NUEVE
**DOS MESES DESPUÉS**
-¡Por favor, Darragh! - Exclamó Carmina - ¡No te cases! Aún estás a tiempo para librarte de ese compromiso indeseable.
-¡No sabes lo que dices! – Gritó Darragh mirándola divertido – No te queda el papel de la novia celosa, me voy a casar esta noche y ¡punto! – Exclamó él poniéndose de pie – Así que, ¿por qué no me das mi despedida de soltero?
Carmina le dedicó una mirada de furia, después se dio la vuelta para alejarse de él y abandonar la habitación, ¡no tenía caso! Darragh no la había escuchado, jamás tomó en cuenta su opinión. Suspiró con molestia, ¡Greco también estaría furioso con ella! Y Carmina temía a Greco. Había intentado hasta el cansancio el persuadirlo y de evitar esa boda entre Darragh y la tal Keira, pero Darragh la reprendía e incluso llegó a castigarla severamente. ¡Al diablo todo!
La mujer abrió la puerta de la alcoba, sin embargo, Darragh la cerró con fuerza, empujándola contra la pared y aplastándola con su peso. Rápidamente abrió la bata de seda que cubría el cuerpo de la pelirroja y le acarició los muslos, aproximándose aún más a ella para besarla. El beso del hombre estaba lleno de furia, deseo y lujuria, era un beso húmedo y perverso. Carmina le correspondió, no podía evitarlo, Darragh la fascinaba hasta el punto de olvidarse de todo y únicamente pensar en el deseo que había entre ambos. Sus lenguas chocaron y se entrelazaron, invadidos por llamas de la pasión.
La mano de Carmina acarició el pecho desnudo de Darragh, descendiendo lentamente, colándose entre sus bóxers, tocando su miembro excitado y palpitante. Comenzó a acariciarlo con lentitud, mientras él gemía sin despegar los labios de los de ella para continuar con ese beso erótico que incluyó chupetones y mordidas. Carmina continuaba estimulándolo, aumentando la velocidad de sus caricias. Darragh la apartó y sólo la miró, respirando agitadamente. Carmina tomó su rostro con ambas manos y lo atrajo hacia ella para volver a besarlo, su beso creció en urgencia e intensidad, mientras que Carmina le acariciaba la espalda y Darragh le apretaba el trasero.
De un rápido movimiento, la pelirroja colocó a Darragh contra la pared y comenzó a besar su torso y su abdomen hasta arrodillarse frente a él. La mujer le bajó los bóxers y tomó con sus manos su miembro excitado. Volvió a acariciarlo, mientras que Darragh dejaba escapar un gruñido de satisfacción. Los labios de Carmina lo recorrieron, llenándolo de besos, luego lo lamió en toda su longitud, para introducirlo en su boca y comenzar a succionar. Darragh la tomó por los cabellos y comenzó a guiar los movimientos de la mujer, quién lo llevaba dentro y fuera de su boca.
Darragh no dejaba de lanzar gemidos guturales, o bien, gruñía a medida que Carmina succionaba o lamía su pene. Las manos de la pelirroja se posaron sobre su trasero, masajeándolo, mientras continuaba brindándole placer con su boca. Las manos de Darragh se cerraron con fuerza sobre el cabello de la mujer, su cuerpo se tensó y comenzó a embestirla, hasta que se liberó dentro de su boca. Carmina se separó de él, lamiéndose los labios, mientras lo miraba con lujuria. La mujer se levantó y se dirigió hasta la puerta, decidida a largarse de ahí.
-¿A dónde vas? – Preguntó Darragh sujetándola con violencia por el brazo - ¡Tú y yo aún no hemos terminado! – Le gritó.
-¡Vete ya! – Gimió Carmina – Se hará tarde para tu boda.
Por respuesta, Darragh la besó de nuevo y la colocó otra vez contra la pared, mientras le separaba las piernas con una mano y, con la otra, le levantaba los brazos por encima de la cabeza. Dejó la boca de Carmina para besar su cuello, descendiendo hasta sus senos para morder y lamerle los pezones. Carmina gemía sin control, frotándose contra su mano, pidiéndole más. Darragh la sujetó por la cintura y le dio la vuelta. Él se colocó detrás de ella, mientras que sus manos le apretaban los senos y pellizcaban sus pezones. Los labios del hombre besaron el blanco cuello de Carmina, al tiempo que su mano derecha se paseaba por el vientre, hasta su feminidad. Con maestría, los dedos largos de Darragh se abrieron paso por los pliegues húmedos, acariciaron su clítoris, provocando que ella jadeara y gimiera. La penetró suavemente, moviendo los dedos dentro de su sexo y su mano izquierda continuó masajeándole los senos.
