𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 08🎲
Años atrás, Jimin era un chico alegre, amistoso, desbordante de ternura y felicidad. Adoraba salir con sus amigos, en especial con Seokjin y Seojoon. Los dos eran hermanos y sus mejores amigos.
Lo tenía todo, era hijo de los reyes, vivía en el lugar más grande y hermoso de toda Mirai, el palacio. Sus padres le concedían absolutamente todos los caprichos que deseaba tener.
Cuando se presentó como Omega, a nadie le asombró, debido a su personalidad dulce y agradable, intuían que sería así desde siempre.
A él tampoco, le gustaba la idea de encontrar un Alfa con quien emparejarse y formar una linda manada. Enamorarse y formar un vínculo hermoso hasta el final de sus días, quizás no debió haber sido tan apresurado.
Tal vez no debería haberse llevado por los comentarios de Seojoon, quien le repetía cada día que debía encontrar una pareja antes de que sus padres lo obligaran a casarse con alguien que no quería.
En un principio, Jimin pensó que eso no sería posible, los reyes lo amaban y siempre le dieron su espacio y derechos para decidir que era lo que quería.
Seojoon le envenenó la cabeza con la idea de que ellos lo harían y Jimin le creyó, porque era muy inocente de mente aún, tanto él como su lobo querían sentirse protegidos y queridos.
Como siempre vió a su padre con su madre. O como los padres de Seokjin y Seojoon lo eran. No esperó lo que sucedió después. Nadie lo haría.
Seojoon le propuso algo, que se emparejara con él, era su amigo y no le haría daño alguno, siempre estuvieron juntos desde cachorros y confiaba en el Alfa.
Tal vez no debió hacerlo.
Siguiendo los consejos del Alfa, anunciaron a sus padres la desición y alegaron estar enamorados. Al principio los reyes no lograban comprenderlo, sabían que Seojoon no era un mal Alfa, pero no era la persona correcta para alguien como Jimin.
Su mirada era maliciosa y engañosa. Incluso sus propios progenitores se opusieron a aquello.
Pero Jimin se negó a dejarlo. Seojoon hizo el papel del mejor Alfa del mundo y su Omega se lo creyó. Le agradaba el aroma del chico, porque le era familiar y Jimin creyó que le gustaba él.
Dejó que lo cortejara durante dos meses. Encantó a sus padres con palabras dulces, fingiendo ser una persona cálida y perfecta para el Omega.
Y se casaron. Jimin tenía dieciocho años y Seojoon veinte. Fue más fácil de lo que creía hacerle caer por él con todas las mentiras que le dijo.
¿Quién no se enamoraría de palabras bonitas?.
Después de eso continuó luciéndose frente a todos. Tener al Omega más hermoso de todo aquel lugar era algo para vanagloriarse.
Empezó con visitas a casa de sus amigos, mostrando a Jimin a todos como si fuera una joya de la que presumir. Llevándolo a casa de Alfas prepotentes que le dedicaban miradas obscenas y asquerosas.
Jimin sólo se quedaba en silencio y sonreía para todos, tal y como Seojoon le había dicho, era su Omega y debía portarse como tal.
A medida que pasaron las semanas la verdadera actitud del Alfa salió a la luz. Le prohibió ver a sus padres, o a sus amigos, inclusive a su propio hermano Seokjin.
Lo encerró en la casa mientras él se iba a tomar con sus amigos. Jimin no pudo contarle a nadie y prefirió no hacerlo después del primer golpe.
Una noche, el Alfa llegó tomado, desprendía un asqueroso olor a alcohol y a otro Omega. Fue la primera vez que su lobo se estremeció dentro de él.
No le gustaba, aún si el Alfa lo trataba mal podía pasarlo, porque según él lo quería. Pero la idea de que tuviera otro Omega no era algo que podría soportar.
Explotó, lo golpeó en el pecho y le reclamó llorando. Lo siguiente que sintió fue la mano del Alfa estrellándose contra su mejilla y enviando su cuerpo al suelo.
Al día siguiente Seojoon se disculpó alegando que estaba ebrio y no fue apto de sus acciones. Patrañas. Pero Jimin se las creyó y sonrió feliz de nuevo hacia su Alfa.
La actitud cariñosa(falsa), duró exactamente una semana.
Fue el día en que se acabó todo, cuando el Alfa llegó borracho de nuevo e intentó tomarlo por la fuerza. No lo logró, Jimin se defendió y lo golpeó con todo lo que se le atravesó delante.
Estaba aterrado, temblaba y sollozaba intentando salir de la casa para correr a dónde estaban sus padres. Se encerró en el baño deshecho en feromonas agrias y con la ropa hecha un lío por culpa de los agarrones del mayor.
Todo quedó en silencio por unos minutos y el Omega pensó que el Alfa se había ido. Hasta que un estruendo resonó, la puerta se abrió de golpe y cayó al suelo con el impacto del cuerpo del Alfa sobre ella.
Y entonces ocurrió, Jimin no supo como o qué había sucedido en realidad, perdió el conocimiento al instante en que sintió el dolor esparcirse por su cuerpo y la sangre brotar de su garganta.
Despertó en su habitación, en el palacio, con el suave aroma de su madre Omega arrullándolo y escuchando el latido de su corazón en su oído. Entonces se dió cuenta de que algo había sucedido.
Su cuello, tenía una marca en el cuello.
Se aferró a su madre en medio de un llanto estruendoso, no había nada más horrible que una mordida a la fuerza, estaba deshecho, era inservible, ningún Alfa lo querría así. No servía.
Afortunadamente, su madre le hizo saber que la marca no era permanente. Pero una mordida era una mordida de igual forma. Su lobo jamás volvería a ser el mismo.
Un mes después, sus padres murieron en un accidente y entonces terminó de romperse. El animal no quería vivir, así que se durmió, permaneció dentro de él pero sin estarlo realmente.
Sólo era un desperdicio de lobo que no tenía nada por lo que vivir. Se encerró en su dolor y permaneció en un estado de coma durante años.
Jimin también cambió, lo perdió casi todo, a sus padres, a su lobo, sus ganas de seguir adelante. Lo único que tenía en su vida era a su hermano pequeño.
La marca desapareció de su piel con el pasar del tiempo, pero el sentimiento de miedo y asco a sí mismo no lo hizo tan rápido.
No quedaban rastros del Jimin alegre que fue en algún momento, estaba olvidado y enterrado. Sin embargo con el pasar de los años el dolor fue disminuyendo, centró su atención en el pequeño Jisung que lo necesitaba y logró mantenerse en pie.
Luego encontró la lectura, gracias a Taehyung, a quien conoció un tiempo después a través de Seokjin.
Nunca volvió a saber nada de Seojoon, ni él ni nadie. Sus padres lo desterraron antes de morir y su propia familia le dió la espalda. Tampoco le interesaba saber absolutamente nada sobre ese Alfa que había destrozado su vida.
Tal vez fue su culpa por haber creído tan fácil en las cosas bonitas que pintó para él, pero era un adolescente que sólo quería saber que era el amor así que no continuó cargando con todo ese reproche hacia sí mismo.
Aprendió a seguir adelante a través del amor de las pocas personas que tenía en su vida.
Dos años después, fue cuando encontró un libro que hablaba sobre las almas predestinadas. Mantuvo sus ojos pegados al papel durante días, atento a todo lo que decía en los escritos y enamorado de las emociones hermosas que describía.
Desde entonces decidió confiar en la madre luna una vez más y en el amor verdadero. Merecía ser feliz después de tanto dolor. Esperó, día tras día, año tras año a su pareja destinada.
Confiaba en que existía, él debía estar en algún lugar esperándolo, cubrió su cuerpo con aromatizantes de olor a canela para evitar los comentarios de las personas.
Su hermano se convirtió en su todo y se mantuvo a su lado todo el tiempo ayudándolo, brindándole todo el amor que llevaba dentro de él.
Gracias a él sacó adelante el reino y, gracias a la madre luna Jeon Jungkook apareció en su vida.
El silencio los inundó cuando Jimin terminó de hablar. Mentiría si dijera que no estaba aterrado. Lo estaba, mucho. Tenía tanto miedo de que Jungkook lo reprochara después de escucharlo.
Que pensara que era un Omega fácil y sobre todo, que no lo aceptara por haber dejado a otro Alfa poner sus colmillos en su piel.
Jimin lo entendería, si el Alfa lo dejara allí mismo lo haría, estaría destrozado pero comprendería su desición. No todos los días se veía a un Alfa que aceptara a un compañero que no era puro.
Apretó sus manos alrededor de las del Alfa que mantenía su cabeza agachada sin revelar sus emociones. Incluso su aroma estaba bloqueado.
ㅡJungkookie. ㅡSus palabras salieron en un susurro, temeroso por lo que podría suceder y con un nudo en la garganta.
El ambiente antes cálido y acogedor a su alrededor quedó en el olvido. Ahora sólo se mantenía un tenso silencio entre los dos.
Hasta que pequeño sollozo rompió el aire. Su corazón se apretujó en su pecho cuando Jungkook levantó la vista con las lágrimas corriendo como cascadas por su rostro.
No tuvo tiempo de comentar nada. Los fuertes brazos lo acogieron entre ellos, sus manos acariciaron su espalda y un intenso aroma a chocolate agrio lo envolvió, casi adormeciéndolo.
Se sentía como... Se sentía como en casa.
