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VEINTIDOS

Keira y el detective Lewis esperaban a Garrett y a Alfred en la sala de espera del aeropuerto, y aunque faltaban unos minutos para que el avión arribara, a Keira le parecía eterna la espera. ¡Estaba muy emocionada! Especialmente porque deseaba hablar con Alfred y contarle ciertas cosas que no podía decir por teléfono. Un día antes se había vuelto a reunir con Darragh, pero en esa ocasión, tanto su madre como Greta estaban presentes en la sala y Darragh se concentró más en Greta y Tessa que en ella. A Keira no le había hecho mucha gracia, pero también estaba consciente que Darragh necesitaba respuestas y la única en ese lugar que podía despejar alguna de sus dudas, era Greta, su madrastra.

En esa reunión, Keira se enteró de muchas cosas respecto a su "esposo". Como por ejemplo, de la muerte de su madre, quién padecía leucemia y había fallecido cuando Darragh tenía apenas nueve años. De cómo Greta se había hecho cargo de él, cuidándolo como a un hijo y que un par de años después de la muerte de la señora Collingwood, Greta y Garrett se casaron y formaron una nueva familia. Por ese motivo, Darragh tenía mucho aprecio de la mujer y Greta había derramado abundantes lágrimas al verlo de nuevo. Ese encuentro había sido muy emotivo, que Keira no pudo evitar llorar también.

La chica levantó la vista y distinguió a lo lejos la figura de Alfie que caminaba junto a su padre. El chico llevaba en la espalda una enorme bag pack y en sus manos un oso de peluche. Keira se levantó de su asiento y corrió hasta detenerse frente a los hombres Collingwood a los que saludó con un fuerte abrazo y una enorme sonrisa.

-Bienvenidos – exclamó Keira abrazando a su suegro – Me da gusto que por fin se hayan podido reunir con nosotras.

-Es un gusto verte de nuevo, Keira – exclamó Garrett Collingwood - ¿Cómo está Darragh?

-Él está muy bien, contando las horas que faltan para poder reunirse con ustedes – respondió la chica y se dirigió a Alfred - ¿Cómo estás tú, Alfie? ¿Te fue bien con tu examen? ¿Dónde dejaste a Blake? ¿Para quién es ese osito de felpa?

-¡Hola Keira! – saludó Alfred y abrazó a su cuñada – Estoy muy bien y no puedo estar más feliz, pasé el examen con una muy buena nota y tendré el honor de graduarme contigo y con Blake. – exclamó con una sonrisa – Y respecto a ella, pidió permiso a sus padres para venir, pero es obvio que se lo han negado. De cualquier forma te llamará esta tarde, lo prometió. – suspiró y miró el osito que llevaba en sus manos – Es para mi hermano, cuando era niño, Darragh siempre me regalaba muñecos de felpa para no sentirme solo. Ahora es mi turno de darle uno a él, así no se sentirá tan solo en ese lugar.

-¡Genial! – dijo la chica caminando junto a los hombres para reunirse con el detective Lewis – Creo que le dará mucho gusto verlos y eso osito le encantará. – exclamó la muchacha tomando de la mano a Alfred.

Los hombres saludaron con efusividad al detective y poco después, el grupo abandonó el aeropuerto y subieron al auto para dirigirse al departamento en donde Greta y Tessa los esperaban. Después de almorzar y de hablar durante varias horas con respecto a Darragh y su situación, el detective se despidió y los mayores se retiraron a descansar por un rato. Keira y Alfred permanecieron en la sala, mirando una película en Netflix.

-Y bien, Keira – Exclamó Alfred para iniciar la conversación - ¿Cómo te sentiste al ver de nuevo a Darragh?

-Estaba muy nerviosa – Respondió la chica - Pero yo no era la única, él también lo estaba. Lo noté temeroso y casi a punto de llorar... ¡parecía tan desprotegido! – Suspiró la joven – Me imagino que para Darragh, la situación es demasiado complicada y más porque no recuerda nada.

-¡Pobre de mi hermano! – Suspiró Alfred - ¡Ya quiero verlo! Dijo papá que iríamos a visitarlo en un par de horas. Estoy muy ansioso, especialmente porque sé que él me recuerda y... - Volvió a suspirar – Lo echo mucho de menos.

Keira abrazó a su amigo y le dio unas palmaditas en la espalda. El chico estaba a punto de llorar y ella comprendía su situación. Se sentía bastante mal por Darragh y también por su familia. Había pasado muy duros momentos, pero estaba segura que dentro de pocos días, Darragh y los suyos volverían a estar reunidos otra vez.

