Capítulo 15: La salida
La tensión era abrumadora. Mi corazón latía a mil por hora y Jules no dijo ni una sola palabra hasta que logramos bajar las escaleras del jardín posterior. Estábamos en una sala de cine y no había nada a nuestro alrededor que pareciera ser una puerta.
Kyle no estaba aquí y yo no lograba entender lo que estaba ocurriendo.
—Jules, ¿dónde está Kyle? —susurré, pero ella volteó para hacerme callar —¡Jules! —la detuve —Necesito saber cuál es el plan, ¿qué haremos?
—Estoy siguiendo las órdenes de Kyle, yo no ideé todo esto —respondió, mientras buscaba algo entre las paredes.
—¿Has hablado con él? —pregunté.
—Escucha Bianca —me miró, exasperada y nerviosa —Kyle sabía que esto podía pasar, antes de todo lo que hicieron, vino a hablar conmigo y me explicó la única manera que tenían para salir de acá. Me pidió ayuda y aquí estoy, poniendo mi puta vida en peligro para sacarlos con vida a los dos —parecía enojada, como si no quisiera estar en esta situación.
—¿Por qué lo haces? —pregunté. No parecía ser el momento perfecto para tener una conversación, pero debía saber si podía confiar en ella.
Entonces su cara cambió cuando deslizó la gran pantalla de cine. Detrás de ella, había un pasillo oscuro y ancho.
—Vamos —tomó mi muñeca.
El aire estaba frío, a pesar de que afuera hiciera un calor infernal. Jules no conocía el camino, claramente era la primera vez que entraba aquí.
El pasillo principal tenía distintos caminos y era imposible saber cuál tomar sin tener certezas del paradero de Kyle. No saldríamos de aquí jamás.
—¿Cómo sabes que está aquí? —pregunté.
—Porque lo sé —respondió, parecía harta de mis preguntas —Cuando encontremos a Kyle, él sabrá cuales son los pasillos que llevan hasta la parte trasera de la casa. Hay un auto esperándolos para llevarlos al muelle principal.
—Pero...
—El muelle de Paul está siendo ocupado ahora mismo y el muelle de carga es muy riesgoso, está siempre vigilado —explicó, adelantándose —Ahora haz silencio o...
Ambas nos detuvimos cuando los gritos de Kyle invadieron los pasillos. Mi corazón se detuvo y quise salir corriendo para detener lo que sea que le estaban haciendo, pero Jules adivinó mis intenciones y jaló de mi brazo para desviarme al pasillo más cercano.
No dijo nada, sino que llevó su dedo a la boca para indicarme que callara. Si Kyle estaba gritando, era porque había alguien con él, pero no lográbamos escuchar ninguna voz desde acá.
En un intento de comunicarnos con la mirada, Jules accedió a seguir avanzando, al menos hasta escuchar algo más. Mis piernas temblaban, tanto de la impotencia como del frío.
—Te darás cuenta de que las mujeres no son tan valiosas como para pelear por ellas hermanito. Debiste haberlo aprendido hace mucho tiempo atrás —era la voz de Paul. Se escuchaba tan cercana que mi piel se erizó, sin embargo, no escuchaba respuesta alguna de Kyle y aquello me preocupaba.
—Puedo entender todo lo que hizo Bianca contigo, la verdad es que la entrenaste bien. Quiero quedármela. Obedece mis órdenes e incluso disfruta cuando le doy placer, es todo lo que ninguna de estas chicas ha hecho por mí. Me...cautiva —siguió.
La impotencia que sentía era demasiada. No podía si quiera imaginar lo que debía estar pasando por la cabeza de Kyle al escuchar las palabras de su hermano, debía saber que todo era una mentira.
—¿Quieres decir algo?, no te escucho —dijo Paul.
—Bianca, no es seguro estar acá —habló Jules, en un susurro casi inaudible.
No había notado que las lágrimas brotaban por mis mejillas sin control. Necesitaba entrar ahí y sacar a Kyle de las torturas de su hermano.
