Voces detrás de la puerta
Sofía llegó a la oficina de Cillian un poco antes de la hora, ya que tenia dudas de la siguiente tutoría. Sin embargo, al llegar cerca de la puerta, algo la detuvo. Escuchó voces provenientes del interior, una voz femenina que no reconoció, pero que sonaba cálida, suave, y... afectuosa.
—Te extraño mucho, ¿sabías? —dijo la mujer, con un tono que hizo que Sofía se quedara inmóvil en su lugar, completamente sorprendida.
Sofía frunció el ceño, sin saber qué hacer. ¿Quién era esa mujer? ¿Por qué parecía tan... cercana a Cillian? No pudo evitar sentir una mezcla de confusión y celos. Cillian, el profesor distante y serio, ¿tenía una relación con alguien?
Desde donde estaba, Sofía no podía ver nada, pero las palabras que se intercambiaban entre ambos eran lo suficientemente claras como para que su mente comenzara a llenarse de preguntas. La mujer continuó hablando, y su tono se hacía cada vez más suave, casi íntimo.
—Es tan difícil verte tan poco... Ojalá pudieras venir más seguido.
Sofía sintió que el aire se le escapaba del pecho. ¿Qué estaba pasando aquí? Pensó. Había imaginado mil cosas, pero nunca que Cillian podría estar involucrado con alguien de esa manera.
Y entonces, Cillian respondió, su voz sonando inusualmente tranquila, más suave que de costumbre.
—Lo sé, lo sé... Es complicado, pero pronto habrá un momento para nosotros.
Sofía sintió un nudo en el estómago. Su corazón comenzó a latir más rápido, como si la conversación le estuviera afectando mucho más de lo que estaba dispuesta a admitir.
La mujer, con una risa ligera, siguió hablando, su voz llena de afecto:
—Siempre dices eso... pero, me encanta cuando hablas así. Me haces sentir que lo que tenemos es especial.
En ese momento, Sofía no pudo soportarlo más. Sintió como si todo lo que había construido sobre Cillian, sobre su imagen de profesor serio y distante, se desmoronara en cuestión de segundos. ¿Un romance? pensó, su mente llena de incertidumbres. ¿Estaba Cillian involucrado con esta mujer? ¿Era alguien que conocía fuera de su trabajo? ¿Y si está conmigo solo por un interés profesional?
El sonido de la risa de Cillian, cálida y genuina, la hizo sentir como si algo en su interior se rompiera. No quería sentir celos, no quería admitir que lo que estaba escuchando la afectaba, pero lo hacía. Su mente, normalmente clara y lógica, estaba nublada por un torrente de dudas.
¿Y si todo esto fue un error? Sofía pensó. Quizás he estado equivocada todo este tiempo. Quizás todo esto no es lo que pensaba...
La conversación continuó por unos momentos más, y aunque Sofía quería huir de allí, no podía moverse. Estaba atrapada entre la puerta y el deseo de descubrir la verdad detrás de las palabras que escuchaba.
Entonces, una nueva frase de Cillian la hizo estremecerse:
—Te prometo que en cuanto pueda, nos veremos más. Te lo debo, ya lo sabes.
Finalmente, Sofía dio un paso atrás, sintiendo una presión en su pecho. La mente le daba vueltas y más vueltas, y aunque intentaba racionalizar lo que acababa de escuchar, no podía dejar de sentirse traicionada. No entendía por qué, pero las palabras de esa mujer, la cercanía de Cillian con ella, la hacían sentirse pequeña e insignificante.
Sin embargo, a pesar del caos que sentía en su interior, Sofía sabía que no podía quedarse allí para siempre. Había una decisión que tomar: ¿seguiría adelante con sus dudas y miedos, o confrontaría a Cillian sobre lo que había escuchado?
Decidió que lo mejor era marcharse. No quería ser vista en ese momento. No podía ser testigo de algo que, al parecer, no estaba dispuesta a aceptar. Con pasos rápidos y el corazón acelerado, se alejó del edificio, sin saber exactamente qué hacer con la nueva información que había descubierto.
