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the protective shinigami


En las gradas, los amigos de Ichigo miraban con asombro y desconcierto su nueva forma. La transformación había sido impactante, y la energía que irradiaba ahora parecía distinta, mucho más refinada y poderosa que antes.

Renji, con los ojos abiertos de par en par, fue el primero en romper el silencio.

Renji:—¿Es... el Bankai de Ichigo? —preguntó en voz alta, sin poder ocultar su asombro.

Rukia negó con la cabeza.

Rukia:—No, no es su Bankai... se siente diferente.

Orihime, que miraba a Ichigo con una expresión de esperanza y determinación, asintió y agregó:

Orihime:—Esto no es su Bankai. Esta forma es distinta... es como si hubiera alcanzado un nuevo estado.

Sado, siempre observador y en sintonía con la energía de Ichigo, intervino.

Sado:—Esto es su modo Fullbringer combinado con sus poderes de Shinigami. Recuerden que antes, su Shikai era una especie de versión preliminar... una copia de lo que en realidad es su verdadero poder. —Los ojos de Sado se entrecerraron, intentando descifrar la intensidad que irradiaba su amigo—. Lo que estamos viendo ahora es solo un preludio para el auténtico Shikai de Ichigo.

Uryu, siempre analítico, ajustó sus gafas y añadió en un tono pensativo:

Uryu:—Entonces, esa espada delgada... esa nueva energía... es el poder que Ichigo consiguió cuando perdió sus poderes contra Aizen! Finalmente ha alcanzado una forma que integra todos sus poderes, tanto de Shinigami como de Fullbringer.

Orihime asintió con convicción.

Orihime:—Sí, este es el Ichigo completo, el que ha aceptado y abrazado todas sus habilidades Shinigami y Fullbringer. Ahora estamos viendo lo que realmente puede hacer.

Mientras asimilaban esta revelación, el grupo de amigos observó a Ichigo con una mezcla de orgullo y emoción. Sabían que estaban presenciando un espectáculo único, el despliegue del verdadero poder de Ichigo, una fusión completa de todas sus habilidades, refinada y en su máximo esplendor.

Yoruichi sonrió levemente, sus ojos brillando con expectativa.

Yoruichi:—Bueno... parece que finalmente ha aceptado quién es. Ahora lo único que nos queda es disfrutar del espectáculo y ver hasta dónde puede llegar.

Los amigos de Ichigo se acomodaron, sus miradas fijas en la arena mientras se preparaban para ver a su amigo enfrentarse al dios del inframundo en esta nueva forma. Sabían que, con cada movimiento, Ichigo mostraría el verdadero alcance de su poder, y estaban listos para apoyarlo hasta el final.

Hades sonrió complacido.

Hades:—¿Todavía estas dispuesto a pelear, Rey de las almas?

Ichigo a punto su espada a Hades y declaro!

Ichigo:—Por supuesto... Ahora, bien. ¿Continuamos, Rey del Inframundo?

Hades:—Así que puedes recibir uno de mis ataques y seguir como si nada—murmuró, al tiempo que una gran sonrisa se apoderaba de su rostro—. ¡No esperaba menos de un rey!

Hades alzó su bidente y adoptó una postura defensiva, preparado para recibir cualquier ataque.

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 Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Ichigo apareció frente a él en un parpadeo, moviéndose a una velocidad que lo tomó completamente por sorpresa.

Hades apenas alcanzó a ver el destello de la espada de Ichigo antes de que sintiera el frío del metal abriéndose paso en su carne.

La hoja le causó una profunda herida en el torso, obligándolo a retroceder mientras el dolor se extendía en su cuerpo.

Con un gruñido, Hades lanzó una estocada hacia Ichigo, pero para su desconcierto, el joven desapareció de su vista en el último segundo.

Ichigo había usado su Shumpo, desplazándose a una velocidad tan absurda que dejó atrás cientos de imágenes residuales de sí mismo, cada una de ellas flotando alrededor de Hades como sombras imposibles de distinguir del original.

Hades, sorprendido y rodeado, giraba de un lado a otro, intentando localizar al verdadero Ichigo entre las réplicas, sus ojos tratando de captar algún rastro del movimiento del joven.

Pero antes de que pudiera reaccionar, el Ichigo original reapareció directamente frente a él, su espada ya balanceada para un golpe directo.