-¡Parezco un niño! – Exclamó Alfred separándose de Keira y limpiándose las lágrimas.

-No – Murmuró la chica – Tu reacción es completamente normal. Habías pensado que quizá Darragh no estuviera vivo.

-Es verdad – Sonrió el muchacho – Por fortuna mi hermano está vivo, pese a su condición.

-Se recuperará – Intervino Keira – Y volverá a ser el de antes.

-¿Te vas a divorciar? – Preguntó Alfred de pronto.

-¡Ya te había dicho que sí! – Respondió Keira - ¿Por qué preguntas lo mismo?

-¿No piensas darle una oportunidad? – Preguntó Alfred con un poco de esperanza – La verdad es que sí me gustas como cuñada.

-Mira, Alfred – Suspiró la joven - ¿Qué me gano yo con darle una oportunidad ahora? Aquí la única perjudicada seré yo. Tu hermano se va a recuperar, volverá a ser el mismo que fue y se va a dar cuenta que una amistad o cualquier tipo de relación conmigo no le conviene – Exclamó y miró a su amigo.

-¿Ni cómo amigo? – Preguntó Alfred.

-Mira –Sonrió la chica al ver que Alfred no quitaba el dedo del renglón – Vamos a dejar que esta "relación" – Enfatizó la última palabra – Entre Darragh y yo evolucione de manera natural y no forzaremos nada, ¿de acuerdo? – Y Alfie asintió – Yo estoy en la mejor disposición de ayudarle y apoyar en todo lo necesario para su recuperación.

-Está bien, está bien – Se rió Alfie – Ya veo que no puedo ganarte... y ¿qué más has hecho en estos días?

-Salí a caminar por la playa – Sonrió Keira - ¡Y conocí a un chico muy guapo! – Exclamó emocionada, mientras que Alfred rodaba los ojos – Es jugador de polo, intercambiamos números y hemos estado enviándonos mensajes de texto.

-¡No, Keira, no! – Gritó Alfred.

-¿Por qué no? – Preguntó la chica con un poco de molestia al ver la cara de desaprobación de su amigo - ¿Qué no tengo derecho a hacer amigos?

-Claro que sí – Bufó Alfred y después se echó a reír – Estas en todo tu derecho de hacer amigos y lo que quieras. Pero es raro escucharte decir que tienes un nuevo amigo.

-Apenas lo estoy conociendo – Sonrió Keira – Es guapo, no lo niego, pero ¡ni siquiera hemos salido! No puedo decir nada más de este asunto. Me ha invitado a salir, pero me he negado porque sabía que vendrían, quizá acepte su invitación en unos días más.

-Como quieras – Exclamó Alfie y miró su reloj - ¡Creo que debo alistarme! – Y se levantó del sillón - ¡Suerte con tu nuevo novio! – Dijo y se fue corriendo.

Keira bufó molesta. Parecía que a Alfred no le había agradado mucho que ella comenzara una nueva relación amistosa. Pero ¿qué más daba? Su mundo no tenía porque girar en torno a Darragh Collingwood y ella era libre de hacer lo que quisiera, tal y como el propio Darragh lo hizo.

::::::

Darragh salió de su celda. Esa tarde se reuniría con su padre y su hermano menor. Estaba muy emocionado y no podía esperar para verlos. Tenía un vago recuerdo de ambos y sabía que los quería demasiado, también supo, gracias a su madrastra que ellos lo querían también y que su relación era maravillosa y muy sólida. La familia Collingwood era unida.

Caminó por los pasillos que lo llevaban directamente al salón dónde se reuniría con su familia y fue interceptado por Alan y Miles.

-¿Listo para ver a tu familia? – Preguntó Miles y le apretó el hombro.

-¡Sí, voy para allá! – Suspiró y les sonrió a ambos.

-Te estábamos buscando – Dijo Alan – Se rumora por ahí que quizá te vayas la próxima semana – Suspiró el hombre - ¡Te vamos a extrañar!

-Si me lo comentaron – Sonrió Darragh – Pero anímate, Alan. Estaré en contacto con ambos.

-El problema es que también Miles se irá la próxima semana y yo me voy a quedar solo – Comentó Alan – En verdad me alegra mucho saber que van a dejar este lugar de mierda y regresarán con su familia y serán libres. Mientras que yo todavía me quedaré aquí.

-Menos mal, Darragh se irá con su familia – Intervino Miles – Pero yo estoy solo, ¡seguiré por mi cuenta! Y créeme Alan, ¡me aterra abandonar este lugar!