La pelvis de Carmina se balanceaba con violencia sobre la mano de Darragh y sus glúteos se frotaban contra la erección del hombre. Carmina sentía que se derretía por dentro y lanzaba sonoros gemidos de placer. Darragh sabía cómo volverla loca y convertirla en esclava de sus caprichos. Los dedos del hombre entraban y salían cada vez con mayor velocidad o presionaban su clítoris hinchado, provocándole un delicioso placer. Carmina arqueó la espalda para que los dedos de Darragh llegaran hasta el fondo y mordía sus labios, sintiendo cómo sus piernas apenas podían mantenerla en pie. Con un grito de satisfacción, ella se liberó y dejó que ese orgasmo la sacudiera por completo.
Carmina se encontraba sin poder moverse y respiraba agitada. Darragh le dio la vuelta y le dedicó una sonrisa perversa. La mujer se lanzó a sus brazos y lo abrazó, besándolo de manera desesperada y hambrienta. Darragh la recargó contra la pared y la levantó por las caderas. La pelirroja lo rodeó de la cintura con las piernas y él la embistió con violencia. Carmina dejó escapar un chillido de placer y comenzó a moverse al mismo ritmo que él. Ella cerró los ojos y se dejó llevar, colocando sus brazos alrededor del cuello de Darragh. Ambos continuaron besándose de manera erótica al tiempo que Darragh entraba y salía del cuerpo de Carmina. Él separó su boca de la de ella y buscó sus senos, lamiéndole los pezones. La mujer se aferró más a él para sentirlo cada vez más adentro y continuaron moviéndose, enloquecidos por el placer, alcanzando juntos el orgasmo y cayendo los dos al mismo tiempo en el piso.
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Darragh terminó de vestirse y se acomodó el moño del esmoquin, mirándose en el espejo. Carmina se encontraba sobre la cama, mirándolo embelesada. El rubio se dio la vuelta y le dedicó una sonrisa, acercándose hasta ella.
-Prepárate – Le dijo – Después de la fiesta vendré por ti y tú y yo nos iremos juntos a disfrutar de la luna de miel – Exclamó Darragh y se echó a reír.
Carmina rió junto a él y se puso de pie, estrechándolo entre sus brazos.
-¿Por qué no puedo asistir a tu boda? – Preguntó.
-Olvídalo – Dijo Darragh separándose de ella – Pero es que tú eres tonta, ¿o te haces? – Preguntó – Quiero evitar chismes y habladurías, ¡no quiero que mi imagen quede manchada! Así que lo estuve pensando y esta será la última vez que tú y yo estemos juntos.
-¿Qué? – Preguntó Carmina sin comprenderlo - ¿Estás loco? ¡Tú no puedes dejarme! – Gritó e intentó golpearlo.
-Así como decidí enredarme contigo – Exclamó Darragh sujetándola con firmeza – Puedo decidir dejarte cuando se me pegue la gana – Murmuró apretando los dientes – Y el momento ha llegado, por eso te llevaré conmigo, disfrutaremos de este último viaje juntos y nos despediremos, cada quién seguirá el camino que más le convenga, ¿me entiendes? – Dijo soltándola y arrojándola sobre la cama.
-¿Qué va a ser de mí? – Gimió Carmina - ¿Qué haré sola y...?
-Te he dado suficiente dinero para que puedas vivir cómodamente – Murmuró Darragh acomodándose el saco – Si no ahorraste como es debido, ¡es asunto tuyo, no mío!
-¡Maldito! – Gritó Carmina – Eres un desgraciado, un hijo de...
-¡A callar! – Estalló Darragh – No te pongas en papel de mártir, Carmina – Bufó Darragh – No me conviene conservarte a mi lado, no ahora que voy a casarme. Así que, ¿vendrás conmigo, Carmina? – Preguntó esbozando una sonrisa sardónica – O bien puedo irme con mi mujer a pasarlo bien durante este viaje de luna de miel.
