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Capítulo O5


Jimin rodó en su lugar, con los ojos cerrados. Sus cabellos rubios estaban desordenados, seguramente por la sacudida que debieron haber sufrido mientras dormía... ¿mientras dormía?

El genio despertó asustado cuando sintió una lamida en su mandíbula, abriendo sus ojos casi tan grandes como la mancha orina que había justo al lado de la cama donde estaba. Bueno, a Yoongi no le haría mucha gracia ver lo que había hecho Holly.

"¿Yoongi?" Preguntó, temeroso. Estaba en una habitación blanca, la cama era enorme y había una mesita de madera completando la decoración. Vio a Holly bajar de la cama y salir del cuarto, dirigiéndose a quién sabe dónde.

Su pelirrojo gruñón no contestaba y no tardó en sentir miedo. Notó que vestía la misma ropa que Yoongi había comprado el día anterior, un tanto arrugada; pero utilizable sin problemas. Palpó con curiosidad la cama y sonrió al sentir la suavidad de esta, soltando un largo suspiro por lo mismo. Estiró sus brazos por encima de su cabeza, soltando un leve "Uh".

Yoongi no había mentido cuando le dijo que dormir era algo que todos merecían disfrutar. Jimin sintió que nunca había descansado tanto hasta ese día. Un destello, apenas un fragmento, del pensamiento de acompañar al humano austero en la cama, mientras le contaba alguna anécdota con los niños del hospital, cruzó por su mente. Sus mejillas se colorearon y no tardó en avergonzarse, recordando la vez que estuvo de visita en Ecuador y su portadora fue una agradable jovencita de aproximadamente unos 17 años. No recordaba bien su nombre, pero sí los momentos que pasaron juntos. Ella había sido, junto a Yoongi, una de las pocas personas en mostrar preocupación por él. Recuerda que su vida era caótica, siempre cambiante y con problemas; sin embargo, siempre le mostraba una sonrisa y a ella le debía lo poco que sabía.

Trató de mejorar su hábito de lectura con los libros que tenía, la mayoría viejos y que Jimin consiguió luego con ayuda de él. Le mostró lo divertido de las series para adolescentes, lo triste que se puede estar cuando los personajes se distancien y la felicidad que lo embargaba cuando se reconciliaban. Hubo una en especial, de temática homosexual, pues la chica parecía estar bastante informada y animada respecto a ese tema, que no podrá olvidar.

Los personajes principales eran chicos, claramente, y hacían el corazón de Jimin derretirse con cada escena de besos y conversaciones nocturnas que compartían cada vez que podían. Jimin recuerda haber pensado en ese momento que sería genial tener a alguien como el chico de la serie, que pudiera mimar y consentir, alguien con quien pudiera ser todo lo romántico que quisiera sin avergonzarse.

Por azares de la vida y conspiraciones del destino en contra suya, no podía permitirse un compañero como el chico de la serie. No había mucho qué decir sobre ese tema, pensó tristemente, por lo que se había resignado a dejarlo ir. Hasta ahora.

Sus manos tocaron sus mejillas, cerrando los ojos al sentir la calidez de su piel. El sentimiento de felicidad era real, lo sabía; sin embargo, no sería duradero. Era una alegría prestada y solamente se la debía a una persona.

Yoongi.

El enfermero no solo había usado un deseo para ayudarlo a conocer más sobre el mundo humano, sino que lo había tratado de igual a igual desde el primer día.

A Jimin aún seguía molestándole el hecho de que el pelirrojo asegurase que no necesitaba nada, cuando la realidad era otra. Claro que lo molestaba, pues no comprendía el porqué de su actuar. Refunfuñaba cuando Yoongi simplemente le sonreía y hacía el ademán de querer acariciar su cabeza cuando repetía suavemente "Soy feliz con lo que tengo, ¿quieres que sea triste acaso, genio bobo?"

Jimin odiaba cuando Yoongi lo trataba como a uno de los niños, con la misma ternura y dedicación, porque su corazón se volvía loco con cada palabra y sonrisa que le dirigía.

Yoongi emanaba gentileza y humildad por donde lo viera, con sentimientos tan puros e inocentes que a Jimin le era difícil pasar por desapercibido. Estaba actuando irracionalmente, guiándose por el sentimiento que llegaba cuando recibía atención de amable enfermero, aunque sea por unos segundos, sin pensar en el futuro que le esperaba si continuaba encariñándose de esa manera con el mayor.

Un suave ladrido llegó hasta sus oídos, justo antes de los golpes que escuchó, provenientes de afuera.

Jimin salió perezosamente de la cama, despidiéndose de la suavidad en la que estaba arrullado y dando saltitos al sentir la frialdad del suelo bajo sus pies.

"¿¡Yoon?! ¿Estás ahí?" Una voz nueva habló y, acto seguido, los golpes en la puerta continuaron.

Jimin gruñó y Holly saltó del mueble donde había estado jugando, corriendo hacia donde estaba el genio medio dormido.

"¿Yoongi?" La voz volvió a preguntar, la alegría haciéndose presente en su pregunta.

