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VEINTIUNO

Keira caminó detrás del guardia, quien la condujo hasta la oficina del director del penal donde la esperaban su madre y Greta. Las mujeres al verla entrar, se pusieron inmediatamente de pie y caminaron hasta la chica para abrazarla y llenarla de preguntas.

-¿Cómo está Darragh? – preguntó Greta de manera inmediata - ¿Se acordó de ti?

-Está bien, aunque un poco cambiado – respondió Keira – Se ha afeitado la cabeza y se dejó la barba... ¡se ve divino! – exclamó la chica con una sonrisa – Tiene más tatuajes y creo que ha ganado un poco más de masa muscular – dijo mientras se mordía el labio inferior.

-¿Te recordó? – intervino Tessa - ¡Habla, niña! Dinos todo lo que te dijo Darragh.

-No se acuerda prácticamente de nada, pero recordó a Alfie – respondió la rubia con una sonrisa – Y sí se acordó un poco de mí, pero se nota preocupado, temeroso, Darragh no está bien. Él necesita muchas respuestas y yo no pude dárselas. No conozco su vida, su pasado. Creo que le servirá ver a Garrett, verte a ti Greta y por supuesto ver a Alfred.

-¿Entonces no recuerda nada? – preguntó Greta muy asombrada y Keira negó con la cabeza - ¡Pobre de mi niño! Tan indefenso ahí encerrado, sin recuerdos. ¡Qué tragedia! Debemos hablar ya con ese abogado para que lo saque inmediatamente de aquí. – exclamó la mujer – Darragh no debe permanecer más en este sitio.

-Tranquila, Greta – murmuró Tessa Ackermann – Ten paciencia, el abogado hará todo lo que esté en sus manos para ayudar a Darragh. Va a revisar el caso y buscará la manera de sacarlo de aquí. – dijo la mujer – Debemos confiar en él, por algo tu esposo lo contactó.

-¿Mañana podremos verlo? – preguntó Greta al director del penitenciario - ¿Y podremos traerle algunas cosas? No sé, un pastel, algo de comer, un perfume.

-Sí, mañana podrán verlo – murmuró el director – Les daré una lista de lo que pueden traer y de lo que está prohibido para que lo tomen en cuenta.

-Muchas gracias – exclamó Greta Collingwood – Es momento de irnos, pero mañana estaremos aquí muy temprano.

-Las visitas comienzan a las diez de la mañana – dijo el Director – El guardia las guiará hasta la salida. Espero que su visita sea favorable para el señor Collingwood, pensé que jamás íbamos a dar con sus familiares. – exclamó el hombre y las condujo hasta la puerta.

-Gracias, señor director – exclamó Keira y estrechó la mano del hombre antes de abandonar su oficina.

Las mujeres caminaron detrás de un par de guardias por un largo y extenso pasillo. Afuera las esperaban el detective Lewis y el abogado Faure. Las mujeres se notaban más tranquilas y felices, especialmente Keira, quién tenía una enorme sonrisa en sus labios y suspiraba a cada momento. La chica cerró los ojos y recordó el beso que Darragh le había dado, se estremeció suavemente al acordarse también de esos brazos fuertes que la sujetaban con firmeza y del calor de su cuerpo calentándola. Abrió los ojos y se encontró con los de su madre, quién la miraba con curiosidad.

-¿Pasó algo allá adentro que no nos has dicho? – Preguntó Tessa.

-¿Por qué la pregunta? – Respondió Keira – No pasó nada, sólo charlé con Darragh y le dije que esperaba que se pusiera bien muy pronto.

-Está bien – Respondió Tessa encogiéndose de hombros – Pero tu cara me dice otra cosa.

-¡Mira, ahí está el abogado Faure! – Exclamó Keira para evadir el tema – Vamos a ver él que pudo averiguar.

Las tres mujeres caminaron hacia dónde se encontraban los hombres. Ellos tenían un rato esperándolas y por la cara de los hombres, parecía que también tenían muy buenas noticias.

-¿Pudieron averiguar algo? – Preguntó Greta.

