Cap.7.: I give... You take...
Pasó ya el tiempo, no recuerdo bien que hicimos después de que Darko me curase un poco la herida, lo único que sé es que hicimos tres cosas: Comer, que por cierto, una comida muy pobre debido a que estaba todo en ruinas y teníamos unas reservas paupérrimas de comida y bebida, andar por miles de horas más e intentar sanar mi herida un poco más.
Darko, al contrario que yo, no se sanó su ojo derramado, al parecer no mostró preocupación por hacerlo, no le tomó importancia alguna desde que salimos de nuestro ''escondite'', nosotros lo veíamos como un horror, más que nada digo esto porque recuerdo que de niño tuve uno y era un infierno, y esta mujer ni se tocó el ojo, lo tenía rojo por completo, nosotros intentabamos decirla que se lo curase, pero ni modo, ella seguía su camino siempre, menudo carácter.
Ya por la noche, Darko había salido con Lars para buscar una tienda de armas y tener mejor armamento, nos sorprendió que saliera solo armada con el rifle que le birló a un soldado que había estado en el tejado y su machete, mientras nosotros nos quedamos en un callejón en el cual íbamos a pasar la noche.
Obvio, ahora eramos como mendigos o peor, estábamos siendo perseguidos, y aparte aquel sitio oscuro estaba enormemente destrozado, era como dormir en una cárcel o peor. Yo fui el único que tuvo una ''cama'' decente, con un par de mantas, algo blando en mi cabeza y no sé que cosa blanda debajo de mi, todos me ponían atención por mi herida, cosa que yo agradecía enormemente que se preocupasen tanto por mí. Cuando comencé a cerrar los ojos, oí como un ''Chsss'' de una lata, me giré y vi que Jason tenía una lata de Coca-Cola abierta, él me la ofreció con una cara simpática y yo sonreí dando un sorbo, después se la entregué a Kirk, apoyando mis manos en mi vientre, luego Kirk me acarició un poco el pelo y me sonrió, yo también le sonreí y Jason hizo lo mismo.
-¿Cómo te encuentras?-Me preguntó Jason mientras agarrab la Coca-Cola y la alzaba para beber, Kirk se sentó a mi lado sonriente.
-Me encuentro bastante bien, gracias-Dije sonriendo, Kirk soltó una risita y yo le miré haciendo una enorme sonrisa.
-¿Te duele?-Me dijo Kirk, yo encogí un poco los hombros.
-Un poco. Pero creo que mañana ya podré caminar solo-Sonreí, ellos rieron y Kirk volvió a acariciarme el pelo.
Poco después, oimos unos pasos. Alguien venía corriendo, por un momento me asusté por si eran soldados que estaban de patrulla nocturna y nos buscaban.
-¿Quién viene?-Preguntó Kirk igual de asustado que yo, Jason y yo sólo miramos a la esquina del final del callejón, los pasos ya estaban a tan sólo un metro de nosotros.
Y allí estaban, Darko y Lars, habían llegado de su ''aventura'' buscando armamento, venían respirando de tal manera que parecían que más que respirar, hiperventilaban.
-¿Ha habido suerte?-Les preguntó Jason, Darko se descolgó el rifle que robó y lo tiró al suelo de manera brusca y se sentaba en el suelo poniéndose un paño en la cabeza, su serpiente estaba allí con ella. Lars le dio a Darko algo que parecía una pistola.
-Nada, sólo conseguimos dos cosas-Respiró un poco mientras yo miraba a Darko, quién estaba sudando la gota gorda bien.
-¿Qué cosas?-Pregunté yo, crucé mis manos cerca de la zona de mi herida, tratando de evitar que le entrase frío.
-Una metralleta y su munición. Darko ha dicho que mañana a primera hora de la mañana iremos a por más, de momento la noche está complicada y lo créais o no, ha sido muy difícil llegar hasta aquí-Darko nos miró moviendo la mandíbula y con la mirada más asesina que nunca vimos en una mujer.
