Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CINCUENTA Y CUATRO

Greco sonrió con burla, ¡finalmente había llevado a cabo su venganza! Darragh Collingwood por fin estaba muerto. ¡Ahora si había terminado con la vida de ese desgraciado! Y se sentía tan bien, tan satisfecho y feliz. Miró a la rubia que lloraba con fuerza, los sollozos sacudían su cuerpo mientras abrazaba a su marido.

-¡Está muerto! ¡Está muerto! - Gritó Greco lleno de júbilo mientras bailaba una ridícula danza.

Keira lo miró con odio, ¿por qué tuvo que terminar así? ¿Por qué Greco odiaba tanto a Darragh? Darragh era un buen hombre, quizá su carácter no era el mejor, pero jamás le había hecho daño a nadie. Al contrario, Darragh ayudaba las personas, les tendía la mano... Greco era una de esas personas a las que él había ayudado. Pero la envidia de ese hombre era muy grande, provocó un odio injustificado y lo alimentó por años y años. Fingió ser su amigo para, en la primera oportunidad que tuviera, apuñalarlo por la espalda. Ahora todo terminó, Darragh, su amado, su esposo, el amor de su vida estaba muerto... ¡muerto!

-¿Por qué lo hiciste? - Preguntó Keira - ¡Eres un asesino, Greco! ¡Un maldito asesino! - Gritó.

-No deberías hacer tanto alboroto por esto, Keira querida - Dijo Alessio con cinismo - ¡Una escoria menos!

-¿Por qué? - Volvió a preguntar la chica, aferrada el cuerpo de su amor - Darragh te consideraba su amigo. No comprendo tu odio, ni tus malas intenciones.

- Darragh sólo me tenía lástima - Murmuró Alessio mirado con desprecio el cuerpo de Darragh - Siempre me consideró inferior a él. En ocasiones me trató con desprecio y se burló de mi muchas veces.

-¡Pero eso no era motivo! – dijo Keira derramando abundantes lágrimas – Si se burlaba de ti y te hacía tanto daño, ¿por qué te mantenías a su lado?

-¡Es obvio! – respondió Greco con una sonrisa de burla – Darragh tenía dinero y yo no tenía nada. Estar junto a él me llenó de prestigio y la gente de clase alta me aceptó entre ellos. ¡Pero siempre viví bajo su sombra! – gritó – Yo no era más que el amigo de Darragh Collingwood. Pero, ¡ya basta de tanta palabrería! Ahora él está muerto y yo soy feliz por ello, ¡jamás volverá a humillarme!

-Él te quería, Greco. – exclamó Keira sin dejar de llorar – Siempre te apreció y te consideraba su mejor amigo.

-¡Pero ya no importa nada! – gritó de nuevo – Ya no importa lo que él quería, ¡nada de Darragh Collingwood importa! – exclamó y la miró fijamente – Y ahora tú, rubia tonta, ¡prepárate para morir! Te reunirás con tu amado Darragh en el infierno.

Greco levantó la pistola y apuntó directamente hacia Keira que estaba de rodillas acariciando los cabellos de Darragh y sin dejar de llorar. A ella no le importaba morir, Darragh se había ido y sin él, la vida para Keira ya no tenía sentido. La chica levantó la vista y miró a Greco, lo último que vería antes de morir, sería el rostro de ese asesino. Decidió cerrar los ojos y lanzó un hondo suspiro, ¡su hora había llegado! Se reuniría con su amado y juntos serían felices en la eternidad.

La puerta de la oficina se abrió de golpe y debido a la fuerza con que fue empujada, una de las bisagras se desprendió. Keira se estremeció y abrió los ojos. Frente a ella se encontraba Miles, junto a otro de sus compañeros, detrás de ellos, Alfred, quién trataba de entrar en la estancia.

-¡Suelta esa arma, hijo de puta! – Gritó Miles apuntándole con una pistola.

-¿Me lo dices a mí, estúpido ex convicto? – Preguntó Greco esbozando una estúpida sonrisa - ¡Tú no me vas a or...!

Se escuchó una detonación, Keira gritó y abrazó el cuerpo de Darragh. Unido al grito de Keira, Greco dejó escapar un aullido de dolor y cayó de rodillas. La bala había rozado su hombro derecho, soltó la pistola y apretó la herida, de la cual brotaba un hilo de sangre.