Con un movimiento instintivo, Hades levantó su bidente para bloquear el ataque, y sus armas chocaron en un destello de energía.

Sin embargo, Ichigo no se detuvo ahí; en el mismo instante en que su espada impactó contra el bidente de Hades, una poderosa ráfaga de energía comenzó a acumularse a lo largo de la hoja.

Ichigo:—¡Getsuga Tenshou! —exclamó Ichigo, desatando una versión devastadora de su técnica. La media luna de energía se lanzó contra Hades con un tono oscuro, un Getsuga Tenshou negro con bordes rojos, rebosante de poder destructivo.

Hades, comprendiendo la magnitud de la amenaza, se preparó para resistir. Con un esfuerzo sobrehumano, desvió el ataque de Ichigo, pero la fuerza de la energía era tal que su cuerpo fue empujado hacia atrás, sus pies dejando marcas profundas en el suelo de la arena mientras luchaba por contener la ráfaga de energía.

Finalmente, con un último esfuerzo, Hades logró desviar el Getsuga Tenshou hacia un lado. La energía pasó a su alrededor, golpeando la pared de la arena y explotando en una nube de polvo y fragmentos de roca.

Hades respiraba con dificultad, sus ojos fijos en Ichigo con una mezcla de incredulidad y respeto. El joven no sólo estaba peleando a la par de un dios, sino que lo estaba empujando al límite, demostrando una habilidad y fuerza que nadie había anticipado.

Los dioses en las gradas permanecían en silencio, sus miradas fijas en el duelo. Sabían que la batalla entre Hades e Ichigo estaba lejos de terminar, y el espectáculo apenas comenzaba a mostrar la verdadera fuerza de ambos oponentes.

Hades, con una mirada feroz y decidida, lanzó una rápida estocada con su bidente hacia Ichigo. Sin embargo, Ichigo desvió el ataque con una facilidad impresionante, como si no fuera nada.

Aprovechando el momento de defensa de su oponente, Hades dio un pequeño salto y lanzó un potente rodillazo que impactó directamente en el pecho de Ichigo, haciendo que este retrocediera varios pasos por el golpe contundente.

Ichigo, aunque sintió el impacto, se recompuso rápidamente, observando cómo Hades se lanzaba nuevamente contra él, preparando su bidente en un poderoso movimiento descendente, similar al que había intentado antes de que Ichigo liberara su forma Fullbringer. Pero esta vez, Ichigo estaba preparado.

¡¡¡PERSEFONE TITAN: DESTRUCTOR DE LA TIERRA!!!

Antes de que el bidente alcanzara su objetivo, Ichigo desapareció de la vista de Hades, moviéndose a una velocidad imposible de seguir. Hades golpeó el suelo con toda su fuerza, pero se dio cuenta de que había fallado justo al ver cómo el verdadero Ichigo reaparecía frente a él en un abrir y cerrar de ojos.

Sin darle tiempo de reaccionar, Ichigo lanzó una patada giratoria cargada de fuerza directamente al rostro de Hades. El impacto resonó en toda la arena, y Hades fue lanzado hacia atrás con una fuerza arrolladora, su cuerpo saliendo disparado hasta estrellarse violentamente contra el muro de la arena, creando una red de grietas que se extendió alrededor del punto de impacto.

El estruendo fue tal que el silencio llenó el lugar durante unos segundos, mientras el polvo y los fragmentos de roca caían alrededor de Hades. Los dioses en las gradas miraban con asombro el desarrollo de la batalla, impactados al ver a su compañero divino siendo enviado contra la pared por un simple humano. Del lado humano, los gritos de emoción y ánimo estallaron, vitoreando el nombre de Ichigo con fuerza y admiración.

Hades, con una expresión de sorpresa y creciente respeto, se levantó del muro, limpiándose una línea de sangre que corría desde su boca. Este combate estaba lejos de ser una simple demostración de fuerza, y Hades comenzaba a comprender que Ichigo era un oponente excepcional. Ahora, ambos sabían que esta batalla era mucho más que un enfrentamiento de habilidad; era una prueba de voluntad y convicción.

Hades, con una expresión endurecida y una mirada oscura, alzó su bidente hacia el cielo y exclamó:

Hades:—¡Se acabaron los juegos! Entre los horcones de su bidente, una pequeña esfera roja comenzó a formarse, girando y aumentando en intensidad mientras acumulaba una energía destructiva.

