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CUARENTA Y TRES

Keira entró en la casa de sus padres, saludó a una de las chicas que trabajaba ahí y preguntó por su madre. La muchacha le respondió que los señores Ackermann habían salido y que regresarían por la tarde. Keira agradeció y subió corriendo la escalinata para encerrarse en su habitación. Sobre su cama dormían YoYo y Merlín, los enormes gatos. Keira suspiró al verlos y sonrió mientras los abrazaba y los llenaba de besos. Se recostó sobre la cama y volvió a quedarse dormida, arrullada por el ronroneo de los animalitos.

No supo por cuánto tiempo se quedó dormida, pero el hambre la despertó. Se levantó de la cama y bajó a la cocina para comer algo sustancioso y esperar a sus padres en la sala. Mientras comía un plato de pasta con vegetales, sus padres aparecieron y se sorprendieron al verla.

-¡Keira! – Saludó su padre – No te esperábamos, ¿por qué no nos avisaste que vendrías?

-¡Quería sorprenderlos! – dijo la rubia encogiéndose de hombros.

-Nos hubieras dicho para no salir y esperarlos, ¿en dónde está Darragh? – Exclamó su madre mirando a todas partes - ¿Vino contigo?

-No – Exclamó Keira limpiándose los labios con una servilleta – Él y yo discutimos, tuvimos un problema y decidimos separarnos.

-¿Cómo? – Preguntó Hector levantando las cejas - ¿Qué tipo de problemas?

-¿Separarse? – Murmuró Tessa - ¿Por qué? Si ustedes eran una linda y bonita parej...

-¡Porque yo lo engañé! – Bufó la rubia – Me veía a escondidas con otro hombre... ¡le fui infiel a Darragh Collingwood!

-¿Qué rayos estás diciendo? – Preguntó su madre.

-¡Si a eso se le puede llamar infidelidad! – Exclamó la joven dejando escapar un suspiro.

-Pues explícate – Dijo Hector Ackermann - ¿Cómo sucedieron las cosas?

-Quizá tuviste tus motivos – Intervino Tessa – Pero, ¿por qué decidiste jugar el mismo juego que Darragh?

Keira suspiró y miró a sus padres, ambos esperaban una respuesta de su parte y se veían preocupados. No le hacía mucha gracia tener que explicarles todo eso a sus padres, pero ellos debían saber la verdad, antes de que cualquier otra gente corriera y les contara lo sucedido.

-Sucedió a mi llegada a Les Sabblettes, después de visitar a Darragh en la prisión. Recuerdo que salí a dar un paseo y ¡ahí apareció! Su nombre es Aksel Taylor y....

-¿El polista? – Exclamó su padre - ¡Ay Keira!

-¡Sí, él! – Asintió la joven – Y no me siento orgullosa de lo que hice, ¡lo eché a perder! Porque yo amo a Darragh, amo a mi esposo y sucedió esto que se me salió de control –Murmuró mientras comenzaba a narrar los hechos a sus padres.

Hector y Tessa la escuchaban atentamente. Keira se había equivocado, pero quizá se debía a su inexperiencia y que no estaba acostumbrada a tratar a los hombres. Eran pocos los amigos que la chica tenía y eran contados los hombres con lo que solía frecuentarse. Su hija había tomado una mala decisión, pero ellos no podían juzgarla. Ahora quizá estaba comenzando a sentir las consecuencias de sus actos y les dolía verla así de triste y cabizbaja.

-¿Puedo quedarme con ustedes? – preguntó Keira lanzando un suspiro – Al menos hasta que las cosas entre Darragh y yo se arreglen o tomemos una decisión que pueda cambiar nuestra relación.

-¿Hablas del divorcio? – la cuestionó su padre.