-¿Les parece bien que hablemos mientras comemos algo? – Respondió el abogado – Por ahora sólo puedo decirles que se trata de muy buenas noticias. Quizá pronto el señor Collingwood abandone este lugar.

Greta suspiró aliviada y abrazó a Tessa, quién también se encontraba feliz. Keira sólo abrió los ojos más de lo esperado y dejó escapar un suspiro, ¿pronto estaría libre? Esperaba que al verse libre, accediera a seguir un tratamiento médico y así recobrara su memoria. De esta manera, ella podría divorciarse y conseguir su tan anhelada libertad.

Subieron a la camioneta y se dirigieron a un restaurante. Keira aprovechó el camino para intentar comunicarse con Alfred. Quién por cierto ya le tenía el móvil repleto de mensajes y llamadas perdidas. Keira sonrió y marcó el número de su amigo.

-¿Ya lo viste? – dijo la voz de Alfred del otro lado de la línea - ¿Cómo está? – Preguntó con ansias – Mamá nos llamó y nos comentó que la única persona que pudo verlo fuiste tú. ¡Quiero que me lo digas todo!

-¡Calma, Alfred! – Murmuró Keira – Darragh está bien, físicamente se ve muy sano y ha cambiado su look, por cierto. También tiene más tatuajes.

-¿Cómo? – Gritó Alfred - ¡Pues cuéntamelo todo!

Keira trató de recordar las cosas a detalle para poder narrarlas a su amigo. Lógicamente omitió lo del beso final. Esta vez no se lo diría a Alfred y lo mantendría en secreto. De sobra sabía que eso estaba fuera de lugar. Lo que importaba en realidad era la salud de Darragh y la manera en que estaba viviendo actualmente. Alfred se mostró impactado y muy feliz al darse cuenta que su hermano lo había recordado. Eso lo llenó de felicidad y estuvo al borde de las lágrimas.

-¡Papá! – Gritó el chico - ¡Darragh me recordó! ¿Puedes creerlo? – Murmuró dirigiéndose a Garrett – Dice Keira que Dar se encuentra perfectamente y que incluso se ha dejado la barba... ¡pero me recordó! – Volvió a gritar – Eso ya es un gran avance... tenemos que ir a verlo, ¡pronto!

-Por supuesto, hijo – Sonrió el hombre – Yo también tengo ganas de ver a tu hermano, ¡estoy muy emocionado! Y me alegro bastante porque te recordó, eso ya es un gran avance. Seguramente pronto se recuperará.

-Con nuestra ayuda – Murmuró Alfred - ¡Gracias Keira!

-No tienes nada que agradecer – Exclamó la chica – Estarás aquí el viernes y juntos iremos a visitar a Darragh. ¡Se va a poner muy feliz! Lo hubieras visto – Suspiró la chica – Parecía tan indefenso.

-¿De verdad? – Preguntó Alfred – Pero, ¡no lo sé Keira! Te escucho y parece que estás feliz de ver a mi hermano.

-¡Claro que estoy feliz! – Murmuró Keira – Me pone feliz el hecho de que encontramos a tu hermano, que a pesar de la situación, él está a salvo y que tenemos la esperanza de que va a recuperar su memoria...

-¿Aún está en pie tu idea de divorciarte?

-Obvio, sí – Suspiró la joven – Se lo dije a tu hermano.

-¡Ay no, Keira! – Protestó su amigo – Ahora que lo encontramos, ¿por qué no te das la oportunidad de ser feliz junto a mi hermano?

-Nunca funcionará – Murmuró la chica – Pero después hablamos de esto, ¿de acuerdo?

-¡De acuerdo! – Se rió Alfie - ¡Hablamos en la noche!

Keira terminó la llamada y la camioneta se detuvo frente al restaurante. Todos entraron en el lugar e hicieron su pedido. Las mujeres miraban con atención al abogado, esperando a que comenzara la charla. Era de vital importancia conocer la situación legal de Darragh dentro de Francia.

-¿Y bien? – Preguntó Keira – Abogado Faure, ¡usted nos dijo que tenía muy buenas noticias!

