"En casa de su madre"

Hogar dulce hogar. Llevaba 2 años fuera de casa desde que se independizó y aunque no se arrepiente sintió un poco de nostalgia. Todo esta justo y como cuando se fue, el color marrón en las paredes, plantas y arboles por doquier, ese extraño aroma a hojas secas y sobre todo su madre asomándose por la ventana esperándolas y esbozando una de sus cálidas sonrisas.

— Chaeryoung, tu novio ya termino de desempacar y aunque no lo creas me esta ayudando a hacer la cena, es todo un encanto este chico.—dijo su mamá realmente fascinada.

— Que bien mamá, me encontré con Yuna en el centro y la traje deberías poner un plato más... —grito Chaeryeong desde la entrada tomando muchas bolsas.

— Yu, hija,  viniste cariño ya nos tenias muy abandonados, te hemos extrañado como locos. —comentó ella muy emocionada.

— Yo también... —se obligó a decir, si extrañaba a su mamá y la casa pero los duros recuerdos la hacían temer entrar a lo que fue su hogar.

Unas voces procedentes del interior se oían hasta el exterior, una voz masculina hizo recorrer un helado escalofrió por toda su columna y al final erizar cada parte de su cuerpo, movió la cabeza exageradamente para borrar esos rastros de su cuerpo.

Entraron en la casa, sí, todo era justo como lo recordaba. Madera, todo lo cubría la madera, fotos por doquier obviamente ninguna de ella ya que se las había llevado todas, ahora se arrepiente. Estantes con adornos en cerámica, la pecera con Rigo y Escondido, sus peces. La cocina olía como siempre a canela y especias, y el hermoso chico del tren en el fregadero, la sala con los mismos muebles.

Esperen, ¿El chico del tren?... ¿Él que hace en casa de mamá? Se preguntó.

Quería hacer miles de preguntas, y una punzada en su corazón le dijo que no resultaría nada lindo conocerlo. Quería salir corriendo, disculparse con su madre por irse de esa manera.

"Madre me debo ir por que no he dejado de pensar en el novio de mi hermana" Eso es estúpido. Pero ¿si no era su novio?

Mierda, era el único extraño que hay en la casa, está en la cocina. Ahora debe actuar normal y fingir que no lo conoce.

— Yuna... —gritó su hermana agarrada del brazo de su novio. — Él es Park Jinyoung, es de Jinhae-gu, Corea del Sur y como te dije lo conocí en Los Ángeles... —sus miradas se cruzaron en un momento cósmico, eran como la pieza que encajaba perfectamente en la mirada de los dos. — Ella es mi hermana Yuna es diseñadora de interiores y bueno la quiero mucho. —terminó de hablar. Él le extendió su mano. Era como si tocara el cielo, pero solo era un sueño irreal y así era y lo debería entender, pero sus ojos no la dejan ver más allá de la razón.

— Mucho gusto Jinyoung... —dijo Yuna, soltó su mano e hizo una mueca o fue su imaginación.

— El gusto es mío Yuna. —respondió mirándola fijamente. Ella sentía desnuda como si él viera algo más en ella.

— Bueno a cenar... —gritó su madre desde la cocina.

La cena fue lenta, tortuosa y aterradoramente hermosa. Él estaba sentado frente a ella. Mirándola, le hacía toda clase de preguntas, ella observaba todos y cada uno de sus movimientos.

— ¿Y tú, Yuna, cuándo piensas presentarnos a tu novio? —preguntó su hermana. Pudo ver que él tenso todos los músculos y apretó el tenedor, buscó su mirada y en sus adentros supo que pedía una respuesta negativa a ese interrogativo de Chaeryeong.

— Bueno, si lo tuviera, se los presentaría... —respondió susurrando, llevó su mirada a él, notó como se relajó, bajó la vista hacia su plato, y esbozó una pequeña sonrisa que hizo que ella suspirara levemente.

— ¿Y qué pasó con Jackson?, aún pasa por aquí y me saluda, quizás quiere verte, su padre me dijo que él no te a olvidado y te extraña... —agregó su madre. Ella se quedó muda, ya no se acordaba de Jackson... Jackson Wang fue su primer amor, pero habían terminado por diferencias de pensamientos.

Jinyoung la miró y bajó la vista de nuevo. Durante el resto de la cena, se quedó callado, ya no bromeaba, solo contestaba en monosílabos.

Cuando su hermana fue a su habitación a ducharse y su madre se fue a dormir, ella estaba buscando las llaves de su auto para irse. Jinyoung la tomó del brazo, y la giró de tal manera que sus ojos quedaron viendo solo a los de él, sus labios estaban a milímetros de los suyos y sus corazones juntos latiendo a la par.

— Creí que no te volvería a ver... —dijo tan suave y seductoramente. Su aliento chocó contra su rostro haciéndola temblar. — Te perdí de vista en la estación del tren. —sonrió.

Yuna no sabia que decir, se quedó muda y helada. No quería ni moverse, no quería que ese sueño, que ese dulce tormento se terminara. Si alguien los veía en esa posición era su fin. Pensar eso elevó su adrenalina. Como si él leyera mentes, chocó sus labios con los de ella en un dulce y tranquilo beso. Sus labios sabían a menta con chocolate. Era embriagante, ella no quería que acabara jamás, la rodeó la cintura con sus brazos y ella instintivamente llevó sus manos al cuello de él. Todo era perfecto pero se obligó a terminar aquel beso perfecto.

— ¡No! —se separó.

Yuna salió corriendo sin voltear, sabia que si volteaba regresaría hasta él y lo volvería a besar sin importarle nada. Corrió hasta su carro y se dirigió a casa, vió por el retrovisor que él salió a media calle con las manos en la cabeza sintiéndose impotente ante la huida de ella.

"No debí salir de mi casa, no debí" Se repetía hasta que llegó a su casa.

Entró a esta y sin ni siquiera quitarse la ropa, se tiró en la cama y sollozó hasta que se quedó dormida.

Mañana todo sería mejor o eso quería pensar.