Carmina bufó y apretó los puños. ¿Cómo se atrevía? Darragh no tenía sentimientos, sólo buscaba placer, ¡pero se la iba a pagar! Ella aún no jugaba sus cartas y como solían decir; "quién ríe al último, ríe mejor".
-Te acompañaré y después me largaré, Darragh – Murmuró la mujer – Ya vete que se hace tarde.
Darragh se acercó a ella y la besó en los labios. Después abandonó el edificio y subió a su auto para dirigirse al lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia civil.
Carmina se dejó caer sobre la cama y tomó su teléfono móvil. Estaba muy furiosa con Darragh y era hora de llevar a cabo su venganza. Marcó el número de teléfono de Greco y esperó a que este atendiera.
-¿Qué quieres Carmina? – Respondió Greco – Ni creas que te llevaré a la boda de Darragh, en su compromiso, ¡todo fue un desastre!
-Dijiste que querías eliminar a Darragh, ¿no es así? – Preguntó Carmina ignorando las palabras del hombre.
-¿Al fin te decidiste? – Preguntó Greco con sorpresa - ¡Jamás pensé que lo hicieras!
-Lo acompañaré a su viaje de Luna de miel.
-¿Qué harás qué? – La interrumpió el hombre - ¡Esto es épico!
-Está claro que su esposa no irá – Le gritó – Solo estaremos juntos él y yo. Después te enviaré todos los datos y tú te harás cargo del resto, ¿está bien? Y de una vez te digo que yo no sé nada del asunto, a mí que no me pregunten nada.
-¡Bien, bien, como sea! – Murmuró el hombre – Sólo envíame todos los datos y llevaremos a cabo nuestro plan.
-Tú plan – Aclaró la mujer – A mi no me vayas a meter en esto, yo solo te dejaré entrar y tú te harás cargo de Darragh.
-¡Qué cobarde eres! –Se burló Greco – Creí que tenías más agallas...
-Lo que pienses sobre mí, me tiene sin cuidado – Bufó Carmina – Ahora voy a dejarte porque debo prepararme para el viaje.
Carmina terminó la llamada y se puso de pie para comenzar a preparar su equipaje. Darragh se las pagaría y ella podría largarse de ahí para siempre.
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Keira salió del vestidor y dio una vuelta para que sus amigos y su madre la miraran con el traje que usaría para su boda civil. Blake gritó y pegó un par de saltos, mientras que Alfred se rascaba la cabeza, ¡no le agradaba mucho el atuendo de Keira! Su amiga se había decidido por un traje de pantalón y saco en color blanco, una blusa blanca con un escote demasiado pronunciado y unas sandalias doradas. La chica llevaba el cabello suelto, un maquillaje discreto, centrando toda la atención en los labios, de un color rojo intenso.
-Me gusta el peinado y el maquillaje, ¡hasta tus zapatos! – Murmuró Alfie – Pero, ¿por qué un pantalón? – Se quejó al ver el traje de su amiga.
-¡Tú siempre quejándote de todo! – Dijo Blake golpeándolo con una almohada - ¡Se ve hermosa!
-Luces radiante, mi nena – Suspiró Tessa abrazando a su hija.
-Gracias mami – Dijo la chica sonriéndole a la mujer – Y ¡gracias, Blake!
-Es tu boda – Gruñó Alfred - ¿Por qué no elegiste mejor un vestido?
-Porque si mi boda hubiera sido con alguien de quién yo estuviera enamorada, ¡todo hubiera sido diferente! – Exclamó Keira abrazando al chico – Pero como esta decisión fue tomada por terceros, sin importar lo que yo pensara, ¿por qué iba a esmerarme en mi arreglo? Sólo voy a firmar unos papeles y ¡listo!
Alfie suspiró y asintió, abrazando a Keira. Le daba un poco de pena saber que ella estaba inconforme con ese matrimonio. Pero la comprendía, él hubiera reaccionado de la misma manera.
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Darragh entró en el salón dónde se celebraría la ceremonia civil. Keira aún no estaba ahí y prácticamente, los invitados ya estaban en su sitio, esperando a que diera comienzo. ¿Dónde estaba metida esa niña? Salió del lugar para buscar a Keira y en su camino se encontró con Greta, su madrastra.
