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I Wish Be Her...

"Quizás simplemente éramos las personas correctas, en el tiempo y el lugar equivocado, esperando la oportunidad que no fue"

Lo notaba dentro de mí ser, Seto Kaiba cada día me gustaba más y dentro de mi corazón creía que él sentía algo parecido, quizás no lo mismo, pero no podía negar que tenía algún interés en mí.

¿O quizás era solo lo que yo quería creer?

Cada día encontraba un nuevo motivo para acercarme, mis amigos no entendían, pensaban que solo buscaba bronca con el Neko, sabían perfectamente que siempre nos molíamos a golpes, pero no se imaginaban lo que había crecido dentro de mí: Un amor inconmensurable.

Mi primer amor.


—Sucio perro callejero, suelta la chaqueta, la vas a ensuciar con tus patas —El castaño chasqueo los dientes incorporándose en su lugar, mientras yo me mantenía ignorandolo completamente, y por el contrario, me colocaba la prenda encima.

Era un día fresco de diciembre, no tanto para necesitar una chaqueta, pero no estaba dispuesto a perder la oportunidad de un nuevo encuentro con Seto.
La había tomado de su mesabanco mientras él sacaba su amada laptop de su maletín.

Desde hace días nuestra relación había mejorado, ahora nos sentía más cercanos, algo más que sólo enemigos o simples compañeros de clase, nos sentía amigos.
Él ya no reaccionaba violentamente a mis bromas como al principio y eso me hacía crearme castillos en el aire.

La prenda se sentía tan cálida y suave. Tenía impregnado completamente el aroma del Neko.

—Me parece que me la quedaré, se me ve mejor a mí, ¿no lo crees, Neko roñoso? —Sonreí evitando que me tocará ya que había hecho un ademán para quitármela.
—Es cierto, se te ve mejor a ti, pero aún así no puedo permitirte quedartela —Trató de sujetarme para deshacerme de la prenda acorralándome contra el mesabanco, me rodeó con sus fuertes brazos, oh si, su calidez corporal era mejor que cualquier prenda en el universo.

No era la primera vez que me mantenía entre sus brazos. Claramente todos los roces eran "accidentales", pero no podía negarmelo, me volvía loco este tipo.

Seto se acercó peligrosamente a mí encorbándose un poco debido a la diferencia de alturas, su rostro quedó muy cercano al mío y mi corazón se descolocó.

¿Estaba soñando? ¿Aquí? ¿Ahora?

¿¡Seto me iba a besar!?

—¡Kisara! ¿Qué cosas dices? —Una carcajada nos sacó del trance en el que nos manteníamos.

Dos chicas iban caminando por el pasillo, Seto volteó a ver a la chica antes mencionada: Alta, casi de mi estatura, complexión corporal de una reina de belleza, cabellera larga y albina, ojos azules, profundos, pero nunca más que los del Neko, piel tan lechosa como la clara luna.

En conclusión, una belleza andante.

Los ojos de mar de Seto se iluminaron solamente con mirarla y mi corazón se apretujó dentro de mí pecho.
Que alegría tan grande para esos ojos tan inexpresivos, tan lastimados por el pasado que habían presenciado.

Desearía ser ella...

-*-

Los días de invierno pasaban tan rápido como un aleteo y junto al frío mi corazón también se helaba, la cercanía que tenía con Seto se iba perdiendo cada vez más y no lograba entender la causa, no hasta días posteriores en el instituto.

—¿Te pasa algo Jono? —El oji-amatista se interpuso entre mi mirada y la ventana hacia el corredor. —Te he notado muy distraído estos días, ¿necesitas que te ayude en algo? —Sonreí falsamente mirando a Yugi, realmente no podía ayudarme en nada, realmente nadie podía ayudarme.
—Estoy bien, solo algunos problemas en casa debido a la llegada de Shizuka —Mentí, le mentí a mi mejor amigo, pero estaba seguro que él no entendería la verdad.

Volteé mi mirada nuevamente al pasillo, ahí se encontraba Kisara usando la chaqueta de Seto, y no era la primera vez que se la había visto usándola, ya llevaba toda una semana, mantenía la esperanza de que volviera a manos del Neko, pero al mirar a la chica acurrucarse dentro de ella como una pequeña ave en busca de calor y sus mejillas sonrojadas me hicieron darme cuenta de la realidad.

Seto únicamente se mantenía lo más sereno posible ante la tierna imagen mientras la chica le hablaba de sabe kami que tantas cosas...

Nuevamente el corazón me dolía.

Realmente desearía ser ella...

-*-

Ningún lugar era suficiente para alejarme de la presencia de los ahora «enamorados», inclusive me los tenía que encontrar en la plaza recorriendo los lugares tomados de la mano.

Mi corazón moría por dentro.

No podía siquiera visitar mi café favorito de la ciudad.

—Seto eres tan lindo —No escuché una sola palabra, pero pude comprender gracias a la articulación de las palabras en los labios de la albina, quien se acercó hacia él para darle un suave y casto beso en los labios, tal parece que besarse de otra forma los podía romper a ambos.

La cólera invadió por completo mi cuerpo y me sorprendí a mi mismo deseando su muerte.

Lágrimas cálidas bajaron por mis mejillas sin si quiera poder evitarlo.
En ese preciso momento me sentía exactamente como el apodo que tanto le encantaba a Kaiba decirme: Perro callejero.

Miraba dentro del adornado establecimiento con motivos navideños mientras mi aliento empañaba un poco el cristal.

Metí mis manos a mis bolsillos buscando cubrirlos del frío invernal que se sentía en aquella avenida, Kisara tomó las manos de Kaiba entrelazandolas junto a las de ella...

Lo juro, por Kami y todos los ángeles del mundo lo juro:

Desearía ser ella...

-*-



Siempre que estoy más triste que de costumbre un fic sale a la luz, esta vez fue gracias a una amiga muy querida que me animó, no significa mi regreso a los fanfics, ni mucho menos, solo fue una manera de desahogar todas las ideas que traía perdidas en mi cabeza.
Disculpen, ahora me marcharé justo como vine: En silencio.
Atte: Lizzie

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