—Bianca —insistió, pero yo no iba a irme y renunciar a él después de haber estado tan cerca.
Cuando di un paso al frente para dirigirme hacia ellos, Jules tiró de mi brazo y me hizo caer de espaldas al suelo. El golpe hizo ruido, y por el eco de los pasillos, se escuchó mucho más fuerte de lo que en realidad fue.
—Vayan —ordenó Paul.
Jules me levantó inmediatamente y me llevó hasta una de las paredes que nos ocultaba del pasillo central. Ella quería matarme, y yo quería llegar a Kyle cueste lo que cueste.
Escuchamos los pasos de los hombres de Paul, merodeando los alrededores de la habitación, pero en un par de tensos minutos, volvieron con él.
—Nada —dijo uno.
Después de unos segundos de silencio, volví a escuchar los gritos ahogados de Kyle. Instantáneamente, apreté la mano de Jules, luchando por no salir corriendo nuevamente.
—¿Volvieron las cámaras? —preguntó Paul, aún más cerca de nosotras. Estaban caminando y parecían alejarse.
—Faltan treinta minutos —respondió Robert.
—¿Bianca está en su habitación? —preguntó nuevamente.
—Si, señor —respondió otro sujeto.
Jules estaba paralizada e incluso mantuvo su respiración hasta que las voces desaparecieron por completo. No sabíamos si Kyle estaba solo ahora o si había alguien vigilándolo, y asomarnos para comprobarlo era extremadamente riesgoso.
—Escúchame, voy a ir yo y si hay alguien ahí, tendrá que escoltarme al menos hasta la salida, si eso ocurre, tienes pocos minutos para sacar a Kyle de ahí y llevarlo hasta la puerta trasera. No puedes fallar Bianca —dijo. Aquello que explicaba Jules, significaba perder la vida por traición. Paul no lo dejaría pasar jamás.
—Intentemos asomarnos sin...
—Bianca, tenemos treinta minutos para lograrlo, confía en mí por favor —insistió.
—Bien —dije en voz baja. No quería que ella arriesgara su vida por nosotros.
—Suben al auto, llegan al muelle y siguen órdenes —concluyó. Yo asentí, queriendo abrazarla por todo lo que estaba haciendo, sin embargo, Jules se alejó antes de que pudiera imaginarlo.
La vi desde la pared, acercándose sigilosamente hacia la habitación de donde proveían los gritos. Sentía mi corazón latir en mi garganta y mi pulso estaba más fuerte que nunca. Entonces se posó frente a la puerta e hizo una seña hacia mí. No había nadie.
Corrí a toda velocidad hacia la habitación y me horroricé en cuanto entré. Kyle estaba en ropa interior frente a mí, con la vista fija en el suelo y heridas en todo su cuerpo. Moretones, rasguños, la nariz y boca ensangrentada, y lo peor de todo; no parecían ser de ahora.
Me acerqué rápidamente y levanté su cabeza. Él me miró, con la vista perdida. Tenía quemaduras circulares en su torso y entonces vi las colillas de cigarro en el suelo. Lo habían estado torturando las dos semanas que me quedé arriba sin hacer nada al respecto.
—Kyle —le habló Jules, de manera muy cercana.
Él no reaccionaba, sus brazos estaban flácidos y parecía no haber comido hace días atrás. Entonces Jules levantó su mano y le dio pequeñas palmadas en sus mejillas.
—¡Kyle! ¡Tienen que salir de acá! —susurró un poco más fuerte.
Él pareció volver a la vida, mirando todo a su alrededor, aunque le costara enfocar la vista. Entonces me vio y miró a Jules a continuación, entendiendo lo que ocurría. Yo estaba paralizada frente a él, nunca lo había visto así y no pensé que fuera tan doloroso hacerlo.
—Las cámaras —dijo Kyle, con una voz extraña. Posó su mano sobre sus costillas moreteadas, quejándose del dolor.
—Quedan veinte minutos —respondió Jules.
—¿El auto está afuera? —preguntó levantándose y tomando mi mano. ¿Cómo podía seguir funcionando después de todo lo que había pasado?