Esa noche, Sofía no pudo dormir. Su mente seguía dando vueltas a lo que había escuchado detrás de la puerta de la oficina de Cillian. La voz femenina, la risa suave, las palabras llenas de afecto... Todo eso la tenía completamente confundida. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué significaba todo eso?
Se dio vueltas en la cama, intentando calmar sus pensamientos, pero nada parecía funcionar. Finalmente, no aguantó más y, en un impulso, tomó su teléfono móvil. Abrió el chat de su grupo de amigas, que siempre la hacían sentir un poco más conectada con la realidad. Quizás, si podía obtener algo de información, podría calmar su mente.
Escribió un mensaje rápido, con el corazón acelerado:
Sofía: ¿Chicas, saben si el profe Cillian está casado?
Esperó unos segundos, el tiempo pareciendo eternizarse mientras las burbujas de texto aparecían y desaparecían. Luego, llegaron las respuestas.
Carla: No está casado. Creo que está divorciado, pero no te sabría decir más. Lo que sí sé es que a veces su ex mujer aparece en la universidad, o al menos la he visto un par de veces. Como que va a verlo o algo así...
Sofía se quedó mirando la pantalla, procesando la información. Divorciado... Eso explicaba mucho. La mujer de la que había oído hablar detrás de la puerta no era una amante ni una nueva pareja. Era su ex mujer. Pero... ¿por qué hablar de esa manera? Sofía no podía dejar de preguntarse.
Carla: Creo que hay una historia ahí... ¿por qué preguntas por él, Sofía? ¿Estás interesada en el profe?
Sofía sintió que sus mejillas se calentaban. ¿Interesada en él? ¿Cómo podía estar interesada en un hombre tan distante y complicado como Cillian? No podía ser posible. Sin embargo, en el fondo, algo en su pecho se apretó. No estaba preparada para admitir que la cercanía con él, aunque incómoda, la había afectado más de lo que pensaba.
Valeria: ¡Sofía quiere saber más sobre su profesor! A lo mejor lo quiere invitar a salir o algo.
Sofía suspiró, mirando la pantalla de su teléfono. No quería que sus amigas comenzaran a bromear sobre ello. No quería ni pensar en la posibilidad de que algo en ella pudiera estar sintiendo algo por Cillian. Es solo un profesor, se repitió, tratando de calmarse. Es solo un maldito profesor...
De repente, el teléfono de Sofía vibró, indicando un nuevo mensaje.
Carla: Te digo, Sofía, a veces verás a la ex mujer del profe cerca de la universidad. Aunque no lo creas, no es tan raro que se sigan viendo. O sea, él sigue siendo su ex, pero parece que hay algo más ahí...
Sofía no sabía qué pensar. Algo no encajaba en toda esa historia. Pero, por otro lado, todo lo que estaba descubriendo la hacía sentir aún más confundida. ¿Qué clase de relación tenían Cillian y su ex mujer? ¿Todavía tenían algún tipo de contacto cercano? ¿Por qué sentía la necesidad de hablarle de esa manera? Y, más importante aún, ¿por qué a ella le estaba afectando tanto?
Dejó el teléfono sobre su mesita de noche y se recostó nuevamente en la cama, mirando al techo. La confusión seguía allí, acechando en cada rincón de su mente. Intentó convencerse de que no era nada importante, que no tenía por qué sentirse tan afectada por lo que había oído. Pero algo dentro de ella seguía inquieto, algo que no podía identificar ni controlar.
El sonido de un mensaje entrante la sacó de su trance.
Valeria: Si te sigue gustando tanto, aprovecha que está soltero. ¿No quieres saber si de verdad hay algo entre él y su ex?
Sofía soltó un suspiro frustrado, antes de apagar su teléfono y dejarlo sobre la mesita de noche. En su mente, la única imagen clara era Cillian, tan lejano y misterioso, como siempre. Pero ahora, con cada pequeña revelación, se hacía más difícil separar al hombre de la idea que ella tenía de él. Lo que había escuchado no la dejaba tranquila.