Alfred entró de golpe en la habitación y miró a Keira, la chica estaba cubierta de sangre y se aferraba al cuerpo de Darragh. Alfred cayó de rodillas cerca de ellos y se echó a llorar.

-¡Darragh, Darragh! – Gimió el muchacho inclinándose sobre su hermano - ¡Despierta Darragh, despierta! – Sollozó.

-¡No despertará, Alfie! – murmuró Keira - ¡Está muerto! – gritó - ¡Ese desgraciado lo mató! – dijo señalando a Greco que se quejaba.

Miles no dejaba de apuntar directo a la cabeza de Greco, que gemía, retorciéndose de dolor. Sin embargo, ya no le importaba nada, lo hecho estaba hecho y eso lo hacía sentirse infinitamente feliz. ¡Pero no lo iban a atrapar con vida! No les iba a dar ese gusto, así que se puso de pie, intentando tirarse por la ventana. Era mejor morir a pasar el resto de sus días en prisión.

La policía irrumpió en la oficina antes de que Greco intentara lanzarse por el enorme ventanal. El detective Fayole disparó, hiriéndolo en la pierna, inmovilizándolo.

-¡Quieto, Greco! – ordenó el detective – Entrégate, es mejor así. – exclamó - ¡Estás perdido!

-¡No! – gritó Greco arrastrándose hasta la ventana, pero un par de elementos de policía lo tomó con fuerza de los brazos y lo arrastró hasta la puerta.

-¡Una ambulancia! – suplicó Keira – ¡Mi esposo está muerto!

Fayole escuchó hablar a Keira y miró la escena. La chica y Alfred estaban arrodillados frente al cuerpo de Darragh Collingwood. ¡No podía ser posible! Darragh no podía estar muerto. El hombre apretó los dientes, le tenía un gran aprecio al hombre y verlo así hizo que su corazón se rompiera.

El Detective Thompson, jefe de la policía de Londres también entró en la oficina. Afuera había un gran alboroto y junto a él, los paramédicos irrumpieron en el lugar. Uno de ellos ayudó a levantar a Greco, le vendó las heridas y lo llevó, junto con un par de elementos hasta la salida del lugar.

-¡No es grave! – Dijo el hombre – Se pondrá bien en un par de días.

-¡Llévenselo! – Gritó Thompson, mientras observaba a Darragh.

Un grupo de paramédicos se acercó de inmediato hasta Collingwood. Keira y Alfred estaban abrazados de Miles, quién no los soltaba e intentaba darles un poco de consuelo.

-¡No está muerto! – Dijo una mujer – El señor Colligwood está vivo, pero muy débil... ¡ha perdido demasiada sangre! Debemos apresurarnos o no resistirá.

-¿Está vivo? – Preguntó Keira soltándose de los brazos de Miles - ¡Por favor salven a mi esposo! – Gimió.

-Haremos todo lo que esté en nuestras manos para salvarlo, señora Collingwood – Dijo otro de los paramédicos - Por ahora, debemos trasladarlo al hospital. Si lo desea, puede acompañarnos.

-¡Yo también quiero ir con mi hermano! – gritó Alfred.

-Sólo uno – Exclamó el hombre y se dio la vuelta para unirse al resto de los paramédicos que transportaban el cuerpo de Darragh.

Keira corrió tras ellos, estaba demasiado preocupada por su marido. El hecho de saberlo vivo no terminaba con su preocupación, Darragh se debatía entre la vida y la muerte. Ella estaba angustiada y nerviosa. Uno de los paramédicos la ayudó a subir a la ambulancia, Keira tomó la mano de su esposo y la besó, mientras murmuraba.

-¡Te pondrás bien, mi amor! – suspiró Keira – Tenemos que llevar a cabo todos nuestros planes, ¡ya tengo ideas para nuestra boda de ensueño! – gimió y no pudo evitar lanzar un fuerte sollozo.

-Debe ser fuerte, señora. – le dijo una mujer – Llegaremos a tiempo y su esposo será atendido.

Keira asintió y durante todo el trayecto al hospital, la chica no soltó la mano de su esposo. La ambulancia se estacionó en el área de urgencias, en donde un grupo de médicos y enfermeras esperaban al paciente para atenderlo.

-¿Qué le sucedió? – Preguntaba el médico.

-Le dispararon – Exclamó un paramédico – Y ha perdido mucha sangre.