—Debería estarlo —respondió ella de nuevo.
El plan nunca había sido de Jules. Kyle había organizado todo esto en caso de que nuestros propios planes salieran mal. Él sabía a lo que iba a ser sometido y aun así se mantuvo firme en su posición.
Sin una palabra más y enceguecido por el objetivo del plan, Kyle avanzó hasta el final del pasillo sosteniendo mi mano. Jules corría detrás de nosotros, vigilando que no hubiera nadie a nuestro alrededor. Entonces vimos los pequeños rayos de luz entrar por una puerta de madera y Kyle hizo todo su esfuerzo por abrirla.
Me fijé en su brazo y en el bulto que proveía de su hombro moreteado. Me adelanté para ayudarlo, pero al segundo empujón, la puerta se abrió.
La humedad del exterior nos inundó de golpe y no pude evitar sentir un poco de alivio de encontrarme fuera de aquella prisión, a pesar de que aún no estuviéramos a salvo.
—Jules, tienes quince minutos para que las cámaras vuelvan. Hazlo rápido —le ordenó antes de que ella volviera a entrar.
En menos de un segundo, Kyle jaló de mi mano y me arrojó dentro del auto que nos esperaba a pocos metros. Un sujeto extraño conducía y con la vista puesta en el frente, encendió el auto para irnos a toda velocidad. Kyle seguía sosteniendo mi mano, de hecho, la fuerza que ejercía sobre ella evidenciaba lo tenso que se encontraba.
—Kyle —anuncié.
Su torso y piernas estaban al descubierto y parecía estar temblando.
—Ahora no —espetó, apretando mi mano aún más.
¿No podíamos hablar frente a él? ¿O Kyle realmente había creído las palabras de Paul? Permanecí en silencio, entendiendo que todo lo que estaba sucediendo era mucho más grande que mis preocupaciones actuales. No nos demoramos mucho en llegar hasta el muelle, sin embargo, el auto estacionó lo suficientemente lejos como para no ser visto a la distancia.
Kyle bajó con otra mueca de dolor y sostuvo mi mano para mantenerme tras él. Debíamos caminar una distancia de cien metros para llegar a la pequeña lancha que esperaba por nosotros, y el silencio del exterior con el leve sonido de las olas en el fondo hacían aún más tensa la situación.
Ni siquiera Kyle se atrevía a dar el primer paso, sin embargo, luego de observar todo a su alrededor, saltó hasta la palmera más cercana. Él estaba sumamente concentrado, usando todos sus sentidos para detectar algo inusual en el camino, mientras que yo estaba muerta de miedo tras él, sintiéndome completamente inútil.
—Agáchate —ordenó, adelantándose él hacia la próxima palmera.
Yo lo miré desde la lejanía, hasta que hizo una seña para que siguiera avanzando.
—Si nos descubrieron, pueden disparar desde la distancia —explicó, pero aquello no me tranquilizaba. Kyle estaba avanzando primero porque prefería que le dispararan a él.
Al siguiente movimiento, apreté su mano justo cuando pensó soltarla y avancé junto a él. Él me miró, probablemente furioso, pero no iba a permitir que Kyle saliera más herido de lo que ya estaba.
—A la cuenta de tres vas a correr hasta la lancha, yo me quedaré aquí y esperaré dos minutos para ir —explicó.
—No voy a subir a esa lancha sin ti —sentencié. Sabía lo que hacía, intentaba mantenerme a salvo a mí, arriesgando su vida.
—Bianca, no tenemos tiempo para esto —dijo, pero yo no di ni un solo paso adelante —Te prometo que voy a subir a esa lancha así sea lo último que haga, pero debo esperar a Jules para poder continuar —soltó.
—Entonces la esperamos arriba, o acá, pero no voy a ir sin ti —decidí. No me haría cambiar de opinión por nada del mundo.
Él dudó unos segundos, sin embargo, volvió a tomar mi mano y corrimos a la lancha a toda velocidad. Caímos de golpe en ella y el sujeto que debía manejarla se levantó de un salto, listo para arrancar.