-¡Un momento, por favor! – Exclamó Darragh - ¡No los voy a dejar solos o desamparados! – Suspiró el hombre – Necesitaría hablar con mi padre y quizá Miles pueda unirse a equipo de seguridad una vez que regrese a Londres. Mi madrastra me comentó que mi padre deseaba que toda la familia tuviéramos un guardaespaldas o un grupo de guardaespaldas. Y creo que está será la oportunidad para hacerlo.

-¡Darragh, eres mi héroe! – Sonrió Miles – Muchas gracias, amigo.

-¿Y yo podré ser tu asesor financiero? – Preguntó Alan esbozando una sonrisa inocente.

-¡Ni lo sueñes, insecto! – Murmuró Darragh mientras se echaba a reír.

Alan rió con ganas ante la respuesta de Darragh y Miles también se unió a la risa de sus amigos. Darragh no deseaba que su pequeño grupo elite se desintegrara, así que buscaría la manera de conservarlo unido.

::::::

-Cómo que ya se tardó, ¿no? – Exclamó Alfie mirando hacia la puerta - ¡Cómo tarda!

-Se paciente, Alfred – Murmuró Garrett, aunque él estaba más desesperado que su hijo.

La puerta se abrió y apareció Darragh, mirando con curiosidad la estancia. Sin que el hombre lo esperara, Alfred saltó a sus brazos y se aferró a su cuello, mientras lo besaba con sonoridad en las mejillas.

-¡Darragh, Darragh! – Exclamaba el chico emocionado hasta las lágrimas – Te extrañé mucho.

Darragh no supo cómo reaccionar. Lo había tomado por sorpresa. Pero no había duda, ese chico era su hermano Alfred y era justo cómo lo recordaba. Darragh lo abrazó y sonrió. Levantó la vista y ¡ahí estaba su padre! Garrett observaba la escena con lágrimas en los ojos, se veía un poco más viejo, ¡pero al fin y al cabo era su padre! Darragh se soltó lentamente de su hermano y caminó hacia el hombre, quién lo abrazó con fuerza.

-¡Hijo! – Exclamó Garrett pero no pudo continuar, pues un nudo atravesó su garganta.

Darragh tampoco pudo decir algo, estaba demasiado emocionado y apunto de soltar el llanto y varios recuerdos se agolparon en su cabeza. ¡Eran demasiados! Imágenes de él y su padre jugando futbol en el jardín de su enorme casa. Su padre llevándolo al colegio... ¡eran tantos momentos felices! Sintió una fuerte punzada en la cabeza y se llevó la mano a la frente.

-¿Estás bien, Darragh? – Preguntó su padre preocupado – Siéntate – dijo el hombre y lo condujo hasta una silla para que se sentara.

-¿Estás bien, hermano? – exclamó Alfred sentándose a su lado.

-Estoy bien, no deben preocuparse. – respondió Darragh – Siempre pasa, cuando tengo algún momento de lucidez. – exclamó con una sonrisa – Te acabo de ver llorando frente al ataúd de mi madre – dijo Darragh y tomó la mano de su papá – Creo que estar cerca de ustedes, me ayudará mucho. Aunque los recuerdos son confusos, se vienen todos de golpe.

-¡Lo controlarás! – dijo Garrett y le entregó unos álbumes de fotos – Tu madre las guardaba con mucho cariño, ¡eran sus más grandes tesoros! Quizá el mirar estas imágenes te ayuden un poco para aclarar tus recuerdos.

-Gracias, papá – respondió Darragh tomando los libros.

Durante un buen rato estuvieron mirando las fotografías. Garrett le contaba algunas anécdotas y los tres reían a carcajadas. Darragh había tenido una infancia feliz, opacada un poco por la muerte de su madre, pero a pesar de ello su padre nunca lo hizo a un lado. Tampoco se encerró en su dolor, todo lo contrario, se mostró fuerte frente a su hijo.

-¿Así que este hombre es "mi mejor amigo Greco"? – preguntó Darragh haciendo énfasis en las cuatro últimas palabras – No puedo recordarlo.

-No vale la pena que lo recuerdes – respondió Alfie – Ese bueno para nada es un cero a la izquierda.

-¡Alfred! – lo reprendió su padre – Es el mejor amigo de tu hermano y no creo que sea tan insignificante, ya que Darragh le tenía un gran aprecio.

-¡Claro! – dijo Alfie entre risas – La prueba está que decidió quitarle todos sus beneficios y a ti te nombró su albacea.

-¿Yo hice qué? – preguntó Darragh lleno de curiosidad - ¿Había puesto en manos de Greco todos mis bienes?

-Efectivamente – respondió su padre – Afortunadamente abriste los ojos y decidiste cambiar todo de última hora, dejando a Greco fuera del manejo de tu empresa y mandándolo al área de publicidad.

