Capítulo 11
Al no tener un auto propio, y no contar con una patrulla en ese momento, lo primero que hace Judy es parar un taxi. Nick se mantenía con el uniforme de policía, y Judy se lo había puesto muy rápidamente como siempre hacia. Era común que se visto era y arreglara en poco tiempo para así llegar más rápido a la comisaría.
En el departamento se quedaría Penny para mantener información al día de todo lo que llegara. Nick había prometido que le iba a ayudar con todo lo que se refiere a la ley, así que después de esto el zorro borraría el historial de búsqueda que tenía la coneja. Eran delitos menores, a puestos ilegales en la mayoría de ocasiones, así que no sería tan difícil.
El viaje en el taxi es algo incómodo, o más bien ansioso por llegar rápido. Judy de manera desesperada le pide al chofer del vehículo que acelerara, que tenían prisa y era muy importante. El taxista entonces aumenta la velocidad pero trata de mantenerse al límite que las leyes de tránsito le permitían, llegando en unos veinte minutos, tal vez un poco menos.
En la comisaría estaban la pareja de policías conejo zorro entrando con rapidez. Judy le avisa rápidamente a Garraza, quien comía donas con calma en la recepción, que tenían que ver al jefe. Pasa un segundos cuando el fuerte grito de su jefe le dice que les dejara pasar rápido. Ese pequeño escándalo había hecho que los que estaban cerca pararan de hacer sus tareas para ver de que se trataba lo que estaba pasando, pero tanto Nick como Judy pasan rápidamente por los pasillos hasta llegar a la oficina del jefe Bogo.
El búfalo revisaba su computadora con ayuda de sus lentes de lectura para poner atención a cada cosa que la imagen en su pantalla le mostraba. Se trataba de los planos que habían visto antes con Penny. Nick le explicaba con calma lo que era que mostraba el plano, y el porqué pensaban que eran sumamente peligrosos.
—Jefe, esas máquinas fácilmente pueden agarrar a un cachorro de una especie que se puede considerar pequeña y meterla en su almacén ese, donde le mataría de forma sádica, siendo una tortura —le comentaba el zorro con seriedad mirando al jefe a los ojos.
—¿Son todas las pruebas que tienen? —pregunta el jefe con seriedad levantándose de su asiento. La coneja asiente algo confundida. ¿Acaso necesitaba más?—. Oficiales, aunque esto me parece una idea totalmente descabellada voy a llamar a los policías que ahora están a cargo del caso y les mostraré esto.
—Jefe, esto no es para tomarlo a la ligera. Hay un loco suelto con máquinas asesinas que en cualquier momento pueden volver a actuar para matar a otro inocente cachorro —le recrimina Judy con molestia saltando al escritorio del jefe para que pudiera verla sin tener que bajar tanto la mirada—. ¡Tiene que hacer algo!
—Los oficiales se van a encargar de todo, iremos mañana para revisar los robots y checar que tan cierto son estos planos —le responde el jefe Bogo con un tanto más de calma—. Por ahora, deberían de aprovechar las vacaciones que tienen y descansar un rato.
—¿¡En niños siendo asesinados y quiere que nos tomemos vacaciones!? —grita molesto Nick y gruñe mirando al jefe—. ¿Acaso no piensa en ellos? Son totalmente inocentes y sus padres terminan sufriendo todo esto.
—Ya la orden está dada, Wilde —le responde con firmeza el jefe—. Le aconsejo que baje la voz. Y a usted oficial Hopps que se baje de mi escritorio.
Judy tarda unos segundos en obedecer y baja soltando un bajo suspiro. El jefe entonces se despide antes de salir junto con los archivos recién impresos de los planos que la pareja le había traído. La coneja aún frustrada movía su pie de manera errática golpeando el piso, eso ocasiona que Nick ría levemente. Le parecía muy tierna la forma en que ella se enojaba.
El zorro sale de la oficina del jefe para ir a la oficina que tenían ellos, allí hace su tarea quitando las multas que tenía Penny, dejando su historial limpio como una ciudadana de bien.
Judy aunque no estaba totalmente de acuerdo, termina aceptando también que lo haga ya que les había ayudado mucho en este caso, pues de hecho no tenían mayor cosa.
Pero ahora volvían a estar como antes, sin nada que hacer al respecto del caso a pesar de tener ahora si una pista. El jefe nunca les daría el permiso para entrar a un lugar sin permiso, menos por lo que ocurrió y todo el escándalo que se hizo. Y hablando de escándalo.
—Judy, creo que tendremos problemas para volver —dice Nick suspirando levemente frustrado al ver que en la entrada había una gran cantidad de paparazzis. Si antes tenían problemas ahora se hacían peores.
