PART I
Hola, Soo. ¿Te apetece algo de pizza? Puedo pasar a comprar una luego de salir de clases, y cuando llegue a casa vemos una película mientras comemos.
Me gusta la idea. Te deposito mi parte más tarde. Te estaré esperando.
***
La puerta de la casa sonó. Jimin ya había llegado y yo permanecí sentada en sofá esperando sentir sus pasos más cerca.
—Hey, hazme un espacio —su boba sonrisa hizo presencia en la habitación. El olor a pizza se hizo más notorio.
—Claro. Te encanta estar cerca de mí, eh. Habiendo tanto espacio prefieres estar muy cerca... —dejó la pizza sobre la pequeña mesa frente a nosotros. Su hombro chocó con el mío.
Su cabello había crecido bastante desde que habíamos empezado a vivir juntos. De forma sorprendente parecía más atractivo de lo normal. ¿Se había puesto algún perfume nuevo? ¿Tal vez había cambiado su peinado? Por más que lo veía no lograba identificar qué tenía de diferente, pero sin duda había algo.
De repente sentí su mano sobre la mía. Sus dedos se amoldaron a los míos y dejó nuestras manos descansando en su muslo izquierdo. Mis ojos lo inspeccionaron ligeramente, pero cuando me di cuenta ya me había detenido en su mirada que me observaba con intensidad.
—¿De casualidad no quieres estar así de cerca en tu cama... O tal vez en la mía? —observé sus labios mientras se abrían al hablar. No podía creer que fuera tan atractivo con una acción tan simple.
—Tu mano está muy cálida —por un momento ignoré su propuesta. Él presionó su mano más contra su pierna, queriendo llamar mi atención—. ¿Ir a mi habitación? No lo sé. No quiero ensuciarla ni desordenar cuando la dejé tan limpia en la mañana...
—Vamos a la mía, entonces. No me importa tener que ordenar luego.
—Tú solo estabas esperando llegar a casa para esto, ¿no? Eres un tramposo, comprándome con comida para tenerme en tu palma...
Jimin soltó una pequeña risa. No tenía que ni siquiera decirme en palabras que tenía razón, con tan solo verlo ya sabía que había acertado en sus acciones. Era tan fácil de leer cuando actuaba de esa forma. Tan solo me gustaba seguir su juego un poco para que las cosas fueran más emocionantes.
—Solo te quiero abrigar, Soo. O bueno, la palabra correcta sería calentarte.
Dejó a un lado mi mano para llevar su mano a mi pierna. Dejó un suave apretón mientras se inclinaba hacia mi rostro, ahí dejó un suave beso en mi nariz y se alejó con una sonrisa tonta.
—¿Crees que un beso en la nariz será suficiente para llevarme a tu habitación?
—No lo es, pero tan solo espero que me des el paso libre para besarte como necesitas.
—¿Y qué tipo de beso necesito? —le pregunté en tono burlesco. Sus cejas se elevaron para molestarme.
Su rostro se volvió a acercar, solo que esta vez girando su cabeza hasta que nuestros labios se rozaron.
—Necesitas un beso fuerte... —susurró. Mis ojos se cerraron automáticamente— Un beso con pasión... Algo como esto.
Y lo hizo. Tomó mis hombros y juntó nuestros labios en un fogoso beso. Se sentía tan necesitado, también muy decidido. No pasaron muchos segundos cuando ya estaba sentada en su regazo con mis brazos rodeando su cuerpo. Solo podía escuchar los chasquidos que producían nuestros labios, en algún momento había tomado el control para apagar la televisión, como si lo único importante hubiera sido escuchar los sonidos que nosotros mismos creabamos.
Sus manos sostuvieron mis caderas, tirando de ellas para que nuestros centros pudieran estar más pegados. Podía sentirlo con claridad. Mis dedos tiraban suavemente sus cabellos de la nuca, y aquello lo ponía mucho.
—¿Quieres hacerme algo más además de darme un beso?
—Quiero que te sientas bien... —sus manos bajaron de mis caderas a mi trasero. Me afirmó con fuerza cuando de repente se puso de pie.
