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♡ : EXTRA - KOOKTAE

El omega de cabellos rubios paseó por los largos e interminables pasillos de la empresa que su esposo había empezado, junto a sus mejores amigos. No había tenido intención de molestar el trabajo de su alfa, pero se sentía solo en casa, sin sus hijos dentro. Habían estado a su lado por tanto tiempo que ahora le parecía casi irreal que ambos estuviesen casados y formando su propia familia.

Jungwon ya tenía un hijo con su, ahora esposa, y había ocasiones en las que visitaba a sus padres y llevaba a su pequeño hijo con ellos. Era una ternurita y se parecía mucho a su padre, salvo por el cabello castaño claro que había heredado de su madre.

Por otro lado, estaba su pequeño Innie, quien ya tenía tres meses de embarazo y vivía junto a su alfa lejos del centro de la ciudad. Había sido una verdadera sorpresa enterarse del embarazo, pero una enorme alegría para ambas familias. Por supuesto, su hijo se veía fantástico, el embarazo no había hecho más que acentuar su belleza y le daba un aire de ternura que tenía a su alfa muy contento.
Taehyung los ayudaba en todo lo que pedían y les daba consejos de vez en cuando para sobrellevar el embarazo.

Se sentía feliz por su familia y por sus hijos, pero no dejaba de extrañar a sus pequeños cachorros, los cuales corrían por su casa y pedían abrazos y mimos de sus padres.

Se mantuvo nostálgico hasta que llegó a al oficina de su pareja. Era una habitación grande, con varias de las pertenencias de su alfa en el interior, además de equipos se sonido, algunos instrumentos y varios accesorios que a Jungkook le gustaba.

Abrió la puerta con cuidado para no ser descubierto, encontrándose a su alfa con los audífonos puestos y tarareando una de las canciones que se reproducían en la pantalla. Esperanzado con que su aroma no llegue a delatarlo, cerró la puerta con cuidado y caminó despacio hasta colocarse detrás suyo y cerrar sus ojos con sus manos.

—¿Lix? — preguntó al instante, en cuando sintió las manos de su pareja.

—¿Cómo supiste que era yo? — el mayor se sacó los audífonos y ss puso de pie para abrazar a su dulce omega.

—Es imposible no reconocer tus manos, Lix. — besó su frente con una sonrisa. — ¿Por qué no me dijiste que venías? Hubiese mandado a un guardaespaldas por ti.

—Quería darte una sorpresa. — respondió con una sonrisa. — me sentía solo en casa y quise venir a verte.

Jungkook sonrió y reclamó los labios de su pareja, los cuales no había podido probar los últimos días. El trabajo estaba teniéndolo muy ocupado, estaban realizando un álbum para uno de sus artistas y era su deber monitorear que todo fuese bien y tener todo listo antes de confirmar el día de su comeback.

Tan ocupado estaba que no se había dado cuenta del sentimiento de soledad que su omega estaba sintiendo. Casi se abofeteó por aquello, pues siempre habían permanecido juntos y estar separados ahora era algo casi extraño.

—J-Jungkook...

El mayor rápidamente atacó el cuello de su pareja, sintiéndose orgulloso de ver que su marca aún se posaba en la curvatura de su cuello, a pesar de los años. Viendo a su Taehyung, se daba cuenta de que los años le pasaban tan lento que no dejaba de verse hermoso. Su fino cuerpo y su hermosa sonrisa, la cual terminó cautivándolo desde el primer momento, sus manos, sus ojos, todo continuaba como años atrás. No existía imperfección en el menor que no conociera y amara.

—Yang pasado tantos años, Lix. — comentó con una pequeña sonrisa. — y sigues viéndote tan hermoso como el primer día.

—N-no digas esas cosas. — se sonrojó al escucharle decir aquello. A pesar de los años, seguía sonrojándose por las palabras de su alfa. — tú también te ves guapo como el primer día. No pude escoger mejor alfa que tú.

—Aunque no fue nada fácil tenerte, eh. — rodeó con sus brazos, la cintura de su pareja. — recuerdo que tu padre deseaba que te casaras con ese tal Eric.

—¿Aún lo recuerdas? — el rubio rió ante el recuerdo de su alfa celoso y molesto por su ex pretendiente. — pensé que lo habías olvidado después de tanto tiempo.

—No puedo olvidar como casi no logro tenerte. No sé si fue buena idea escaparnos aquella vez.

—¿Lo dices porque casi nos morimos de hambre unos días o porque después de esa escapada, apareció nuestro Jungwon?

—Ni me lo recuerdes, la mirada de tu padre que dijo que, si no conseguía un buen trabajo, me iba a matar. — ambos rieron por el recuerdo. — Aunque valió la pena. Gracias a ello, pudimos formar una hermosa familia.

El omega asintió mientras volvía a unir sus labios con su pareja. Sus lenguas danzaron en sincronía y un ritmo lento. Se necesitaba el uno al otro, sabían que eran ambos y nadie más, el fuego de la pasión renaciendo una vez más como en numerosas ocasiones. No podían resistirse, a pesar de los años, ambos seguían amándose y deseándose como el primer día.

—Te necesito tanto, Taehyung... — murmuró cuando desprendió al omega de su fina camisa, dejándola en uno de los sillones.

—También te necesito, alfa...

El cuerpo del menor fue recostado en el sillón que el mayor mantenía dentro de la habitación, dejándolo de rodillas, con sus brazos sosteniéndose en el respaldar del sofá. Jungkook bajó sus pantalones con lentitud, vanagloriándose de lo mojado que se hallaba su omega, tan necesitado de él y excitado por tenerlo toqueteando su cuerpo.

—J-Jungkook...