-¡No lo sé! – exclamó la chica y se llevó las manos a la cabeza – Darragh estaba molesto y triste también. Me recordó a mi misma cuando supe que se había ido con su amante de viaje de luna de miel. Tuvo el descaro de decírmelo, pero eso ya lo saben. Además ha quedado en el pasado y durante todo este tiempo en el que yo he convivido con Darragh, me he dado cuenta de que lo amo por sobre todas las cosas. No puede evitar enamorarme de Darragh Collingwood.

-¿Y él te ama? – le preguntó su madre acercándose a ella para abrazarla y besar su frente.

-No lo niega, me lo ha dicho muchas veces. – dijo Keira y se soltó a llorar - ¿Qué voy a hacer? ¡No quiero perderlo! Me duele todo esto, pero no pude negarme a su petición.

-¿Él te pidió que vinieras con nosotros? – preguntó Hector - ¿Te echó?

-No, no me echó – respondió Keira sin dejar de llorar – Sólo me pidió que estuviéramos separados por un tiempo y que pensáramos bien lo que realmente queríamos de nuestro matrimonio.

-¿Y qué es lo que tú quieres Keira? – preguntó su madre alzando la voz – A ti te lo pregunto porque eres mi hija y debes tener un motivo más que sólo el amor. ¿Qué es lo que esperas de estar junto a Darragh Collingwood? – continuó su madre – Voy a ser sincera, yo me opuse a este matrimonio, yo no quería que te casaras con Darragh, especialmente por la diferencia de edad. Te conozco muy bien y tuve mis dudas, pero tú accediste a casarte con él, quizá porque te viste entre la espada y la pared y no deseabas fallarle a tu padre. – exclamó Tessa – Después las cosas cambiaron su curso y empeoraron en lugar de mejorar, sin embargo se dio un progreso. Yo te vi feliz, vi feliz a Darragh y me parecían una encantadora pareja que tenían un hermoso futuro juntos. - suspiró la madre de la chica – Ahora, responde a mis preguntas, niña.

Keira se quedó en silencio por unos instantes. Su madre tenía razón, pero ella se puso a jugar a la mujer fatal. Creyó que iba a poder tener el control y que podía dejar a Aksel cuando ella quisiera y quedarse con el premio mayor, Darragh Collingwood. ¡Pero qué equivocada estaba! Ahora estaba locamente enamorada de Darragh y lo había echado a perder, todo por ese juego tonto de niña caprichosa.

-¿Vas a responderle a tu madre, Keira? – preguntó su padre – Tal vez esto fue lo que yo debí preguntarte en un principio, ¡pero no! Pudo más mi ambición que el bienestar de mi hija. ¡No debí obligarte a casarte con Darragh! Y te pido perdón por hacerte todo este daño y si lo que quieres es terminar con este matrimonio y divorciarte, adelante que yo voy a apoyarte.

-Gracias papá – respondió la chica – Ya no podemos dar marcha atrás, hicimos lo que creíamos correcto sin pensar que todo esto traería muchas consecuencias para bien o para mal. – dijo Keira y continuó - ¿Qué es lo que yo quiero? ¡Quiero seguir con mi matrimonio! Deseo corregir mi error y enmendarme, ¡he aprendido la lección! He madurado y voy a luchar por él. Mi mamá tiene razón, no sólo de amor se vive y yo quiero tenerlo todo con Darragh. – suspiró Keira y lanzó un sollozó – ¿Qué es lo que espero de estar junto a Darragh? Qué seamos una familia, que nos tengamos confianza, que no haya secretos entre nosotros y que entreguemos lo mejor el uno del otro. ¡Quiero un buen matrimonio! Que si las cosas no salen como los dos esperamos, pueda tomar su mano y decirle que todo estará bien. Qué conmigo a su lado, juntos podemos luchar para salir adelante. Que los problemas no van a ser obstáculo para nuestra felicidad. Sé que todo esto se dice fácil, pero no lo es. Ambos tenemos que luchar y yo voy a luchar por recuperar a mi esposo. No voy a desistir en esto. – exclamó Keira – Yo haré todo lo que esté en mis manos para salvar mi matrimonio, pero la última decisión la tiene Darragh. De él dependerá el futuro de los dos y si él decide que nos separemos, tendré que aceptarlo.