El doctor revisaba los signos vitales de Darragh y de inmediato fue trasladado a una habitación para auscultarlo. Keira quiso entrar junto con él, pero no se lo permitieron.

-Espere afuera, por favor – Murmuró uno de los médicos – La mantendremos informada. Yo le aconsejo que se ponga en contacto con sus familiares y que espere por noticias.

Keira se desplomó sobre una silla y se echó a llorar. Tenía que llamar a sus padres y a sus suegros para darles la trágica noticia. Buscó su teléfono celular y marcó el número de su madre.

-Hola querida – Respondió Tessa - ¿Cómo estás, mi amor? – Preguntó la mujer.

-¡Mami! – Gimió Keira, rompiendo en llanto – Estoy muy mal – Gimió - ¡Es Darragh...! – Sollozó – Está muriendo.

Tessa palideció al escuchar las palabras de su hija, de momento no les encontró ningún sentido. Pero escucharla llorar de una manera dolorosa y sin control, comenzó a preocuparse.

-¿Qué sucedió, Keira? – Preguntó la mujer con serenidad - ¿En dónde te encuentras, hija?

-Estoy en el hospital, mami – Murmuró – Darragh... ¡está grave! Fue Greco, ¡él disparó! Iba a matarme y Darragh... ¡Darragh me salvó! Él recibió la bala que iba para mí.

La madre de Keira suspiró y trató de consolar a su hija que lloraba a lágrima viva. Tessa temblaba mientras anotaba el nombre del hospital en dónde atendían a Darragh. Colgó su teléfono y decidió comunicarse con su marido para darle las malas noticias y pedirle que se encontraran en el hospital para estar junto a Keira, apoyarla y darle consuelo.

:::::

Alfred hablaba con la policía, estaba dando su declaración, intentando hablar tranquilamente, pero estaba muy inquieto, temía por la vida de su hermano y ¡los policías sólo le estaban quitando el tiempo! Suspiró y se llevó las manos a la cabeza, al tiempo que narraba cómo había podido salir de la oficina y pedir ayuda de los guardaespaldas de su hermano.

-No se preocupe, señor Collingwood - Exclamó el oficial – Se hará justicia, ¡gracias por su cooperación!

Miles también había sido interrogado y su declaración fue breve. Decidió comunicarse con los padres de Darragh. Inhaló y exhaló varias veces antes de que la voz de Garrett atendiera su llamada. No le gustaba ser portador de malas noticias, pero Alfred estaba muy ocupado con la policía y los señores Collingwood debían estar enterados de lo que acababa de suceder.

-¿Qué sucede Miles? – Preguntó Garrett Collingwood, pues le pareció raro que Miles lo llamara.

-Señor Collingwood... buenas tardes – Titubeó el grandote – Yo... ¡No sé cómo decirlo, señor! – Murmuró – Pero es grave.

-¡Anda, dime! – Lo urgió Garrett, preocupado por las palabras del hombre - ¡No te quedes callado y suéltalo! Me pones nervioso, hombre.

-¡Perdón, señor! – Suspiró Miles – Se trata de Darragh... fue Greco... él...

-¿Qué pasa con mi hijo? – Lo interrumpió Garrett - ¿Qué le hizo ese desgraciado? – Gritó bastante alterado.

Miles jadeó y comenzó a narrar lo sucedido, tratando de ser claro y breve. Garrett palideció y cubrió su boca con una mano para ahogar un sollozo. ¡Darragh herido de gravedad y en el hospital!

-¿Keira está bien? ¿Cómo está Alfred? – Preguntó el padre de Darragh cada vez más preocupado.

-Alfred está bien, ahora mismo se encuentra hablando con la policía – Respondió el hombre – Keira se fue con los paramédicos, seguramente ahora está con Darragh en la clínica.

-¡Voy para allá! – Murmuró Garrett.

El señor Collingwood agradeció a Miles y salió rápidamente de su oficina para dirigirse al hospital, en el camino se comunicaría con Greta. El padre de Darragh sentía una fuerte opresión en el pecho, como si una mano de hierro le apretara el corazón.

::::::

Tessa y Hector entraron corriendo en la clínica, buscando desesperadamente a Keira. No lograban verla por ningún lado, ya que había demasiado movimiento en el lugar. Hector se detuvo en un rincón para llamarla y así ella pudiera decirles exactamente en dónde se encontraba.