-¡Y nosotras estamos ansiosas de conocerlas! – Añadió Greta - ¡Por favor, no nos haga esperar más!

El abogado sonrió e hizo una inclinación de cabeza. Bebió un poco de vino y comenzó a hablar.

-El detective Lewis y yo estuvimos hablando con el detective encargado del caso de Darragh, el fiscal y el director del penal – Exclamó el hombre – Y debo decirles que tenemos un punto a nuestro favor y se trata de la amnesia de Darragh. Tuve también la oportunidad de hablar con el psiquiatra y gracias a lo que él demuestre en sus exámenes médicos, pruebas neurológicas y demás análisis, es posible que Darragh abandone la prisión en un par de semanas.

-¿Está hablando en serio? – Preguntó Keira muy emocionada - ¡Esas son maravillosas noticias!

-¡Por supuesto! – Sonrió Lewis – El médico nos ha dicho que si Darragh continúa con su tratamiento médico, si se le dan las terapias adecuadas y por supuesto, si está cerca de su familia, posiblemente pueda recuperar su memoria.

-Pero hay una cosa – Añadió el abogado – Darragh podrá volver a Inglaterra con la condición de que regrese una vez al mes a Francia para que se evalúe su condición y sus avances médicos. Cuando ya esté del todo recuperado, si es que se puede recuperar, se reanudará el juicio.

-¡Claro que se va a recuperar! – Exclamó Greta – Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos por ayudarlo.

-Además, estar con su familia le será de mucha ayuda – Dijo Tessa – Ya no estará solo ni encerrado ahí, lejos de las cosas que él ama y que disfrutaba hacer. Seguramente ahora que regrese a Inglaterra, comenzará su verdadera recuperación.

-Estoy seguro que así será – Respondió el abogado – Así que a partir de mañana comenzaré con todos los trámites para que Darragh pueda reunirse con ustedes lo más pronto posible.

-Muchas gracias – respondieron las mujeres y estrecharon la mano del abogado.

Las mujeres también agradecieron de nuevo al detective Lewis, de no haber sido por él, aún estarían buscando a Darragh o ¡peor aún! Lo habrían dado por muerto. Terminaron de comer y se despidieron de los hombres para regresar al departamento en el que se hospedaban. Greta aprovechó para llamar a su marido, al igual que Tessa y Keira decidió salir de la casa para dar un paseo y conocer los alrededores. La chica necesitaba pensar en su futuro y lo que podría suceder ahora que Darragh dejara la prisión y volviera a recuperar su memoria.

::::::

Greco caminó por los pasillos de Sterki Motorcycles, en sus manos llevaba un enorme ramo de flores y una pequeña caja decorada con un moño de un rosa chillón. Se detuvo frente al escritorio de la secretaria de Alfred y Keira. El hombre sonrió y preguntó por la señora Collingwood.

-La señora Collingwood no se encuentra – Murmuró la secretaria – Pero si gusta, lo comunico con el joven señor Collingwood.

Antes de que Greco pudiera responder, Alfred salió de la oficina y lo miró, mientras esbozaba una sonrisa burlona. Greco lo miró y se acercó al chico, quién le hizo una seña para que entrara en la oficina.

-¿Venías a buscar a Keira? – Preguntó y miró los presentes que llevaba en la mano – Déjame decirte que mi cuñada detesta el rosa chillón. Prefiere el rosa pastel.

-Sí, vengo a buscarla, ¿dónde está ella? – Murmuró el hombre haciendo caso omiso de las palabras de Alfred.

-Keira está de vacaciones – Murmuró Alfie con una gran sonrisa – Y no regresará hasta dentro de unos días. Exactamente ¡no lo sé! Yo me reuniré con ella el fin de semana.

-¿Y se puede saber a donde fue? – Preguntó Greco – Se supone que la señora Collingwood está a cargo de esta empresa, ¡no debe faltar!

-¡Yo también estoy a cargo! – Bufó Alfred – Aunque no tengo porque dar explicaciones. Mi padre le dio permiso.