Holly respondió antes que Jimin pudiera hacer algo, un ladrido apenas audible, pero que la otra persona logró escuchar.

"¿Tienes mascotas ahora, Yoon? ¿Es que no quieres que venga a verte?"

Jimin ladeó la cabeza, pensando qué decir para no hacer enfadar a la voz alegre. Rápidamente dijo lo primero que había escuchado decir en las novelas que solía ver.

"¡No es lo que parece!"

"¿Qué?" La voz sonó curiosa ahora, Jimin se apresuró en tomar a Holly en brazos y llevarla al cuarto donde había dormido, juntando la puerta cuando estuvo fuera.

Trató de lucir presentable, pasando sus manos por sus hebras rubias, sin lograr un resultado positivo en ellas y bufando por lo mismo.

Saltó hasta la puerta, logrando despeinarse aún más, y la abrió con temor de encontrarse a la voz molesta por la demora.

Sus ojos se abrieron al descubrir la forma humana de la voz cantarina.

Era un chico alto, vestía una polera celeste pálido, junto a unos pantalones negros que amoldaban a la perfección sus largas piernas. Cuando bajó la vista lo suficiente como para notar su calzado, soltó una leve risita. El chico tenía las zapatillas más coloridas y llamativas que nunca antes había visto.

No solo eso saltaba a la vista, el aura de felicidad que desprendía el chico descolocó a Jimin. El castaño parpadeó confundido al verlo y Jimin apreció el tierno hoyuelo que el extraño mostró cuando frunció los labios.

"Tú no eres Yoongi."

Jimin rio, alzando la mano para pasarla otra vez por su cabello por el nerviosismo que lo invadió, pero teniendo la mala suerte de golpearse con el pomo de la puerta.

"¡No!" Gritó, más por el dolor del golpe que por la impresión. El castaño se asustó.

"¿Estás bien?" Preguntó, viendo a Jimin sobar su mano con cuidado.

"Sí, sí... solo muy torpe." Dejó un besito en la parte golpeada y volvió a centrar su atención en el chico, que ahora sonreía por la acción del menor. "Yo decía... Yoongi no está, creo."

"Oh, debí suponerlo." El chico chasqueó la lengua y pensó un rato antes de volver a hablar. "¿Y tú eres...?"

"Yo soy Ji...nwoo. Sí, ese soy yo." Sacudió su cabeza al recordar la mentira de Yoongi, debía seguir el juego si no quería que algo saliera mal. El castaño soltó una carcajada que contagió a Jimin.

"Cool. Yo soy Hoseok, puedes decirme Hobi." El chico, ahora con nombre, tenía una de las sonrisas más lindas que había visto. "Uhm, bueno. Tengo práctica en un rato." Hoseok se encogió de hombros, con deje de tristeza. "Jin dijo que Yoongi había cambiado de apartamento cuando lo llamé en la mañana, estoy feliz con saber que por fin dejó el lugar donde vivía, siempre rechazaba la oferta de vivir conmigo." Explicó, el tono de su voz fue apagándose a medida que continuaba hablando. Jimin lo notó al instante. "Bueno, asumo que es mejor que el anterior, aunque no pueda verlo por dentro."

Las orejas del rubio se tiñeron de rojas por la vergüenza.

"¡Lo siento, lo siento!" Exclamó. "Puedes pasar si quieres."

Hoseok volvió a reír, el chico era demasiado tierno.

"No pasa nada, solo vine de pasada." Chasqueó la lengua y sacó un sobrecito de bolsillo, tendiéndoselo al menor. "Ten, es una invitación."

Jimin tomó el papel en manos y sonrió, ahora más que nunca quería saber leer mejor de lo que hacía.

"Yo... perdón, Yoongi no me dijo que tenía pareja así que solo es una invitación." Jimin asintió, procesando lentamente lo escuchado. "Pero, te traeré una. No es problema, me gustaría que fueras también." El castaño rascó su nuca con nerviosismo. "Me estaré presentando en el teatro de Seúl el fin de semana que viene, es muy importante para mí, estaría más que feliz si puedo obtener la atención de mi hermanito al menos por un día."

Jimin tardó en comprender el significado de la nueva información recibida. El sonido de una llamada entrante taladró los oídos del menor, Hoseok se disculpó rápidamente, apagándolo.

"Debo irme, me están esperando." Jimin abrió la boca para preguntar, pero nada salió. "Nos vemos. ¡Ten un buen día, Jinwoo!"

Y tan inesperada como había sido su llegada, lo fue su desaparición.

"Yoongi y yo no somos pareja..." Murmuró, confundido.

Cerró la puerta, antes de caer sentado en el suelo con la espalda recostada en la puerta.

La puerta de su cuarto se abrió lentamente, Holly corrió en su dirección, directo a sentarse en su regazo. Jimin la tomó en brazos y acarició su suave pelaje con parsimonia.

"No lo somos..." Divagó, mirando al frente. Holly elevó su cabecita hacia su dueño, moviendo su colita con ganas. "Desearía que fuera diferente."

Así, por primera vez en su vida, Jimin deseó poder desear.





























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Amo mucho a Hobi en este fic (aunque en realidad lo amo siempre, jaja).

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