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OCHO

A pesar de que la mente de Darragh se encontraba ocupada con montones de trabajo, casi siempre se descubría pensando en Keira. Después de su cena fallida no había sabido nada más a cerca de la joven y él tampoco había hecho un intento por buscarla. Creía que no tenía caso, que lo mejor era mantener la distancia y no acercarse más a esa joven que, de alguna forma, lo hacía perder el control.

De la única persona que Darragh recibió noticias fue de Hector Ackermann, padre de Keira, con quién había hablado y llegado a un acuerdo sobre ese compromiso matrimonial y la manera en que la familia Collingwood apoyarían a su empresa que se encontraba al borde del colapso. Hector aceptó con gusto los términos y las condiciones que Darragh le presentó e incluso también estuvo de acuerdo en que el compromiso entre él y Keira se anunciara a la brevedad posible y ambos decidieron que esa noticia se diera a conocer mediante una cena, en la que ambas familias estuvieran presentes, así como amigos y algunos medios de comunicación.

-Esta unión traerá muchos beneficios a ambas familias – dijo Hector Ackermann levantando su copa - ¡Salud por esta nueva sociedad!

-¡Salud! – respondieron Darragh y Garrett Collingwood haciendo chocar sus copas.

-En menos de un año Ackermann Airlines saldrá de esa mala racha – exclamó Garrett Collingwood – Darragh y yo estamos trabajando en un plan de trabajo que pronto te mostraremos.

-Obtendremos muy buenas ganancias – dijo Darragh Collingwood bebiendo un gran sorbo de vino – Si se hace todo de acuerdo al plan, Ackermann Airlines volverá a colocarse en la cima.

-Se los agradezco de corazón – respondió Hector Ackermann – Y respecto a la fiesta de compromiso, ¿te parece bien que sea dentro de tres semanas? – dijo mirando a Darragh quién asintió - ¡Bienvenido a la familia! – exclamó el hombre abrazando a Darragh – Sé que harás muy feliz a mi pequeña.

-Espero que así sea – respondió Darragh rodando los ojos – Trataré de ser un buen esposo para Keira.

-¡Lo serás, hijo! – exclamó su padre – Te conozco muy bien y así como has llegado lejos en los negocios, tu matrimonio con Keira será perfecto.

Darragh sólo sonrió, sabía que las cosas no iban a ser así pero no quería hablar más de la cuenta. Tanto su suegro como su padre estaban felices con la unión entre sus hijos, que era mejor permanecer callado que echar abajo esa felicidad.

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Tessa miró a su hija, quién se colocaba un par de pendientes dorados y se acomodaba el cabello que se había recogido en un moño apretado. La chica le dedicó una amarga sonrisa a su madre y tomó el vestido en color negro que se encontraba sobre la cama. Su madre le ayudó a subir el cierre y le acomodó los delgados tirantes sobre sus hombros. Le sujetó el rostro con ambas manos y le besó la frente.

-Anímate un poco, Keira – Dijo Tessa – Parece que vas a tu funeral, en lugar de tu fiesta de compromiso.

-Es lo mismo – Exclamó ella y se encogió de hombros – Tanto tú como yo sabemos que voy a ser infeliz – Suspiró – Así que, en cuanto la empresa de papá se haya estabilizado y las cosas comiencen a tomar el curso de antes, ¡voy a divorciarme! – Dijo la joven con decisión.

-Y sabes que yo te apoyaré, cariño – Sonrió su madre – Ahora vamos abajo, que ya están llegando los invitados y, seguramente tu futuro esposo ya te está esperando.

Keira asintió y tomó la mano de su madre quién la condujo escaleras abajo. Keira miró a la gente que estaba reunida en el salón y buscó con la mirada a sus amigos. ¡Los necesitaba! Necesitaba de su apoyo y de sus bromas para sentirse un poco más animada. Tenía miedo, miedo de volver a perder el control delante de Darragh Collingwood, estaba muy consciente de que ese hombre la atraía demasiado, la fascinaba y la excitaba al grado de querer arrojársele encima y de suplicarle que la poseyera. Sin embargo, Keira era una chica muy cautelosa y también tenía los pies bien puestos sobre la tierra; Darragh podría parecer un príncipe encantador, pero estaba demasiado lejos de ser uno. No esperaba poder conquistarlo con sus encantos, ni esperaba que su matrimonio fuera muy bueno.