Claro, aquí tienes la continuación del capítulo con esos detalles:
Sofía se levantó de la cama, tomada por una oleada de frustración. ¿Qué me está pasando? Se decía a sí misma, mientras se tomaba la cabeza entre las manos. Había dejado que sus amigas bromearan demasiado, y ahora lo único que hacía era pensar en Cillian. No puede ser, pensó con firmeza. Es solo un profesor.
Decidió responder rápidamente a los mensajes, intentando poner un freno a los pensamientos que la acosaban.
Sofía: No estoy interesada en él. Solo... me da curiosidad saber más, nada más.
Puso su teléfono a un lado, pero antes de dejarlo completamente olvidado, un impulso la hizo volver a tomarlo. Había algo en su interior que la empujaba a seguir investigando. Es solo curiosidad, se repitió, mientras volvía a abrir el chat.
Sofía: ¿Saben si el profe tiene alguna red social?
El mensaje se envió antes de que pudiera arrepentirse. Esta vez, las respuestas llegaron con más rapidez que nunca.
Carla: ¡Estás rara, Sofía! ¿Por qué te interesa tanto saber sobre él?
Valeria: Jaja, ¿será que te está picando el gusanito de la curiosidad?
Sofía ignoró las bromas de sus amigas, enfadada consigo misma. No estaba buscando nada relacionado con sus sentimientos. Pero, ¿por qué no seguir buscando más información? Algo dentro de ella la empujaba a hacerlo.
Carla: Espera, Sofía. Voy a hacer una búsqueda. Si tiene redes sociales, seguro que alguien ya las ha encontrado.
En ese momento, Sofía se quedó mirando la pantalla. Se mordió el labio, sintiendo una extraña mezcla de impaciencia y ansiedad. Estaba segura de que encontraría algo, pero lo que no sabía era lo que eso significaría para ella.
Pasaron unos minutos antes de que su amiga respondiera.
Carla: Lo encontré... pero es raro. Tiene un perfil con las siglas 'C.M.' y la foto de perfil es de un libro que él siempre menciona en clase. Es un libro muy famoso, y siempre habla de él como si fuera algo que lo marcó mucho. Creo que... es él.
Sofía quedó en silencio, leyendo el mensaje. ¿Las siglas C.M.? ¿Era posible que hubiera dejado algún rastro de su vida privada en internet? ¿Y ese libro? La curiosidad empezó a crecer como una bola de nieve en su interior.
Sofía: ¿Qué tipo de cosas publica en su perfil? ¿Es público?
Valeria: No es público. Lo que aparece es muy limitado, pero hay algunas fotos de lo que parece ser su oficina y un par de citas de libros que él menciona mucho. Siendo sincera, parece como si estuviera tratando de mantener su privacidad, pero sin mucha suerte.
Sofía no sabía qué hacer con toda esa información. ¿Por qué Cillian tendría un perfil tan oculto, con tan poca información? Todo esto solo aumentaba la intriga.
Carla: Vamos, Sofía, ¿no te da curiosidad ver qué más hay?
Sofía suspiró y comenzó a escribir de nuevo.
Sofía: No sé, chicas. Me siento rara haciendo esto...
Valeria: Es solo curiosidad, no pasa nada. Además, ¿quién no buscaría al profe en redes sociales?
Aunque aún le costaba admitirlo, algo dentro de Sofía quería saber más. Por fin, decidió abrir el perfil con las siglas C.M., dejando que el misterio la absorbiera. La foto del libro, que ella misma había oído mencionar tantas veces en sus clases, la dejó atónita. El libro de filosofía que Cillian siempre recomendaba, un texto que parecía haberlo influenciado profundamente.
Sofía se quedó mirándolo, una sensación extraña apoderándose de ella. No sabía si lo que sentía era emoción, ansiedad o algo completamente diferente. ¿Qué tipo de persona es él realmente? se preguntó, mientras se sumergía aún más en el perfil de Cillian.
