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Capítulo 8: Te creo

Tal y como supuse, mis paseos fueron suspendidos. Kyle no se arriesgaría a propiciar otro encuentro entre Paul y yo, por lo que volver a tenerme encerrada era más seguro para él.

«Crees que tu vida en libertad era un cuento de hadas, que el imbécil de Tim te protegía y nada te iba a pasar». Le di vueltas a esa oración durante toda la semana. Recordaba la insistencia de Ian por acompañarme a todos lados, intentando protegerme incluso cuando el peligro había pasado, pero siempre creí que me protegía de Kyle. ¿Acaso había alguna otra amenaza? ¿Una de la que ni siquiera Ian se había percatado?

No dejaba de tener la sensación de que esto era mucho más grande que Kyle y yo, pero mientras no se me dijera la verdad, no tenía nada qué hacer en todo este asunto más que esperar en la diminuta cama de mi habitación por las malditas tres comidas del día. No lo soportaba más.

—Necesito ver a Kyle —le dije al sujeto que trajo el desayuno.

Me ignoró sin inmutarse, como si ni siquiera hubiera escuchado mi petición.

—Quiero ver a Kyle —le dije al sujeto del almuerzo, un poco más insistente.

Este al menos me miró, pero tampoco se dignó a responder.

Cuando apareció Robert con la cena, me levanté de la cama.

—¡Necesito ver a Kyle! —solté. Él me miró.

Al menos la poca paciencia que me tenía, lo hacía cumplir con mis demandas.

—Si te mueves de acá, te juro que...

—No me moveré —le prometí una vez que me dejó en el pasillo.

Entonces Robert entró a la oficina y esperé un par de minutos antes de que volviera a salir.

—No, vamos —estaba hecho una furia.

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté.

—Dijo que no, eso es todo —intentó tomarme del brazo, sin embargo, yo estiré mi mano y abrí la puerta de la oficina antes de que Robert intentara detenerme.

Al abrirla, me encontré con la cara enfurecida de Kyle y un sujeto extraño delante de él. Al joven le caían un par de rulos por la cara y su piel parecía tan tierna como la de un bebé.

Kyle no se demoró tanto en entender lo que sucedía. Se levantó a toda velocidad y se excusó ante su acompañante.

—¿Qué estás haciendo? —susurró mientras cerraba la puerta tras él.

—Volverá a su habitación —explicó Robert.

—Silencio —le ordenó, mirándome —¡Debes parar con esto Bianca! —estaba furioso, pero no gritaba. No quería que lo escucharan.

—Llevo todo el día pidiendo hablar contigo, no puedes alimentarme e ignorarme por siempre —respondí.

—No es un buen momento —dijo.

—¡Nunca es un buen momento! —alcé la voz, pero él volteó nervioso.

—Bien, pasaré en la noche, lo prometo —respondió. Robert volteó los ojos a mi lado, pero intentó disimularlo.

—Si no pasas en la noche...

—Lo haré, ¿puedes volver a tu habitación por favor? —pidió.

Algo pasaba. Kyle nunca había sido tan condescendiente.

Miré a mi alrededor, pero no parecía haber nadie. ¿Era por la persona de su oficina? ¿Quién era?

Entonces asentí y caminé por cuenta propia a mi calabozo. Robert ni siquiera consideró acompañarme, tampoco me convenía.

Esperé, pero la ansiedad me estaba matando. Era realmente tarde, y Kyle no aparecía aún. Incluso consideré darme por vencida y dormir, creyendo que una vez más, había jugado conmigo, pero entonces escuché dos golpes a la puerta en la madrugada.

—Podrías haber pasado más temprano, ¿no crees? —reclamé.

Nos iluminaba solo la luz amarilla de la lámpara, poca para mi gusto, pero, aun así, pude notar su rostro abatido. Estaba cansado.

—¿Qué ocurre? —pregunté al momento en que se sentó a mi lado, aun manteniendo la distancia.

