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𝟬𝟳

Bae Yebun se encontraba exultante de alegría. Por fin han avanzado en el caso.

Les mandaron todos los documentos con los nombres, familiares y lugares a los que se desplazaron en los últimos tres meses de los que ellos consideraron sospechosos: los hombres del karaoke, Kim Hongki y Choi Hyungsik, y su vecino que los invitó cuatro días atrás a una fiesta de inauguración de su nueva tienda, Hong Suho.

Nada sospechoso, Hongki, el que parecía ser le dueño del local. Va de su casa al karaoke casi todos los días otros va al supermercado aunque lograron tomar algunas fotos y tomar algunas cintas de cámaras de seguridad, y por lo que parece, tiene esposa.

Hyungsik, el corpulento, en cambio prácticamente nunca iba a los mismo lugares (sin contar el karaoke), un día a un bar al otro a un callejón. El era el más sospechoso,  aunque posiblemente sea tráfico de drogas en rincones de los callejones, o peleas. Tendrían que vigilarlo.

Suho estaba en su oficina y en las últimas dos semanas fue mucho a donde será la inauguración de la nueva tienda. Las cámaras de las calles tampoco captaron nada fuera de lo normal. Aunque los viernes y sábados llega a casa más tarde de lo habitual, una o dos horas tarde. Y no salía habitualmente con Bokyung, lo cuál es mínimamente extraño teniendo en cuenta que es su mujer.

Kim pensó tal vez deberían vigilar también a Bokyung, nunca se sabe.

Pero por ahora lo que debían hacer era reunirse con Yeojin y Yujin. No querían hacerlo en público y por videollamada podrían agarrar su señal y escuchar todo de lo que hablan. Así que vendrán dentro de dos minutos, exactamente.

Seokjin propuso la idea y Bae un estuvo un tanto reciente al principio pero se dió cuenta que era estúpido quedar en un lugar donde hay cámaras. En su departamento podría haber, si es que los espiaba alguien o micrófonos, pero era poco probable.

El problema era que ahora deberán fingir, aún más, que Yeojin es la hermana o la prima de Bae; todavía no saben cuál opción sería mejor.

Por lo que cada uno se dirigió a su respectivo dormitorio y se arreglaron.

Yebun con un pantalón de poliéster color crema junto con una camiseta marrón pardo con un pequeño escote y más deportivas clásicas de color marrón más claro.

Seokjin se vistió de la misma manera prácticamente. Camisa color beige y pantalones chinos de un tono grisáceo y unos mocasines marrón oscuro.

Después del partido del día anterior y del correo que recibieron cuando volvieron del mismo al departamento, estaba más animada. Aunque seguía sin acercarse demasiado a Jin. Cosa que el no entendía, el primer día fue muy bromista con la situación en la que se encontraban; dos veinteañeros, casi treintañeros, tirados en el suelo discutiendo sobre quien debía quedarse con el cuarto principal.

Tenía cierta curiosidad pero no quería ser insistente o sonar entrometido con su compañera. Queria saber si hizo algo mal ese día o cualquier otro.

Pero lo dejaría para otro momento ahora debían concentrarse en la fiesta de Suho, y en Yeojin y Yujin de camino.

Pasaron los minutos y no llegaban hasta que el teléfono de Yebun empezó a sonar. Eran las chicas no había duda.

—¿Hola?

Kim no podía escuchar nada de lo que decía la otra línea por lo que miró a la muchacha en busca de respuestas que no fueron dadas, simplemente hizo un gesto con su mano para indicarle que le diria en un momento. Mientras esperaba a que terminara la llamada se dedicó a observarla tratando de escuchar la conversación.

Tenía un rostro bonito. Pequeño, lo que era un estándar. Ojos expresivos e iluminados, nariz pequeña, la cuál en ese momento arrugó en una extraña mueca con lo que su compañera le comenta. Labios pomposos y de un color rosado muy vivo, aunque en ese momento eran más buen de color melocotón, debe de haberse maquillado.

Finalmente Yebun colgó con un suspiro.

—No las dejan pasar. Tenemos que bajar para confirmar que son familiares.

—Esto si que es seguridad.

—En exceso diría.

Sin más preámbulos se dirigieron a la puerta principal para después bajar en el ascensor hasta la entrada del edificio.

Al llegar allá se encontraban las jóvenes junto a una guardia que no parecía demasiado amable.

—Chicas, que bueno que llegaron—Comenzó la mujer pero en cuanto hablo el guardia preguntó:

—¿Son familia?

—Claro, es mi prima Minah. Acaba de empezar en la universidad acá cerca y está nerviosa, es todo.

El hombre alzó una ceja no muy convencido pero no replicó más, simplemente dijo:

—Está bien, para que no vuelva a pasar porfavor rellene este formulario. — Le extendió una carpetas porta tarjetas de color azul marino en la cual habían unas tres hojas para rellenar.— Puede rellenarlo y entregarlo ahora o esperar al final del día.

—Lo entregaré al final del día. Pase una linda mañana.—Sonrio e indico con un movimiento de cabeza a Yeojin y Yujin que pasarán antes de Seokjin y ella.


Al llegar al departamento cerraron la puerta de inmediato y Yebun lanzó la carpeta a la encimera de la cocina.

—Increíble.—Fue lo único que dijo.

Se dirigieron todos al salón y sacaron los documentos y los portátiles.

—¿Alguna novedad?

Fue lo que preguntaron al unísono Yujin y Yebun. Sonrieron pero la mayor fue la primera en hablar.
Mientras escribía algo en el portátil.

—En la carpeta están los planos de las calles y fotografías que sacaron las cámaras de las mismas. Y en este documento están los nombres e información personal de los hombres del karaoke y nuestros vecinos, aunque vamos a pedir el perfil de todos los residentes si es posible y los guardias del edificio. Además de la fiesta que dará Suho.

—¿Los guardias? ¿Será necesario?

Está vez hablo Seokjin.

—Los guardias son lo más importante al ser los que ven salir y entrar a todo el mundo, ven cuando y con quién, lugar, tiempo, modo y compañía.

—¿Estás hablando del caso o dándome una clase de complementos circunstanciales?

—¿Qué?

—Nada.—Yujin le quitó importancias negando ligeramente con la cabeza y Yeojin estaba a punto de reírse peor sería inoportuno.

—¿Qué pasa? No entendí.

Yebun presiono los labios para no echarse a reír junto con Yeojin.

—Esta hablando de coreano,  sintaxis Kim. De la escuela.

—Ah, vale.—Sonrio tímidamente. Se sentía un tanto estúpido al ser el único que no entendió. Y que Yebun tuviera que explicarle, tampoco lo hizo sentir mejor. La muchacha de flequillo parecía captarlo por lo que se disculpo enseguida.

—Lo siento agente Kim. No pretende burlarme.

—Está bien, no era tu intención. Pasado pisado.

Y retomaron la conversación. Planeando ir esa misma noche a un pub llamado: Club Falúa.

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