-¿Papi? – Preguntó la muchacha con voz velada por el llanto.

-¿En dónde estás bebé? – Preguntó Hector – Mamá y yo acabamos de llegar a la clínica, ¿has tenido noticias de Darragh?

-Ahora me encuentro en la sala de espera del tercer piso – suspiró – Sólo sé que llevaron a Darragh directamente al quirófano, pero no sé más – Sollozó – Estoy muy nerviosa y tengo miedo – Gimió - ¡Apresúrense, por favor!

-Estaremos en unos minutos contigo, cariño – Respondió Hector – Conserva la calma, por favor.

Tessa y Hector se dirigieron rápidamente al tercer piso y pronto dieron con Keira, quién al verlos, corrió hasta ellos y los abrazó con fuerza, llorando a lágrima viva. Los padres de la chica la abrazaron para hacerle sabe que ya no estaba sola y que ahora estaban junto a ella para apoyarla y consolarla.

-¡Ya mi niña, ya! – Murmuró Hector – Todo va a estar bien, ¡ya lo verás! Sólo conserva la calma.

Keira se apartó de sus padres y se limpió las lágrimas, suspirando con sonoridad. Tessa la miró y se llevó las manos a la cara. El rostro de la chica estaba desencajado, sus ojos estaban muy hinchados y enrojecidos debido al llanto, además de que sus manos y su ropa estaban manchadas de sangre.

-Keira – Gimió Tessa – Mira nada más... ¿tú no estás herida, mi amor? Hay mucha sangre en tu ropa...

-Yo estoy bien, mami – Suspiró la muchacha – La sangre es de Darragh. Él me cubrió con su cuerpo para salvarme, ¡Greco iba a matarme! – Exclamó para volver a llorar en brazos de sus padres - ¡No es justo! – Gimió – Yo debía morir, ¡no él!

-Pero Darragh no está muerto, Keira – Murmuró su padre mirándola a los ojos – Darragh se salvará, ¡no te preocupes!

-Tú papá tiene razón, hija – Exclamó Tessa – Darragh se pondrá bien, ¡ya verás!

-¡Teníamos tantos planes! – Suspiró la chica – Él quería... él quería que nos casáramos en una iglesia, preparar nuestra boda de ensueño. ¡Lo que no hicimos en un principio!

-¡Todo se hará, hija! – Comentó Hector – Darragh es un hombre muy fuerte. Se va a recuperar muy pronto para poder cumplir con sus sueños.

Keira asintió y se sentó en un sillón junto a sus padres. Tenían que esperar por más noticias sobre la salud de Darragh. La chica se sintió un poco más aliviada al tener a sus padres a su lado, ellos la hacían un poco más fuerte y podría soportar lo que se presentara en cualquier momento, sobre todo si recibía una mala noticia.

-¡Keira, Keira! – la voz de Alfred la hizo volver el rostro y miró al chico que se acercaba hacia donde ella estaba, acompañado de Miles y Alan.

-¿Cómo está Darragh? – gritó Miles histérico - ¡Mi amigo! – dijo el hombre corpulento y se puso a llorar.

-¿Tienen alguna noticia de Darragh? – preguntó Alan con tristeza – Espero que no sea nada grave – dijo tratando de sonar animado.

-Hasta el momento desconocemos su estado de salud – respondió Keira y se lanzó a los brazos de Alan – Sólo sé que ha perdido mucha sangre y escuché decir a uno de los paramédicos que la bala le había atravesado un pulmón.

-¡Pobre de mi hermano! – suspiró Alfred – Espero que pronto nos puedan dar más noticias. – exclamó el muchacho sentándose junto a Tessa que lo tomó de la mano – Mis padres vienen en camino, están demasiado angustiados y alterados por todo lo que ha sucedido. ¡Todo es un caos!

-Pero Greco ahora estará tras las rejas – exclamó Tessa Ackermann - ¡Ya no intentará hacerles daño!

-¿A costa de qué, mamá? – gimió Keira – De la vida de Darragh.

-Keira, ¡por favor! – exclamó Alfred – No hables como si mi hermano estuviera muerto, ¡ten más fe!

-Lo siento, pero es que... - gimió la chica - ¡Tengo miedo!

-¡Todo tenemos miedo, Keira! – respondió Alfred acercándose a ella para abrazarla – Por favor relájate y conserva la calma.