—Podemos quedarnos un tiempo en lo que terminas las multas de Penny y la prensa se va —propone Judy con un poco más de calma.
—Tal vez si necesitamos unas vacaciones —dice Nick riendo levemente un tanto más relajado y se sienta en la silla del escritorio.
—Me gustaría ir a visitar a mi familia —comenta Judy sentándose en el escritorio y se cruza de piernas mirando el techo, tratando de relajarse y desconectarse del caso un momento.
—Me gustaría conocer a tu familia —responde con una sonrisa burlona el zorro.
—Ellos me dieron el espanta zorros, no creo que sea buena idea —le responde divertida la coneja mirando de nuevo a su compañero—. Aún recuerdo cuando te conocí. Pensaba usar esa cosa para sacarte del local de helados.
—¡Ja! Seguramente le hubiera encantado al dueño que lo hicieras —comenta Nick entre algunas risas imaginando la situación.
—Deberíamos volver algún día. Comer un helado y que esta vez tu invitaras —propone con una sonrisa Judy.
—Es una cita, pelusa —le responde y le sonríe con picardía, como solía hacerlo usualmente, aunque ahora si había logrado sonrojar las mejillas de Judy—. Creo que dejaré de llamarte zanahorias y ahora te diré Tómate.
El ríe por su ingeniosa y graciosa idea, pero Judy se pone aún más avergonzada y se tapa la cara con las orejas de manera instintiva.
—Vaya, sabía que me amamas pero no pensé que esa forma —dice con algo de burla el zorro acercándose de manera provocativa a la coneja.
Judy le mira entonces y tomando valentía y mucha fuerza, queriendo una pequeña venganza por haber hecho avergonzarla toma más mejillas del zorro y le da un tierno beso en los labios. Nick no se lo esperaba, y levanta sus orejas sorprendido mientras ahora todo su pelaje se pone rojizo, incluso las zonas blancas que apenas y el pelaje lograba taparlo.
El zorro iba a decir algo, pero estaba totalmente aturdido por lo que había pasado. Justo en ese momento su teléfono empieza a sonar sacándole de esa situación en la que se habían metido. Toma su teléfono y contesta, siendo una videollamada por parte de Penny.
—Miren, la cámara oscura no estaba dañada —les avisa la coneja que mostraba en la llamada como ahora en esa cámara se veía que era la misma habitación pero desde otro ángulo y donde la máquina extraña no se lograba ver. Lo que si se veía era algunas refacciones para los animatronicos, como también otro robot en el suelo. Por lo que se podía alcanzar a ver era un ciervo de color dorado, un tanto oxidado. Parecía ser muy viejo—. ¿Tienen una computadora?
Judy rápidamente afirma y en unos pocos segundos les había compartido su pantalla para que pudieran ver desde la computadora de su oficina. La cámara lograba captar algunos sonidos, como si fueran pasos. Tarda unos minutos, pero al final se ve como William entra en escena en esa cámara. Ambos oficiales se ponen alerta y Judy saca su teléfono para grabar lo que pasaba en esa habitación y se veía a través de la cámara.
William al entrar va a una mesa de metal, donde quita todo lo que había sobre esta y después coloca un plano para poder verlo. Con eso empieza a buscar entre todas las cosas para empezar a construir algo. Pero en un momento se detiene y camina saliendo de la escena. Penny rápidamente cambia de cámara, y ahora de ve que en la máquina estaba la coneja animatronica, Bunny. Los tres que veían a través de la cámara estaban muy confundidos, ya que la máquina entra en el robot y empieza a funcionar, dejando ver como algunas pocas gotas de ese líquido negro extraño empiezan a caer para llenar el tanque.
—¿Penny, el establecimiento está cerrado? —pregunta Nick. Penny cambia algunas cámaras, cambiando también el sistema de seguridad para entrar en el principal y que se viera que el local estaba completamente vacío antes de volver con el ciervo dueño de la heladería—. Debemos ir a ver que hace.
El zorro estaba seguridad de sus palabras, pero en eso, se escucha como la cámara capta otro sonido, y este asusta al ciervo quien rápidamente va a ver.
—No hay nadie, ¿Quién hizo ese ruido? —se preguntaba Judy también algo nerviosa.
Penny entonces hace algunos cambios de cámara buscando lograr encontrar al ciervo, al que en el escenario, justo donde era la entrada para aquella habitación secreta. Por la poca calidad que tenían las cámaras no se veía muy bien, pero se notaba asustado y nervioso. La cámara se corta al haber sacado a Penny del sistema, haciendo que la coneja tuviera que empezar a trabajar de nuevo para entrar.
—Vamos —dice Judy con seguridad y se levanta para ir a aquel lugar sin importar qué.
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