Las voces de Alfred y de Blake la sacaron de sus pensamientos. Alfred silbaba y su novia gritaba y aplaudía, al parecer, ellos estaban muy de acuerdo en cómo lucía físicamente.

-¡Te ves muy hermosa! – Exclamó Blake mientras la abrazaba - ¡Yo sabía que ese vestido iba a servir para algo!

-A un lado – Intervino Alfie – Quiero abrazar a mi cuñada – Rió el chico - ¡Cuñada! Se escucha bien, ¿no lo crees?

Keira suspiró y le sonrió a su amigo., Su piel se erizó cuando escuchó esa palabra. Se oía bien, pero no tenía porqué ilusionarse, y mucho menos, emocionarse con ello. Abrazó a su amigo y le besó la mejilla.

-Sí – Rió la joven – Se oye bien, ¡me gusta!

Mientras la joven se encontraba bromeando con sus amigos, la madre de Alfred, Greta; se acercó hasta ella. Keira le sonrió y la saludó de manera cordial.

-Señora Collingwood – Murmuró la chica - ¿Cómo está?

-Estoy muy bien, Keira, gracias – Dijo la mujer – Pero deja a un lado la formalidad, llámame Greta – Exclamó sujetándola por los hombros – Te noto un poco apagada y me imagino que estás en desacuerdo con este matrimonio, ¿no es así? – preguntó la mujer y miró a Keira a los ojos.

La chica guardó silencio y sus ojos se llenaron de lágrimas. Greta Collingwood la abrazó con fuerza. Darragh no era un mal hombre, quizá si el matrimonio se hubiera llevado en otras circunstancias, la cara de esa niña irradiaría felicidad. Trató de consolarla y mostrar alegría por esa unión que quizá, con el tiempo, pudiera llenarse de amor y felicidad.

-Tranquila, mi niña- exclamó Greta – Darragh es un buen hombre, pero creo que dejará a un lado toda esa vida de libertina y de algunos excesos. – suspiró – Tendrán tiempo para conocerse y ...

-¡Ojalá fuera así de sencillo! – dijo Keira aguantando el llanto – Él y yo somos muy diferentes, jamás llegaremos a ser felices. Este matrimonio sólo tiene que ver con negocios, ¡jamás habrá amor y felicidad! – suspiró – Así que lo tomaré como lo que es, sólo negocios.

-Entonces te deseo suerte – respondió Greta Collingwood – Eres una chica muy valiente, Keira. – dijo la mujer y volvió a abrazarla.

Greta se alejó y Keira quedó sola, ya que Alfred y Blake habían desaparecido de su vista. La chica miró para todos lados buscando a sus amigos, cuando sintió que unas manos se posaron en su cintura y un aliento tibio sobre su cuello, que la hizo estremecer. El aroma masculino y ese olor a whisky la hicieron volver el rostro para encontrarse con la sonrisa coqueta de Darragh Collingwood. Ella contuvo el aliento, ¡otra vez esa sensación de vértigo! Seguida de las palpitaciones en su bajo vientre. ¿Acaso ese hombre nunca se veía mal? Enfundado en un traje de tres piezas a la medida en color azul marino y una corbata color rojo cereza que creaba un contraste de color. Él la miraba esbozando una coqueta sonrisa y la chica no pudo evitar levantar su mano para acariciar la suave mejilla del hombre.

-Te ves exquisita – susurró Darragh – Más hermosa de lo que recordaba.

-¡Hola, Darragh! – murmuró Keira sin saber que decir y retirando su mano de inmediato. La cercanía de ese hombre la estaba poniendo muy nerviosa y tenía que buscar la forma de alejarse de él.

-Deberías cambiar esa cara y al menos fingir que estás feliz por nuestro compromiso. – dijo Darragh – Sonríe que ahí viene un fotógrafo.

Keira miró al hombre que llevaba consigo una enorme cámara y se acercaba a ellos. Darragh la tomó por la cintura y sonrió. Ella hizo lo mismo y después de varias fotos, el hombre se alejó y la chica pudo soltarse del agarre de Collingwood.