-Se supone que ella está aún en la escuela

-No, ella ya salió de vacaciones – Sonrió Alfred – Keira puede irse a donde le plazca. Y para variar, decidió ir a la Riviera Francesa.

-¿Para qué ese lugar?

-¡Qué te importa! – Dijo el chico con molestia – Se fue ahí porque le dio la gana. Para ser exactos, estará en Les Sablettes...

-¡Ella no puede estar en ese lugar! – Gritó Greco.

-¿Por qué no? – Preguntó Alfred con tranquilidad – Ella puede ir a vacacionar en dónde se le dé la gana.

-Ese lugar es muy peligroso, ¡recuerda que ahí se perdió tu hermano y murió Carmina!

-Ah, eso – Murmuró Alfred – Pero fue hace tiempo, seguro mi hermano está muerto. Como nunca lo encontramos, ¿tú tienes pistas? Digo, puedo decirle a Keira que investigue mientras está ahí.

-No, no tengo pistas, nunca encontramos nada – Dijo Greco tratando de no mirar a los ojos al chico - ¡Pero nunca dejé de buscarlo! A pesar de que sé que ha muerto, no dejo de buscar sus restos.

-Pues me voy – Sonrió Alfred para contener las ganas que tenía de golpear a Greco – Tengo que estudiar para mi último examen.

Greco lo vio alejarse, ¿por qué estaba tan tranquilo respecto a la muerte de su hermano? ¿Por qué Keira había decidido vacacionar en Les Sablettes? ¡Eso era muy raro! Seguramente tenían pistas de Darragh, pero no podía ir. Si se largaba, sospecharían de él y eso no le convenía, así que tendría que esperar por las últimas noticias.

::::::

Después de hablar con Keira, Darragh fue conducido a su celda. El hombre se encontraba muy feliz después de aquel encuentro, aunque un poco más inquieto que antes. Ese beso lo había descontrolado. Se notaba que Keira era una mujer inteligente y decidida. La chica sabía lo que le convenía y lo que no. Posiblemente él se equivocó en el pasado e hizo mal en abandonarla el día de su boda. Fue muy impulsivo y voluntarioso, pero ahora que lo analizaba, se daba cuenta de lo maravillosa que era Keira. ¿Por qué no intentar conquistarla? ¿Por qué no tratar de remediar su error? Podía enamorarla, conocerla y dejar que ella lo conociera y a su vez él también enamorarse. No estaría mal hacerlo, ¡él deseaba saber lo que era amar! En ese tiempo solo y sin tener un recuerdo, su vida era un tormento. En realidad no era una vida, sólo lo mantenía en pie la esperanza y ahora que esa esperanza se había convertido en un hecho, su desesperación aumentó. ¡Tenía que salir de ahí a como diera lugar! Si tan sólo pudiera recordar.

Darragh suspiró y comenzó a dar vueltas por su celda, tratando de recordar, pensar en lo que sucedió el día del asesinato. Sin embargo, fue en vano. Se sentó en una silla, sujetando su cabeza con sus manos.

-¿Qué sucede ahora? – Preguntó Alan entrando en la celda - ¿Te sientes bien? Puedo ir en busca del médico.

-No, estoy bien – Sonrió Darragh levantando el rostro – Es sólo que trato de concentrarme y recordar.

-¡No te esfuerces! – Murmuró Alan – Comprendo tu desesperación, pero creo que es mejor que las cosas fluyan de manera natural – Sonrió – Por cierto, ¿para qué te llamaron? Porque duraste bastante allá.

-Tuve una visita – Murmuró Darragh sonriendo ampliamente – Lograron contactar a mi esposa y...

-¿Vino a verte? – Preguntó Alan con emoción - ¡Esas son muy bunas noticias! ¿Cómo te fue? ¿Qué te dijo? ¿Cómo reaccionó?

-En realidad, las cosas fueron muy tranquilas – Suspiró Darragh – Hablamos e incluso recordé que tengo un hermano menor y.... ¡también vino a mi memoria mis primeras vacaciones en el Mediterráneo!

