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VEINTITRES

-¿Dónde andabas? – preguntó Alfred con tono autoritario al ver entrar a Keira en la casa – Te vi que llegaste con ese tipo.

La chica sonrió y suspiró, ¿qué más había visto Alfred? Se preguntó y lanzó una carcajada al contemplar el rostro serio de su amigo.

-Sí ¿y? – exclamó Keira - ¿Algún problema?

-¡Lo besaste, desvergonzada! – le reclamó el chico - ¡Eres una mujer casada!

-Eso no es un matrimonio, al menos para mí – respondió Keira molesta – Tu hermano se fue con su amante, ¿por qué crees que estamos aquí?

-OK, tienes razón – dijo Alfred – No te estoy regañando, sólo que quiero que te fijes con qué clase de personas entablas amistad. ¿Viste lo que le pasó a tu esposo?

-¡Cállate! – exclamó Keira – Aksel no es así, él es atento y dulce... ¡y me gusta!

-Pero así empiezan muchos hombres y después se convierten en unos patanes – añadió Alfie – Ahora ve a tu habitación, ¡estás castigada sin cenar!

Keira no respondió,sólo le mostró la lengua y levantó el dedo medio de su mano derecha en señal deofensa. La chica subió corriendo las escaleras y entró en su habitación. Tomósu celular y buscó uno de sus canciones favoritas en su playlist de Spotify.

https://youtu.be/_1lXdLus2WI

-Es una lástima que Anna Murphy ya no sea vocalista de Eluveitie – murmuró mientras se quitaba el vestido y entraba al cuarto de baño para darse una ducha.

Al salir de la ducha, se vistió con algo cómodo y se tiró a la cama, tomó su laptop y buscó en google el nombre de Aksel Taylor. Sonrió cuando la página arrojó los resultados y comenzó a leer con más atención. Ahí se dio cuenta que en verdad era un reconocido jugador de polo, modelo y arquitecto. ¡Nada mal! Dijo para sí misma mientras sus ojos brillaban y continuó husmeando en las páginas.

-Creo que Darragh y Aksel son polos muy opuestos – exclamó Keira – Mientras que uno es dulce y amable, el otro es un engreído playboy... - Guardó silencio al recordar a Darragh y el trato que había tenido con él hacía unos días – Aunque debo decir que esta vez Darragh tuvo un comportamiento muy distinto conmigo – Suspiró – Fue dulce y amable, incluso tierno – Sonrió y se acostó en las almohadas - ¡Y sus besos! Ay dios mío – Gimió – Mañana voy a tener que besarlo otra vez – Dejó escapar otro suspiro y cerró los ojos, recordando los suaves labios de Darragh sobre los suyos.

::::::

Alan y Miles miraban el rostro de su amigo Darragh. La cara de su amigo brillaba y desbordaba felicidad al estar junto a su familia. Desde que habían llegado, el hombre no había soltado la mano de su esposa y la tenía sentada junto a él. Keira sonreía, parecía que la chica estaba contenta. Ver así a su amigo era algo nuevo, por lo general Darragh era un hombre callado y taciturno, pero se le había soltado la lengua y no paraba de hablar maravillas de sus amigos a su familia.

-Yo les agradezco que hayan cuidado muy bien de Darragh durante todo este tiempo – exclamó Alfred con una sonrisa – Han sido muy amables y merecen ser recompensados.

-Nosotros lo hicimos de manera desinteresada – respondió Miles – Yo me enamoré de Darragh desde la primera vez que lo vi, ¿quién puede resistirse a esa sonrisa?

Todos se echaron a reír ante la respuesta de Miles. Darragh tenía su encanto y fácilmente se ganaba a las personas. Quizá en ocasiones solía ser muy frío, pedante y grosero, como había sido con Keira. Pero en otras ocasiones era amable y agradecido. Keira lo observaba sonreír, definitivamente Miles tenía razón ¿quién podría resistirse a esa sonrisa? La sonrisa de Darragh era pura, sincera y auténtica, con un toque de picardía en ella. A la chica le dieron unas enormes ganas de lanzarse sobre él y de besar sus apetitosos labios. Suspiró para contenerse y miró el reloj, faltaba poco para que terminara la hora de visita y eso no le agradó.

