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ninth.

Felix no estaba en el asiento junto a Chan la mañana del lunes, como de costumbre lo hacía.

El asiento estaba completamente vacío, y el mejor amigo presente no dejaba de verlo; no había pasado ni una hora y ya lo extrañaba.

Trataba de no tomarle mucha atención al asunto. Seguro sólo se sentía mal y no pudo asistir, o quizá se le hizo tarde y ya iría, o bien venía por la entrada del recinto.

Habían tantas posibilidades y Chan jamás había pensado tanto sobre eso, hasta ahora.

— Chan hyung — le llamó Jisung. Cuando éste tuvo su atención, le observó, aunque sin mayor relevancia — Me llegó un mensaje de Hyunjin, dice que vayas al gimnasio.

Sin preguntar la razón, Chan pidió permiso para ir al baño, lugar al que claramente no iría, pero era necesario y corrió lo más rápido para encontrarse con Hyunjin.

Lo localizó a lo lejos en su pantaloneta de educación física, respirando agitado y bastante sudado.

Hyunjin le hizo señas de que se acercara por detrás de la gradería, a lo que obedeció y fue, pero solo.

Si alguna vez se sintió usado, triste y con enojo o rabia al mismo tiempo, pues ahora lo sentía el triple.

La rubia estaba casi que comiéndose la boca con el chico al que llamaba ser su primo, MinHyuck.

No parecían estar forzando nada, tampoco que alguno se negara, así que sólo le dejó en claro a Chan, que MinHee sólo estaba jugando con él.

Que Minho, Changbin, Jisung y Hyunjin tenían razón con respecto a ella.

Y sobre todo, que nunca debió dejar de lado a su mejor amigo por alguien más.

Sin decir mucho, simplemente se dió la vuelta y se fue, agradeciendo a Hyunjin.

El menor le dió una palmadita en la espalda para tratar de reconfortarlo, si podía decírsele así.

Caminó de vuelta a su aula, donde se sentó con los ánimos por el suelo.

Pero no estaba triste porque la chica que decía gustarle, únicamente haya jugado con él, no, de hecho eso podría ser lo último para él.

Lo que más le dolía era que su mejor amigo no estaba ahí para él, para darle un abrazo y decirle que él estaba junto a él y que todo saldría bien.

Lo extrañó como nunca.

Felix metió otra palomita a su boca mientras continuaba viendo su programa favorito. Llevaba ya cuatro días sin salir de su casa.

Ese día no asistió al instituto porque no sintió que tuviese el valor para mirar a Chan nuevamente.

En realidad no había ido porque se pasó todo el fin de semana ahogando sus penas en lágrimas, dramas tras dramas, helado y música que lo hacía sentir peor.

Y de tanto que lloró, aún tenía su carita levemente hinchada, y no quería que alguien -alguien más que Seungmin-, lo viera así.

Mientras, su primo cuidaba de él y su estabilidad emocional.

Sabía que el tema de Chan ponía muy sensible a Lixie, entonces tenía que cuidar de él un poco mejor de que ya lo hacía, así que lo mantuvo ocupado en un programa y comiendo cosas.

Quizá eso ayudaría, pero es que ya no sabía qué hacer.

— Hyung — llamó el menor. Rápidamente el llamado corrió donde estaba él y se sentó junto a éste, esperando a que le dijera lo que necesita —. Quédate aquí conmigo, por favor.

Seungmin se quedó ahí, y empezó a ver el programa junto a su primito.

Pronto, sintió como la cabeza del menor se recostaba en su hombro y seguida de ella, llanto, nuevamente.

No sabía que hacer, más que abrazarlo y dejarlo soltar las lágrimas. Felix ahora estaba abrazado a su hyung mientras soltaba las lágrimas y sollozos ahogados.

Se sentía del asco.

Seungmin estaba acumulando el odio que no tenía por Chan, pero que ahora estaba creciendo.

Odiaba ver a su primo en aquel estado, no lo merecía. Aunque tampoco lo culpaba, él ni siquiera sabía que Felix estaba enamorado de él.

Se sentía también en parte culpable por ese pequeño odio que comenzaba a crecer, y comenzaba a creer que era únicamente por saber que era él -Chan- quien estaba provocando esas lágrimas sin tener idea.

El sonido de unos nudillos en la puerta hicieron a Felix despertar rápidamente.

Se limpió en un dos por tres los ojos, quedando aún rojos, pero tratando de disimularlo, al aire.

Se notaba que había estado llorando y era imposible esconderlo o negarlo.

Seungmin abrió la puerta. No dijo nada y solo suspiró dejándolo pasar.

— Estaré en mi cuarto, Lixie — dijo su primo, pero el menor quedó confundido — Si algo sucede, grita.

— ¿Por qu-?

El rubio se detuvo al ver al de cabello largo entrar por la puerta y Seungmin pasar por ahí algo extraño —. Chan.

— Lixie.

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