Cap.14.: Fuerte por fuera y por dentro.
Habían pasado como 3 horas de la casi muerte de Jason y nuestros estómagos no soportaron ni un segundo más vacíos. Nos detuvimos en algún callejón de esos tan pobres para sentarnos en contenedores de metal.
Como venía a ser de lógica, no pasábamos del pan y el agua, pocas veces había algún postrecito como una frutilla o algo así. Aunque, a pesar de las condiciones, le estábamos eternamente agradecidos a Darko porque hizo todo lo posible porque no estuviéramos sin ingerir alimento.
Volviendo a nuestra comida de aquel día, mis amigos y yo nos sentamos juntos a comer mientras nuestra compañera estaba en frente. Como ellos charlaban de chicas, que era su único tema de conversación desde que nos conocimos, a mí ya me resultaba cansino no hablar de otra cosa y fue que me giré a ver a mi, posiblemente, única amiga mujer. El verla sola y callada fue lo que me hizo levantarme de mi sitio y sentarme a su derecha.
-A veces se me hace muy repetitivo que hablen de lo mismo-Empecé tratando de establecer conexión entre nosotros, me escuchó desde el principio.
-Es normal, los chicos normalmente soléis tener unos gustos muy simples, el que más destaca es el de ver tetas y culos-Dijo, yo reí ante ese comentario, ella solamente sonrió.
-Bueno, no siempre son sólo los hombres los cerdos, ¿no crees?-Pregunté, ella se volteó mirándome en plan de: ''¿Estás de coña?'', al fin y al cabo era muy humorística cuando se lo proponía.
Silencio, nos quedamos observando la calle tan solitaria y con un pasado que parecía muy negro sin establecer contacto. Más tarde, quise sacar un tema que me interesaba saber.
-Oye... Yo creo que tú este tipo de callejuelas las conoces bien, pero... ¿Con qué frecuencia has estado en estos lugares?-Pregunté, se aclaró un poco la voz tras pegar el último bocado a su comida.
-Pues, si te sorprende, no he estado tanto como creerás-Me contestó, cierto era que por dentro estaba más que sorprendido.
-Vaya, pensé que sería muy común que vieras estos sitios, si que me ha dejado impactado, por así decir. Y... ¿Qué sitio te chocó más de los pocos como este que estuviste?-Volví a preguntarle, se llevó su mano izquierda sobándose la frente por varios segundos, acto seguido me miró.
-Mmmmm... Creo que lo que más lo que más... Mira, como por el 75, sí, el 75, me enviaron a una misión, tenía unos 16 años, porque hubo un terremoto en una zona muy pobre de Asia y tal y... Me quedé muy tocada con aquello. Porque, no tenía un trabajo, tenía más, muchos más: Tenía que buscar muertos en los escombros, tenía que vigilar a la gente más herida, tenía que ayudar a los policías a rescatar a gente viva que se quedaba atrapada en... Yo que sé, en medio de algún edificio derrumbado... Un montón de cosas, y cuando volví me quedé muy muy tocada, fue terrible-Me contaba, hasta a mí se me hizo duro todo lo que relataba.
-Uuuuhhh... Debió de ser muy feo ver aquello... ¿Qué fue lo que más te chocó de estar allí?-Traté de profundizar, miraba al suelo con una expresión en el rostro que marcaba un auténtico recuerdo amargo.
-Pufff... Pues, mira, creo que el momento que más me dejó en shock fue que una niña estaba buscando a su madre entre los escombros y al encontrarla ésta estaba muerta. Los gritos que pegaba la pobre criaturilla me dejaron sin movimiento. Ya cuando quise darme cuenta y recuperé la consciencia, fue que me acerqué a la pequeña y traté de ayudarla. Esa experiencia no se me olvida nunca, a día de hoy ocasionalmente retumban sus gritos en mi cabeza, y no hay que verlo para darse cuenta de el trauma que te puede crear aquello-Chocante, ni lo había vivido y me imaginaba la situación en mi cabeza, horrible, pobre niña...
-Hostia, eso suena feísimo. Pobrecita, debió de ser duro-Opiné, seguía mirando al suelo como si nada, se notaba que si que estaba impactada.
-A día de hoy no lo supero, y creo que nunca lo haré. Este tipo de experiencias son algo que cualquier persona con dos dedos de frente sabe de lo que hablo-Comentó, y cierto era, porque lo que tenía en mi cabeza no sería para nada exacto a lo que ella vivió, pero se aproximaba.
-Desde luego... Y, oye, cuando ya trataste de ayudarla, ¿qué hiciste?-Quise profundizar mucho más, estaba claro que de ese momento no se lo olvidaría nada.
-Como ya te conté, tras el shock y la cara de perturbada, me acerqué a ella y la dije: ''Cielo, no puedes quedarte aquí. Trataré de llamar a las fuerzas para que saquen a tu madre, pero tienes que venir conmigo, estás herida de la pierna. Vamos, te llevaré a mi caseta y te curaré tus heridas, ¿de acuerdo?'' y de ahí ella se iba con una llantina que no se la quitaba ni Dios, tomada de mi mano, en aquel entonces yo era mucho más bajita que ahora, medía... Metro 72, algo así, me quedaba un buen estirón o dos. Y es por eso que la subí a mis brazos y tal y la mantuve protegida. Al llegar a la tienda, la curé un rasponazo inmenso que tenía en su rodilla y la di de comer y ropa nueva. Entontraron a su padre y a su hermano mayor de 12 años a la semana siguiente, los tres se iban adoloridos por la madre, pero el padre se me acercó y me dijo que era una bellísima persona por haber cuidado a su hija. No entendía mucho el idioma al llegar allí, pero con el tiempo me fui acostumbrando y ya podía entenderles. El tiempo que me quedaba tras aquello eran... De... Creo que de unas tres semanas o por ahí, estuve como dos meses-Explicó, realmente me mostró que podía ser desde una máquina de matar hasta una auténtica heroína.
-No conocía ese lado tuyo, realmente demuestra que en realidad tienes sentimientos y que eres solidaria. Me sorprende y a la vez yo sabía que detrás de una metralleta humana se escondía una chica muy encantadora y maravillosa-Le dije, pude ver que se sonrojaba un poco ante mi comentario.
-Vaya... Muchas gracias... Qué detalle...-Me decía tímida y con más sonrojo que nunca, se veía tierna con sus mejillas coloradas, no sabía por qué estaría sonrojada, pero la verdad es que me mostró que la había gustado esa opinión acerca de lo que puede llegar a ser.
-De nada-Concluí, y dicho esto, pegué un sorbo a mi vaso de agua y permanecí sentado a su lado.
Pasamos allí bastante tiempo conversando hasta que llegó la hora de la siesta para nosotros. Teníamos que descansar, así que Darko decidió que lo mejor sería que ella se quedase vigilando. Tenía el buen presentimiento de que todo iría bien, confiaba en ella, siempre lo hacía.
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