-¿Ya te quieres ir? – le preguntó Darragh al verla consultar su reloj de pulsera - ¿No te gustó nuestra compañía?

-¡No, es todo lo contrario! – respondió Keira – Tus amigos son muy simpáticos, ambos me agradan. Son sinceros y ocurrentes, aunque Alan es más serio que Miles, pero menos intimidante. ¡Tienes suerte de tenerlos como amigos! – dijo la chica – Yo valoro la amistad, la vida me ha premiado con dos grandes amigos. No tengo un círculo social amplio, como podrás ver. Soy un poco introvertida y en ocasiones selectiva, me gusta escoger con cuidado a mis amistades.

-¿A mí me consideras tu amigo? – preguntó Darragh con un aire de melancolía - ¿O sólo estás aquí por compromiso?

-No estoy aquí por compromiso – respondió Keira y apretó la mano de Darragh – Ayer que Alfred no me dejó acompañarlos, me decepcioné un poco. Me he prometido a mi misma tratar de conocerte y que llevemos la fiesta en paz. – exclamó y le dedicó una sonrisa – Tu y yo tuvimos un comienzo muy difícil, me imagino que fue motivado por las circunstancias en que nos conocimos. Quizá la presión de un matrimonio forzado nos impidió conocernos y llevarnos bien.

-¡Tienes razón! – Suspiró Darragh – Me imagino que tanto a ti como a mí nos sacaron de nuestra zona de confort y nos desestabilizaron – Murmuró – Aunque aún así, creo que eso no es justificación para mi mal comportamiento.

-¡Tranquilo! – Sonrió Keira – No te guardo rencor, Darragh.

-Entonces... ¿me darás una oportunidad? – Preguntó mirándola con intensidad a los ojos.

-Lo estuve pensando y... ¡claro que sí, tontito! – Exclamó la joven mientras rozaba su nariz con la de Darragh.

Darragh sonrió ampliamente y sus ojos brillaron emocionados. Estrechó a la joven entre sus brazos y unió su frente a la de ella. Keira también le sonrió y tomó el rostro del hombre entre sus manos, lo acarició delicadamente y lo atrajo para unir sus labios a los de él en un beso breve y delicado. Darragh no se contentó con eso, él deseaba más, un beso ardiente y apasionado, esa chica era una pequeña bruja que lo había hechizado con sus encantos, arrebatándole la cordura y, cada vez que la tenía cerca, lo ponía como un volcán a punto de hacer erupción.

Darragh la ciñó con mayor firmeza y la pegó a su cuerpo. Todo se había desvanecido a su alrededor, quedando únicamente la hermosa imagen de Keira. ¡Ahora ansiaba estar fuera de esa prisión! Estaba dispuesto a hacer todo lo que se le ordenara para ser libre y poder recuperarse, pero sobre todo, para poder estar cerca de Keira y darle la vida que ella se merecía y ser el esposo y el amante perfecto para esa mujer.

Él le sujetó la nuca y selló sus labios con los suyos. Keira se sintió envuelta en un torbellino de emociones cuando esos labios apetitosos se movieron con ansias sobre los suyos. Ella deseaba eso, un beso apasionado... aunque ahora que lo pensaba y a medida que la intensidad crecía aumentando su temperatura, un beso no era suficiente. Las manos de la joven acariciaron la cabeza de Darragh, mientras sentía cómo el calor de las manos masculinas recorría su espalda. Ella hubiera deseado estar en otro sitio para poder dejarse llevar por completo y entregarse a los placeres carnales con Darragh, entregarse completamente a él y disfrutar de la pasión que comenzaba a desbordarse.

Un carraspeó fuerte y los murmullos de sorpresa de la familia los obligaron a separarse. Keira se puso colorada al mirar la cara de Alfred muy cerca de los dos, sonriéndoles de manera socarrona.

-Lamento decirles, tórtolos que la fiesta ha terminado – Murmuró el chico – Se acabó la hora de visita y nosotros debemos irnos.