Silencio, sonreí a Lars cuando se sentó a mi lado y Jason y Kirk se acercaron a mi para mirar mi herida, Lars se volteó un poco para enseñarnos el rifle, todos exclamamos un ''Wow'' cuando lo vimos, la verdad es que tenía pinta de ser un auténtico arma de doble filo, yo la agarré con mis manos y Kirk comenzó a curarme la herida con alcohol para curar, y menos mal que fue eso y no el Betadine ese que escocía como mil demonios, debido a que si llega a ser eso, me muero allí mismo. No me echó mucho alcohol debido a que ya tenía un coagulo formado adentro, dándome a entender que cuando al día siguiente me levantase, ya se me estaría formando la costra.
Darko seguía allí, ahora miraba al frente, pensando en algo que no sabíamos, yo miré su ojo derramado, ahora toda la esclerótica estaba roja sin dejar ni un hueco, pero seguía sin mostrar dolor, tan impasible ante eso que nos dejaba muy confusos, yo la miré el tatuaje de nuevo y ella se levantó por fin del sitio en que se sentaba.
-Será mejor si nos vamos a dormir. Calculo que ahora serán las 23:00. Mañana a primera debemos estar en pie-Dijo, preparando su cama, los chicos se apartaron de mi lado y ella me revisó un momento la herida mientras agarraba las sábanas-Está genial, James. Mañana ya se hará la costra y no dolerá tanto-Me dijo, yo sonreí, ella se apartó.
Comencé a situarme bien para no estar incómodo por la noche, el resto se hicieron sus camas en segundos, tumbándose, Darko hizo lo mismo y yo igual, sólo que yo me puse de lado, ella hizo un ''clink'' con su cuchillo y una bala, a lo que su serpiente vino desde la otra esquina del callejón, ella hizo un chasquido con los dedos y la serpiente se puso justo en la esquina, hacía unas horas también nos contó que no tendríamos que discutir lo de ''quién se quedaba sin dormir para vigilar que los soldados no viniesen'' porque al parecer su mascota los vigilaría a todos y avisaría si vienen. En segundos, pude oir como ella se tumbaba y se arropaba, yo miré arriba y luego volteé a abajo sin cerrar los ojos.
Estuve moviéndome de manera lenta sin cerrar los ojos desde que ella se acostó, Darko también se movía mucho, ambos estábamos igual, el resto sin embargo ya roncaban. Mi cuerpo no aguantó más, suspiré un poco y susurré en voz baja.
-No puedo dormir...-Dije, iba para Darko y como yo sabía lo que se cocía allí, sabía que ella seguro, pero seguro, estaba despierta.
-Yo tampoco-Dijo, yo miré arriba una vez más y luego me giré para el lado en el que ella estaba dormida.
Quería hablar con ella, no sabía por qué, lo más seguro porque ella también estaba sin dormir, aparte, quería una explicación de por qué estaba pasando todo esto, así que fui al grano directamente, agradecí que los otros idiotas dormían.
-Darko, ahora sí, estan todos dormidos. ¿Puedes decirme por qué te buscan?-La pregunté con curiosidad, no estaba serio, era raro en mí, pero aún así se lo pregunté de manera optimista, y no amenazante como si fuera un reproche.
Ella suspiró, se rascó la cabeza y puso su mano derecha cerca de sus ojos, frotándoselos. Luego, por fin, abrió la boca. Nada sabía yo de lo que me iba a contar.
-¿De verdad quieres saber por qué está ocurriendo todo esto?-Me preguntó de manera melancólica, yo no pude evitar responderla en el momento exacto.
-Si. No importa qué tan largo sea, sólo explícamelo-La dije, ella tomó aire, un largo silencio hasta que de verdad comenzó a datar, sin yo saberlo, toda su historia.