—Eso debería preguntar yo, ¿qué ocurre ahora? —respondió. Yo pensé.

—¿Quién era el sujeto de tu oficina? —intenté, él me miró.

—¿Qué quieres Bianca? —insistió.

No lo sabía.

—Pues...me gustaría saber qué está ocurriendo. Sé que estoy en peligro Kyle, quiero saber por qué —dije.

—Prefiero que sigas creyendo tu teoría —respondió.

—¿Cuál es mi teoría?

Kyle estaba realmente cansado, ya ni siquiera se molestaba en discutir. La conversación estaba excesivamente pacífica y eso me preocupaba. Entonces me miró, tomando una bocanada de aire antes de responder.

—Que soy un psicópata obsesionado contigo, que no te dejo ir porque me gusta torturarte, que solo Ian puede salvarte de esto. ¿Eso crees no?

Yo callé. Algo andaba mal.

—Quiero saber la verdad —dije, pero Kyle se restregó la frente y suspiró.

Pensé que iba a levantarse para huir, pero en cambio, apoyó los codos en sus piernas y sostuvo su cabeza.

—Eso solo empeoraría las cosas, porque todo seguiría igual, pero ahora, no solo uno, sino que los dos, conoceríamos lo que realmente pasa. ¿Quieres torturarte a ti misma? —preguntó.

¡Quería saber la puta verdad!

—Kyle, lo que siento ahora es que estoy destinada a morir en esta habitación —él me miró, como si aquello fuera inconcebible —No creo que nada de lo que me digas pueda hacerme sentir peor.

En los largos silencios de nuestra conversación, podía escuchar los grillos cantar en la oscuridad del jardín. No los había percibido con tanta nitidez como ahora, tal vez por mi desesperación de escuchar lo que tenía para decir, pero en vez de hablar, Kyle se giró hacia mí para observarme.

La mitad de su cara se iluminó con la luz amarilla, mientras que la otra mitad lucía oscura y deprimida. Sin decir nada, tomó mi mano y acarició el dorso de ella, como si extrañara la sensación al hacerlo.

Yo sabía lo que debía sentir al respecto, pero estaba sintiendo exactamente lo opuesto. Mi estómago se apretó y las palabras fallaron. Quería repetirle que debía decirme la verdad, pero no quería arruinar aquel momento.

—¿Qué sientes cuando te toco? —preguntó. Yo callé, no podría serle sincera.

—No lo sé —respondí, pero él no detuvo sus caricias.

—Yo siento...paz —concluyó —Siento que esto está bien, es todo lo que se siente bien.

Retiré mi mano. No podía hacer esto de nuevo.

—Tú también lo sientes —afirmó. El tono de voz que usaba me descolocaba.

—No puedes hablar por mí —respondí.

—No, no puedo. Tú debes aceptarlo y decirlo, yo sólo sé que también lo sientes —insistió.

—Kyle, quiero saber qué ocurre —susurré, con la esperanza de que fuera sincero de una vez por todas.

Él se levantó, caminó un par de pasos en la habitación y volvió a mirarme.

—Te estoy protegiendo, por eso estás aquí —dijo.

—¿De quién? —pregunté.

—De Paul —respondió.

Mi cabeza intentó buscar una razón coherente por la que Kyle me traería a la isla de su hermano si él era la amenaza.

—Fue Paul quién me sacó de la cárcel. Me trajo aquí y me amenazó con hacerte daño si pensaba en volver a traicionarlo —contó.

—¿Por qué lo traicionaste? —pregunté, pero Kyle me miró como si aquello fuera evidente.

—Al irme contigo, iba a abandonar el negocio Bianca, para siempre —respondió.

Kyle no tenía como salir de aquí, ni siquiera cediéndole su parte del negocio a cualquiera de sus hermanos podría librarse de su pasado. Estaba amarrado.