—¡Espera por Jules! Solo dos minutos, ni más ni menos —le dijo Kyle, obligándome a mantenerme agachada en el suelo de la lancha.
Él sujeto no parecía muy contento con la orden. Él también arriesgaba su vida por sacarnos de acá, pero Kyle seguía siendo el de la última palabra.
Los minutos pasaban y Jules no aparecía. Kyle se asomaba cada dos segundos para verificar que no estuviera entre los arbustos, pero al cumplirse los dos minutos, miró al suelo y titubeó.
—¿Señor? —le insistió el conductor.
—¿Ves algo? —preguntó desde el suelo. Ya no hacía ningún esfuerzo por levantarse.
—No, señor —respondió.
—Vamos —dijo entonces.
No entendía muy bien lo que ocurría. No sabía por qué Jules había vuelto a la casa en vez de continuar con nosotros, pero Kyle parecía estar devastado.
—Kyle... —dije, acercando mi mano a la suya.
Él no respondió. No se movió, ni tampoco me miró. Su cerebro parecía estar funcionando a mil por hora, aunque se encontrara en pésimas condiciones.
Pocos minutos después, la lancha aparcó en un yate que me parecía familiar. Otro hombre nos esperó en la cubierta, extendiendo su mano para ayudarnos a subir. Había una camilla y tres hombres más alrededor, esperando por Kyle.
Los miré a todos, intentando descifrar si podía confiar en alguno. Kyle sacudió su mano, rechazando la camilla, y se acercó a uno de los sujetos.
—Llévenla a su habitación, que López la atienda si está herida —ordenó antes de continuar con su camino.
Yo lo observé mientras se alejaba. Era evidente que no podía más del dolor, pero él intentaba ocultarlo a toda costa.
—Señorita, la llevaremos a su habitación —habló uno de ellos. Yo caminé tras él, volteando para seguir a Kyle con la mirada.
Caminamos por aquellos pasillos que recordaba a la perfección. Ahí estaba la escalera de espiral que me llevaba hasta la habitación que tanto había odiado. El olor era el mismo, nada había cambiado, pero esta vez tenía un extraño sentimiento de alivio de volver aquí, de haber salido de aquel infierno.
—Necesito saber cómo está Kyle —solté, antes de que me abandonaran aquí.
—Enviaremos a alguien para mantenerla al tanto, pero necesitamos que permanezca aquí hasta que estemos fuera de peligro —comunicó uno de ellos. Yo me senté en la cama, recordando las cosas que habían ocurrido en esa habitación —¿Está herida señorita? —preguntó.
Entonces me miré. Mi pantalón y mi camisa estaban sucios por la tierra. Mis pies descalzos estaban destrozados por todo lo que habían recorrido, pero a pesar de eso, no tenía nada que requiriera de atención médica. ¿Por qué me sentía cómo si la necesitara?
—No —respondí, queriendo largarme a llorar.
—Tiene ropa limpia en el closet, volveremos en cuanto sea seguro —informó el otro sujeto, mientras ambos se alejaban hacia el pasillo. ¿Todavía estábamos en peligro?
Al salir, escuché el pestillo de la puerta. Estaba encerrada, de nuevo.
Mi cabeza intentó aterrizar en la situación. Traté de convencerme de que todo iba a estar bien, de que Kyle no estaba gravemente herido y que yo estaría a salvo ahora que habíamos logrado salir de aquel lugar, pero el vacío que sentía dentro de mí me decía exactamente lo opuesto.
¿Ahora qué? Si Kyle no volvía a confiar en mí, ¿regresaba a mi ciudad y esperaba para ser raptada nuevamente? ¿Buscaba a Ian? ¿Qué sería de Kyle entonces?, ¿desaparecería?
Intenté recordar mi vida pasada y parecía extremadamente lejana. Ya nada volvería a ser como antes. En el fondo, sabía que había dejado de ser Bianca Johnson desde el momento en que Jo desapareció, y ya no había vuelta atrás.
**
¿Quién creen que era Jules? 🤔
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