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❥. CAPÍTULO XXIX

Mientras estuvo casado con Hyunjin podía contar las veces que iba a la casa de sus padres, usualmente pasaban todo el tiempo en su casa y los fines de semana siempre hacían planes. Sin embargo, después del divorcio habían sido incontables las veces que había pisado aquel lugar, como justamente este día, presenciando lo que sería otro matrimonio.

El jardín yacía decorado, los invitados se encontraban vestidos, acorde a la situación, MinAh caminaba por todas partes cuidando de que cada detalle estuviera a la perfección, Félix seguramente en su habitación preparándose como el novio era, el sacerdote que iba a dirigir la boda sentado a un lado en la mesa principal y Jeongin aquí estaba, observándolos a todos con los brazos cruzados en su pecho. Era ese el momento donde tenía que ir, sentarse en una silla y esperar a que Félix y su novia contrajeran nupcias, pero a cambio de eso, lo único que quería hacer era subirse al auto y marcharse porque ni siquiera a Jongsuk tenía a su lado.

Del largo rato que tenía en la misma posición y al hacerlo, ladeó también su rostro de un lado a otro, donde pudo encontrarse con Hyunjin caminando hacia él y dos copas en las manos. Cuando se dio cuenta de que lo había notado rodó los ojos con fastidio, tanto porque se acercaba a su presencia y también porque lo había encontrado mirándolo, y sonrió.

—No sabía que estabas aquí —dijo, llevando a sus manos una de las copas y la tomó.

—Es la boda de tu hermano y estoy invitado —, dio un sorbo del champán.

Lo observó también darse un trago de su bebida y aún mirarse, porque a pesar de que traía gafas de sol era muy evidente que su mirada se encontraba puesta en Jeongin.

—¿Dónde está tu novio? —preguntó calmado, girándose y quedando justo a su lado, pudiendo observando todo el panorama a nuestro alrededor.

—Ya está viniendo —contestó, cruzándolo otra vez de brazos, pero ahora, dejando una de sus manos sueltas para poder sostener mi copa, y lo escuchó reír suavemente.

—Viene de camino como el día de la boda de Changbin, supongo —alegó, haciéndolo recordar aquel suceso y forjó una mueca de desagrado que lo llevó a voltearse y quedar frente a Hyunjin.

—No olvidas, ¿cierto? —asumí, teniendo en cuenta que aquel había sido un feo momento a comparación de ahora, pues Jongsuk en realidad sí estaba de camino esta vez. — Él llegará a la boda y literalmente se te va a caer la quijada de tanto que hablas.

—¿Cuándo llegará el día en el que te des cuenta de que ese hombre no es sincero contigo? —indagó, después de soltar una risita y acercar su copa a la boca.

—El mismo día en el que tú me dejes en paz.

Le fue inevitable no encontrarse nuevamente con su mirada cuando se colocó en frente y esta vez con sus gafas agarrando su cabello en la cabeza, dándose la oportunidad de mirar sus ojos oscuros y darse cuenta una vez más de que eran su más grande perdición.

—Si en mis manos estaría dejarte en paz para que te des cuenta de que ese tipo no es sincero, créeme que lo haría —levantó su copa e hizo un pequeño brindis que no fue correspondido, y se alejó.

Jeongin amaba observarlo, amaba como se vestía, amaba todo de él, excepto su boca y la manera en la que no se callaba, porque decía las cosas sin anestesia, creyendo que todo iba a caer en gracia cuando la mitad de lo que decía era cruel, sin saber si era verdad o incluso si era mentira.

Después de perderlo de vista decidió acercarse a sus padres junto con los invitados, ya era obvio que la ceremonia iba a comenzar y no quería ser el imán mal colocado presenciando el acto alejado de todos los invitados.

Aunque ni siquiera le importaba presenciarlo, al final de cuentas, entre Félix y Jeongin nunca hubo una excelente relación y básicamente ya yo no tenía nada que ver con su familia. Su presencia allí era técnicamente sólo por la invitación que llegó a su casa de una familia amiga de mis padres.

De repente todo en el área se calló, y se podía sentir la calma, fue justo cuando observó a todos los invitados mirar a sus espaldas y los imitó, encontrándolo con MinAh, caminando por el pasillo agarrado de Félix y detrás suyo al Lía agarrada del brazo de un señor que debía imaginar era el padre.