Me afirmé fuerte de su cuello y cintura mientras Jimin se dirigía hacia su habitación con mi colgando como si fuera un koala.
Cuando ingresamos a la habitación pensé que iríamos directamente a la cama, en cambio, Jimin me apoyó contra la pared mientras comenzó a dejar suaves besos en mi cuello. Su cuerpo presionaba el mío con fuerza, pero no había dolor, simplemente se sentía asombroso.
—Lo haces bien —dejé de tironear su cabello y en su lugar le di una suave caricia.
—Intento hacer lo mejor que puedo —su sonrisa contra mi cuello me dio cosquillas.
—Realmente me gusta esta cercanía.
Su cadera comenzó a moverse hacia delante y atrás. Sus suspiros iban directamente a mí oído provocando que un cosquilleo invadiera todo mi cuerpo.
—Es bueno escuchar eso... Pienso darte absolutamente todo lo que quieras.
El agarre de una de sus manos en mi trasero se hizo más fuerte, su otra mano fue a parar a mi rostro para apartar algunos mechones de cabellos que me estaban cubriendo el rostro. De esa forma me dio un suave beso, chupando lentamente mis labios hasta lograr que gimiera despacio contra su boca.
—Vamos a la cama...
Mi pedido fue escuchado de inmediato.
Me tomó fuerte y caminó hacia la orilla de la cama, ahí tomó asiento y yo aproveché de balancear mis caderas para hacerlo sentir bien. Ese día había decidido llevar una falda que me llegaba un poco más abajo de la mitad del muslo y por la posición se subió, probablemente dejando un poco a la vista mi ropa interior, pero no me importó.
No era la primera vez que Jimin me veía así ni tampoco sería la última.
—Pensé que yo era el ansioso.
Me molestó llevando sus manos a mi cintura e introduciendo la punta de sus dedos pulgares bajo la tela de mi crop top.
—Definitivamente no eres el único... —tomé su rostro para poder besarlo— ¿Quieres seguir así o quieres tenerme debajo?
—Sabes mejor que nadie que me gusta estar sobre ti. Por cierto, ¿qué opinas de sacar esta prenda de una buena vez? —sus manos fueron subiendo hasta que llegaron a la altura de mis pechos pero por el costado.
Asentí sin decir otra palabra, y él sin mucho esfuerzo me ayudó a quitarme la prenda. Así fue como solo quedé en sostén sobre su regazo, bajo su atenta mirada que observaba la cadenita que colgaba de mi cuello.
—¿Te gusta la vista?
—Me estoy poniendo más caliente... —dejó un beso sobre mi pecho derecho y movió la cadenita con su nariz.
—Deberías sacarte tu camiseta.
—Tienes razón. Ya está molestando y eso que todavía no tomo todo de ti —susurró en mi oído.
¿Me derretí? Definitivamente.
Se levantó de la cama dejándome en el piso. Me subí rápidamente en el colchón mientras el comenzó a sacarse su camiseta. Sus abdominales quedaron al descubierto y sus manos no tardaron en ir al botón de su pantalón para luego bajar la bragueta.
—¿Vas a sacarte los pantalones también?
—Lo haré cuando me digas.
—Hazlo entonces.
Mi pecho subía y bajaba con rapidez. Jimin se sacó su pantalón bajo mi atenta mirada.
—¿A ti también te gusta la vista? —me molestó.
—Eres muy caliente, Ji.
Extendí mis brazos hacia él. Jimin dejó tirado su pantalón y gateó por la cama hasta estar sobre mí.
—Tú ahora mismo te ves como la chica más hermosa del mundo.
Y nos besamos. Mis brazos en volvieron su cuello y enganché mi pierna derecha a su cintura. Jimin jadeó cuando lo atraje más hacia mi cuerpo. Solo la ropa interior nos separaba y sentirlo tan cerca era realmente íntimo. Sus movimientos eran lentos pero profundos. Casi todo su peso estaba en su brazo derecho, ya que por un momento intentó acariciar mi rostro con su mano izquierda, pero no quería que hiciera tanto esfuerzo, así que lo tomé por los hombros para alejarlo un poco.
03/08/23
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