-Bueno, todo comenzó en el año 1960, el año que vine a este mundo tan cruel. El día de mi nacimiento, mientras mi madre estaba en el hospital, mi padre estaba frente a una armada nazi, al parecer mi padre cometió un auténtico delito para aquellos desgraciados: Subestimar a Hitler y dar su opinión desde el primer momento. Fue fusilado justo en el momento que yo salí del interior de mi madre, el día 19 de febrero de 1960, a las 12:35 del mediodía. Él siempre fue una persona que quién se metía con él, le decía siempre, en el momento de darle su ''juicio final'' una frase que significa mucho para mí: ''No me pisotees'', de ahí mi tatuaje *señalando el dibujo en la piel*, que como ya sabrás, dice lo mismo que mi padre cada vez que aniquilaba a alguien. *Suspiro* Te seré sincera, aunque nunca conocí a mi padre, siempre seguí sus pasos. Siempre planté cara a todos, siempre fui sincera, siempre lo que pensaba lo decía, sin miedo a nada, y lo sigo haciendo, porque no le tengo miedo a nada, mi padre me enseñó a ser así, a pesar de que murió justo cuando yo nací. *Pausa* A los 3 años, comenzó todo lo malo, toda la paz que se cernía sobre mi se esfumó sin comerlo ni beberlo, cuando esos malnacidos me tomaron a la fuerza de mis manos y me llevaron a Auschwitz, a aquel sitio al que siempre odié, he odiado, odio y odiaré toda mi vida. Pero sin embargo, en Auschwitz crecí, allí me crié, pero lo odio, debido a que yo ahora podría ser una chica normal y corriente que lleva una vida tranquila y pacífica con su familia, pero no, no ha podido ser. Total, allí llevaban a los niños, entre ellos yo, para que trabajasen limpiando el campo de manera forzosa porque, si no hacías bien tu tarea, te castigaban con flagelos o te metían en un ataúd con pinchos y un monton de cosas cortantes y punzantes por como dos horas o algo así, y cuando intentabas escaparte, te llevaban al ''Desfiladero'', ahora sabrás lo que es eso. Bueno, pues cuando acababamos nuestro trabajo, todos podíamos descansar e ir a jugar con los pocos juguetes que teníamos, o nos daban de comer un poco de pan y un vaso de leche, era lo que teníamos todos los días, por desgracia. Pero, los otros niños iban a eso, a por los juguetes o a comer, yo no, yo iba al almacén que los soldados de allí tenían a ver sus armas, me encantaban las armas, el hecho de que mi padre tuviese toda una colección guardada en mi casa era lo que despertaba ese interés mío por ellas, era magnífico para mí, a veces cuando iba me birlaba alguna que otra pistola o qué sé yo, era fabuloso. Para la comida sin que se dieran cuenta entraba a la cocina y robaba un poco de comida de los soldados, aunque tampoco mucho, un poco de pan, alguna que otra pieza de fruta, un vaso de leche y, ocasionalmente, una galleta o algo de chocolate. Bueno, pues eso hacía día tras día tras día, pero un día, decidí ir a ver las armas y, para mi sorpresa, estaban cargadas, no como siempre, que estaban todas vacías y descargadas, con lo que decidí probar una, para ser exactos, un rifle, no recuerdo ahora muy bien su nombre, y cuando fui a disparar, un soldado entró y me vio con el arma en la mano, a lo que avisó al jefe, ese hombre gordo que viste el otro día, como odio a ese cabrón, y le dijo lo que estaba haciendo, de ahí ya me tomaron por una chica peligrosa, por coger un arma, a lo que quisieron atraparme, pero cuando un soldado se acercó a mi, cabe decir que yo ya tenía 10 años de edad, ya tenía años, le asesté un puñetazo en sus partes, tirándolo al suelo, y luego me acerqué a darle un puñetazo en su rostro, diciendo por primera vez el lema de mi padre: ''No me pisotees''. Y de ahí, vieron que yo era una chica poderosa y que tenían que tenerme controlada, por lo que cuando hizo eso, el jefe, de apellido Swatcher, ordenó