El aire alrededor vibraba, y la atmósfera se tornaba opresiva bajo el poder del dios del inframundo.

Al ver esto, Ichigo no dudó y levantó su espada, concentrando su propia energía en la hoja. El filo de su Zanpakuto brillaba con un aura feroz, anticipando el choque que estaba por venir.

Hades, con un grito de furia, liberó su ataque:

Hades:—¡Rayo del Abismo Carmesí! La esfera roja se expandió en un enorme rayo de energía carmesí que avanzó con una velocidad devastadora hacia Ichigo, atravesando la arena en una línea de puro poder.

Ichigo, en respuesta, liberó un Getsuga Tenshou de máxima intensidad, la media luna negra de energía avanzando para interceptar el ataque de Hades. Ambos poderes colisionaron en el centro de la arena, y el choque generó una explosión tremenda, sacudiendo el coliseo y levantando una onda expansiva que casi derribó a los espectadores en las gradas.

Cuando el humo comenzó a disiparse, Hades ya estaba preparando su siguiente ataque. Tocó el suelo con su bidente, y una Oscuridad Infernal se desplegó bajo sus pies, expandiéndose en círculos y manifestando una serie de horribles manos de sombras, con garras afiladas y dedos que se retorcían con hambre. 

Las manos, surgidas de las profundidades, se lanzaron hacia Ichigo con intención de atraparlo y destrozarlo.

Ichigo, sin perder un segundo, usó su Shumpo para esquivar el ataque, moviéndose a velocidad increíble y dejando tras de sí solo un rastro de imágenes residuales mientras saltaba por encima de las sombras. En un instante, Ichigo estaba en lo alto del coliseo, observando desde la distancia.

Pero Hades no iba a permitirle escapar. Manifestó en su mano una esfera ardiente de fuego morado, un poder infernal que parecía emanar del mismísimo inframundo. Alzando su mano hacia Ichigo, Hades lanzó el ataque:

Hades:—¡Pilar de Fuego Etéreo! Un pilar de llamas moradas se desató hacia Ichigo, avanzando como una columna infernal que parecía capaz de consumir todo a su paso.

Sin embargo, Ichigo no retrocedió. Con una agilidad y destreza formidables, comenzó a blandir su espada en todas las direcciones, cortando las llamas con precisión y disipándolas antes de que lo alcanzaran.

Las chispas y fragmentos de fuego se desvanecían a su alrededor, mientras Ichigo, rodeado de destellos plateados, miraba a Hades con determinación. Había bloqueado el ataque del dios, y en su expresión quedaba claro que no pensaba ceder ni un solo paso en este combate épico.

Hades:—Como es posible que hayas podido cortar las llamas del Helheim.

En las gradas divinas, las reacciones de los dioses ante la batalla entre Hades e Ichigo eran tan variadas como sus personalidades y naturalezas.

Zeus, un anciano de apariencia frágil y cuerpo delgado, permanecía sentado en su trono, sus ojos observando la pelea con una mezcla de serenidad y confianza. Aunque su cuerpo mostraba la apariencia de un hombre de avanzada edad y casi en ruinas, su mirada reflejaba la experiencia y el poder de quien una vez gobernó los cielos.

 Sabía que Hades aún no había liberado todo su potencial, y confiaba en que el rey del inframundo podría retomar el control del combate. Su rostro, aunque sereno, dejaba entrever una ligera sonrisa de satisfacción al ver que Hades estaba empezando a tomarse en serio la pelea.

Odín, el dios nórdico de la sabiduría y la guerra, observaba en silencio, con su único ojo centrándose en cada movimiento de los combatientes. Su cabello largo y negro caía como una cortina que acentuaba la profundidad de su mirada, mientras el parche sobre su ojo izquierdo añadía una sensación de misterio y peligro. Envuelto en una túnica negra, Odín estaba inmóvil, como una figura de piedra, absorto en analizar cada detalle, cada estrategia y cada técnica utilizada en la arena. 

Sabía reconocer la habilidad y el poder de un guerrero, y su mente calculaba fríamente las posibilidades de victoria de ambos contendientes. A su parecer, Hades aún tenía opciones, pero también podía ver el potencial indomable de Ichigo, y esa combinación de incertidumbre y análisis le hacía mantener la mirada fija, sin perder un solo detalle.

