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࿐♡ 08

Y como un parpadeo estaban en el séptimo mes de gestación, el estómago de Jeongin casi y no se había hinchado, pero los movimientos del cachorro eran más constantes, hoy pintarían la habitación del bebé.

—Amor —llamó Jeongin a su esposo.

—¿Sí, cariño? —este llegaba a la habitación vacía con varias latas y brochas de pintura.

—Ahora... ¿Qué pintaremos? —rio, ya estaba todo listo... menos el diseño.

—Oh... —rio irónicamente, tampoco pensó en algún diseño.

—¿Qué te parecen nubes? —ayer se vieron Toy Story.

—¿Cómo la habitación de Andy? —no era mala la idea.

—Exactamente —se vería bonito, no había objeción como para no hacerlo.

Y así fue, dos rodillos de pintura se paseaban por las blancas paredes de la habitación, el color era uno celeste cielo, combinaría muy bien con el móvil de cuna que los padres de Chan les regalaron, de este colgaban estrellas de peluche y tenía un botón para proyectar estrellas en el techo, combinaría muy bien.

—¡Hey! —Chan se quejó al ver como Jeongin manchaba de pintura celeste su remera, este sabía que algo como esto podía pasar, por eso se colocó una que no le importe manchar—. ¡Venganza! —manchó de igual forma la blanca remera de Jeongin.

—¡Lucha a muerteee! —se abalanzó hacia su esposo manchando con la huella de su mano la ya no tan blanca remera de su marido.

Pasaron jugando un rato hasta que se cansaron, bueno, Jeongin quería un helado.

—Espera, vayamos juntos —antes de que Chan vaya corriendo por ese helado se le ocurrió la idea de ir con él, sería un descanso de estar pintando aquella habitación.

—¿Qué te parece si marcamos la pared? —al ver la mirada confusa de Jeongin explicó—. Como en UP, cuando el señor Fredricksen y su esposa marcan con sus manos el buzón, nosotros marquemos la pared, ya que no tenemos buzón.

—A veces tienes muy buenas ideas —otras veces no, pero no se lo diría.

Ambos embarraron sus manos con pintura blanca, Jeongin su mano izquierda y Chan su mano derecha, plasmaron ambas manos en la pared, la mano de su cachorro iría en medio de ambos, se vería hermoso.

—Ahora sí, vamos —Jeongin veía las marcas con tanto cariño, suspiró con una sonrisa y se levantó.

—Cambiémonos, hay que pasear un poco ya que la heladería que te gusta está a unas cuadras.

—Si, vamos.

(...)

—Si que está soleado, no había ninguna nube en el cielo, eran las 4 de la tarde y caminaban lentamente agarrados de las manos mientras llegaban a esa heladería.

—Si es demasiado podemos ir a la sombra —Chan protegería a su lindo omega de cualquier cosa que le moleste o haga daño, estaba en sus instintos y deseos, lo haría, aunque ponga su propia vida en riesgo.

—Nah, solo quiero caminar contigo a mi lado, como antes, ¿recuerdas? el día antes del baile de graduación, cuando te rompiste el brazo —habían pasado ya más de 10 años de que Chan se había graduado, su cita lo había cancelado y se había caído por las escaleras dos horas después, pensó que sería el perdedor del baile porque no tenía una cita, pero Jeongin aunque no fue su cita, lo acompañó para que no esté solo, bailaron toda la noche, hasta que sus pies dolieron.

—¿Cómo olvidarlo? ese día me di cuenta que no quería separarme de tu lado, eres la única persona que no rompió su promesa, nunca te fuiste de mi lado —besó la mano de Jeongin que estaba entrelazada con la suya—. Te amo, mucho.

—Yo te amo más —besó de manera corta la mejilla de su pareja—. Vamos, el semáforo ya está en rojo.

Todo pasó tan rápido después de decir esas palabras.

Un carro pasó aún con el semáforo en rojo, Chan estaba por delante, el coche lo hubiera arrollado a él... lo hubiera hecho si Jeongin no lo hubiera empujado hasta la acera siguiente.

Chan tan solo abrió los ojos después de ser empujado pues tampoco sabía que estaba pasando, se sentó en el suelo y vio aterrado lo que estaba pasando.

Jeongin lo había empujado para que el carro lo golpee a él y no a Chan.

Aquel coche se dio a la fuga al instante de que Jeongin haya sido atropellado.

—¡No, amor! —el alfa de inmediato se acercó a su pareja quien yacía inmóvil en el suelo.

—Estás bien... —sangre corría por su frente y su boca.

—¡¿Por qué lo hiciste?! —dejó la cabeza de Jeongin descansar en sus piernas, las lágrimas pronto empezaron a correr por sus mejillas por más que quería contenerlas.

—No iba a dejar que te atropellen, ¿o sí? Eres mi alfa... y te amo más que a nada —su débil mano alcanzó la de Chan.

—Aguanta un poco más, cariño, ya viene alguien para ayudarnos —una de las personas que estaban en el momento del choque llamó a la policía y a una ambulancia para que vengan rápido.

—Lo siento... —sus lágrimas igual caían—. ¿Nuestro cachorro está bien? —estaba más preocupado por su hijo que por sí mismo.

—Claro que está bien... —sus lágrimas no paraban de salir—. Tú también lo estarás.

—Me siento cansado... —ya no podía respirar del todo bien.

—No, por favor, no te duermas, ¿sí? —besó la algo ensangrentada mano de Jeongin—. Tan solo mírame un poco más.

—¿Por qué lloras? alfa llorón... —con sus pocas fuerzas retiró una lágrima de la mejilla de Chan.

—Me duele mucho verte así —a él y a su lobo quien aullaba de dolor en su interior.

—Cariño... —todo su cuerpo dolía, tenía que tomar una decisión ahora—. Si te hacen escoger....

—No...

—Entre nuestro cachorro y yo...

—No lo haré, estarás bien.

—Elige a nuestro cachorro, ¿sí? yo ya fui muy feliz —decir esas palabras solo lograron incrementar las lágrimas de su alfa.

—No... no puedo... no puedo perderte —sin importarle ni un poco la sangre que emanaba el cuerpo de Jeongin lo abrazó protectoramente—. No podría... por favor no.

—Me hiciste muy feliz durante todo este tiempo.

¿Por qué parece que te despides?

—El video de nuestra boda... y el vals... todo siempre me hizo feliz.

—Hacerte feliz me hace feliz —era muy raro ver a un alfa llorar tan desgarradoramente como Chan lo estaba haciendo, las tristes feromonas que soltaba lograban poner hasta a otro alfa triste.

—Así que... haz feliz a nuestro cachorro por ambos.

—No, estarás bien, ambos lo criaremos, ambos lo haremos feliz —en el bolsillo de pecho de Chan estaba la primera radiografía del bebé, Jeongin lentamente lo sacó, sonrió viéndola y volvió a entregársela a Chan.

—No me arrepiento de nada... fuiste lo que me devolvió la vida cuando creía ya no poder continuar —las ambulancias se escuchaban cercanas, poco a poco sus ojos se cerraban.

—No... no por favor —intentaba mantenerlo despierto.

—Gracias... por ser mi alfa.

—No te despidas.

—No lo hago... —sus ojos se cerraban—. Sólo es un "hasta pronto".

¿A qué te refieres?

Finalmente, sus ojos se cerraron, Chan gritó tan desgarradoramente el nombre de su omega como nunca antes había gritado, pidiéndole al cielo que por favor todo termine bien.

Yo sé que no me dejarás, lo prometiste... prometiste estar conmigo para siempre.

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