-¡Guau! – Exclamó su compañero - ¡Sí que te ayudó la visita de tu esposa!

-Aunque no me agradaron algunas cosas – Continuó Darragh mientras se cruzaba de brazos – Keira me hizo saber que yo fui un tipo horrible, la traté muy mal y... ¡quiere divorciarse!

-¡Oh, no! ¡No! – Gritó Alan - ¡No es posible! – Bufó – No lo permitas, ¡no la dejes ir! Pídele perdón, trata de ser una buena persona, demuéstrale que te interesa y que quieres tener una nueva oportunidad. Quizá te equivocaste y eso, pero todo mundo lo hacemos y merecemos oportunidades – Exclamó con emoción - ¡Lucha por tu esposa! Si eso es lo que quieres y conquístala.

Darragh sonrió. Eso tenía pensado, las palabras de su amigo estaban llenas de razón. ¡Lucharía por Keira! Y por tener un matrimonio estable y feliz. El hombre iba a sugerir a Alan que salieran al patio para tomar un poco de aire, pero un guardia apareció y miró a Darragh con una sonrisa.

-¿Qué? – Preguntó el chico.

-Te busca el detective Fayolle. Quiere hablar contigo.

El rubio asintió y salió detrás de ese guardia. No tenía ganas de ver al detective, pero quizá le llevara buenas noticias, o posiblemente también estaría ahí para presionarlo con más preguntas o pruebas. Caminó hasta los locutorios y se sentó en el cubículo, frente al detective Fayolle.

-¡Buenas, detective! – Saludó Darragh.

-¡Hola, Darragh! – Respondió el hombre – Te noto más animado.

-Lo estoy, es verdad... ¡gracias!

-No agradezcas. En parte también es nuestro trabajo – Dijo el detective - ¡En fin! Estoy aquí para darte buenas noticias.

-¿Más? – Preguntó Collingwood.

-Estuvimos hablando con el abogado que contrató tu padre – Murmuró Fayolle - Y hay esperanzas para ti.

-¿Está hablando en serio? – Preguntó Darragh casi sin poder creerlo.

-Quizá yo no sea la persona más adecuada para decirlo, pero es verdad – Dijo Fayolle – El abogado vendrá a verte mañana y seguro también podrás reunirte con tu madrastra y tu suegra. Tu padre y tu hermano llegarán el fin de semana – Sonrió – Tuve la oportunidad de tener una charla telefónica con tu padre y se le notaba muy emocionado.

-¡Muchas gracias! – Sonrió Darragh – Aunque ahora estoy más ansioso que nunca – Suspiró el rubio – Ya quiero salir de aquí, dejar este lugar y regresar con mi familia.

-Pronto, no te preocupes – Murmuró Fayolle – Por ahora, creo que es todo lo que tengo que decirte. Si no se presenta ningún problema, es posible que dejes este lugar en menos de dos semanas. Lo que queremos es que te recuperes y puedas decirnos la verdad.

-Lo comprendo – suspiró Darragh – Pondré todo lo que esté en mis manos para recuperarme y poder hablar de lo que pasó ese día.

-¡Gracias, Darragh! – Respondió Fayolle – Vendré a verte en los próximos días. Ahora ve a descansar, que ya has tenido demasiadas emociones en un día.

::::::

Keira caminaba por la playa, había decidido salir a dar un paseo para poder pensar con claridad y relajarse después de una mañana agotadora. Su mente estaba invadida por Darragh Collingwood. Se había comportado de una manera tan diferente, incluso había sido dulce y cariñoso. ¡Pero no debía hacerse ilusiones! Quizá cuando Darragh estuviera bien y tuviera la mente lúcida, volvería a ser el mismo patán.

La chica se sentó en la arena y cerró los ojos. Volvió a recordar el beso que él le había dado. Ese beso la marcó, no había sido como los dos primeros. Había sentido que estaba lleno de ilusión, de cariño y ¡por supuesto! También de deseo y pasión. Su piel se estremeció al recordarlo y se preguntó, ¿qué se sentiría estar entre los brazos de Darragh? Dejo escapar un suspiro al imaginárselo...