Keira ya no pudo continuar pues las lágrimas volvieron a invadir sus ojos. Lloró de nuevo aferrándose a su madre quién la abrazó más fuerte intentando consolarla. Su padre también se acercó a ella y también la abrazó besándola en la frente. Hector debía apoyar a su pequeña, no debía volver a dejarla sola.

-¡Te apoyaremos, hija! – exclamó el hombre – No estás sola, puedes quedarte aquí. – murmuró Ackermann – Esta es tu casa y sabes que tanto tu madre como yo te queremos mucho y no vamos a dejarte caer. Saldrás de esta porque eres una chica muy fuerte y valiente.

Keira suspiró y se hizo un ovillo en el pecho de su padre. Ahora si tenía claro lo que deseaba y ya no había dudas. Quizá nunca las tuvo y solamente se hacía la importante, pero ese comportamiento le había costado un poco caro.

::::::

Darragh entró en la casa de su padre, regresaba del veterinario. Había llevado a Hades y Pandora para que este los revisara y los gatos se quedaron en la clínica para observación. Esperaría un par de días para que le entregaran los resultados de las pruebas hechas a los animalitos. El hombre deseaba quedárselos, pero el médico le había aconsejado que era mejor esperar.

-¡Hola, Darragh! – lo saludó Alfred que bajaba las escaleras - ¿Y Keira? ¿Pudieron arreglar las cosas? He intentado comunicarme con ambos, pero ninguno me responde. ¿Está todo bien?

-¡No Alfred, no está bien! – contestó Darragh – Hablamos sí, pero aún no arreglamos las cosas. Le he pedido tiempo a Keira y la he enviado con sus padres.

-¿Qué? - preguntó Garrett Collingwood que entraba en la sala - ¿Qué fue lo que sucedió Darragh? Keira me llamó, estaba preocupada por ti y ahora dices que la has enviado a casa de sus padres, ¿por qué?

Darragh suspiró, quería evitar el tema pero había sido bombardeado con montones de preguntas y tenía que responderlas. Así que tomó asiento para explicarles a su padre y a su hermano lo que había sucedido.

-¡Yo le dije a Keira que se alejara de ese tipo! – exclamó Alfred – Recuerdo que mientras estuvimos en Les Sablettes, Aksel la acompañó a casa y se despidieron con un beso en los labios.

-¿Tú lo sabías? – preguntó Darragh con molestia - ¿Y por qué no me dijiste nada?

-¡Lo siento! – Gimió Alfred cubriéndose la boca con la mano – Pensé que sería algo pasajero y que...

-¡Ya no tiene caso lamentarse por la leche derramada! – Comentó Garrett.

-Es lo mismo que yo pienso – Respondió Darragh – Yo fui el primero que se equivocó y ahora, ¡aquí están las consecuencias! No puedo reclamarle nada a Keira, sólo le pedí tiempo para reflexionar y a ella también le servirá pensar y estar lejos de mí. Así ambos sabremos lo que en realidad queremos.

-¿Y qué es lo que tú quieres, hijo? – Preguntó Greta, quién había escuchado la conversación desde un rincón de la sala - ¿La amas?

-¡Por supuesto que la amo, madre! – Suspiró Darragh – Pero también me siento decepcionado. Keira no fue sincera conmigo, yo siempre le pregunté si deseaba estar a mi lado, ¡parecía un puto disco rayado! Preguntándole qué esperaba de mí, de este matrimonio y que si deseaba que lo nuestro continuara. Y su respuesta siempre fue la misma; que deseaba estar a mi lado, saliendo juntos adelante y dándome una segunda oportunidad.

-¿Y Keira no se merece una oportunidad? – Preguntó Alfred – Ella te dio una oportunidad y creo que lo correcto es que tú se la des.