ㅡLo siento tanto pequeño. ㅡJungkook musitó sin dejar de llorar escondido en la curva de su cuello. Lo besó allí, estremeciendo hasta lo más hondo de su ser. Haciendo saltar a su lobo.
ㅡ¿P-por...?.
ㅡPor haber llegado tan tarde. Por no haberte podido proteger. ㅡLo interrumpió, tomando su rostro entre sus manos y besando su rostro por todos lados.
Fue su turno en dejar las lágrimas caer. Jungkook no lo odiaba. Jungkook no se sentía asqueado de él.
ㅡN-no. Tú. Tú...
ㅡNo deberías haber pasado por algo tan horrible. Maldita sea, si te hubiera encontrado desde un principio ninguna de esas cosas horribles hubieran sucedido. Te hubiese cuidado como lo que eres... Mi tesoro. Jamás permitiré que alguien vuelva a hacerte daño. Puedes confiar en mí Jimin, daría mi vida por tí, por ustedes.
—Fue mi error. Por ser tan, tan ingenuo y tan...
ㅡNo. No digas eso cachorro. No tienes culpa de nada cariño. Todo fue por ese maldito asqueroso que se merece la muerte. Tú eres la persona más hermosa y pura de este mundo. Eres una luz en medio de todo este mundo de oscuridad. Eres único, sólo te mereces amor y cariño. Te lo prometo, te haré feliz por el resto de tu vida.
Como fuego quemando su piel. Una brasa arrasadora de sentimientos se acumularon en su corazón después de sus palabras. Jeon Jungkook era el verdadero tesoro que existía en el mundo.
ㅡ¿No me odias Jungkookie?. ㅡPreguntó aunque el Alfa le estuviera demostrando todo lo contrario. No podía evitar ser tan temeroso.
Una sonrisa tierna salió de los labios del Alfa mientas negaba sorbiendo su nariz. Jimin pasó sus manitas por su rostro borrando las lágrimas.
ㅡTe amo Jimin. Te amo más que a mí mismo Omega hermoso. Mi chico de corazón de hielo.
Jimin se permitió sonreír besando sus mejillas entre risitas de felicidad.
ㅡY yo a tí. Te amo Alfa, mi Jungkookie, eres el mejor Alfa del mundo. Te amo. Te amo. Te amo muchísimo.
La sonrisa de su Alfa era tan tierna, tan sincera, sus dientecitos de conejito era lo más hermoso de todo y lo adoraba. Como a él.
Gracias Madre luna, Dios lobo y todos los seres que habían iluminado su camino. Gracias por traerme a Jeon Jungkook.
Estaba ensimismado en la felicidad que sentía que no notó la mano del Alfa moverse a su cuello, donde debería estar su marca. Se quedó pasmado en ese momento con su lobo agitado.
ㅡQuiero que seas mío, Jimin. ㅡSu corazón se desbordó.
ㅡ¿Q-qué?. ㅡJadeó sorprendido con las mejillas tan rojas como tomates llevando sus manos hasta ellas cubriéndolas con vergüenza. No esperaba una declaración así en ese momento.
Jungkook repasó sus palabras en su cabeza y negó igual de sonrojado comprendiendo el bochorno del Omega.
ㅡN-no es... ¡No es eso l-lo que qui-quiero decir!. Yo, yo so- sólo ah... Me refiero a que, quiero que tú, ah.
Jimin se puso en pie y los levantó del suelo a ambos con una sonrisa tímida.
ㅡ¿Te quieres casar conmigo Jeon Jungkook?. ¿Gustarías hacerme el Omega más feliz del mundo?.
La cara del Alfa se deformó en una mueca demasiado graciosa para Jimin. Jungkook lo miraba con ojos y labios abiertos, impactado por tal propuesta.
Él debía ser quien lo dijera. Lo iba a hacer. Pero el Omega siempre se le adelantaba por culpa de su tartamudeo.
Sólo le quedó reír apenado y alzarlo en sus brazos para besarlo. Definitivamente serían una pareja muy peculiar. Su Omega era muy peculiar.
ㅡSí quiero Jimin. Quiero todo contigo.
ㅡBien, porque no vas a deshacerte de mí ni en esta, ni en ninguna otra vida.
Jungkook besó su nariz y su frente.
ㅡNo planeo hacerlo. Nunca. Eres mío y yo soy tuyo.
Moriré de amor 😩 mi pobre corazón.
Bueno preciosuras, estamos a un punto de finalizar esta historia. Pero aún no, antes debemos leer esa boda y lo más importante 👀 la parte de la marca 😌
Esto es todo por hoy. Déjenme saber que les pareció el capítulo, como siempre espero les haya gustado.
Los ama muchísimo <3 💗🌹
Lele♡
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