-Hola – Dijo una voz masculina y sexy - ¿Puedo sentarme?

Keira se sobresaltó al escucharla. Estaba soñando despierta y ese hombre la sacó de sus sueños. La mujer lo miró y le dedicó una sonrisa cordial. Era bastante guapo. Era un tipo castaño, seductor, de barba cerrada, fornido y sonrisa coqueta. Ella lo miró con curiosidad y asintió, haciéndose a un lado para que el hombre pudiera sentarse.

-¿No te interrumpo? – Preguntó el sujeto – Parecías perdida en tus pensamientos.

-No, no, para nada – Balbuceó Keira – Sólo estaba contemplando el paisaje y la puesta de sol.

-Por cierto, me llamo Aksel Taylor – Dijo extendiendo su mano - ¿No eres francesa, verdad?

-No, soy inglesa – Exclamó la chica – Es un placer Aksel, mi nombre es Keira Ackermann – Murmuró y tomó la mano del hombre.

Aksel sujetó firmemente la mano de Keira y la llevó hasta sus labios para besar su dorso. La chica se estremeció al sentir el tibio aliento del hombre sobre su mano y sonrió con timidez.

-Te vi llegar y no perdí detalle de ti – exclamó Aksel – No sabía si lo que veía era de este mundo o un ser celestial. ¡Eres muy hermosa, Keira!

-Gracias – respondió la chica – Pero creo que estás exagerando un poco, sólo soy un ser humano común y corriente. – dijo y sonrió – Nada de otro mundo o algo divino.

-Y dime, ¿estás de vacaciones? – preguntó Aksel – Porque yo me encuentro de vacaciones, soy de Londres.

-¿En serio? Eso es una coincidencia porque yo también vivo en Londres – respondió Keira – Y digamos que si estoy de vacaciones, me tomé unos días de descanso.

-Pues espero verte todo el tiempo que estés aquí – respondió el hombre y se puso de pie – Llegué el día de ayer y espero permanecer aquí durante un mes. Estuve atiborrado de trabajo y además quiero olvidarme de todo por unos días, antes de que comience la temporada de polo.

-¿Eres jugador de polo? – preguntó Keira y Aksel asintió – Mi padre es fanático de ese deporte.

-Sí, lo juego de manera profesional y me gusta bastante – Murmuró el hombre – En ocasiones también participo en torneos de beneficencia y exhibiciones.

-Excelente, ¡a mí no me gusta para nada! – Rió Keira – Me parece muy aburrido y sólo va gente estirada a ver los encuentros.

-¡Oh! – Exclamó Aksel - ¿Me acabas de decir estirado? – Preguntó entre risas.

-Más o menos – Murmuró la muchacha – Yo prefiero el fútbol o el golf – Dijo y se puso de pie mientras miraba su móvil – Creo que debo irme, mi madre pregunta por mí y no debo demorar.

-¿Te veré de nuevo? – Preguntó Aksel – Pásame tu número y quizá podamos salir a tomar un café.

Keira asintió y le pasó su número telefónico, lo tomó de la mano y se la estrechó con fuerza para despedirse. Aksel, con un movimiento rápido la tomó de la cintura y besó su mejilla. La chica lo miró con los ojos entrecerrados y se soltó de él para echarse a correr rumbo a su casa. El corazón de Keira latía a toda velocidad, ese tipo le había parecido simpático y muy atractivo, quizá aceptara salir con él, nada perdía, ¿o sí?

::::::

Tenemos un nuevo personaje; Aksel Taylor, quién cortejará a Keira, convirtiéndose en el rival de amores de Darragh Collingwood. A Keira no le pareció del todo indiferente, así que esto puede traerle conflictos a su corazón pero, ¿quién ganará? Por lo que se ve, Darragh quiere conquistarla y me pareció una buena idea ponerle un obstáculo, porque se lo merece y tendrá que luchar a capa y espada por el amor de Keira. ¿Qué les pareció este capítulo? Espero sus comentarios y gracias por todo.
Maria Decapitated 

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