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1. "Congelado"
ZACK.
Relámpagos, marea descontrolada, el recuerdo de esa noche se mantiene vívido en mi mente. Las personas corrían de un lado a otro, y yo, a pesar de ser solo un niño, sentía que algo malo iba a pasar. La lluvia empapaba mi cabello blanco, pegándolo a mi frente. El miedo corría por todo mi cuerpo y el de mis padres, quienes me miraban con gran preocupación. No era para menos: el escenario era completamente tétrico. El barco en el que viajábamos se desmoronaba y, cada minuto, se escuchaban fuertes estruendos, como si algo lo golpeara constantemente.
Recuerdo cómo me sentía y el caos del momento, pero llegó un punto en que todo se volvió oscuro. Lo siguiente que recuerdo es estar en la orilla, el destino del barco cubierto de fragmentos de hielo. Varios guardias civiles se acercaban, cubriéndome con una manta y hablando entre ellos. No pude escuchar con claridad, pero alcancé a distinguir pequeños fragmentos:
«Es el único...»
«Fue una gran tragedia...»
«Un niño en un domo de hielo que se derritió apenas llegamos».
"Domo de hielo". Esa frase se repitió constantemente en mi mente. No entendía nada de lo sucedido, pero algo sabía perfectamente: estaba solo. No hacía falta ser muy inteligente para darse cuenta de ello. Mis padres estaban...
«¡Copito!» fue la mejor voz que pude escuchar en ese momento. Sin pensarlo, empecé a correr hacia él sin importarme nada y hundí mi cara en sus piernas. Mi tío, la razón por la que habíamos tomado ese barco, estaba allí. Ahora él es la única familia que tengo.
Despierto de golpe, mis ojos empapados en lágrimas frías. Soñar esto con tanta regularidad está empezando a preocuparme, sumado a que cada vez que despierto siento que la temperatura de mi cuerpo no es la normal. Supongo que tarde o temprano tendré que comentárselo a mi tío, aunque no me gustaría preocuparlo. Han sido días complicados en su panadería y, aunque me diga que puedo hablar con él cuando algo me pase, no puedo evitar sentir que sería una molestia. Estupidez de la adolescencia, supongo. Trato de bajar de mi cama, pero algo extraño pasa: no puedo quitarme la sábana de encima. Por más que intento, no lo consigo hasta que empleo toda mi fuerza y siento un fuerte crujido.
—¿Qué diablos pasa acá? —pienso en voz alta. Pongo mis pies en el suelo y aquí viene lo segundo más raro del día: siento hielo al tocar el suelo y, al dirigir mis ojos a este, veo que mi piso está totalmente congelado.
—¿Pero qué carajo? —digo en un chillido—. Mierda, mierda, ¿acaso estoy so...?
No termino la frase cuando veo la peor parte de todo esto. Al aclararse mi vista, noto que mi cuarto tiene ramificaciones de hielo que llegan hasta el techo. Todavía no estoy seguro si han llegado hasta fuera de mi cuarto. Mi tío... mierda, tengo que hacer algo. Debo arreglar esto rápido. Sin pensarlo, me levanto con mucho cuidado de no resbalarme y toco con mis manos una estalactita, la cual se supone que debería quemarme, pero no lo hace. En cambio, empieza a brillar y, con ella, empieza a brillar toda mi habitación con un blanco muy fuerte. Con este brillo, mi cuarto desaparece por completo, reemplazándose por una zona blanca.
—¿Dónde estoy? —digo confundido, como si pudiera recibir una respuesta, pero es obvio que estoy solo en donde sea que esté, o al menos eso creo.
«Elegido...» escucho venir a lo lejos.
«Eres tú».
—¿Quién es? —pregunto, confuso.
«Cabello blanco, ojos azules... el chico que controla el hielo».
—¿Control de hielo? No te entiendo nada. —La confusión del momento empieza a abrumarme—. ¿Qué diablos es todo esto?
—Aún no despiertas tu poder, pero nos veremos pronto, cuando llegues a ese lugar al que irás pronto. Y recuerda, en la oscuridad siempre hay luz, por más mínima que sea —me dice una voz femenina; sonaba débil y poco entendible.
—No, espera, tengo muchas dudas, por favor. —Le digo en desesperación.
—Todo a su tiempo. Ya nos conoceremos. Y, si quieres un consejo, habla con tu tío; sabe más de lo que tú piensas.
Con esto último dicho, el escenario blanco desaparece y aparezco nuevamente en mi habitación, la cual, para mi sorpresa, ya no tiene nada de hielo. Sin lugar a dudas, es el día más extraño de mi vida.
«Cabello blanco, ojos azules... el chico que controla el hielo».
¿El chico que controla el hielo? ¿Qué querrá decir con esto? Las dudas no dejan de inundarme, pero algo es seguro.
«Tu tío sabe más de lo que crees».
Tengo que hablar con mi tío.
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