-Creo que me llama mi madre – exclamó Keira al ver a su mamá junto a un grupo de personas – Me dio gusto saludarte, Darragh.

-No, no voy a dejarte ir – Murmuró Darragh – Vamos a saludar a nuestros invitados y a portarnos como una pareja feliz y dichosa.

Keira apretó los labios y lo miró con furia mientras que Darragh la sujetaba del brazo y la conducía hasta el centro del salón. Los invitados se acercaban a ellos para felicitarlos, saludarlos y darles a conocer sus mejores deseos. Keira sólo asentía y sonreía, pues estaba segura que si abría la boca sería sólo para protestar o quejarse. En cambio Darragh, él era dueño de sí mismo, charlaba y bromeaba con todo el mundo.

Durante un rato, todo fueron risas y charla con los invitados. Keira trató de relajarse y hablar un poco más. Por un momento olvidó que había sido forzada a casarse con ese hombre y parecía que todo era perfecto y que en verdad ambos estaban enamorados. De pronto, un fuerte apretón en su mano la hizo sobresaltarse y sintió cómo Darragh se tensaba, el hombre estaba rígido, con la mandíbula apretada y mirando hacia un punto del salón. Los ojos de Keira se dirigieron hacia donde Darragh miraba.

Greco Alessio entró del brazo de Carmina Brülh. La pelirroja caminaba contoneándose, enfundada en un vestido dorado, muy pegado al cuerpo y con un enorme escote al frente. Greco sonreía de manera burlona, mientras que Carmina se soltaba de él y corría hasta Darragh para besarlo en los labios, sin importarle que Keira estuviera junto a él.

-Mi vida – Gimió Carmina - ¡Felicidades por tu compromiso!

Darragh no respondió, la apretó del brazo y la hizo bruscamente a un lado. La mujer se quejó y se acomodó el escote. Greco llegó hasta dónde se encontraban y miró a Keira. La rubia se incomodó, pues parecía que ese hombre la desnudaba con la mirada.

-Mis más sinceras felicitaciones a ambos – Murmuró Greco y los abrazó – Estoy muy feliz por ti, amigo. ¿Vas a presentarme?

Darragh estaba visiblemente molesto, especialmente por la presencia de Carmina. ¿Cómo se le había ocurrido a Greco llevarla a su fiesta de compromiso? Su amigo estaba loco. El hombre apretó los labios y estrechó con más fuerza a Keira, quién se puso más nerviosa de lo que ya estaba. Sabía que esa pelirroja despampanante era la amante de Darragh, los había visto juntos en algunas fotos en internet. Del hombre moreno desconocía la identidad, pero suponía que se trataba de algún enemigo de Darragh, pues no se imaginaba alguna otra cosa.

-Keira – Dijo Darragh mirándola – Él es mi amigo y socio; Greco Alessio.

-Es un gusto, señor Alessio – Sonrió Keira sujetando la mano de Greco.

-Por favor, ¡llámame Greco! – Dijo el hombre abrazando a la chica, mientras la besaba muy cerca de los labios.

Keira lo empujó, ¿qué se creía ese tal Greco al apretarle el trasero? Parecía que Darragh no se había dado cuenta, pues estaba muy ocupado mirando con odio a Carmina y aguantando las miradas curiosas y los murmullos de los invitados, quienes no habían pasado por alto lo que estaba sucediendo.

-¿Puedo hablar un minuto contigo, Greco? – Preguntó Darragh a su amigo – Es importante.

Greco asintió y siguió a Darragh hasta el jardín de la casa de la familia Ackermann. Darragh cruzó los brazos y Greco metió las manos en el bolsillo, al tiempo que exclamaba.

-¿Qué? ¿No te gustó la broma?

-¿Cómo te atreves? – Gritó el rubio - ¿Acaso eres idiota, Greco? ¡Sabías que ella no tenía porque estar aquí!

-Pero Carmina quería venir y ya sabes cómo se pone cuando le niegas algo – Se excusó Greco.

-¿Y qué carajo hacías con ella? – Preguntó Darragh.