Darragh suspiró y sonrió para comenzar a despedirse de sus familiares. Se la había pasado tan bien que estaba seguro que las cosas ya no serían como antes. Los echaría mucho de menos. Pero su abogado y el detective le habían dado grandes esperanzas, esperaba que todo pasara rápido para poder estar junto a las personas que amaba.

Keira sintió una opresión en el pecho, no deseaba irse. Le hubiera encantado pasar más tiempo con Darragh. Ese hombre de ahora era muy distinto al patán que había conocido hacía un par de años. Este nuevo Darragh la tenía fascinada, era atento con ella, cariñoso y ardiente. El simple hecho de estar junto a él la excitaba y esos besos tan ardientes y salvajes la ponían más allá de sus límites. Se estaban convirtiendo en una necesidad y ¡acababa de decirle que le daría una oportunidad! ¿Había hecho lo correcto? Se estaba metiendo a la boca del lobo, porque si Darragh se recuperaba y volvía a ser el de antes, quizá pudiera rechazarla y tratarla como en antaño. Suspiró cuando Darragh la abrazó para despedirse de ella y volvió a besarla, pero de una forma dulce y tranquila. ¡Se iba a arriesgar! ¿Acaso ella no podría conquistar el corazón de un hombre como Darragh Collingwood?

::::::

Tres días después de la visita de los familiares de Darragh, el hombre fue sometido a un pequeño juicio, dónde se le declaró inocente debido a que no había ninguna prueba que lo inculpara del asesinato de Carmina Brülh. Y aunque el arma homicida tenía sus huellas digitales, la escena del crimen era muy confusa, según lo explicado por los detectives a cargo del caso. En la recreación de los hechos, Carmina Brülh había arrojado a Darragh para salvarlo del impacto de la bala, siendo recibida por ella misma.

Darragh fue puesto en libertad, en parte por la inconsistencia y la falta de pruebas en el caso y por otra parte, debido a su estado mental. El juez dictaminó una libertad bajo fianza y el padre de Darragh pagó sin poner reparos. Lo que el hombre deseaba era que su hijo estuviera fuera de ese lugar y, esa misma tarde, Darragh salió de la cárcel, acompañado de toda su familia.

Después de haber celebrado con una cena en un elegante restaurante, la familia regresó a su casa. Darragh estaba abrumado por tantas emociones, pero muy feliz por haber obtenido su libertad. Sin embargo, él no deseaba quedarse encerrado de nuevo en la casa. Quería caminar un momento por la orilla de la playa, sentir la brisa marina en su rostro y mirar las estrellas.

-Quizá debas ir a descansar, hijo – Murmuró Garrett – Ha sido un día muy ajetreado y tienes que reponer fuerzas.

-De momento no me apetece quedarme en casa – Exclamó el chico – Me gustaría salir a caminar unos minutos por la playa.

-Está bien – Sonrió Garrett – Alfred puede acompañarte...

-¡No! – Exclamó el chico – Yo no puedo salir ahora, tengo una llamada de Blake y...

-Si a Darragh no le molesta – Intervino Keira – Yo podría acompañarlo.

A Darragh se le iluminó el rostro al escuchar las palabras de la chica. Ese era un momento perfecto para estar un rato a solas con Keira, ya que no había podido disfrutar de su compañía tanto como él deseaba. Él asintió y le tendió la mano. La chica la tomó y juntos salieron del departamento para caminar en silencio hasta la playa. Keira lo miraba de soslayo, contemplando su nariz recta, sus pestañas cortas y tupidas y sus orejas imperfectas que parecían de elfo.

-Te veo feliz – Exclamó la chica al llegar a la playa – Nunca había visto esa expresión en tu rostro, es nueva para mí. Cuando te conocí, se te notaba más tenso; el ceño fruncido y los labios apretados. Como un tipo autoritario.

-Estoy feliz y tengo motivos para esta felicidad – Murmuró Darragh deteniéndose para quedar frente a la chica – Supongo que esto se debe a que he obtenido mi libertad y he recuperado a mi familia – Suspiró – Pero también hay otra cosa que me hace muy feliz.

-¿Qué cosa? –Preguntó Keira con curiosidad.