—Estás tan mojado, Tae...

Bajó su ropa interior hasta hacerlo desaparecer en el suelo, Jungkook se inclinó para observar el lubricante natural bajar por los muslos ajenos, preparándose automáticamente para recibirlo. El alfa estaba totalmente excitado, con una erección en sus pantalones y sus manos amasando el perfecto culo de su pareja.

—Ahhhhhhhg, Jungkook... — gimió al sentir la lengua de su alfa ingresando en su entrada. — N-No hagas eso...

—Jodidamente delicioso.

Volvió a ingresar su lengua en el interior de su entrada, saboreando por completo a su omega, orquestando gemidos sonoros en sus labios. El cuerpo de Taehyung se removía de placer mientras impulsaba al pelinegro a ir más rápido y profundo. Su espalda se arqueó ante la sensación de sentirse invadido por la húmeda lengua de su esposo.

—C-Jungkook... m-me voy a correr... p-por favor...

El alfa ingresó dos de sus dedos, sintiendo la humedad de su agujero, su lengua fue acompañado por ambos dígitos, haciendo retorcer de placer al omega, quién no resistió más y terminó corriéndose fuertemente, manchando el sillón con hilos nacarados de su esencia.

—No terminamos, amor... — sus labios se pasearon por su nuca y la curvatura de su cuello. — Necesito estar dentro de ti lo más antes posible.

La propuesta fue tentadora, Taehyung respiró entrecortadamente mientras se recuperaba del reciente orgasmo, pero se sentía totalmente húmedo y su polla había vuelto a responder cuando meneó su culo por la erección del mayor. Jungkook gruñó en su oído y mordió el lóbulo de su oreja.

—Estás jugando sucio, Tae.

El rubio volvió a tentarlo con sus movimientos, causando que el alfa tomara sus caderas con fuerza antes de darle una sonora nalgada, el ruido se extendió por toda la habitación junto al gemido del omega. La marca rojiza se hizo visible en la sensible zona, dejando más que satisfecho al mayor.

Rápidamente se despojó de sus pantalones y ropa interior, acariciando los muslos de su pareja antes de alinear su miembro contra el agujero estrecho de su esposo.

—Había olvidado la sensación de tenerte de esta manera, amor mío. — giró el rostro del rubio, obligándolo a que sus labios se unieran en un profundo beso. — Eres tan hermoso.

El mayor se adentró en su interior de una sola estocada, ambos gimieron ante la sensación de sentirse unidos. El alfa contuvo la respiración al sentir la manera perfecta en la que su polla era apresada, la entrada de su Taehyung siempre era un lugar cálido y estrecho, donde podía sentirse como en el cielo.

—Joder...

—Mmmmmmmmgh, Jungkook... — sus caderas se movieron tentativamente, mientras colocaba sus manos sobre el respaldar del sillón.

El pelinegro flexionó una de sus piernas, colocándola sobre el sillón, mientras la otra se mantenía en el piso, en una posición donde podría apoyarse para hacer sus embestidas más certeras. Los movimientos del alfa fueron rápidos y fuertes, Taehyung gemía sin control mientras mordía su labio inferior para no alertar a todo el mundo de lo que pasaba en el interior, su esposo estaba haciéndole el amor como solo él podía hacerlo.

Las manos de Jungkook viajaron a la polla desatendida de su pareja, masajeando con dedos hábiles y expertos, sintiendo lo duro que estaba ante él.

—J-Jungkook... es demasiado...

Perdido en su propia lujuria, el alfa se apoyó en el respaldo del sillón y fue más profundo. Su polla llegó a tocar el punto dulce del omega, quien gimió ante la sensación de ser golpeado duramente en aquella zona. Sus caderas iban moviéndose al ritmo de las embestidas, sentía sus piernas totalmente débiles ante la fuerza y rapidez de su alfa.

El pelinegro fue más duro hasta que sintió como la espalda contraria se arqueaba y su polla dejaba ver la explosión de su orgasmo. El omega gimió sonoramente al sentir el clímax en su cuerpo, mientras seguía siendo follado por su esposo.

—N-No me aprietes así, Taehyung...

Las paredes internas del rubio lo apretaron exquisitamente, llevándolo hacia su propio orgasmo, corriéndose fuerte y abundantemente en el interior del omega, llenándolo por completo y renovando la marca de emparejamiento con sus colmillos.

Taehyung no resistió más tantas sensaciones y se desplomó en el sillón, observando como la semilla de su alfa descendía por sus muslos.

—No habíamos hecho algo tan intenso como esto. — murmuró el alfa mientras se recordaba sobre el cuerpo de su pareja. — Deberíamos repetirlo.

—D-Debe ser por el tiempo que estuvimos separados. — sus mejillas sonrojadas, su cabello pegándose a su frente y el sudor bajando por su cuello, le parecieron el mejor paisaje. Taehyung podía ser hermoso con toda esa ropa puesta, pero desnudo y luego de un orgasmo, se veía jodidamente sexy.

—Me entristece saber que nuestros hijos ya no están más con nosotros, pero no es tan malo como pensé. Tendremos tiempo a solas para nosotros.

Ambos sonrieron y volvieron a besarse.

Tal vez no había sido el lugar adecuado, pero no podían negarse a probarse mutuamente después de tanto tiempo separados.

Habían tenido una buena vida, hijos maravillosos y una fortuna que les duraría el resto de sus vidas. Era momento de que ambos vivieran lo que no pudieron vivir al casarse muy jóvenes. Tal vez un viaje o una segunda luna de miel, cualquier cosa estaba bien si ambos estaban juntos y se mantenían unidos.

Por supuesto, el amor entre ellos seguiría allí, sin importar el correr del tiempo.

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