-¡Por eso le pedí que se fuera con sus padres! – Respondió Dar – Porque a ambos nos hará bien estar alejados – Bufó el hombre – Porque cada vez que nos vemos se enciende la llama de la pasión y terminamos en la cama. ¡Así no se puede hablar! Necesitamos tiempo – Suspiró - ¡Yo necesito tiempo! Estoy dolido, recordar cómo ese tipo la besaba fue... ¡una pesadilla!

-¿La besó? – Preguntó Greta - ¿Frente a tus ojos? ¡Qué descaro!

-¡Sí, nosotros también lo vimos! – Exclamó Alfred.

-¡Pero ya no quiero hablar de este tema! – Bufó Darragh levantándose del sillón – Voy a empacar porque voy a mudarme a mi casa, necesito estar solo.

-De acuerdo – Exclamó Garrett – Recuerda que la soledad es mala consejera, hijo – Dijo su padre – Sabes que cuentas con nosotros, tu familia. Te queremos y te apoyaremos en todo lo que decidas.

-¡Gracias! – sonrió Darragh – Antes de que lo olvide, mañana por la noche, alrededor de las ocho, los espero en mi casa – Comentó el hombre, mirándolos fijamente – Tendremos una "junta secreta".

-¿También yo? – Preguntó Greta con sorpresa.

-¡Sí, también tú! – Dijo el chico – Quiero que toda mi familia esté presente. Hay algo muy importante que deben saber. De hecho, también me comunicaré con Hector, Tessa y Keira – Murmuró – Todos deben estar presentes.

Darragh no esperó más respuesta y se alejó de su familia para dirigirse a su habitación y comenzar a empacar. Necesitaba estar a solas para poner en orden sus ideas y establecer prioridades y una de esas prioridades era atrapar a Greco Alessio.

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Keira miró su celular y leyó el mensaje que Darragh le había enviado. No encendió el teléfono en todo el día y no se percató de que Collingwood le escribió pidiéndole que se reuniera en su casa esa noche. No asistió a trabajar, se había reportado enferma, no deseaba, de momento, encontrarse con Darragh, pero ahora... La chica consultó el reloj, faltaban tres cuartos para las ocho de la noche y ella aún no se arreglaba. ¡No iría! Iba a dejarlo plantado.

-¡Keira! – Se escuchó la voz de Tessa llamando a su puerta - ¿Estás lista, cariño?

-¿Para qué? – Preguntó la joven abriendo la puerta de su habitación - ¿Saldremos?

-¡Por supuesto! – Dijo su madre – Iremos a la junta en casa de tu esposo. ¿No te envió un mensaje?

Keira volvió a consultar su móvil y leyó el mensaje por completo. ¡No era una cita! Se trataba de una estúpida reunión de negocios.

-¡Estaré lista en unos minutos! – Murmuró la chica – Tenía pensado no asistir, pero acabo de darme cuenta que mi presencia es imperativa en esa reunión. Supongo que es importante.

Tessa asintió y abandonó la alcoba. Keira se apresuró a entrar en la ducha y darse un baño, al salir, se miró al espejo y decidió ir con la cara lavada. Buscó su atuendo, algo cómodo y casual; unos jeans, zapatillas deportivas, un crop top de punto y un cardigan estaba bien para la ocasión. Recogió su cabello en una coleta alta y salió de su habitación. En realidad le intrigaba lo que Darragh tenía que decirles, pues según su padre, Collingwood citó a los Ackermann y su familia a esa reunión.

Los Ackermann llegaron puntuales a casa de Darragh Collingwood. El hombre los recibió a todos con amabilidad y los hizo pasar a la sala para tomar asiento. Darragh miró a Keira y solamente le dedicó una sonrisa mientras hacía una pequeña reverencia. Keira no dejó de mirarlo en todo momento, sin perder detalle de todo lo que Darragh hacía o decía.