-Que recuperé a mi esposa y esta vez voy a amarla, a respetarla y a entregarme a ella como se merece, entregándole lo mejor de mí e intentaré hacerla feliz – Exclamó mirándola a los ojos – No me voy a comportar como un patán, no deseo hacerla sentir mal, hacerla llorar o molestarse por mi actitud arrogante. ¿Qué clase de monstruo era? – Preguntó.

-No lo sé – Respondió Keira llena de emoción al escucharlo hablar con tanta pasión y decisión – Primero hay que conocernos, ¿no lo crees? Intentar llevarnos bien y tener armonía. Ver si en verdad este matrimonio va a funcionar.

-Yo me imagino que sí – Murmuró Darragh sujetándola por la cintura y jalándola para acercarla a él – Es cuestión de poner las cosas en una balanza. Yo no sólo quiero ser amigo de mi esposa, yo quiero ser su compañero, su confidente, su pareja... su amante – Dijo las últimas palabras en un tono seductor que a Keira se le erizó la piel y experimentó una punzada de excitación en el vientre.

Darragh guardó silencio y ella tampoco dijo nada, permanecieron abrazados mirándose. Keira suspiró cuando el dorso de la mano del hombre le acarició la mejilla y sus dedos sujetaron su barbilla. La joven entreabrió los labios a la espera de un beso apasionado. Él sonrió, se humedeció los labios con la punta de la lengua y se inclinó para besar a la mujer. Fue un beso lento y pausado, pero muy profundo. Keira sintió que se derretía y se aferró a sus hombros, dejándose llevar. ¡Definitivamente no había comparación entre Darragh y Aksel! Pero, ¿por qué tenía que pensar en eso? ¡Debía concentrarse en ese magnífico beso! Así que puso su mente en blanco y lentamente introdujo su lengua en la boca del hombre, enredándola con la de él, saboreándolo mientras las manos de Darragh descendían lentamente y se posaban en su trasero.

Keira se separó para lanzar un gemido y mirarlo a los ojos. Podía darse cuenta que Darragh también estaba excitado tanto como ella. Él volvió a buscar su boca para besarla con desesperación y entrega, hasta que la respiración les falto y se separaron, mientras sus pechos subían y bajaban con velocidad. Darragh continuó caminando, abrazado al cuerpo de Keira. La chica sentía que estaba soñando, se aferró a la cintura de su esposo y caminaron de regreso a la casa.

-¿Dónde están todos? – Preguntó Darragh buscando a sus familiares.

-Quizá decidieron acostarse temprano – Murmuró Keira pero sus ojos encontraron una pequeña nota pegada en el refrigerador – Creo que salieron, así como nosotros – Sonrió entregándole la nota al hombre.

Darragh la tomó y la leyó. Después esbozó una gran sonrisa y le tendió su mano a Keira.

-¿Quieres ir a dormir? – Preguntó el hombre.

-Yo aún no tengo sueño, pero puedo acompañarte a la habitación – Sonrió Keira - ¿Ya quieres dormirte?

-La verdad no, pero deseo recostarme y conversar contigo, ¿te parece bien?

Keira asintió y juntos subieron las escaleras para entrar en la habitación de Darragh quién se dejó caer sobre la cama y dejó escapar un quejido largo y sonoro. Keira sonrió y se sentó a su lado, acariciando la palma de su mano.

-¿Y de qué te gustaría hablar? – Preguntó la joven.

-De cosas más serias – Dijo Darragh y ella levantó las cejas – Como Sterki Motorcycles, por ejemplo – Exclamó – Ya que tú eres la vicepresidente, me gustaría que me pusieras al tanto de todo.

-¿Es en serio? – Preguntó la chica echándose a reír y se mordió el labio al darse cuenta de que estaba hablando muy en serio.

-Tuve una charla con mi padre y mi hermano al respecto – Exclamó Darragh – Y ellos me dijeron ciertas cosas, me dieron sus puntos de vista y ahora deseo conocer el tuyo.

-Para comenzar – Exclamó Keira – No entiendo porque me nombraste vicepresidenta si no tenía la experiencia suficiente para ocupar el cargo. Pudiste haber dejado sólo a tu hermano.