Ra, el dios egipcio del sol, un hombre de piel morena y musculoso, vestía con varios accesorios de oro que decoraban su cuerpo y rostro. Desde su trono, observaba el combate con una mezcla de disgusto y furia contenida. Para él, la idea de que un simple humano, alguien a quien consideraba poco más que una criatura insignificante, pudiera enfrentarse a un dios del inframundo y resistir, era una afrenta. 

Sus ojos ardían con una ira silenciosa, y sus puños estaban apretados sobre los reposabrazos de su trono. Para Ra, esto era una humillación para el linaje divino; ningún ser mortal debía ser capaz de medirse con los dioses, y mucho menos llegar a ponerlos a la defensiva.

Shiva, el dios hindú de la destrucción, era el más expresivo de todos. Su piel morada y su cuerpo musculoso reflejaban el poder de un dios hecho para la batalla, y sus ojos brillaban con una emoción casi infantil mientras observaba la pelea. Vestido con unos pantalones amarillos y desprovisto de otros adornos, Shiva se encontraba estirando sus músculos y apretando sus nudillos, emocionado por el espectáculo que tenía ante él.

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Cada movimiento, cada impacto de poder le provocaba una sonrisa; en su interior, deseaba estar allí abajo, participando en una batalla tan intensa. Para él, este combate era un espectáculo digno de los dioses, y la fuerza que Ichigo estaba demostrando solo le inspiraba respeto y emoción. La posibilidad de que un humano lograra desafiar a un dios tan formidable como Hades le hacía estremecer de anticipación, y no pudo evitar exclamar en voz baja:

Zeus:—Ahora esto es lo que yo llamo una verdadera pelea.

Así, los dioses continuaban observando el combate, cada uno con sus propios pensamientos, mientras el choque entre Ichigo y Hades se volvía cada vez más feroz, sus energías sacudiendo la arena y desafiando el equilibrio de poder entre dioses y humanos.

-Mientras tanto-

En medio del combate, mientras Ichigo intercambiaba estocadas y bloqueos con Hades, una parte de su consciencia se sumergió en su espacio mental, un lugar profundo dentro de sí mismo donde se conectaba con las raíces de su poder. Allí, de pie en una vasta extensión gris y vacía, Ichigo se encontraba frente a las dos figuras que representaban los espíritus de sus Zanpakuto.

La primera figura era una copia perfecta de Ichigo, pero todo en él era una distorsión inquietante: su piel y ropa eran de un blanco absoluto, casi etéreo, mientras que sus ojos negros poseían un iris amarillo que brillaba con una locura salvaje y desquiciada. Este era Zangetsu Hollow, la encarnación del lado más oscuro y despiadado de Ichigo.

A su lado se encontraba la segunda figura, un hombre mayor, de cabello largo y negro, con una pequeña perilla y vistiendo ropas negras. Este hombre tenía un porte solemne y sabio, y llevaba unas gafas oscuras que parecían ocultar la profundidad de sus pensamientos. Este era Zangetsu Quincy, la manifestación de la herencia Quincy de Ichigo, calmado y calculador.

Ambos espíritus observaban a Ichigo mientras continuaba peleando en la realidad contra Hades, pero sus voces resonaban en su mente.

Zangetsu Hollow:—Escucha, rey —dijo Zangetsu Hollow, sonriendo con una expresión de demencia controlada—. Si sigues así, ese dios del inframundo acabará encontrando una forma de superarnos. Su fuerza y velocidad aumentan con cada segundo. No puedes seguir conteniéndote.

Zangetsu Quincy asintió con seriedad, sus palabras siendo un eco profundo en el espacio mental.

Zangetsu Quincy:—Es cierto, Ichigo. Hades es un enemigo formidable. Sus ataques se están volviendo más pesados y sus estocadas, cada vez más contundentes. Si continúas usando esta forma incompleta, él descubrirá tus límites. La única forma de enfrentarlo con el verdadero poder de un Shinigami es liberando tu auténtico Shikai.

Ichigo los escuchaba atentamente, sus sentidos divididos entre la arena y esta conversación mental. Sabía que sus espíritus tenían razón. Las técnicas que estaba utilizando hasta ahora habían sido efectivas, pero no suficientes para quebrantar la defensa de Hades de manera decisiva.

Cada golpe del bidente de Hades ahora parecía más pesado, casi insoportable de bloquear, y el dios del inframundo avanzaba con una fuerza abrumadora.

