Jimin y Yoongi llevaban 8 años de estar juntos, 3 como novios y 5 de casados. Para Jimin, Yoon era su vida, habían pasado tantas cosas juntos que pensaba que no podía estar más enamorado.

Era 14 de febrero y por supuesto que Park le tenía una sorpresa especial a su esposo, sin embargo, había algo que resonaba en su mente, y es que últimamente Yoongi se había estado portando raro, llegaba tarde a casa o se mostraba apático ante las muestras de amor de Jimin, ¿qué estaba pasándole? Era lo que siempre se preguntaba el pequeño rubio en las noches, mientras su esposo dormía. A veces su inseguridad le ganaba y pensaba cosas totalmente dolorosas, pero las negaba una y otra vez, pues sabía que si algo no estaba bien, Yoongi lo hablaría con él sin dudas.

Esperaba que con esa sorpresa todo pudiera mejorar entre ellos dos, siempre podían salir de sus problemas, ese definitivamente no sería la excepción.

Arregló una linda y romántica cena, velas decorando toda su casa, las rosas con su maravilloso aroma dando el toque perfecto a la ocasión, todo estaba listo. Jimin había ido de compras, su ropa exterior lo más linda que podía y, la lencería de abajo cuidadosamente seleccionada.

El teléfono de la casa sonó, lo que extrañó a Park, pues casi nadie llamaba, de todas formas respondió.

—¿Si? — Contestó.

—¿Jimin? — Era voz de Yoongi.

—Ah, hola amor, ¿qué pasó? ¿Qué necesitas? — Se le hacía raro que llamara.

—Solo llamaba para avisarte que no llegaré a tiempo, tengo mucho trabajo en la oficina, no me esperes — Jimin frunció el ceño, sabía perfectamente que Yoongi jamás se quedaba en la oficina. Algo estaba mal.

—Claro, gracias por avisar — Luego de eso colgó.

La mente de Jimin no tardó en responder, algo no encajaba, en todo el tiempo que habían estado juntos, Yoongi jamás se quedaba hasta tarde en la oficina, pues prefería tener más trabajo que sacrificar sus horas de sueño, ¿por qué habría de hacerlo ahora y justo en día de San Valentín?

Decidió hacerle caso a esa vocecita en su cabeza, tomó su abrigo, su celular y las llaves del auto, luego puso el coche en marcha y condujo hasta la oficina donde trabajaba Yoon.
Igual podría estar equivocado y malinterpretando, pero prefería calmar las ideas de su cabeza.

Cuando llegó al edificio, aparcó el auto y se dirigió a la entrada, el problema, fue cuando vio a Yoongi salir del mismo de la mano de otra persona, sonriendo y muy juntos, no iba a mentir, quiso ir, aunque algo le dijo que se detuviera y mejor los siguiera.
Volvió al auto con cautela de no ser visto, entró y arrancó tras el auto de su esposo.

No sabía a dónde se dirigía con exactitud, pero se sintió tan mal cuando vio que entraron a un hotel. Quiso llorar y regresar por el mismo camino, sin embargo, debía afrontar el problema de frente, así que siguió.

Se bajó del auto tras ellos y se escabulló hasta la habitación a donde los donde dirigían, lamentablemente si era lo que pensaba, bastó solo con ver como se besaban con pasión para corroborarlo, se sintió mal, traicionado y burlado, como si le hubieran escupido en la cara y estrujado su corazón con fuerza. Le quedó muy claro que ya no había algo entre ellos dos, que el amor se fue y que su relación no podía ser rescatada, aún así, se armó de valor e irrumpió en la habitación, llamando la atención de los ahí dentro.

—¡Jimin! — Yoongi se separó rápidamente —No es... Yo... Puedo explicarlo — No tenía ninguna excusa.

Park solo los miró, no dijo nada, si, se sentía como la mierda, pero también, un extraño alivio, pues por fin su mente descansaba.
Simplemente se dio la vuelta y volvió por aquel pasillo, llamó el elevador y se subió.

Estaba lastimado, claro, pero no podía tirarse al suelo y llorar, claramente Yoongi no lo había hecho al estar engañandolo, ¿por qué lo haría el? ¿Por qué lloraría por alguien que no lloraba por él? ¿Por qué dejaría de amarse por alguien que nunca lo había amado?
Era incongruente, él valía demasiado para estar con alguien como Yoongi, que bueno que se dió cuenta de quién era la clase de persona con la que vivía.

Llegó a la recepción y salió del lugar, se quitó los anillos de compromiso y de casado y lo arrojó al jardín del hotel. Respiró profundo y caminó hacia su auto, abrió la puerta, se subió y puso música en el radio.

I want to break free (quiero ser libre)
I want to break free from your lies (quiero ser libre de tus mentiras)
You're so self satisfied, I don't need you (estás tan satisfecho de ti mismo, no te necesito)
God knows (dios sabe)
God knows, I want to break free (dios sabe que quiero ser libre)

Una vez que llegó a casa, lo primero que hizo fue ir hasta su habitación y sacar todas las cosas de Yoongi, las cuales bajó a la sala.

Al poco tiempo, llegó Min tras él, con el aliento agitado, buscándolo con la mirada.

—Jimin — Fue hasta Park, quien se encontraba sentando en el sillón —Yo... te juro que puedo explicar lo que pasó.

—No es necesario — Lo interrumpió —¿Sabes Min? Durante estos 8 años he sabido qué quiero y lo que valgo — Se levantó —Y un tipo como tú, no es lo que merezco — Agarró sus cosas y las tiró al suelo —Vete, estas en mí casa.

Sin más, se dio la vuelta y regresó a la habitación.
No habría más incertidumbre ni inseguridad, pues sabía que si seguía con Yoongi, que si se doblegaba y lo perdonaba solo se haría daño a sí mismo, así que, por su estabilidad emocional y su salud mental, era mejor alejarse, ya encontraría a alguien que si viera y valorara la gran persona que Jimin era.