-No tengo idea de porque lo hice – Dijo Darragh – Pero pienso que confiaba en tus capacidades, se nota que eres mucho más sensata que mi hermano, ya que Alfred es demasiado locuaz e impulsivo. Necesita de alguien que lo guíe y me he dado cuenta que tú eres esa persona.

-Gracias – Exclamó Keira – Yo en verdad te lo agradezco, tener esa responsabilidad me ha ayudado a crecer como profesional y a tener experiencia. Además, Sterki Motorcycles es el tema de mi tesis de titulación.

-¡Interesante! – Dijo Darragh esbozando una gran sonrisa – Me alegra saber eso.

-Aunque... - Respondió la joven y se quedó callada.

-¿Qué cosa? – Preguntó el rubio mirando con atención el rostro preocupado de Keira - ¿Hay algo malo?

–No lo sé – Exclamó la chica - Una vez que comenzamos a trabajar en tu empresa, Alfred y yo nos dimos cuenta que alguien ha estado desviando dinero a varias cuentas bancarias.

-¿Te refieres a un fraude? – Murmuró el hombre - ¿Qué han descubierto?

-En realidad no estamos muy seguros – Dijo la joven de inmediato – Porque algunos depósitos han sido debido a la compra de equipo y ciertas cosas para la empresa. Aunque no hemos tenido mucho tiempo de indagar a fondo – Suspiró – Con el trabajo en la escuela, los exámenes y las otras cosas de la empresa, ¡ya sabes!

-Bien, que bueno que lo dices – Comentó Darragh poniéndose serio y acariciando su barba con suavidad - ¿Sospechas de alguien en particular?

-No – Dijo Keira y lo miró a los ojos.

Darragh la observaba con atención, su mirada risueña y pícara había cambiado, así como la expresión en el rostro del hombre. Ahora se había puesto serio y severo. Su ceño estaba fruncido y parecía demasiado reflexivo respecto a ese tema.

-¿Estás segura? – Preguntó sin quitarle los ojos de encima, parecía que él adivinaba sus pensamientos.

-No – Gimió Keira – Quizá... Greco Alessio.

Darragh tuvo una punzada en la cabeza y cerró los ojos, llevándose la mano a la frente. Dejó escapar un quejido, mientras que Keira se alarmaba al verlo reaccionar así. ¡No debió haberle dicho esas cosas a Darragh! El médico lo había recomendado, nada de presiones. La chica se arrodilló sobre la cama para intentar auxiliarlo y lentamente le retiró la mano de la frente.

-¿Te encuentras bien? – Preguntó con preocupación.

Darragh abrió los ojos, pero no respondió, se limitó a mirarla con adoración y el malestar se fue así como había llegado. Los bellísimos ojos verdes de la mujer translucían su desasosiego. La abrazó a su cuerpo y ella perdió el equilibrio, cayendo encima del hombre. Keira se puso colorada al darse cuenta que otra vez estaba excitada, era consciente de esa humedad ardiente que empapaba su entrepierna. Le sonrió con picardía y comenzó a deslizar sus dedos por los carnosos labios de Darragh.

Las manos del rubio comenzaron a acariciar las rodillas de Keira, subiendo lentamente hasta sus muslos. ¡Sí tan sólo ella no trajera encima ese pantalón de algodón! Continuó acariciando, hasta detenerse sobre sus nalgas, las cuales estrujó a su antojo. Keira gimió con sonoridad y se inclinó para besarlo de manera arrebatadora y urgente, las lenguas de ambos se acariciaron y danzaron de forma erótica. Darragh le apretó la cintura y la espalda para profundizar ese beso que acababa de disparar su temperatura corporal.

El pulso del hombre martilleó en sus sienes y la sangre se concentró en un punto específico de su cuerpo al darse cuenta que Keira friccionaba su pelvis contra su excitación que crecía a medida que esos roces eran más veloces y rítmicos. Ambos gimieron al darse cuenta que estaban más excitados que nunca y que necesitaban tocarse, explorar sus cuerpos y saciar esas ansias que los consumían lentamente.

