NINETEEN
FIVE WEEKS AND ONE DAY
—¿Vas a hablar?—comentó Peter cruzando los brazos.
—No se que más quieres escuchar.
—Estoy hablando en serio Edmund.
—No tengo más que decir—murmuró mirando fijamente al contrario.
Peter frunció el ceño y se acercó a su hermano, poniendo sus manos en los hombros contrarios, lo que hizo que naturalmente Edmund intentará retroceder, para luego darse cuenta y esquivar su mirada.
—Mierda—exclamó con frustración y llevó su mano a la remera contraria sacándosela.
Edmund ni siquiera se inmutó, el trauma seguía ahí presente y el no podía hacer nada para combatirlo.
—¿Y estas marcas?—inquirió y pasó su mano sobre los distintos hematomas y heridas.
—No…—murmuró y miró a los ojos de su hermano mayor.
Peter lo notó, los ojos cristalinos, el rechazo ante su toqué, como su cuerpo temblaba y parecía estar en un estado de sumisión.
—¡Mierda!—exclamó y tomó entre sus manos el rostro contrario—dime que no Edmund, te lo ruego…
No podía mentir o mejor dicho no podía hablar, por lo que intentó esquivar la mirada.
Y eso solo confirmaba todo lo que cruzaba por la cabeza del rubio.
—¿Y ese bastardo con el que viniste no hizo nada?—inquirió elevando el tono de voz.
—El…no lo sabía.
—No mientas Edmund.
—No me hizo nada y no pudo evitarlo, él había llegado hace poco al palacio y yo…no quise que nadie lo supiera—comentó—cuando se enteró yo le pedí que no hiciera nada…
Peter retrocedió y ante la mezcla de sentimientos que tenía, empezó a caminar por la habitación y llevándose las manos a la cabeza.
—Fue mi culpa, nunca debiste haber sido tú el que quedó atrás—comentó aún manteniendo un elevado tono de voz—lo asesinaré, cuando tenga a Miraz en frente no dudaré en hacerlo.
—Peter—llamó acercándose al nombrado y agarrando sus manos—estoy bien, no te culpes, era mi deber y yo decidí hacerlo.
—Pero…—murmuró y lo miró con los ojos cristalinos a punto de llorar—Edmund…soy el peor hermano que pudiste haber tenido.
—No lo eres—susurró abrazando al contrario quien empezó a sollozar en su hombro, provocando que él también lo hiciera—no tienes la culpa…yo tampoco pensé que sería capaz de eso…
—Mierda..
Ambos se tomaron el tiempo para llorar en el hombro contrario y redimirse de sus decisiones. Peter, de haber dejado a su hermano menor atrás y Edmund, de ser incapaz de ocultarlo. Los dos culpaban sus acciones sin tener en cuenta que ninguno había tenido la culpa.
No era culpa de Peter no haber sido él el que quedó atrás, mucho menos de Edmund, había sido una decisión necesaria por el bien de los cuatro.
Y tampoco era culpa de Edmund no poder evitar llorar, asquearse o temblar, cualquier síntoma era aceptable, al final había sufrido algo horrible para un niño.
‘𝑴𝒆 𝒄𝒂𝒓𝒄𝒐𝒎𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒄𝒖𝒍𝒑𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒎𝒆𝒓𝒆𝒛𝒄𝒐”
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