-Ella apareció vestida así en la puerta de mi casa – Sonrió el moreno – Se me hizo feo decirle que no. ¡Pero no te preocupes, Darragh! – Dijo Greco posando su mano en el hombro de su amigo – Voy a hablar con ella y la sacaré de aquí para enviarla en taxi de vuelta a casa.

Darragh asintió y bufó con molestia, ignorando por completo a Greco. Suspiró y sacó su pipa electrónica. Necesitaba nicotina para calmar su ansiedad. La presencia de Carmina en su fiesta de compromiso lo había molestado. Pero lo que más le había molestado habían sido esas miradas que Greco le dedicó a Keira, ¡parecía que se la quería comer con los ojos! Tampoco había pasado por alto cómo le tocó el trasero a la hora de saludarla. Pero no quería que se hiciera un escándalo más grande. Necesitaba controlarse y guardar la compostura.

Keira miró cómo los hombres se alejaban, giró el rostro y se encontró con el de Carmina Brülh, la pelirroja la observaba con detenimiento y sonreía de manera burlona. Keira levantó la cabeza y se alejó de ahí, ignorándola por completo. Carmina no se quedó en ese sitio, estaba dispuesta a pelear por su hombre. Así que siguió a Keira, quién entró en el cuarto de baño, la alcanzó y la sujetó con fuerza del brazo.

Keira se quejó, las largas uñas de la mujer se clavaron en su carne. Carmina la miraba con furia asesina y parecía que la iba a matar.

-¡Suélteme, señora! – Dijo Keira con firmeza - ¿Qué es lo que quiere? – Preguntó - ¿Hablar? ¡Podemos hacerlo! Y no pelear como un par de hienas por un pedazo de carroña – Murmuró la rubia empujando a Carmina.

-Quiero que te alejes de mi hombre – Gritó la mujer – Ni se te ocurra tocarlo, pequeña zorra.

-¿Su hombre? – Exclamó Keira con burla – Si Darragh en verdad fuera su hombre, ¡le aseguro que no se casaría conmigo! Se habría casado con usted, señora. Pero no se preocupe, no tengo intenciones de quitárselo, ¡todo esto son negocios! ¿No se lo dijeron? – Preguntó la chica mientras se cruzaba de brazos.

-Pues te he visto cómo lo miras, ¡ya más te vale que todo sea así, cosas de negocios! – Gritó Carmina llena de rabia – O de lo contrario vas a conocerme...

Keira rodó los ojos y bufó. Esa tipa odiosa, ¿para qué hacía tanto escándalo sólo por un tipo?

-¡Puede quedarse con él, señora! – Murmuró Keira – A mi no me interesa Darragh Collingwood – Sonrió la joven – Aunque, parece que él no está muy contento con su presencia, me percaté de ello cuando usted apareció del brazo del señor Alessio. Supongo que Darragh no siente lo mismo que usted, ¿o me equivoco?

-¡Cállate! – Gritó Carmina y abofeteó a Keira, quién se quejó de dolor.

Keira apretó los puños y miró a la mujer con furia. Carmina volvió a esbozar una sonrisa burlona y la joven levantó la mano y la descargó con fuerza sobre la mejilla de Carmina. Carmina giró y cayó al piso. Esa mocosa golpeaba duro.

-A mí nadie me pega, señora – Dijo la rubia mirándola con repulsión – Mucho menos a causa de un hombre. ¡Lárguese de aquí o la echo a patadas de mi casa! ¿Me oye? – Gritó Keira.

Carmina se puso de pie y chilló de rabia. Estaba a punto de lanzarse sobre Keira, cuando la puerta del baño se abrió y apareció Greta Collingwood.

-¿Qué estás haciendo aquí, Carmina? – Preguntó la mujer - ¿Qué le hiciste a Keira? – Exclamó colocándose frente a la chica – No se te ocurra ponerle una mano encima a esta niña, porque te aseguro que lo vas a lamentar – Dijo la madre de Alfred con dureza - ¡Largo de aquí, mujerzuela! ¡Fuera de esta casa!

Carmina apretó los puños y lanzó un grito agudo. Ya no podía hacer nada más, ni darle su merecido a esa mocosa estúpida. Pero tarde o temprano se las iba a pagar. Levantó la vista y pudo ver el rostro de Keira. Esa chiquilla le hacía mueca y se burlaba de ella, protegida por la esposa de Garrett Collingwood. Se dio la media vuelta y abandonó el lugar a toda velocidad.

