como si estuviera completamente sola en la habitación.

—Karter —le susurré al que estaba en la cama, pero no obtuve respuesta. Lo volví a llamar y tampoco dijo nada.

«Kylee, debe estar durmiendo». Razoné a pesar de mi duda. Aun así, no me sentía cómoda. Entonces me levanté y caminé con cuidado para llegar al interruptor.

—Karter, ¿escuchaste eso? —De nuevo ese silencio.

Encendí la luz y mi corazón se quiso salir de mí cuando mis ojos indagaron lo que había en la cama de mi hermano.

Nada.

Estaba vacía.

El miedo me invadió y miré un lado a otro sin saber qué hacer, solo opté por buscar una chaqueta de Karter que me quedaba algo grande y unos pantalones anchos de dormir. Tomé mis llaves y abrí la puerta corriendo para cerrarla de manera nerviosa. Bajé descalza por las escaleras, casi corriendo por los escalones. Tenía que llegar al segundo piso y decirle a Amaya que me ayudara, me importaba una mierda el estúpido Haro, era de mi hermano que se trataba.

Estaba llegando al pasillo del segundo piso cuando escuché algo que me dejó confusa. Eran sonidos suaves que en el silencio de la noche se consideraba más de lo habitual, aparentaba ser respiraciones desesperadas. Decidí acercarme al escenario que podría estar sucediendo, bajando hacia el primer piso peldaño por peldaño hasta que llegué a la mitad de la escalinata. Ladeé mi cabeza al frente para intentar ver lo que había en el espacio de entrada.

Otra vez, la oscuridad no me ayudaba, solo una liviana luz entraba por la ranura de la puerta de la entrada parcialmente abierta y dejaba notar solo dos siluetas. Me senté en el piso algo elevado para intentar adivinar lo que sucedía.

Chasquidos y respiraciones apuradas junto con unos leves sonidos.

Eran besos.

Los que estaban ahí se besaban.

Y si acaso...

Como si se tratara de un mal juego del destino que leyó mi pensamiento, uno de los dos abrió la puerta con intenciones de salir. Me estampé la mano en los labios cuando un grito quiso salir de mí a la vez que el halo vislumbró a las personas. Sí, uno de ellos era mi hermano Karter, que aún seguía en pijama. Pero la otra persona...

Era Mara.

Corrí escaleras arriba cuando noté que se estaban despidiendo, intenté lo más posible que mis pisadas no fueran tan fuertes para no alertarlos. Saqué la llave de la chaqueta apresurada, casi empujándola entré y la cerré detrás de mí. Me quité todo lo que estaba por encima y lo lancé en el lugar de la ropa de Karter y, al final, me arrojé a la cama para cubrirme de la tela como si no hubiese pasado nada. Calmé lo más posible mi respiración e intenté hacerme la dormida.

La puerta se abrió minutos después y sentí los pasos hasta su cama. No, pareció notarlo, pero si se hubiese acercado a mí, si solo lo hubiese pensado en una minúscula posibilidad de que lo vi. Habría comprobado mi gran sonrisa entre los nervios, emoción, felicidad y pánico por todo observado.

Mi hermano tenía novia. Mi hermano era novio de Mara.

«Mierda». La sonrisa se me borró al recordar.

Maratenía novio. Lohan era el novio de Mara. 

¡Oh-My-Gosh! ¿Qué acaba de pasar? :0 No sé si soy la única impactada, pero nunca me imaginé este tipo de situación.

Pobre Lohan... Mi niño :c

Y hablando de este tipo de cosas, ¿creen que Mara tenga una excusa para este tipo de situaciones? ¿Creen que Karter también tenga una razón? ¿Qué consideran de este tipo de infidelidad? Los leo en los comentarios.

¡Besitos suspensivos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro