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Ice coffee (19): Primera vez

—Agh, creo que comí mucho —se quejó Nayeon al salir de la casa de sus padres.

Se había hecho de noche, Tzuyu había pasado con éxito la fase de preguntas por parte de su suegro y cuñada, y con honores la parte de caerle bien a su suegra.

Tzuyu junto a su suegra habían hecho un pastel (más que todo para demostrar los dotes de repostería de la alfa) y bueno, habían hecho fiesta con ello.

—Sólo quiero llegar a casa y dormir por tres mil años —dijo Nayeon mientras se recostaba en el hombro de la alfa.

Siguieron hablando mientras llegaban a la casa de la alfa cuando Nayeon notó como de la frente de Tzuyu corrían varias gotas de sudor y las feromonas de esta se habían vuelto más intensas, además de notar cómo la alfa apretaba el volante.

—Tzu, ¿Te sientes mal? —preguntó mientras ponía una mano en su frente.—. Tu celo —intuyó.

—L-lo olvidé por completo —dijo mientras intentaba no ceder a su lobo quien reclamaba por la omega—, te llevaré a tu casa.

—No —contestó con rapidez la rubia.

Tzuyu estacionó el carro a un lado de la calle para mirar a Nayeon.

—No quiero que te sientas presionada, amor.

—Quiero ayudarte —puso una mano en la pierna de la alfa—. Déjame ayudarte.

—Mi celo es diferente al tuyo, no sé si podré contenerme —advirtió tratando de evitar que la pequeña mano de su novia subiera más de la cuenta.

—¿Yo en algún momento dije que te contuvieras?

Tzuyu se mordió el labio inferior, la omega se mostraba muy decidida y eso no estaba ayudando para nada a su lado racional. —Amor, en serio, yo…

—Chou Tzuyu —la llamó por su nombre completo haciendo que la alfa se callara en seco —. No me estás obligando a nada, he leído sobre el celo de los alfas, estoy segura y consciente de lo que estoy haciendo, además, sé que no me vas lastimar.

—Nayeon, es probable que no sea mi lado racional el que actúe, ¿Qué tal si te lastimo? O si tal vez hago algo que no te guste, o también… —la omega tomó el rostro de la alfa entre sus manos llamando su atención.

—¿Quieres que pase tu celo contigo?

—Sí —respondió con rapidez.

—Entonces, si ambas queremos ¿Qué te detiene?

La alfa desvió la mirada, insegura.

—No quiero lastimarte —repitió.

—Y no lo harás —acarició con ternura las mejillas levemente sonrojadas—. Sé que jamás me dañarías.

La pelinegra volvió a dirigir la mirada a los ojos color miel de la omega, notando seguridad y calidez en ellos.

—Te amo —dijo Tzuyu en un susurro audible para la rubia por la cercanía, esta le sonrió con cariño.

—Yo también te amo.

Entraron a la casa entre besos, Nayeon recostandose en la mesa que había entrado tumbando algunas cosas sobre ella.

Era domingo, el día en el que los empleados de la casa no iban a trabajar, así que tenían la casa sola para ellas dos.

Los chasquidos resonaban por la silenciosa casa, Tzuyu fue bajando sus besos por la mandíbula y cuello de la omega sacándole pequeños gemidos.

—Agh —gimió cuando la alfa mordió ligeramente aquel lugar especial dónde esperaba que en un futuro no muy lejano, estuviera la marca de su alfa.

Tzuyu colocó sus manos en las nalgas de la menor para que ésta saltara y enrollara sus piernas alrededor de la cintura de la alfa.

El trayecto de la entrada de la casa hasta el dormitorio del alfa fue más rápido desde la perspectiva de la omega, en cuestión de unos segundos se encontraba en medio de la gran cama que habían estado compartiendo y que hoy, sería espectadora de la primera vez de un gran amor.

Tzuyu le quitó la camisa a la omega observando el torso de esta, dándose cuenta del gran tatuaje que decía «NEVERMIND» justo en sus costillas.

—Eres tan hermosa —susurró mientras se agachaba para besar cada parte del abdomen de su novia, admirándola.

—Tzuyu —la llamó impaciente sacándole una risita a la alfa quien se acercó para dejarle un beso.

—Ten paciencia ¿Sí? Es nuestra primera vez, quiero que sea especial —dijo para bajar su rostro hasta quedar enfrente de los botoncitos rosados ya erectos.

Sin perder el tiempo se metió uno a la boca mordiendo a su gusto sacándole gemidos a la omega quien tomaba sus cabellos entre sus manos para acercarla más a ella (como si fuera posible).

Estuvo haciendo eso durante otros segundos hasta que en un momento de desespero la omega la separó de su pecho dejando atónita a la alfa.

Antes de que pudiera responder los labios de la omega atacaron a los suyos empezando una guerra que la alfa estaba dispuesta a ganar, la omega por su parte empezó a desabrochar los botones de la camisa de la alfa con desesperación, deslizándola por sus brazos cuando desabrochó el último botón.

Había visto el torso de Tzuyu varias veces cuando esta se iba a dormir y el día que le mandó aquella foto, deseando poder tocarlo.

—Te veo desesperada, ¿Estás segura de que la que está en celo soy yo?

—Cállate y no me hagas esperar —le exigió.

—Como mi princesa diga.

Desabrochó los pantalones de la omega y fue deslizándolos por sus piernas junto a sus bragas y calcetines, tirando la ropa a cualquier lado de la habitación y dejando a Nayeon completamente desnuda y a su merced.

Nayeon se sonrojó al mirar la intensa mirada que la alfa le proporcionaba, una mirada llena de deseo y amor.

—¿Todo esto es para mí? Me siento muy afortunada —alagó mientras pasaba sus manos por los rellenos muslos de la omega, abriendo las piernas de esta para dejar ver su entrada ya mojada.

La omega volteó la mirada hacia otro lado, joder, no era la primera vez que hacía esto, pero no estaba acostumbrada a que le hicieran este tipo de comentarios en la cama ni que la miraran de aquella forma, tal vez por eso sentía el momento como su primera vez.

—¡Mhg! —jadeó con sorpresa cuando fue levantada—. Tzu, esta posición es un poco… Vergonzosa —confesó, sus gruesas piernas estaban sobre los hombros de Tzuyu a cada lado de su cabeza, dejando a total vista su entrada a la pelinegra.

La alfa ignoró la vergüenza de su pareja y se acercó a probar aquel viscoso líquido que brotaba de la entrada de su amada.

Era dulce, propio de su pequeña novia.

Mientras ella se esmeraba en lamer todo el líquido posible Nayeon se encontraba hecha un mar de gemidos al sentir la lengua de su alfa estimular su entrada.

—¿Qué sucede? —le preguntó la alfa cuando la mano de la omega la hizo detener sus acciones—. ¿No te gusta?

—No es eso —aclaró sin poder mirar a la alfa.

La alfa volvió a dejar a la omega sobre el colchón y se metió entre sus piernas para besar su frente.

—¿Entonces, qué es? —le dijo insistiéndola a hablar.

—¿Podrías… Uhm, empezar de una vez? —le preguntó en un susurro, avergonzada por lo que decía.

La alfa rió por la impaciencia de su novia, acercándose una vez más a los carnosos labios de su novia para plantarle un beso.

Se alejó del cuerpo de la menor para quitarse sus propias prendas inferiores, la omega observando todos sus movimientos con atención.

Cuando la alfa estuvo completamente desnuda se acercó hasta a la mesita que estaba al lado de su cama, sacando del primer cajón un condón.

—Me encanta la idea de formar una familia contigo, pero creo que eso es algo de lo que deberíamos hablar más adelante —Le dijo a la omega quien estuvo de acuerdo con ella.

Aún no habían hablado sobre tener hijos y además era muy pronto para tenerlos.

La alfa se acercó de nuevo a su novia llevando su mano hasta su entrada.

—Voy a meter un dedo, quiero asegurarme que estés bien preparada ¿te parece bien? —la omega asintió sin dejar de verla.

Con lentitud introdujo un dedo en el interior de la omega, atenta a cualquier reacción que pudiera tener.

—¿Duele?

—N-no, puedes poner otro.

Teniendo el permiso de la omega introdujo un segundo dedo, estirando con cuidado la pequeña entrada.

Luego de un rato, introdujo un tercer dedo y empezó a simular embestidas con este.

—Sácalos, te quiero a ti —pidió ya sin más paciencia.

Tzuyu sacó sus dedos y volteó con cuidado a la omega dejándola en cuatro, revelando su segundo tatuaje.

Su linda omega tenía tatuadas las fases lunares en toda su columna, Tzuyu se agachó a besar cada una de ellas.

Cuando recibió otro quejido por parte de la omega tomó la bolsita del preservativo y se lo colocó, para luego alinear su pene e introducirse lentamente.

Nayeon apretó las sábanas debajo de ella, Tzuyu no era especialmente pequeña y estando en celo menos.

Luego de que la alfa esperara unos segundos para que la omega se acostumbrase, esta dio un empujón hacia abajo dando a entender que se podía mover.

Y desde allí, Tzuyu perdió el control.

Nayeon sentía como la alfa tocaba su punto dulce, profanando su agujero como si no hubiese un mañana.

—¡Mgh! —Gimió cuando una de las grandes manos de la alfa azotó una de sus nalgas, probablemente dejando una marca.

Eres mía, ¿Entiendes? —El alfa de Tzuyu estaba presente sacando su lado posesivo.

Algo que la omega no admitiría en voz alta fue que le encantó que la alfa usase su voz de mando en este momento, le pareció muy excitante.

—Tz-Tzuyu, creo que yo…

La alfa aceleró sus embestidas haciendo que en pocos segundos la omega alcanzara su clímax.

Sin tener tiempo para descansar, Tzuyu volteó a Nayeon dejando ver el desastre que era.

Su frente tenía una leve capa de sudor, sus cabellos estaban alborotados y su respiración era irregular, era un vista muy bonita para la alfa.

Bajó hasta los labios de Nayeon y la besó, esta correspondió medio perdida al haber terminado hace poco.

—¿Puedes continuar? —la voz suave de la alfa hizo que saliera de su trance.

Nayeon asintió y la alfa dejó un corto beso para volver a su trabajo, puso las dos piernas de la omega sobre sus rodillas y con una de sus manos tomó una mano de Nayeon.

—Te amo —susurró mientras recostaba su frente con la de la rubia y mantenía sus ojos cerrados —. Gracias por llegar a mi vida, eres el regalo más grande que la vida me ha podido dar.

Una lágrima se deslizó por la mejilla de la omega, aunque el momento no duró mucho cuando las embestidas empezaron a volverse más fuertes.

Unió sus labios con los de la alfa en un beso placentero, Tzuyu tragando con gusto cada uno de los gemidos de la omega.

—C-creo que me vendré otra vez.

—Yo también estoy cerca.

Nayeon apretó la mano de Tzuyu, la velocidad había aumentado, estaba tan cerca…

—Márcame —Pidió la omega —. Quiero que todos sepan que soy tu omega, y que tú eres mi alfa.

Segundos después Nayeon obtuvo su segundo orgasmo, seguida de Tzuyu quien al sentir su nudo formarse clavó sus dientes en el cuello del omega.

Lamió con cuidado la sangre que salía de la reciente marca, no queriendo que esta se infectara.

—Eres lo mejor que me ha pasado —Le susurró la alfa.

El omega no se contuvo más y empezó a llorar alarmando a la alfa.

—Tú también eres lo mejor que me ha pasado —Le dijo entre lágrimas haciendo sonreír a la alfa que besó cada lágrima que la omega había dejado caer por sus mejillas.

Cuando el nudo bajó la alfa salió del interior de la omega, retirándose el condón y tirándolo a la basura.

Cuando la alfa volvió a la cama, vio como la omega había caído dormida sacándole una risita.

Se acostó junto a Nayeon quien se acercó a ella al sentirla cerca

—Te amo.

—Hemos dicho muchos te amo en una sola noche —Dijo mientras sonreía la omega.

—Y ahora te cansarás de escucharlo.

—No creo que eso suceda.

Ahora compartían un vínculo que oficialmente las unía ante la luna, y que sería solo el comienzo de una hermosa historia.

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