a que me llevaran al Desfiladero, siendo la primera de todos en ver el Desfiladero. Allí hacía un frío del demonio, y estaba todo oscuro, sólo había una lucecilla, y no había salida, y lo peor, arañas, escorpiones y demás bichos estaban en aquel infierno, yo no sabía que hacer, permanecí allí por una semana entera, mi única compañía fue una serpiente el primer día, y si, es aquella que está vigilando, de ahí a que se convirtiera en mi mascota, y luego también estaba un niño que nunca salió de allí llamado Dalan, el cual me contaba que él fue tirado a ese lugar hacía un mes, pero ninguno nos dimos cuenta porque estábamos comiendo, y que él soportó todo ese infierno, además me dijo que yo fui muy valiente al desafiarles, debido a que él no fue capaz de plantarles cara, sólo fue llevado a aquel terrible lugar, y yo me hice su amiga, era un amigo genial con el que podía hablar de todo, de mi padre fallecido, de mi pasión por las armas, etc. Pero la última noche que yo iba a estar allí, le hablé de escaparnos, de que él y yo nos iríamos de aquel horrible lugar, juntos, para ser libres, el plan era perfecto, nos fuimos a dormir pensando en la maldad que íbamos a hacer al día siguiente. Cuando nos despertaron para sacarnos, allí comenzó todo, Dalan fingió que se desmayaba, para que le atendiesen, y yo aproveché para robarle una pistola a un soldado y se la entregué a Dalan, matando a los cinco soldados que nos rodeaban, luego él se levantó y comenzamos a correr, pero el jefe nos vio y ordenó fuego para que nos matasen, Dalan se percató de que nos habían disparado y al darnos la vuelta, él se puso delante mía para protegerme de las balas, y como unos 12 agujeros perforaron su cuerpo, yo quedé en shock ante eso, los soldados no hicieron nada, sólo observaban, debido a que pensaron que me había rendido, me agaché para atender a Dalan, sus últimas palabras a mi mientras las lágrimas se escapaban de mis ojos fueron: ''Huye... Sé feliz... No te rindas nunca... Te doy esto para protegerte, quiero que lo uses... Yo doy... Tu recibes...'' me entregó su pistola y cerró los ojos. Yo lancé un grito al aire al saber que la única persona con la que tuve una amistad por primera vez se murió, los soldados y el jefe sonrieron maliciosamente, y yo les lancé una auténtica mirada asesina con las lágrimas en los ojos, solté la mano de Dalan y me levanté, corriendo sin mirar atrás, ellos me disparaban y yo esquivaba todo, hasta que llegué a la valla y la salté, abandonando aquel lugar para siempre. Y desde ese día, ya no le tengo miedo a nada, ya me valgo por mi misma, soy una mujer fuerte, y quién intente herir a mis seres queridos, lo pagará muy caro. No importa cuantos obstáculos haya en el camino, y que tan difícil de escalar la muralla sea. Ya nadie volverá a hacerme daño jamás... Nunca jamás-
Yo quedé boquiabierto, inmóvil por completo, no supe reaccionar, me quedé en silencio por muchísimos segundos. Luego, cogí aire y me acerqué un poco más a ella.
-Darko...-La dije, ella dejó de frotar el suelo con su dedo-Eres la mujer con más carácter que jamás conocí en mi vida. De verdad, eso es vivir sin importarte nada, sin miedo a nada. Nunca mires atrás. Nunca lo hagas, Darko-Añadí, ella me miró, yo hice lo mismo, me tomó de la mano.
-James... Nunca jamás volveré a mirar atrás. Porque, ahora, ya sé quién soy-Me dijo, luego soltó mi mano y se volteó, dejándome con lo último que dijo en la cabeza por toda la noche.
Estaba equivocado. No es una mujer con carácter porque sí, es una mujer con carácter y con razón. Tantas desgracias en su vida la condujeron a dejar de ser cobarde y a valerse por si misma, sin mirar atrás, sin tenerle miedo a nada. Eso era valor. Eso era ser valiente.
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