Garrett y Greta Collingwood aparecieron en el lugar. Greta lloraba a lágrima viva y su esposo trataba de calmarla. Alfred corrió hasta sus padres y abrazó a su mamá.

-¿Cómo está mi bebé? – preguntó Greta entre lágrimas - ¿Hay noticias de Darragh?

-Yo estoy bien, mamá – dijo el muchacho – Y sobre mi hermano aún no tenemos noticias.

-Iré a investigar – exclamó Garrett Collingwood – Hablaré con el director del hospital si es necesario, ¡necesito noticias de mi hijo!

-Lo acompaño, señor Collingwood. – intervino Miles – Yo también estoy muy preocupado.

-Gracias, Miles. – dijo el señor Collingwood – Les pido que guarden la calma y no se muevan de aquí. Si tienen noticias sobre Darragh, llámenme inmediatamente. – exclamó el hombre y caminó hasta el ascensor seguido de Miles.

Media hora después, Garrett y Miles regresaron. No habían tenido noticias sobre Darragh, sólo que la bala había atravesado uno de sus pulmones y que estaba en cirugía para extraerle la bala y detenerle la hemorragia.

Las horas transcurrieron lentas para la familia y los amigos de Darragh. Keira caminaba de un lado a otro en la sala. La mujer estaba desesperada y miraba constantemente el reloj. ¿Por qué se tardaban tanto? Se preguntaba la chica.

-¿Ustedes son los familiares de Darragh Collingwood? – preguntó un médico y todos se pusieron de píe rodeando al hombre.

-¡Nosotros somos su familia! – respondió Alfred - ¿Qué sucede, doctor? ¿Cómo está mi hermano?

-El señor Collingwood acaba de salir de cirugía, esta fue un éxito. – dijo el médico – Logramos extraer la bala que se había alojado en su caja torácica y detuvimos la hemorragia. – murmuró el hombre – Sin embargo, el paciente perdió mucha sangre y se encuentra débil, lo tenemos en terapia intensiva. – exclamó el médico – Su estado de salud no deja de ser grave y sólo nos queda esperar un poco más. Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para ayudarlo. – dijo el galeno – Les pido por favor que vayan a descansar, por ahora nadie puede pasar a verlo, pero quizá mañana puedan hacerle una visita breve.

-Gracias, Doctor. – murmuró Garrett y él continuó hablando con el doctor, mientras que los demás se dejaban caer sobre las sillas y se miraban con tristeza.

-¡Ánimo! – exclamó Alan – No todo está perdido. Darragh estará bien, se recuperará y pronto se reunirá con nosotros. – dijo el chico – Darragh puede con esto y con más, ¡lo conozco! Y sé que no se va a dar por vencido tan fácilmente.

-¡Alan tiene razón! – intervino Alfie – Mi hermano es muy fuerte y estoy seguro que mañana tendremos buenas noticias sobre su salud. Debemos ir a descansar, nos hará muy bien. – exclamó el chico y miró a su cuñada – Principalmente tú, Keira. ¡Estás muy mal! Puedo verlo en tu cara, te sentirás mejor si duermes algunas horas.

-¡Yo no me iré de aquí! – respondió Keira – Me quedaré con Darragh, ¡no voy a dejarlo solo!

-Nosotros nos quedaremos – exclamó Greta – Garrett y yo permaneceremos aquí toda la noche. Mañana temprano puedes venir a verlo, ¡pero descansa, hija! Te hará bien.

Keira asintió, aunque lo deseara no iban a permitir que se quedara con Darragh en el hospital., era mejor hacerles caso. Además tenía que atender a sus gatos, ¡no había pensado en ellos en todo el día! Los pobrecitos debían sentirse muy solos y seguramente extrañarían a su papá.

-Vamos, hija. – le dijo su padre tomándola de la mano – Mañana estaremos aquí a primera hora.

La chica se despidió de todos y caminó del brazo de su padre. Se sentía tan débil y tan impotente, además de que tenía miedo, ¡miedo de perder a su amado Darragh!

::::::

¡Uy! Maldito Greco, pero ya pagarás por todo lo malo que le hiciste a Darragh. Yo sólo espero que nuestro guapo protagonista salga vivo de esta. ¿Qué les pareció el capítulo? No olviden dejar sus comentarios y muchas gracias por leer. ¡Ya estamos a pocos capítulos del final!
Maria Decapitated

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro