Capítulo 05. La llegada a Efren
Efren.
La ciudad modelo. La utopía de Estados Unidos que se escondía entre un gran y frondoso parque forestal que le daba esa sensación rústica muy propia de su nombre. Llevaba casi más de varias horas de recorrido entre autobuses y taxis desde el aeropuerto, mi hermano estaba sentado delante mientras yo me encontraba atrás con parte de las maletas. Veía por la ventana una que otras tonalidades de verde pasar por la plantación. Mi celular vibró en mi mano por el mensaje de mi madre.
«Que no se te olvide bebértela».
Rodeé los ojos y le respondí un corto «Ok».
Volví a enfocarme en el paisaje con intenciones de encontrar algo mejor que hacer, recordaba la investigación que había hecho antes y durante la participación para la beca sobre esa ciudad. Efren se había fundado en medio del bosque forestal que ahora estábamos pasando, justo a las orillas del lago Superior. Había crecido de manera bastante lenta ante su distancia con otras ciudades, pero de repente y a partir de una década atrás, toda la economía y movimiento se había disparado de la noche a la mañana, la delincuencia y actos delictivos prácticamente no existían.
Y, a pesar de ahora ser una ciudad amplia, al parecer todos actuaban como una única comunidad en la que todos se conocían.
Pero últimamente en mis investigaciones eso no solo me había llamado la atención, sino que también ellos tenían su propio sistema de justicia, sus propias medidas y alimentos producidos por ellos mismos, tenían todo para ellos de una manera tan cerrada que prácticamente ni exportaban ni importaban cosas, además de lo necesario. En los registros aparecía como un pueblo fantasma autónomo que vivía de sus propios medios. ¿Acaso ese había sido el método para crear una universidad tan característica y destacable?
Un cartel de bienvenida nos indicó que habíamos llegado. Pero me sorprendí al notar que el taxi se detenía unos metros después del letrero.
—Hasta aquí llego, son cuarenta dólares.
—Pero tenemos que llegar a la universidad —refirió mi hermano igual de extrañado que yo.
—Lo siento chico, pero hasta aquí llego. —El chofer se notaba algo molesto, sin razón aparente.
Habría seguido hablando con el chofer para intentar convencerlo, de no ser porque golpearon el vidrio de la ventana de copiloto. Era un policía. El chofer chasqueó la lengua mientras Karter bajaba la ventanilla.
—Buenos días —saludó el oficial de uniforme verde grisáceo, al igual que la tonalidad de unos árboles de los que habíamos dejado atrás. Usaba unos lentes oscuros que se retiró para ponerlos sobre su camisa de trabajo y se acomodó en la recién abierta ventana tras nosotros responder el saludo para mirar el interior—. ¿Ustedes de dónde son?
Al ver bien su rostro, se veía bastante joven, podía jurar que nos podía llevar unos cuantos años, pero aun así era muy atractivo. Era un castaño de ojos de un marrón claro con cierto brillo de profesionalidad que le hacía notar algo más adulto de lo que aparentaba su rostro. Se asomaba por su barbilla una sombra parecida a una pelusa de barba que no le aumentaba en nada la apariencia.
—De España —contestó mi hermano intentando parecer seguro, pero yo sabía lo nervioso que estaba—. Estamos aquí por la beca de la universidad Estatal.
—¿Ustedes son Kylee y Karter Sorní, los mellizos? —Asentimos cuando él nos observó a ambos y eso me pareció extraño, ¿cómo sabía ese policía eso? Y al parecer leyó mi pregunta de la mente—Perfecto. Es que lo vi hoy en la noticia de las siete. Vengan, salgan. Yo puedo llevarlos.
Karter me observó de reojo con una ceja levantada. Todo eso aparentaba ser algo extraño de un momento a otro. Pero decidimos no cuestionar y descendimos del auto. Karter bajó las cosas del asiento trasero y el maletero mientras yo le pagaba al taxista. Este dio la vuelta casi al instante, sin mirar atrás y a una gran velocidad. Entonces, el policía entró nuestras pertenencias en su vehículo para ayudar a mi hermano. No sabía cómo se manejaban las cosas en ese lugar, pero el hecho de que el taxista prácticamente nos abandonara a la entrada de Efren me daba mala espina.
—Bien. —La voz del policía me sacó de mis pensamientos—. Ya pueden subir. La universidad no está tan lejos de aquí.
Mi mellizo y yo volvimos a darnos la mirada de la duda, pero no podíamos hacer más nada que escucharlo y seguirle el paso para montarnos. Nuevamente, Karter adelante y yo detrás junto con parte del equipaje.
—¿De dónde me dijeron que son? —Se colocó sus lentes oscuros al acomodarse en su asiento y luego revisó el retrovisor para colocarlo en un ángulo que, al parecer, me viera. Porque eso fue lo que hizo. Su mirada se enfocó en mí por el retrovisor por unos segundos y luego se enfocó en la carretera para encender el motor.
—Somos de Andalucía, en España —habló mi hermano.
—Interesante. ¿Y por qué les interesó estudiar en Efren?—Dijo arrancando el auto con tranquilidad y avanzando en una carretera no tan transcurrida.
—Además de que es una de las mejores universidades del mundo y que las carreras son bien practicadas aquí, nos interesó el hecho de la beca porque no tenemos los recursos para pagar una universidad privada en nuestro país.
—Entiendo —sonrió el oficial a boca cerrada, ahora entrándose en una avenida con más movimiento—. Bueno, esto es Efren y todo lo que ven es exactamente así, todo aquí es bastante transparente. Efren es muy tranquilo y con personas muy amigables, no dudo que en este tiempo harán buenos amigos.
—Creo que ya empezamos con uno. —Sonrió mi hermano y el conductor le devolvió la misma.
—Claro que sí. Si me ven por alguna parte, nunca duden en llamarme. Mi nombre es Maxwell Sayler, para servirles.
—¿Sayler? —cuestioné antes de presentarme—. ¿Cómo el director de la universidad, Tyler Sayler?
—Sí. Así mismo. —Mostró una sonrisa abierta, dejando ver sus dientes perfectos y me observó por el retrovisor mientras alzaba las cejas—. Él es mi papá.
Nos quedamos mudos después de eso, ¿cómo era posible que el primer encuentro que teníamos en Efren no era nadie más que el mismo hijo del director de la universidad más importante del mundo?
—Pero tranquilos, aquí en Efren no existe eso de burocracia. Aquí todos somos iguales. Incluso, voy en segundo año de universidad en el mismo lugar, y no estoy ahí por mi padre, me lo he ganado con mis propios méritos.
—¿Al igual que el rango policial? —cuestionó Karter de repente y eso me hizo avergonzarme por lo impertinente que sonaba la pregunta. Pero el oficial nos sorprendió con una carcajada.
—¿En España son tan divertidos? Ya ustedes me caen bien. Creo que harán la universidad más divertida a diferencia de los otros becados. Siempre todos aislados y callados, suponía que ustedes serían iguales. Díganme algo, ¿acaso los chicos listos tienen el requisito de reservarse para que no se les escape la inteligencia? Porque no le veo otra excusa.
—Ahm... —Hundí el entrecejo y negué con la cabeza levemente—. ¿No?
—¿Eso es otra pregunta o una respuesta Kylee?
—Eso es un "no lo sé" querido Maxwell —comentó Karter divertido.
El auto se estacionó con tranquilidad en la acera, justo frente a un gran edificio hecho en ladrillos, era enorme si contaban los edificios que estaban a la distancia y era justo como se veía en fotos. Mantenía esa sensación de magnitud y poder sobre cualquiera que lo viera, y tanto yo como mi mellizo nos quedamos embobados viendo tan gran construcción que nos hacía pensar que seguíamos acostados, soñando aun con este día.
—Bienvenidos a la Universidad Estatal de la ciudad de Efren. —dijo cruzándose de brazos el joven Sayler haciendo que volteemos la mirada hacia él—. O como mi padre le gusta llamarlo, la UNE.
Tras par de minutos, estábamos en la acera con todas nuestras maletas en el suelo sin dejar de ver la institución. Por otro lado, el oficial Maxwell simplemente volvió a su auto y encendió el motor, pero justo cuando estaba al punto de irse, nos llamó la atención.
—Hagan lo que hagan, nunca salgan o estén en la calle después de las diez de la noche.
—¿Por qué? —preguntó mi hermano mostrando su duda en la cara.
Pero, aunque parece que escuchó la cuestión, solo se fue sin responder, dejándonos en la acera frente a ese enorme jardín bien adornado y de ostentosa calidad que nos hizo suspirar en temor.
Bien,ya estamos aquí. Era hora de enfrentarnos a la nueva realidad.
¡Hola preciosos! Espero que la lectura vaya de maravilla hasta ahora. He estado trabajando duro editando por horas esta historia para intentar que sea cada vez más de su agrado. :)
Por otro lado, me causa la curiosidad de lo que ustedes piensen: ¿Por qué creen que no se puede salir después de las 10:00 P.M. en Efren? Es muy curioso, ¿no? Déjenme sus teorías.
No olviden comentar, dar a la estrellita/me gusta y compartir si les gusta la historia. :D
¡Besitos suspensivos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro