Louis se levantó esa mañana siguiente, era fin de semana, su día libre, amaba. Bajo las escaleras, sus pantuflas de patito sonando en cada pisada con un ligero "cuack", caminó a la cocina silbando una canción que había escuchado en la radio.

──Oye, humano──Louis se golpeó contra el marco de la cocina.

──¡¿POR QUÉ SIGUES AQUÍ?! ──gritó mientras se sobaba el hombro e intentaba retener las lágrimas que querían escaparse de sus ojitos azules. ──Mierda, yo creí que todo era un sueño...

──Eh, humano. Esto... esto está amarillo, ¿es normal? ──apuntó la gasa que se veía amarilla por el antibiótico que Louis había puesto en ella. ──¿me voy a morir?

──No. Es un antibiótico que he puesto allí y por eso está amarilla. Ahora vete de mi casa. ──apuntó la puerta trasera.

Harry hizo un puchero, estaba calientito ahí dentro, no tenía que moverse a ningún lado, ni correr. Aparte que había comido todo lo del refri del humano y había quedado con más hambre, lo que lo llevaría a casa y en su estado no era bueno eso.

──Pero... yo aún estoy mal. ──Harry hizo un quejido falso de dolor.

El humanito había cuidado bien de su herida, además le daba curiosidad como se sabía, Harry no había estado cerca de un humano nunca. Quería quedarse para conocer más sobre el humanito bonito.

──Me dueeeele, humano. ──Harry se dejó caer en el suelo, justo en la alfombra.

──Mira, me llamo Louis. ──habló el castaño yendo hacia el refrigerador. ──¡TE COMISTE TODO!

──¿Escuchaste que me duele? ──preguntó Harry desde la alfombra obviamente ignorando el grito del humano. ──Humanooooo, me muero.

──¡DIOS MÍO!, ¿QUE VOY A COMER? ──volvió a gritar.

──Me mueroooo.

──¡ES UN PERRO MALO, HARRY! ──gritó de nuevo. ──¡NI SIQUIERA TE GUSTA LA ZANAHORIA!, ¡LA TIRASTE AYER!

Harry cerró los ojos en la alfombra y sacó la lengua cuando escuchó el sonido de las cosas que andaba Louis en los pies. El humano se cruzó de brazos mientras veía a Harry haciendo su drama de perro moribundo.

──Oye. Te comiste mi comida. ¿Que se supone que coma ahora? ──preguntó enojado.

Harry no respondió. Estaba muerto.

──Contesta. No estás muerto, respiras.

Harry abrió un ojo, viendo a Louis parado a un lado suyo. Volvió a cerrar su ojo.

──Levántate de mi alfombra, ya llenas de pulgas. ──indicó mientras tomaba el teléfono para pedir pizza de desayuno.

──¡No me compares con eso perros horribles!, ¡soy un lobo, un Alfa! ──Louis rodó los ojos.

──Ajá, Alfa. Cállate. ──pidió. Marcó el número de su pizzeria favorita y procedió a ordenar.

Le avisaron que llegaría en media hora debido a que Louis vivía muy lejos. Se acercó de nuevo a Harry que este ya estaba sentando en su sofa viendo una cuaderno con el ceño fruncido y trató de llevarlo a su boca.

──Eh, no, no, no. Eso es un cuaderno, no sé come. ──habló Louis quitandoselo. ──Y necesitas darte un baño.

──¿Río?, ¡pero debe estar frío y mojado!, ¡iugh! ──Louis frunció el ceño.

──Hay agua caliente en la ducha, ve y bañate.

──¿Que es ducha?

──Oh, mi dios. ──se sentó de nuevo en el sillón. ──¿como te bañas normalmente?

──¿Por qué quieres saber eso? ──preguntó Harry frunciendo El ceño.

──¡Para qué te bañes, por amor. a Dios!, no vas a estar en mi casa sin bañarte. ¿Te bañas en forma de perro o en forma de humano? ──Harry soltó un gruñido molesto que hizo a Louis sobresaltarse.

Se levantó del sofa y empujó al humano hasta tenerlo contra la pared, sus manos estaban en la cintura de Louis presionando su cuerpo hacia la pared fría, sus mirada era intensa y su respiración pesada.

──No. soy. un. jodido. perro. ──gruñó de nuevo, Louis cerró los ojos.

──Yo... lo-lo siento. ──tartamudeo mientras sus piernas temblaban por la ligera corriente que la mirada y voz neutral de Harry envíaba a su columna verbal y a su cuerpo entero.

──No me vuelvas a llamar así.

Lo soltó, Louis trató de regular su respiración y antes de que alguno pudiera decir algo, el timbre sonó.

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