Ice coffee (3): Alborotados
Era otro día de trabajo para la omega Im, uno de esos días donde no había mucho movimiento más que los clientes habituales y uno que otro nuevo, sí, era uno de sus días favoritos, dónde se podía sentar en una silla unos minutos y esperar que llegara un cliente.
O una alfa alta, pelinegra y millonaria, para ser específica.
Y es que desde que aquella mujer había llegado esa mañana a pedir ese café helado, su omega no había parado de pensar en ella.
No me eches toda la culpa a mí, tú también has pensado en ella, hasta búscaste fotos suyas en internet.
Le recordó su lobo algo indignado, pero no es algo que Nayeon estuviese dispuesta a aceptar.
Saliendo de sus pensamientos, vio como una pareja entraba al local.
Este día había sido muy bueno para ser real. Pensó, odiaba atender parejas.
— Buenas tardes, ¿Qué van a pedir? — Les preguntó, mirando a la omega.
— Queremos dos cafés y una rebanada de pastel red velvet, el pastel es para llevar. — Informó el chico alfa, la omega asintió y se puso manos a la obra.
— ¿Me podrían dar sus nombres? — Pidió mientras tomaba dos vasos y un marcador.
— ¿Para qué quieres saber su nombre, mmm? ¿no ves que tiene pareja? — Preguntó con enojo la omega.
— Es para colocar sus nombres en los vasos. — Explicó mostrando los dos vasos y el marcador. — Si gustan puedo no ponerlos.
— No, no hace falta, mi nombre es…
El alfa le dio el nombre de ambos y Nayeon se apresuró a terminar los pedidos, estaba bajo la mirada de una omega celosa y su experiencia le decía que eso no era nada bueno.
— Aquí está su pedido, que lo disfruten. — Les dio el pedido, normalmente se los daría con una sonrisa, pero eso significaba peligro.
— Gracias, vámonos. — Se despidió el alfa, mas la omega se acercó a Nayeon por encima del mostrador.
— Ese alfa que ves ahí, es mío, más te vale mantener distancia. — Amenazó, Nayeon asintió algo incómoda.
— Amor, vámonos. — El alfa tomó el brazo de la omega y la sacó del local, Nayeon pudo respirar.
— Dios, aún no puedo creer que existan novias así. — Exclamó Jihyo, Nayeon asintió.
— El calor está endemoniando a las personas. — Concluyó la omega. La campanita del local volvió a sonar, anunciando un nuevo cliente.
Es ella. Pensó al ver a la alfa bonita de hace unos días, pero esta vez no venía sola.
— Buenas tardes, ¿Qué van a pedir?
— Quiero un café helado. — La alfa se volteó para ver a su acompañante. — ¿Qué vas a querer tú?
— Un frappuccino está bien.
La omega tomó dos vasos y un marcador.
— ¿Me podrían decir sus nombres? — Pidió, aunque ella ya sabía el nombre de la alfa.
— Ella es Tzuyu y yo soy Jeongie. — Respondió la beta, Nayeon asintió con una sonrisa e informó que ya les prepararía el pedido.
— Uhh, me están llamando, ya regreso. — Jeongyeon salió del local.
— Aquí tiene su pedido. — Le extendió los dos vasos a la alfa.
— Gracias. — Agradeció tomando los vasos. — ¿Cuál es tu nombre? —Se atrevió a preguntar.
— Nayeon, Im Nayeon. — No sabía por qué sintió la necesidad de responder, anteriormente le habían pasado situaciones iguales, con la diferencia que siempre evitaba responder.
— Tienes un nombre muy lindo, muy propio de ti. — Alagó la alfa, sonrojando a la omega.
Antes de que Nayeon pudiese decir algo la beta llamó a la alfa.
— Me tengo que ir, espero verte pronto. — La alfa le guiñó un ojo antes de irse, dejando a Nayeon y a su omega alborotados.
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