-Mis padres y hermano llegarán en breve – Comentó Collingwood – Fueron a recoger a unas personas que también deben estar presentes en esta reunión.

-¿Habrá más gente además de nosotros? – Preguntó Hector Ackermann.

-Así es, Hector – Sonrió Darragh y en ese momento entraron en la sala, Miles y Alan, seguidos del detective Lewis.

-Buenas tardes – Murmuraron los amigos de Collingwood.

-¿Llegamos tarde? – Preguntó Lewis haciendo una reverencia a los demás invitados.

-¡Para nada! – Intervino Keira, saludando a los demás.

Hubo una charla breve entre los presentes para intercambiar saludos, beber un poco de limonada y comer algunos bocadillos. Keira estaba muy intrigada, pues miraba cómo Darragh cuchicheaba con Alan y de vez en cuando, Miles se les unía en la conversación. ¿Qué tramaban ese trío?

Los pensamientos de la chica fueron interrumpidos con la llegada de los Collingwood, quienes iban acompañados del detective Fayole y de otro hombre. Keira se levantó inmediatamente de su asiento, ¿qué significaba todo aquello? ¿Por qué estaban presentes el detective Fayole, el detective Lewis y ese otro sujeto? ¿Qué tenían que ver esos hombres en una reunión familiar de negocios?

Mientras los recién llegados intercambiaban saludos con los presentes. Keira aprovechó para acercarse a Alfred y sujetarlo del brazo mientras le susurraba.

-¿Qué es todo esto, Alfie?

-Darragh tiene algo importante qué decirnos – Respondió el chico.

-¿Y por qué están esos hombres aquí? – Volvió a preguntar - ¿Por qué están presentes los detectives? Y ese otro sujeto – Murmuró - ¿Sabes quién es?

-Sí, sé quién es, pero debes esperar a que Darragh lo presente – Exclamó el joven – Ten paciencia, toma asiento y espera a que comience nuestra reunión. Te sorprenderás.

Keira rodó los ojos y volvió a sentarse junto a su madre y Greta Collingwood. Ambas mujeres también estaban intrigadas con respecto a todo ese misterio de parte de Darragh. Ellas sentían que no tenían mucho que hacer dentro de esa sala, pero por lo que se intuía, su presencia también era de suma importancia para Darragh.

-¡Buenas noches! – Saludó Darragh – Les agradezco que hayan dejado sus ocupaciones para venir a esta reunión de último minuto. Como podrán darse cuenta, nos acompañan el detective Fayole, desde Francia, así como el detective Lewis y el Detective Thompson, jefe de la policía de Londres – sonrió Darragh – También nos acompañan Miles y Alan, mis dos mejores amigos.

-¡Es perfecto que todos ellos estén aquí, Darragh! – Dijo Keira un poco impaciente – Pero, ¿por qué nos citaste a esta reunión? ¿Con qué motivo?

-Porque hay algo muy importante que tengo que decirles a todos – Murmuró Darragh esbozando una encantadora sonrisa – Quiero anunciarles que he recuperado la memoria – Dijo ante la mirada atónita de la mayoría de los presentes – Y hay otro motivo más, ya que ahora que he recuperado todos mis recuerdos, voy a revelarles el nombre del asesino de Carmina Brülh y todo lo que sucedió esa tarde en Les Sablettes.

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¿Qué tal? Ya nos estamos acercando a los últimos capítulos de esta historia. La cosa se está poniendo cada vez más buena y por fin Darragh les revelará el nombre del asesino de Carmina, nosotros ya lo sabemos, pero... ¿qué sucederá ahora que Greco se entere de todo? Porque de que se entera, ¡se entera!
Déjenme sus comentarios e impresiones respecto a este capítulo, en dónde por cierto, Keira también ha decidido recuperar a Darragh y jugarse su última carta. ¿Lo logrará?
Maria Decapitated

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