-¡Eres un genio! – exclamó Alfred – Cuando sea grande quiero ser como tú.

-¡Cierra la boca, enano! – respondió Darragh y abrazó a su hermano.

-¿A quién llamas enano? – preguntó Alfred y también lo abrazó.

Estuvieron charlando por un rato más. Darragh tenía muchas interrogantes y su padre y hermano trataban de aclarar todas sus dudas. Poco a poco el hombre fue armando parte de su pasado, de su presente y de su futuro. Por lo que comentaban Garrett y Alfred, había cometido algunos errores, como lo sucedido con Greco y su relación con Carmina Brülh. Aunque también había tenido varios aciertos, como fundar su propia empresa y armar una estrategia para sacar del abismo la empresa de su suegro, Hector Ackermann.

-¿Dónde está Keira? – preguntó Darragh – Pensé que iba a estar con ustedes.

-Yo le dije que no viniera – intervino Alfie – Ella ya te vio dos veces y no es justo para nadie. Ella te envía sus saludos.

-¿Por qué hiciste eso? – exclamó Darragh decepcionado – Deseaba verla.

-Mañana es domingo – comentó Garrett – Es día de visita familiar y estaremos todos aquí para convivir contigo.

-Eso me agrada – respondió Darragh – Me gustaría que conocieran a mis amigos.

-¿Tienes amigos? – preguntó Alfred – Al menos así no te sientes sólo y me alegro por ello, ¡así mandarás a la mierda a Greco! – exclamó y le guiñó un ojo al momento que sonreía.

-¡Alfred, cierra la boca! – lo reprendió Garrett – Y deja de decir tonterías.

-Hablando de mis amigos – comentó Darragh – Me gustaría pedirte un favor, papá.

-¿De qué se trata hijo? – preguntó Garrett – Dímelo y yo haré todo lo que esté en mis manos para ayudarte.

Darragh le contó a su padre a grandes rasgos la situación de sus amigos. Garrett escuchaba atentamente lo que su hijo tenía que decir y le prometió que ayudaría a ese par de hombres. Le conseguiría un empleo a Miles y hablaría con su abogado respecto a la situación de Alan. Lo único que Garrett quería era ver a su hijo contento.

Pasaron cerca de dos horas hablando con Darragh. La charla se volvió extensa, pues Darragh decidió hablar de negocios y ellos estaban ahí para responder a todas sus interrogantes. Alfred estaba sorprendido, porque a la hora de hablar de negocios, Darragh parecía que no tenía amnesia, hablaba con lucidez y entusiasmo sobre estrategias y algunos posibles cambios en la aerolínea.

-Cuando regrese a Inglaterra, deseo comenzar a trabajar – exclamó Darragh – Creo que me hará mucho bien estar cerca de lo que me gusta. Me servirá bastante, me lo ha dicho el psiquiatra y esta vez voy a hacerle caso.

-Así será. Darragh – respondió su padre – Pero ha llegado el momento de irnos.

-Mañana vendremos a verte y lo pasaremos bien – exclamó Alfie – Te había traído un regalo, era un oso de peluche pero no me permitieron que te lo entregara. ¡Así que lo guardaré para después!

-Gracias – dijo Darragh y abrazó con fuerza a su hermano y a su padre.

::::::

Keira miró su celular y sonrió ampliamente, mientras miraba el mensaje de Aksel. Saltó de felicidad y se dejó caer sobre la cama, ahogando un grito.

"Hola Keira. He estado pensando mucho en ti y me muero de ganas de verte otra vez. Tus negativas sólo hacen que me desespere y estas ganas crecen cada vez más. ¡Por favor! ¿Hay alguna posibilidad de verte hoy, en el mismo sitio en el que nos conocimos?"

Keira suspiró y volvió a sonreír mientras respondía afirmativamente. Ella también tenía ganas de ver a Aksel y de charlar frente a frente con él. De momento le parecía un tipo bastante interesante y muy galán. Ella era una chica tímida y le emocionaba que un hombre se interesara en ella, sobre todo un hombre mayor y experimentado. Se levantó a prisa y buscó un atuendo veraniego y sexy, ¡quería impresionar a Aksel! Así que tomó un vestido corto, amplio y de algodón en color blanco. Un sombrero de paja de ala ancha y sandalias de tacón en color miel. Se recogió el pelo en una coleta y solamente pintó sus labios en un color rosa pálido. Tomó su bolsa para bajar corriendo las escaleras.

-¿A dónde vas? – Preguntó su madre - ¿No piensas esperar a Alfred y a Garrett?