Darragh buscaba a Keira, era hora de anunciar su compromiso y no podía encontrarla por ningún lado. Decidió buscarla en el sanitario, seguramente estaba escondida en ese sitio y en su camino, tropezó con Carmina, quién lo sujetó de las solapas del saco y le dedicó una mirada cargada de coraje.

-¡Está humillación no se va a quedar así, Darragh Collingwood! – Bufó la mujer.

-Tú te lo buscaste – Dijo el hombre – Al aparecer aquí y creyéndote lo que no eres. Seguramente te pusieron en tu sitio – Murmuró – No sé a qué se deba tanto teatro, esto sólo son negocios – Bufó Darragh – Ahora vete a tu casa, después iré a verte y hablaremos.

Carmina asintió y soltó a Darragh para alejarse de ese lugar. El rubio bufó y se alisó el cabello para continuar con la búsqueda de Keira. De pronto escuchó voces y miró a su madrastra, del brazo de Keira, quién se veía adorable, sonriendo ampliamente y mordiéndose el dedo índice.

-¡Te estaba buscando, Keira! – Murmuró Darragh acercándose a la joven – Es hora de anunciar nuestro compromiso.

Greta se despidió de ambos y caminó hacia el salón, dejándolos a solas. Keira suspiró y dejó de reír, para dedicarle a Darragh una mirada de reproche.

-Debería estar avergonzado – Exclamó Keira – ¿Cómo se le ocurre invitar a su novia a nuestra fiesta de compromiso?

-Yo no...

-No importa – Murmuró la chica interrumpiéndolo – Aunque no comprendo cómo un hombre de modales tan finos y de porte tan distinguido pueda codearse con una mujer tan vulgar y sin principios – Sonrió la chica – Como sea, supongo que algo han de tener en común – Dijo y se soltó de su brazo para caminar delante de Darragh.

El hombre la siguió, lanzando un suspiro, quizá era posible que Keira tuviera algo de razón. Esa relación con Carmina no le estaba dejando nada bueno, parecía que sólo lo alejaba de los demás, pero...¿Por qué tenía que escuchar a una chiquilla cómo Keira? Ella sólo era una jovencita y él ya era un hombre adulto, que hacía lo que se le venía en gana. No iba a dejar a Carmina, al menos no por el momento.

Darragh se adelantó y sujetó a Keira por la cintura. Cuando entraron al salón, los invitados aplaudieron, mientras que los obturadores de las cámaras no dejaban de lanzar disparos. Darragh dio un discurso y tomó la mano de Keira, mientras le colocaba un hermoso anillo de diamantes. La chica lo miró esbozando una sonrisa y le acarició el rostro para después abrazarlo y besar suavemente su mejilla.

-Estoy muy feliz – Exclamó Hector, el padre de Keira con orgullo – Esta unió nos traerá prosperidad a todos.

-Me alegra que Darragh haya aceptado casarse con esta hermosa jovencita – Murmuró Garrett – Van a ser felices, ¡lo sé! – Sonrió el hombre complacido.

-¡Por los novios! – Gritó Alfred y levantó su copa - ¡Por su felicidad!

La gente se unió al brindis e hicieron eco al grito de Alfie. Darragh miró a la chica y se dio cuenta que los ojos de Keira brillaron, la estaban contagiando con ese buen humor y optimismo. Darragh tomó a Keira entre sus brazos, ¡se veía divina! La chica suspiró y le acarició el rostro, posando su vista en sus apetitosos labios. Darragh se lamió los labios para después unirlos a los de Keira, quién de inmediato le echó los brazos al cuello para corresponderle con la misma intensidad, mientras a sus espalda se escuchaban los gritos y los aplausos de los invitados.

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Pues ya, se van a casar, después de tanto relajo. ¡Pobres! No saben la que les espera. Se va a armar el drama y seguramente tendremos capítulos muy intensos e interesantes. ¿Qué les pareció esta parte? Espero sus comentarios y les agradezco sus votos y lecturas. ¡Hasta el miércoles!

Maria Decapitated    

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