Zangetsu Hollow dejó escapar una risa maniaca.

Zangetsu Hollow:—Vamos, rey. Libéranos de verdad. Deja de contenerte y usa nuestro poder al máximo. Ya es hora de que le enseñes a este dios lo que significa enfrentarse a la verdadera fuerza de Zangetsu.

Zangetsu Quincy lo miró con severidad, pero con un toque de orgullo.

Zangetsu Quincy:—Combina ambos poderes, Ichigo. Este es el momento para que uses todo lo que somos. Solo así podrás luchar en igualdad contra Hades.

Ichigo cerró los ojos por un instante en la arena, sintiendo el peso de la decisión. Podía sentir la presión de las estocadas de Hades aumentando, haciéndolo retroceder, y sabía que, si no tomaba una decisión ahora, podría ser demasiado tarde.

Finalmente, Ichigo abrió los ojos, con una nueva resolución en su mirada.

Ichigo:—Está bien —murmuró para sí mismo—. Usaré el verdadero poder de mi Shikai... el poder de ambos.

En su mente, Zangetsu Hollow y Zangetsu Quincy asintieron al unísono, satisfechos. La fusión de sus poderes estaba por desatarse en su máxima expresión, y en ese momento, Ichigo comenzó a canalizar la energía de sus espíritus, listo para mostrarle a Hades una fuerza como ninguna otra en la arena.

Ichigo:—Eres fuerte, Rey del Inframundo Pero demasiadas vidas están puestas sobre mi espalda. Y es por ello que te prometo que si hoy no soy el mayor rey de todos, lo seré en un futuro cercano. Ahora, prepárate, porque no me puedo permitir perder ante nadie.

Desde su palco, Zeus se removió intrigado.

Zeus:—Hmmm...—Así que, admito que las técnicas del humano son aterradoras. —Y, debo añadir, todo se debe a su linaje raro Es más impresionante de lo que pensaba.

Ares:—¡¡Zeus!!—chilló Ares, temblando y sudando nerviosamente. El dios de la guerra tomó a Hermes por el saco y comenzó a agitarlo en el aire a toda velocidad—. ¡¡Hermes!! ¡¿No hay nada que Hades pueda hacer contra ese Shinigami!?

Ares se congeló, parando en seco sus sacudidas, cuando el puño de Hermes se colocó bajó su barbilla antes de que el dios de la guerra pudiese tan siquiera reaccionar.

Hermes:—Cuando se trata de un combate, el golpe más aterrador de todos es aquel que no se puede ver. En otras palabras, un ataque del que el receptor no está consciente.

Zeus:—Los humanos realmente son... INCOMPRENSIBLES.

El dios se dejó caer sobre su trono, exhalando con cansancio.

De regreso en la arena, tanto Ichigo como Hades se encontraban jadeando pesadamente. Ambos habían estado luchando al máximo, y el sobreesfuerzo se notaba en sus respiraciones profundas y en la intensidad con la que sostenían sus armas. 

La energía de cada uno había dejado huellas en el campo de batalla, y la multitud observaba en absoluto silencio, atenta a cada movimiento.

De repente, Hades hizo algo inesperado, un gesto que sorprendió tanto a los dioses como a los humanos presentes en la arena. 

Con calma, el dios del inframundo llevó su mano izquierda hacia la herida en su abdomen, tocando la sangre que fluía lentamente desde el corte profundo que Ichigo le había causado.

 Miró su propia sangre con una expresión indescifrable, una mezcla de furia contenida y fría resolución.

Hades apretó los dientes, y una ligera sonrisa se dibujó en su rostro mientras su mirada se volvía más sombría. Sus ojos regresaron a Ichigo, y, sosteniendo su bidente con ambas manos, se impulsó hacia adelante como un relámpago, lanzándose como una bala contra su oponente.

Ichigo apenas tuvo tiempo de prepararse, pero en el último segundo, logró bloquear el ataque de Hades y contraatacar, realizando un corte preciso que abrió otra herida en el torso del dios.

 Sin embargo, justo en ese momento, Ichigo notó algo extraño en la expresión de Hades: una leve sonrisa se había formado en los labios del dios.

Hades:—Exactamente lo que quería, humano —murmuró Hades, con un tono que mezclaba satisfacción y peligro.