-Voy a dar una vuelta – Murmuró la joven poniéndose colorada – Estoy aburrida, Alfie no me dejo acompañarlos a visitar a Darragh, así que si no me encuentra cuando llegue, ¡que se joda!

-No te alejes, ¿de acuerdo? – Exclamó Tessa – Y no hables con extraños.

-¡Mamá! – Se quejó Keira – Ya no soy una niña, soy una mujer adulta y casada, por cierto. Así que no te preocupes, solamente iré a caminar un rato por la playa. Regreso para cenar, ¿está bien?

-¡Está bien! – Suspiró Tessa y le besó las mejillas.

Keira salió a toda prisa del departamento y miró el reloj en su móvil. Tenía tiempo para llegar y encontrarse con Aksel. Estaba muy emocionada de volver a verlo y, al llegar a su punto de reunión, se detuvo un poco para buscar al chico con la mirada. Aksel se encontraba a unos metros de ella, la chica sonrió al verlo tan sensual, vistiendo unos jeans deslavados, camiseta y zapatillas deportivas. Aksel también la miró y le sonrió acercándose velozmente a ella.

-¡Keira! Te ves hermosa – Exclamó el hombre abrazándola y besándole ambas mejillas – Acabas de hacerme muy feliz.

-¡No es para tanto! – Se ruborizó la muchacha - ¿Cómo has estado?

-Ya te lo dije, ¡extrañándote! – Respondió el hombre - ¿Por qué te habías negado a verme? – Preguntó tomándola de la mano y echándose a andar por la orilla de la playa.

-El resto de mi familia se ha reunido con nosotras – Suspiró la joven – Y hoy pude deshacerme de ellos – Sonrió – Tuve un tiempo libre para salir, aunque es un poco corto.

-Entonces, ¡vamos a aprovecharlo! – Murmuró Aksel.

Anduvieron un rato por la playa, charlando de diversos temas y riendo a carcajadas. Keira estaba disfrutando de la compañía de Aksel, quien era un tipo muy educado, culto y la trataba como a una princesa. Eso le gustaba a ella, ser el centro de atención, especialmente de un hombre como Aksel, quién se estaba desviviendo por ella e intentaba que se sintiera cómoda en su compañía.

Keira miró el reloj, ¡ya tenía que regresar! Pero no deseaba separarse de Aksel, no en ese momento, mientras él hablaba con tanta emoción sobre el polo. Keira no entendía un carajo de lo que el hombre decía. Pero ella lo miraba embobada, sin perderse un detalle de sus movimientos.

-Lo siento, Aksel – Suspiró la joven – Creo que debo irme, no quiero que se molesten conmigo.

-¡Está bien! – Sonrió el hombre, aunque en sus ojos se reflejó un poco de tristeza y decepción, realmente la estaba pasando muy bien junto a esa chica – Pero permíteme llevarte a tu casa. Déjame disfrutar un momento más en tu compañía

-De acuerdo – Sonrió Keira y lo tomó de la mano.

Caminaron de regreso, pero esta vez en silencio. Sólo se miraban a los ojos y se sonreían. Keira suspiraba emocionada de tener la atención de ese chico, su corazón latía veloz y sentía que no pisaba el piso. Se detuvieron frente a la casa donde se hospedaba la chica y ella se soltó de su mano.

-Muchas gracias por acompañarme Aksel – Dijo Keira – Fue una tarde maravillosa.

-¿Podremos vernos mañana domingo? – Preguntó el hombre con esperanza.

-No puedo – Exclamó Keira – Mañana estaré ocupada, es día familiar y no me perdonarían que no asistiera. Pero si quieres, podemos vernos el lunes.

-¡Eso es perfecto! – Suspiró Aksel - ¡Hasta el lunes, entonces!

Aksel besó el dorso de la mano de Keira y la soltó para darse la vuelta y echarse a andar. La chica lo miró alejarse un par de metros y de pronto, lo llamó a gritos. Él se detuvo y giró, dedicándole una sonrisa. Keira se echó a correr y se arrojó a los brazos abiertos del hombre, se miraron a los ojos y sus bocas se unieron en un beso tierno y suave.

::::::

¡Oh, oh! Algo aquí no está bien, ¿o sí? Ella también tiene derecho de tener un galán, ¿no lo creen? Darragh va a tener que luchar por Keira si desea que su matrimonio se mantenga firme. Quizá esto que le sucedió le sirva para ser un poco más humilde, cariñoso y amable con Keira.¿Qué les pareció el capítulo? Déjenme sus comentarios y opiniones al respecto.¡Hasta el próximo! Gracias por leer.
Maria Decapitated

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