TWO WEEKS AND TWO DAYS

Todo parecía ir muy bien.

Y ese fue el error.

—¡Escondete!—exclamó mientras empujaba al joven y lo obligaba a meterse debajo del escritorio.

—¿Y tú?

—Nos van a encontrar si nos escondemos ambos.

—Pero…quien sabe que podrían hacerte—expresó e intentó traer al joven con él, pero este negó.

—Puedo soportarlo, pero si nos encuentran juntos, despídete de todo nuestro plan.

—¡Eso no importa!

—¡Para mí si!, no puedo tener un error, ya pasé por mucho como para rendirme ahora.

Caspian iba a volver a negarse, pero escuchó el ruido de la puerta azotándose y por reflejo se escondió.

Pudo notar desde ahí las manos temblando del joven y por fin empezó a darse cuenta.

Para Edmund este plan era su vida, había arriesgado todo, incluso su cuerpo, por lo que no importará debía mantenerse ahí escondido, por Edmund, que había arriesgado todo por sobrevivir.

—¿Qué haces aquí?—gritó y rápidamente se acercó al joven.

Y empezó a redimirse, Edmund era el que estaba sufriendo, ¿Por qué le dolía a él?

—Lo siento—susurró con la cabeza baja.

El hombre tomó el rostro del joven y plantó una cachetada—¿Quien te dió permiso de sacarte la venda?—alzó la voz tratando de demostrar que solo él podía permitirle eso.

—Nadie…

El hombre frunció el ceño y apretó los dientes antes de darle un puñetazo, dejando al joven en el suelo y con el labio partido.

—Lo siento—volvió a susurrar mientras pasaba su mano por el labio roto, pero el contrario pareció no darle importancia y empezó a patearlo.

Edmund apretó los dientes y se hizo bolita, evitando soltar alguna queja, cuando las patadas disminuyeron levantó los ojos y pudo conectarlos con el joven que se había asomado por el escritorio para verlo.

Caspian tenía los ojos abiertos y su expresión denotaba miedo, tristeza y compasión, cosas que no le agradaron a Edmund que solo frunció el ceño en un intento de decir:“guárdate tus putas expresiones”

—Acércate—susurró y el joven acató la orden—pide perdón y todo se solucionará.

—Lo siento—susurró e intentó guardar su odio.

¿Cómo se atrevía a decir eso, luego de que le estuvo rogando mas o menos y el solo lo ignoró y empezó a pegarle?

Edmund lo odiaba, pero si había algo que odiaba más era ver como lo recorría con su mirada depravada, solo lo hacía estremecer de temor y asco.

El señor acercó su mano al rostro del chico y agarró la venda que se encontraba encima del escritorio.

—Así está mejor—murmuró con una sonrisa al ver al joven con los ojos vendados y el rostro magullado—eres tan hermoso—pasó su mano por los labios contrarios e intentó besarlo.

Edmund cerró los ojos de impotencia en un intento de pensar en cualquier otra cosa, menos lo que aquella persona intentaba hacer con él.

—¡Su majestad!

Y por primera vez él se sintió feliz de que alguien apareciera, solía odiar tener a la gente cerca, pero aquella persona lo había salvado.

Suspiró frunciendo el ceño al verse interrumpido—¿Qué sucede?

—Lo necesitamos ahora.

El hombre asintió y se acercó a un guardia pidiéndole que llevará al joven a su habitación y tomó rumbo hacia la sala del trono.

—estoy bien…—susurró bajito al joven que todavía se encontraba mirándolo con aquella expresión y rápidamente dejó que el guardia lo guiará a su cuarto.

Caspian frunció el ceño y esperó unos segundos antes de salir de ahí, mientras caminaba por los pasillos cayó en cuenta de que esto era mucho más importante de lo que creía o de lo que él le había dado importancia.

Se había comportado como un tonto, juzgando cada paso que daba Edmund porque desde su perspectiva, no tenía sentido.

Era obvio que no tenía sentido, no había entendido que esto lo era todo para Edmund.

No había entendido, todo lo que estaba dispuesto a sacrificar.

“𝐸𝑠 𝑚𝑢𝑦 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑙𝑜 𝑣𝑖𝑣𝑖𝑑𝑜, 𝑡𝑎𝑙 𝑣𝑒𝑧 𝑛𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒𝑑𝑒𝑛 ℎ𝑒𝑟𝑖𝑑𝑎𝑠”