-¡Darragh! – Murmuró la mujer – Te ves muy guapo.
-Gracias, madre – Sonrió el hombre - ¿Has visto a Keira? – Preguntó.
-Aún no baja, está en la habitación de Alfred
-¿Y qué hace en la habitación de Alfred? – Exclamó molesto.
-Está ahí con Blake y con Tessa – Suspiró Greta – Creo que están terminando de arreglarla para la ceremonia.
-¿Pero qué hace Alfred ahí? – Gruñó – No se supone que él debe estar ahí, mirándola cómo se cambia.
-¡Es su mejor amigo! – Murmuró Greta – Son muy unidos, se quieren, ¡son casi hermanos! – Sonrió – No debes estar celoso.
-¡Yo no estoy celoso! – Bufó Darragh.
-Es normal estar celoso, con una chica tan bonita como ella, tan encantadora y tan jovial – Continuó su madrastra – Seguramente ahora que la conozcas del todo, ¡vas a enamorarte de ella! Es muy dulce, pero también tiene su carácter.
-¿Y qué te hace pensar que me interesa esa chica? – Murmuró Darragh – Son sólo negocios y nada más.
-Nunca digas de esta agua no he de beber... - Exclamó Greta acomodándole las solapas de esmoquin - ¡Míralos! Ahí vienen – Dijo señalando a los chicos que reían y bromeaban acompañando a la novia – Entonces, sólo puedo pedirte que la trates bien y que no la hagas sufrir. No hagas algo de lo que después puedas arrepentirte o algo que llegue a afectar directamente a Keira. Trata de ser su amigo y de llevarte bien con tu esposa – Lo aconsejó Greta.
Darragh sólo la escuchó a medias, estaba embobado mirando a Keira que se acercaba del brazo de sus amigos y detrás de ellos, se encontraba Tessa. Todos se detuvieron frente a Darragh, quién de inmediato se acercó a la joven y la tomó de las manos.
-Te ves muy bien – Murmuró el hombre y la besó en las mejillas.
-Tú también – sonrió Keira y se ruborizó.
-¿Estás lista? – Preguntó Darragh y ella asintió.
Darragh tomó a Keira de la mano y juntos caminaron hasta el salón en donde sus invitados se encontraban reunidos para ser testigos de su enlace matrimonial. La ceremonia fue breve y muy sencilla, en donde ambas partes se mostraron de acuerdo y esbozaron enormes sonrisas al responder afirmativamente a la pregunta del juez. Después, Keira firmó un contrato prenupcial que Darragh le mostró y también firmó su acta matrimonial. ¡Finalmente se había convertido en la señora Collingwood!
Una vez que la ceremonia terminó, todos se reunieron en un salón para disfrutar de la cena y felicitar a la pareja de recién casados. Keira fingía estar feliz, pero cada vez estaba más nerviosa. ¿Qué iba a suceder si llegaba la hora de estar a solas con Darragh? Ella se empeñó en pedir una habitación separada de la de Darragh, pero la doncella hizo caso omiso y dejó todas sus cosas en la alcoba de su marido. Suspiró y se separó del hombre al ver que Greco Alessio se aproximaba hasta ellos.
-¡Felicidades, Darragh! – Murmuró el hombre abrazando a su amigo – No lo puedo creer, ¡por fin eres un hombre casado!
-Gracias - Dijo Darragh con sarcasmo – Me alegro que te alegres por mi matrimonio – Y se echó a reír.
-Por supuesto que me alegro y más que estás casado con una belleza como lo es la señorita Ackermann, bueno, ahora señora Collingwood – Dijo buscando con su mirada a la mujer – Por cierto, ¿dónde está ella?
Darragh buscó a Keira, pero no la vio por ningún lado. Hacía nos instantes ella lo sujetaba del brazo y reían junto a una pareja de ancianos, conocidos de su madrastra que los felicitaban y les deseaban lo mejor.
-Seguramente se encuentra con su familia – Exclamó Darragh – Puedes felicitarla más tarde.
Keira suspiró aliviada al ver que Greco y Darragh sostenían una charla. No deseaba que ese tipo le pusiera una mano encima, haciéndola sentir incómoda. Sonrió y se acercó a sus padres, quienes la abrazaron y la llenaron de besos.