Hades retrocedió ligeramente y, con un movimiento rápido, extendió su mano hacia Ichigo. La sangre que fluía de sus heridas comenzó a transformarse, brillando con una energía oscura. En un instante, la sangre se elevó y se dispersó en el aire, como si tuviera vida propia, rodeando a Ichigo en una trampa de energía. Era evidente que cada herida que Hades había recibido formaba parte de un plan mucho mayor.

Antes de que Ichigo pudiera reaccionar, la sangre de Hades se convirtió en filamentos de energía oscura que lo rodeaban en todas direcciones, formando una red de hilos mortales.

Hades:—Bienvenido a la Jaula Carmesí, Ichigo —susurró Hades, su voz llena de amenaza y satisfacción.

Ichigo se dio cuenta de que había caído en la trampa de Hades.

Ichigo observó con seriedad la Jaula Carmesí que Hades había desplegado a su alrededor. Los filamentos de energía oscura y sangre comenzaron a moverse como cuchillas invisibles, asestándole cortes profundos en los brazos y el torso. Cada uno de los hilos se movía con precisión mortal, desgarrando su piel y llevándolo poco a poco a sus límites.

Hades observaba con satisfacción, riendo mientras veía a Ichigo debilitándose bajo el asalto de su técnica.

Hades:—¿Qué pasa, humano? —dijo el dios, con una sonrisa triunfante—. ¿Es este el límite de tu poder?

Pero Ichigo, a pesar del dolor y la sangre que se escapaba de sus heridas, no se dejó intimidar. Con un brillo de resolución en sus ojos, sabía que la verdadera fuerza de Zangetsu estaba aún por liberar.

Con un esfuerzo final, Ichigo alzó su katana y la balanceó, intentando romper los filamentos oscuros que lo aprisionaban. Sin embargo, uno de los hilos de energía se movió con rapidez y cortó la hoja de su espada en dos, dejándola rota en su mano. La multitud contuvo la respiración al ver cómo la Zanpakuto de Ichigo se había fragmentado. Los dioses sonrieron, seguros de que la victoria de Hades era inminente.

Pero Ichigo solo apretó con más fuerza el fragmento de su espada rota. Cerrando los ojos, murmuró unas palabras en voz baja, una invocación cargada de poder y convicción. La energía alrededor de Ichigo comenzó a intensificarse, y su voz resonó claramente en la arena:

Ichigo:—Corta los lazos que te unen al cielo y destruye las cadenas que te atan al infierno Zangetsu... es hora de que te liberes por completo.

En ese instante, un pilar de energía descomunal se elevó desde el suelo, envolviendo a Ichigo en un resplandor cegador que sacudió la arena. La potencia de la liberación era tan inmensa que la Jaula Carmesí de Hades se hizo añicos, incapaz de contener el verdadero poder de Zangetsu.

Cuando el resplandor comenzó a disiparse, la figura de Ichigo emergió con un nuevo aspecto, transformado por completo. Su Zanpakuto ya no era una sola espada, sino dos espadas distintas, cada una reflejando uno de sus lados.

En su mano derecha sostenía una espada grande, con un aura roja intensa que representaba su lado Hollow. En su mano izquierda tenía una espada más pequeña, con un aura azul que simbolizaba su lado Quincy.

Además, su kimono había cambiado, adquiriendo piezas de armadura de color rojo oscuro, similares a las de un samurái, que cubrían sus hombros y su pecho, dándole un aspecto imponente y guerrero. El contraste entre sus dos espadas y la fusión de sus poderes representaban su verdadera fuerza, la unión de ambos lados en perfecta armonía.

Ichigo blandió ambas espadas, el aura roja y azul fusionándose a su alrededor en una corriente de energía devastadora. Su mirada, ahora más afilada y resuelta que nunca, se posó en Hades, quien observaba la transformación con una mezcla de sorpresa y respeto.

Ichigo:—Esto aún no termina, Hades —dijo Ichigo, con voz firme, sosteniendo sus dos espadas con determinación—. Ahora conocerás el verdadero poder de Zangetsu.

¡¡¡Verdadero Shikai de Ichigo: Zangetsu Quincy y Hollow!!!

La arena temblaba bajo la presión de sus energías combinadas, y todos los presentes, dioses y humanos, sabían que estaban a punto de presenciar una fase completamente nueva en este épico combate.


Fin que les parecio?

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