—Yo no lo creí capaz. Pasé un tiempo acá y empecé a planear alguna salida, pero Robert trabaja para ambos, y ahora que Paul tiene mayor control del negocio, Robert también recibe órdenes de él —dijo.

Ahora entendía porque había tanta tensión entre ambos; Robert había delatado a Kyle.

—¿Por qué debes seguir trabajando con Robert entonces? —inquirí.

—Por órdenes de Paul. Hay muchas cosas que ahora no manejo Bianca, he perdido el control de todo lo que ocurre acá —contó.

—Pero...

—Déjame terminar —me interrumpió —Paul me advirtió que, si seguía con mi plan, serías tú la que saldría lastimada. Contrató a un sujeto, un millonario que establecería un contacto contigo para poder actuar.

¿Un millonario?

—¿Lo hizo? ¿Conozco a ese sujeto? —pregunté.

—Si, Marcus Lonel. Su plan era secuestrarte en el evento de inauguración, pero yo lo hice primero —soltó.

Entonces todo tomó sentido. Había sido el señor Lonel quien me había ordenado subir en busca de Rodo, pero, en el ascensor... ¿me habían atacado los hombres de Paul, o los de Kyle?

—Me estás diciendo que... ¿Estoy aquí por una competencia de quien me secuestraba primero? —me alteré.

—No tenía otra opción Bianca. Si mis hombres no te sacaban de esa galería, lo haría Paul y la historia sería muy distinta.

—¡Pero estamos en Bunter! ¡Es lo mismo! —grité.

—Baja la voz —ordenó. Era de noche, tarde, y no sería bueno que alguien nos escuchara —Si, estamos en Bunter, pero estás bajo mi cuidado, no el de mi hermano. Tengo gente que trabaja para mí, que están bajo mis órdenes, sólo eso es lo que le impide a Paul sacarte de acá. Ninguno de los dos quiere desatar una guerra.

Miré al suelo, luchando por entender.

—Paul sólo me quería a mi dentro del negocio, pero esto ya es mucho más que el negocio familiar; es una demostración de poder. Él no se quedará tranquilo hasta que yo demuestre que el negocio es más importante que tú, pero eso no ocurrirá.

—Porque implicaría matarme... —susurré. Kyle me miró.

—Si estás en Bunter, aquí encerrada, es porque intento protegerte de las amenazas de mi hermano, no porque quiera hacerte daño —aclaró.

Sentía que mi cabeza era una nube negra de pensamientos. No podía pensar en alguna respuesta coherente para todo este embrollo.

—¿Ian sabía todo esto? —pregunté.

—No. Intentó protegerte, e hizo un buen trabajo, pero no debía dejarte sola en la ciudad, eso no debió haber ocurrido —respondió.

—Yo le insistí —lo excusé, como si aquello tuviera relevancia alguna.

Kyle volvió a sentarse a mi lado y continuó.

—No sé cómo vamos a solucionar todo esto, todavía no lo sé, pero no permitiré que Paul te ponga un dedo encima, de eso estoy seguro —prometió, mientras volvía a acercar su mano a la mía.

Entonces busqué en su mirada, sin saber que encontraría lo que estaba buscando. Recordaba esos ojos; llenos de amor, con una mezcla de preocupación y adrenalina. Esa era la mirada que Kyle tenía cuando estábamos a solas.

Recibí su mano y él acarició la mía con su pulgar. Una corriente eléctrica me recorrió el cuerpo y él miró mis labios instantáneamente.

No de nuevo, no podía.

—Quiero estar sola Kyle —susurré, antes de que fuera demasiado tarde.

Él me miró y noté preocupación en sus ojos, sin embargo, se levantó pronto del sofá y abrió la puerta de la habitación sin mirar atrás.

—Te creo —solté, logrando que volviera a mirarme.

Entonces cerró la puerta y volví al vacío de mi habitación.


**

Yo sé que yo la creé, pero a veces me estresa tanto la personalidad de Bianca 😩

¿Qué dicen ustedes? ¿Le creemos a Kyle?

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