-¿Dónde está tu esposo? – Preguntó su padre.
-Está hablando con su mejor amigo y socio – Respondió Keira recostándose en el hombro de su madre - ¿En serio debo quedarme aquí ahora? – Preguntó - ¿Por qué no puedo regresar a casa con ustedes?
-Esta es ahora tu casa, hija – Respondió su madre - Debes estar con tu esposo y vivir dónde él vive. Pero puedes visitarnos las veces que quieras y a la hora que quieras.
-Pero yo no me quiero quedar aquí – Suspiró – Yo quiero ir a casa con ustedes, ¡tengo un mal presentimiento!
-¡Keira! – La reprendió su papá – No vengas con niñerías, estarás bien, ¡lo sé! Además es normal estar nervioso en su primera noche como marido y mujer, ¡tómalo con calma, pequeña!
La chica rodó los ojos y abrazó a su madre, quién le palmeó la espalda y le besó el cabello. Esas palabras de su padre eran poco alentadora, pero muy ciertas. Sonrió y buscó a su marido con la mirada, ¡ya no estaba ahí! Se despidió de sus padres y comenzó a buscarlo por todas partes, pero el hombre no apareció.
-Hola Alfie – Murmuró la chica al encontrarse con su cuñado y amigo - ¿Has visto a tu hermano? – Preguntó.
-Vi que entró en el despacho, estaba acompañado de Greco – Murmuró el chico – Seguro que iban a hablar de negocios, ¡ya sabes! No pueden estar ni un minuto sin hacerlo.
Keira se encogió de hombros y decidió subir a su habitación. Ya estaba muy cansada, le dolían los pies y moría de sueño. Esperaría a Darragh ahí para hablar con él. Se desvistió y miró el camisón que su madre le había regalado, era una prenda ligera, corta y semitransparente que se encontraba colgado en un perchero. ¡Ni loca lo iba a usar! Lo miró atentamente y ¡qué rayos! se lo puso, trenzó su cabello y se desmaquilló para después lanzarse a la cama y cubrirse con las mantas hasta la cabeza.
La chica no supo por cuánto tiempo durmió, pero escuchó un ruido en la alcoba y despertó sobresaltada. Parpadeó varias veces, pues la luz le lastimó los ojos. Darragh la observó atentamente, ¡Keira estaba hermosa! Ese camisón era muy sexy, pero ese par de trenzas en el cabello le daban un aire de inocencia casi infantil.
-¿Qué haces? – Preguntó la joven mirando que Darragh preparaba una maleta - ¿A dónde vas?
-Deberías acostarte y volver a dormir – Dijo el hombre – La fiesta ha terminado, estuve buscándote por todos lados, no pensé que estuvieras dormida.
-Estaba muy cansada y también te busqué – Dijo un poco molesta – Pero no me has respondido.
-Me voy – Murmuró Darragh cerrando el equipaje – Voy a disfrutar del viaje de luna de miel – sonrió – Me urgen unas vacaciones.
-¿Tú solo? – Preguntó un poco sorprendida – No lo entiendo.
-Obvio que no voy solo – Dijo descaradamente – Pero lógicamente, ¡tú no vas a ser mi acompañante!
-¡Eres un imbécil! – Gritó Keira.
-¡Por favor, mujer! – Murmuró Darragh - ¿Acaso no recuerdas lo que me pediste? Me dijiste claramente que no deseabas que te pusiera una mano encima y mucho menos querías volver a verme. Así que ¡nos vemos en un par de semanas!
Keira no respondió, sólo le lanzó una almohada a la cabeza, pero Darragh la esquivó y abandonó la recámara. Ella lo miró cerrar la puerta y escuchó sus pasos descender por la escalera. Se encogió de hombros y se acomodó en la cama sin imaginarse que esa sería la última vez que vería a su esposo.
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¡Ahora si se viene lo intenso! Pobre Darragh, no sabe en lo que se ha metido. Greco le tiene preparada una gran sorpresa. Y Keira, ¡ni siquiera disfrutará de un momento a solas con su "marido"! ¿Qué les pareció este capítulo? Dejen sus comentarios y muchas gracias por leer. ¡Hasta el próximo lunes!
Maria Decapitated
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