No podía dejar de mirar aquel perfil. El libro que aparecía como foto de perfil estaba vinculado a tantas clases y discusiones que Cillian había dirigido en su materia de ética. Era evidente que ese libro, tan citado, era una pieza central en su vida académica. Pero mientras seguía navegando por el perfil, la curiosidad comenzó a desviarse hacia algo que no esperaba.
En los pocos detalles que el perfil de Cillian ofrecía, Sofía notó algo en sus seguidores. Esta habia seguido el rastro de estos perfiles, adentrándose en el mundo de las personas que, al parecer, compartían algo más que solo conocimientos académicos con él.
Fue entonces cuando vio el nombre de una mujer que le llamo la atencion: Elena Marín. Su nombre apareció en la lista de seguidores de Cillian. Sofía no pudo evitar hacer clic sobre el perfil, con la sensación de que algo estaba a punto de ser revelado.
Lo que encontró la dejó sin aliento.
El perfil de Elena Marín era completamente público. A diferencia de Cillian, que se mantenía reservado, la ex esposa de su profesor no tenía ningún reparo en compartir cada parte de su vida con el mundo. En sus fotos, Sofía pudo ver lo que no esperaba ver: fotos de Cillian, de Elena y de él juntos, sonriendo, abrazados, con miradas cómplices. Las imágenes eran cálidas, íntimas, como si su amor hubiera sido genuino, al menos en ese entonces.
Sofía no podía dejar de mirar. Sus manos temblaban mientras hacía scroll por las fotos, cada vez más inquieta. En una de ellas, Elena y Cillian estaban en lo que parecía ser una fiesta de aniversario, con un pastel decorado con velas y sonrisas radiantes. En otra, los dos se encontraban de pie frente a un paisaje, abrazados por el cuello, con la fecha claramente visible: hace dos años.
Dos años. El tiempo parecía haberse detenido para Sofía. ¿Por qué solo dos años? ¿Qué pasó entre ellos? se preguntaba, observando cada detalle. Aquellas fotos tan recientes dejaban claro que aún había algo, algo que no comprendía. ¿Cómo podía Cillian, tan serio y distante ahora, haber sido tan cercano a alguien?
Su mente comenzó a llenarse de preguntas que no tenía respuesta. ¿Por qué no me lo dijo nunca? pensaba, sintiendo una extraña mezcla de frustración y celos. ¿Qué tipo de relación tenía con su ex esposa para que todavía lo fuera a visitar a su oficina?
Sofía dejó escapar un suspiro y se dio cuenta de que su pulso había acelerado. Todo lo que creía saber sobre Cillian, sobre esa imagen distante y controlada que él proyectaba, estaba comenzando a desmoronarse. A medida que seguía buscando más información, la sensación de invasión de su privacidad la hacía sentirse incómoda, pero no podía detenerse.
En las fotos, Elena siempre parecía estar sonriendo, siempre a su lado. Cada gesto y cada imagen daban la impresión de que aún existía una conexión palpable entre ellos, algo que no podía explicar. En la última foto que encontró, Elena y Cillian estaban en lo que parecía ser una boda. En la descripción, ella había escrito una frase cariñosa: "El amor no entiende de tiempos, siempre será el mismo".
Sofía sintió que algo en su interior se rompía. La idea de que Cillian hubiera estado casado con alguien tan cercano, tan visible, y que aún parecía haber una conexión, la confundió aún más. Las palabras de Elena flotaban en su cabeza como un eco constante. "El amor no entiende de tiempos".
Una pregunta quedó flotando en el aire: ¿Qué significaba eso para ella?
Lo único que Sofía sabía con certeza era que todo lo que había descubierto hasta ese momento solo la dejaba más perdida. Mientras sus ojos se volvían pesados por la información que acababa de recibir, no podía evitar pensar que había más bajo la superficie de lo que Cillian le había mostrado.
Sofía apagó el teléfono, pero la imagen de la sonrisa de Elena y Cillian permaneció en su mente, aferrándose a cada rincón de sus pensamientos. ¿Qué tan cerca estaba ella de entender a su profesor realmente? Y, sobre todo, ¿qué pasaría con ella si descubrían todo lo que había estado buscando?
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