࿐♡ 04
Chan quería vengarse, hace ya tres semanas Jeongin le hizo aquella broma que casi lo destruye y lo hizo llorar, aunque Jeongin se disculpó, Chan quería vengarse un poquito.
Desde su tables se crearía una cuenta en Facebook y chatearía con el mismo desde su celular, haría como si se hubieran encontrado varias veces con esa persona que ni existía, al nombre no le puso mucha atención, le colocó a ese perfil falso la denominación de "Wooyung" y eligió una foto cualquiera de un omega modelo.
Estuvo varios días hablando desde su Tablet a su teléfono y viceversa, se comportaría distante con Jeongin el día de la broma. Plan perfecto.
—Listo —Chan esperaba a que Jeongin salga de la ducha para comenzar con su venganza.
3 minutos después de que Chan tenga todo listo, Jeongin salió de la ducha ya cambiado y con el pelo mojado.
Chan hizo como si colgara una llamada rápidamente cuando Jeongin salió de la ducha, al ser director de cine aprendes varias técnicas de actuación, las usaría sabiamente.
—¿Quién era? —Jeongin se secaba el pelo mientras esperaba la respuesta de Chan, respuesta que nunca llegó.
Chan estaba metido en su teléfono, o eso estaba haciendo creer a Jeongin.
—Amor~... —llamó otra vez, pero Chan lo miró y lo ignoró, el corazón de Jeongin se sintió doler, fue a su lado y entonces preguntó—. ¿Está todo bien?
—Ya lo sé —dejó su teléfono mirando molesto a Jeongin—. vi esas conversaciones en tu teléfono —le haría creer que estaba molesto por un supuesto engaño, pero en ese momento estaba improvisando.
—¿Qué? Mi amor, no sé de qué estás hablando —y es que muy constantemente agarraban sus teléfonos sin pedir permiso para cualquier cosa.
—No te hagas el santo, Bang, sé lo que vi, puedes irte con ese alfa —Jeongin intentó acercarse, pero Chan lo empujó.
—Realmente no tengo idea de lo que estás hablando —le dolió que lo llame por su apellido.
—Anda, vete —le dolió mucho, los ojitos de Jeongin estaban mirándolo como cachorrito regañado y confundido.
—Si quieres que me vaya... puedo hacerlo —tomó su celular y se marchó a la sala, planeaba quedarse ahí unos 10 minutos hasta que a Chan se le baje la loquera.
Chan volvió a respirar una vez que Jeongin se fue, casi todo se va alv, no podía contra Jeongin.
Nuevamente esperó a que Jeongin volviera, o que estuviese cerca para "llamar" a ese contacto falso y hacer como si hablara de una cita.
Cuando escuchó pasos cerca, comenzó su plan, habló más fuerte justamente para que Jeongin se quede escuchando un poco atrás de la puerta.
—Sí, te veías muy lindo, tenemos que repetir lo de la anterior noche, pero no me tienes que llamar en los horarios que te dije, mi esposo casi se da cuenta, no queremos arruinar la diversión, ¿verdad, cariño? —y después de decir eso, la puerta fue rápidamente abierta dejando ver a un incrédulo y confundido Jeongin que cerró la puerta de un portazo tras de él después de entrar a la habitación.
—No... tú no... —lo amaba tanto que se negaba a si mismo que Chan podría engañarlo—. Amor, ¿con quién hablabas? —su labio temblaba.
Chan que guardó su celular apurado cuando Jeongin entró a la habitación se hizo al tonto.
—¿A qué te refieres? Yo no hablaba con nadie —lo miró y nuevamente lo ignoró.
—Oh... Dios... —sostuvo su rostro—, ¿es por esto que cada que intentaba tomar tu teléfono en estos días no me dejabas? —sus lágrimas lenta y peligrosamente se juntaban en sus ojos—. Me engañaste... —su respiración se volvía agitada.
Y ahí Chan decidió abandonar la misión, aunque la planeó con antelación previa, no soportaba ver a su lindo omega llorar.
¡Abortar misión! ¡Abortar misión!
—No, Cariño, yo...
—¿¡Sabes lo mucho que confié en ti?! —estaba molesto y muy pero muy decepcionado—. Pensé que en verdad había alguien que me quería de verdad —se puso a dar vueltas en su habitación.
—Realmente yo...
—Dame tu teléfono —estiró su mano para que su marido le dé aquel aparato—. Por favor, dámelo.
No, si Jeongin lo veía, la situación empeoraría.
—Cariño, yo en verdad...
Jeongin solo hizo un movimiento rápido alcanzando el teléfono de su esposo, había una aplicación abierta, Messenger, el primer chat estaba lleno de corazones, empezó a leer pese a los intentos de Chan por quitarle el aparato, Jeongin era más ágil.
Jeongin leyó lo suficiente como para comprender todo.
—En verdad confié en ti —apagó el aparato y se lo lanzó a su esposo que tanto luchaba por volver a tener el celular.
—Hey —el impacto del celular le hizo doler el estómago.
—Todo este tiempo... Dios... ¡Hasta anhelaba tener una familia contigo! —sus lágrimas comenzaban a salir—. Puedes ir a esa maldita cita con esa perra —aunque no le gustaba utilizar malas palabras, la situación lo hizo utilizarlas.
—Jeongin, tan solo déjame...
—¿Quieres explicarme lo que está pasando? ¿Eso quieres? —lo confrontó—. ¿Soy estúpido acaso? —su corazón dolía—. Anda, rompe este maldito lazo que me une a ti y destruye todo por lo que luchamos estos 7 años que estamos juntos, anda, márcalo.
—No, mi amor, tan sólo déjame hablar, escu...
—¡No quiero una maldita explicación! —su perrito, Berry, ladraba desde afuera de la habitación—. Me quedaré con Berry, tu quédate con esa perra.
Se dio la vuelta listo para irse, pero Chan sin querer utilizó su voz de mando.
—No te vayas, espera —las piernas de Jeongin flaquearon contra la voz de mando de Chan, no podía contra aquella gruesa y demandante voz, se quedó quieto y con la respiración ahitada—. Lo siento, no quise utilizar mi voz de mando —aprovechó que Jeongin estaba quieto para abrazarlo por la espalda.
—Vete a la mierda —susurró tomando todas sus fuerzas para alejarlo y abrir la puerta de su habitación, o eso quiso.
Aquella puerta se trababa de vez en cuando, como ahora, esa chingadera no quería abrir.
—Mi amor —Chan lo levantó mientras Jeongin pataleaba.
—Suéltame, maldito infiel, mentiroso, yo... —un beso de Chan lo calló.
—Caíste —esperaba que Jeongin golpeara su pecho con todas sus fuerzas, y así fue, aunque su fuerza era muy poca.
—¿Cómo pudiste? Yo... en verdad —las lágrimas volvieron a sus ojos haciéndolo llorar rápidamente.
—No sabía cómo darte esto —de su bolsillo sacó una cajita de terciopelo morada y se la entregó a Jeongin.
Dentro había dos manillas de plata a juego con la frase "La luna es bonita" grabada.
—Eres un idiota —se abrazó al cuello de su alfa.
—Sí, pero tu idiota —le mostró su anillo de bodas—, por siempre —besó la marca que yacía en la clavícula de Jeongin, aquella que los unió hace casi ya 6 años.
—Cállate y dame un beso.
—Como mi lindo y hermoso omega guste —flexionando sus brazos un poco sus labios tocaron los contrarios.
Y como en toda relación, pasó lo que tenía que pasar, de todos modos, la tasa de fertilidad de Jeongin era baja cuando no estaba en celo, así que nada que temer, ¿verdad?
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