𝟬𝟱
Yebun se encontraba en la sala ordenando los papeles de los posibles sospechosos y su información, también añadió una descripción física de los del karaoke y la ubicación del mismo.
Llevaba puestas sus gafas anti reflectantes cuadradas de color rosa con ribeteados verdes oscuro. Con una camiseta de tirantes rosas claro, suave y los pantalones largos a juego ligeramente anchos de Calvin Klein. Seokjin acababa de salir a comprar el desayuno, aunque ella dijo que no era necesario el insistió en comprarle algo por lo que ahora espera su espresso y su dona de chocolate, no suele desayunar pesado pero ya que Kim insistió.
En los documentos que rellenaba aquí y allá, tachaba, subrayaba volvía a escribir y pasaba los datos al ordenador. Al cabo de unos quince minutos Seokjin llamó al timbre así que Yebun se dirigió para allá.
Ya los dos dentro del apartamento comenzaron a desayunar ya que en una media hora van a iniciar la llamada con Yujin y Yeojin.
—¿Sabe cómo se llaman los hombres del bar?—Preguntó después de tragar parte de su dona Bae.
—No, pero puedo conseguir la información.¿Quieres que busque a alguien más?
—No.¿Tiene algún sospechoso más?
—La verdad es que no, los hombres de ayer y ya.—Agarro los papeles y comenzó a leer—¿No añadirá a Hong Suho?—Preguntó extrañado, ya que el día anterior la muchacha alegó no confiar demasiado en él.
—¿Eh? Si, todavía estoy apuntando gente.
La videollamada comenzó a la 9:45 a.m y ya eran pasadas las diez y media. Seguían discutiendo los posibles asesinos e implicados.
También Yeojin reveló como la noche anterior en el karaoke insinúo que se "prestaría" para entretenimiento extra a lo que claramente el bajito cuyo nombre descubrieron que es, Kim Hongki, y el robusto con tatuajes, Choi Hyungsik, se negaron. Al igual que a Seokjin le acompañó Hyungsik hasta su sala y le pidió que no volviera a insinuar algo así en ningún lugar, menos en su karaoke.
Al terminar la llamada determinaron que Kim Hongki y Choi Hyungsik, si es que eran sus verdaderos nombres, eran los principales sospechosos, Hong Suho los seguía en la lista pero al ser una persona influyente, por ahora sería mejor apartarlo.
Pasaron toda la mañana y parte de la tarde trabajando, ya estaban bastantes cansados mentalmente más que nada así que como no podían no hacer nada decidieron ir a comprar la ropa de deporte que seguramente necesiten más tarde.
Yebun se cepillo el cabello, aunque estaba perfecto antes, e hizo la división al costado derecho en vez de en el centro como había tenido el cabello toda la mañana. También se quitó las gafas y colocó las lentillas.
Después se empezó a vestir, se colocó una blusa de colores pastel principalmente amarillo con un ligero tono de rosa ceñido al cuerpo. Después una falda de mezclilla larga con abertura frontal. Y agarró los zapatos de un cajón bajo del closet, tipo bailarina de color beige y con piedras en la hebilla.
Está vez Seokjin no tuvo que cambiarse ya que cuando fue a por el desayuno se vistió con pantalón de mezclilla y una camiseta lisa de color crema.
Llegaron al centro comercial en menos de treinta minutos. El aparcamiento estaba a rebosar al ser fin de semana por lo que tardaron un rato en aparcar.
Fueron directos a la tienda de deportes ya que era el motivo principal de su salida, que comunicaron previamente a la agencia para que descontarán la compra de su sueldo, que si la misión se alargaba o ponía en riesgo extremo su integridad física su sueldo sería el que decidieran sin el descuento.
—¿A dónde?—Preguntó Kim mientras ofrecía su brazo para que Bae pasara el suyo el cual rechazó negando levemente.
—¿Chanel? ¿O mejor Gucci?—Bromeo Yebun, podrían ir, tenían el dinero pero cuanto menos le descontarán mejor.
—¿Por qué elegir una?—Respondió el muchacho conteniendo una risa y tratando de ocultar la sonrisa que ya se dibujaba en su cara.
Yebun aceleró el paso tratando al igual que él de no reír. Seokjin la siguió en cuanto vío que se alejaba en dirección a la entrada.
Llevaban media hora buscando ropa de deporte para Yebun porque para todo había problema, sino era el color era la textura o la talla, o el precio.
—¿Que tal este?—Preguntó la dependienta igual de paciente que cuando se probó la primera prenda, y ya iba por la décima.
—Claro, la probaré—Y de nuevo al cambiador. Está vez se probó un vestido sencillo con tirantes, en vez de falda y camiseta como las veces anteriores, y de color blanco. Era un tanto corto pero llevaba protección debajo, un pantalón, el vestido era de tres palmos por encima de la rodilla.
Se miró al espejo, le agradaba, pero le faltaba algo, eso mismo que era la que debía derrochar: clase.
Así que ni siquiera salió a pedir opinión y dio otra vuelta por las tiendas, cuando paso por un escaparate un vestido le llamó la atención; blanco, corto la igual que el otro pero con la falda era plisada, los tirantes más gruesa y con unos pequeños botones en en pecho, en el cuello del vestido tipo Chelsea con una fina linea verde pino. Pero como no, era de marca, tenía un pequeño cocodrilo como logo: Lacoste.
La mujer suspiró pesadamente al no conseguir algo que le agradara y fuera económico.
—Podemos comer algo o simplemente sentarnos a descansar, si quiere—Ofreció Kim al ver que su compañera parecía cansada.
—Esta bien, creo que los bancos están al doblar la esquina.—Yebun verdaderamente acepto porque Kim lo pidió sino podría haber seguido buscando hasta que sus pies sangraran solo para poder quitarse de encima el buscar la ropa.
Al pasar por una tienda cerca del ascensor que daba al área de descanso había un vestido deportivo que llamó la atención de la joven; color blanco, tirantes de tres dedos de ancho, un escote en U y un precioso azul marino enmarcarba el vestido. Y mejor aún Adidas, no demasiado caro.
Bae después de tanta indecisión supo que ese era el vestido. No más caminar, esos zapatos le estaban haciendo ampollas. Y no gastar demasiado dinero, aunque ya avisó a la agencia que le manden ropa de deporte, no hay de su tallaje o ese cree ya que no responden los emails.
—Ese.—Señalo Yebun a través del cristal.
—¿Que?—Cuestiono Kim al no entender a qué se refería.
La muchacha suspiro y volvió a señalar la prenda.—Quiero ese, no. Voy a comprar ese.
Kim no puso objeciones así que entraron directamente a la tienda a por "ese" vestido.
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