Keira se separó de Darragh y se sentó sobre su abdomen, mientras se desembarazaba de la blusa que llevaba puesta. El hombre la miraba con hambrienta pasión, sus ojos no se despegaban de ella y al mirarle los senos cubiertos por ese delgado encaje, sonrió al percatarse que los pezones sonrosados de la joven estaban completamente erguidos. Él levantó los brazos y acarició esos turgentes senos, mientras Keira echaba la cabeza hacia atrás y gemía, balanceando las caderas. Darragh se deshizo del sostén y con manos temblorosas tocó la piel desnuda de la joven. Deslizó sus manos anchas y calientes sobre la cintura femenina, deteniéndose de nuevo sobre sus senos, los apretó con delicadeza y gimió con sonoridad.

Darragh se incorporó y continuó palpando esos senos, deleitándose con los sonoros gemidos que brotaban de la boca de la chica. Sus labios se posaron sobre el níveo cuello de Keira y succionaron su piel. Lo mordió con suavidad y su lengua lo recorrió a placer. Keira se movía encima de él, sintiendo que se deshacía por dentro, mientras los fluidos empapaban su sexo caliente y palpitante. Ella abrió los ojos y jadeó, acariciando el cabello de Darragh al tiempo que él succionaba uno de sus pezones.

Keira tenía los ojos abiertos y la mirada perdida, estaba extasiada con esas caricias. Darragh era el primer hombre que la tocaba de esa manera y de pronto ella deseó más. Se sintió una mujer deseada y atrevida, dispuesta a todo para recibir y dar placer. Las caricias de Darragh eran tan deliciosas y perfectas que la hacían desear cada vez más. Con suavidad se separó de él y rápidamente le sacó la camiseta. Los ojos de Keira se abrieron y brillaron con un poco de perversión al mirar el torso desnudo del hombre.

El pecho de Darragh era firme y musculoso, cubierto de un vello rojizo y abundante. Sus pectorales y abdomen estaban perfectamente marcados. Tenía varios tatuajes que adornaban su piel. Los dedos de Keira dibujaron los diseños, mientras una sonrisa boba se dibujaba en sus labios. Darragh la contemplaba embelesado, disfrutando de esa íntima exploración. El hombre jadeó cuando la lengua de la chica dejó un camino húmedo por su pecho y sus dientes mordieron sus pezones masculinos. Él rió con sensualidad y Keira lo imitó. Poco después volvieron a besarse con avidez y un poco de brutalidad.

Darragh acariciaba la espalda desnuda de Keira, mientras ella frotaba sus senos contra el pecho de Darragh. Las manos de Keira buscaron con desesperación el cinturón de Darragh y...

-¡Keira, Darragh! – Dijo la voz de Alfred y se escucharon tres golpes en la puerta - ¿Están en casa?

Keira se separó de manera abrupta, ¡eso acababa de romper la magia del momento! Y en su intento por incorporarse, la joven cayó sobre la cama. Darragh la ayudó a ponerse de pie, mientras acariciaba el trasero de la chica, quién al verse semidesnuda delante de Darragh, corrió a encerarse al baño.

-¿Darragh? – Dijo la voz de Alfred - ¿Están ahí?

-Sí, perdón – Murmuró el hombre – Estaba a punto de dormir y, Keira está en el baño.

-¡Oh, genial! – Murmuró el chico – Descansen entonces y nos vemos mañana por la mañana.

Darragh suspiró y se sentó en el borde de la cama, llevándose las manos a la cabeza. Estaba demasiado excitado y deseaba entrar en el baño para hacerle el amor a Keira, pero se contuvo. Tenía que ser paciente, aunque estaba seguro que de no ser por esa interrupción, él y Keira hubieran terminado amándose salvajemente.

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¡Baia, baia! ¿Quién se lo hubiera imaginado?¡Keira está loca! Se nota que no pudo resistirse a Darragh, pero es que este "nuevo Darragh" es demasiado perfecto para ser real y logra sacar los deseos más ocultos de la chica, la excita y la pone fuera de sus límites, pero, ¿quién podrá resistirse ante él? Quizá pronto tengan un encuentro muy intenso, o quizá varios más antes de que ambos regresen a Inglaterra y es entonces cuando Darragh se verá las caras con Greco,¿qué va a pasar? Déjenme sus comentarios y opiniones al respecto. Gracias y nos leemos el lunes.
Maria Decapitated

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