Era inevitable no pensar en sí mismo y el día en el que estuvo en esa misma posición, pero hacer eso era masoquista, más aún porque luego me llegaban las imágenes de su matrimonio, de du divorcio, y, por tanto, de Hyunjin, de todos esos días en los que estuvieron juntos y de todas esas noches en las que le dijo que lo amaba y él nunca tuvo el valor de hacerlo.

Observó a Félix cuando me pasó por el lado y su madre lo dejara en el altar, segundos después el padre de Lía hizo lo mismo, después de los próximos minutos ya no sería más su novia, y eso le partió el corazón. Félix tenía lágrimas en los ojos, y lo peor de todo, era que no sabía si se trataba de felicidad, o de tristeza.

Frente a Jeongin se encontraba Hyunjin, mirando a su hermano ser agarrado de la mano de su compañera y desviar la vista, justamente hacia él, porque siempre se daba cuenta de cuando él lo miraba y lo dejaba en evidencia.

Otra vez estaban frente a frente, y no podía negarlo, lo que más quería era acercarse a él y sentarse a su lado. Suspiró al mover la mirada y sucumbir esos pensamientos de su cabeza para no cometer un error, la verdad era que la soledad lo estaba carcomiendo y se encontraba rodeada de tanta gente, pero no tenía a alguien como Jongsuk o como Chan a su lado, y a Chan no lo iba a tener a su lado en ese momento por nada del mundo

Volvió a echarles una mirada fugaz a los novios y luego al padre, quien sólo esperaba el momento indicado para iniciar la ceremonia.

—Estamos aquí reunidos para dar inicio al matrimonio de Hwang Félix y Choi Lía...

El fuerte ruido del freno de un auto desconcertó a toda persona existente en aquel evento, y de inmediato todos voltearon a mirar quién había chocado o justo en dónde había salido aquel fuerte ruido. Pero no se trataba de ningún choque, tampoco de nada grave, frente a sus ojos se encontraba un invitado especial, quien al bajar el vidrio dejó a más de uno boquiabierto.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó la madre de Jeongin en un susurro, pero lo ignoró.

Chan había llegado y era obvio que con la intención de interrumpir la boda. El menor miró a MinAh, estaba anonadada, posiblemente no entendía cuál era el comportamiento de Chan, miró a Félix, al contrario de su madre, él estaba sorprendido, aun quería llorar, pero sonrió sin poder evitarlo cuando observó a Hyunjin, él tenía una reacción divertida en su rostro, pues como todos allí, a pesar de que no sabía con certeza lo que estaba pasando, todas las señales apuntaban a una sola cosa: Chan venía por Lía, o por Félix.

—¿Qué ocurre con Chan, Jeongin? —interrogó MinAh, mirando que mi amiga había llegado a la boda, pero no se bajaba del auto.

Todos guardaban silencio, la mayoría lo hacía porque estaba confundido, en cambio el menor sabía exactamente lo que estaba pasando, e intentó correr hacia su amigo, pero su madre, agarró su brazo y me lo impidió.

—Tú de aquí no te mueves —susurró, evitándolo cualquier movimiento.

—Que alguien vaya a preguntarle a Chan qué es lo que pretende —indicó MinAh, saliendo de su silla para pararse en el pasillo, justo delante de Félix y su novia, y frente al auto estacionado de Chan.

—Yo voy —se ofreció Hyunjin, saliendo de su asiento para caminar hasta donde se encontraba Chan bajo la atenta mirada de todos los invitados, pero Félix lo tomó del brazo, y le impidió el poder seguir caminando.

—No, Hyunjin —susurró, mirando directamente a los ojos de su hermano. — Yo voy.

Hyunjin no tuvo más remedio que abrirle espacio para que se marchara y él no dudó en hacerlo, pero antes de dar el segundo paso, su madre se le paró en frente.

—¿De qué se trata todo esto, Félix? —preguntó MinAh, interponiéndose en su camino.

Era el momento decisivo. Él estaba ahí, mirando a su madre directamente a la cara, y era el peor momento para confesarle lo que sentía y quien verdaderamente era, pero era ahora o nunca, si no quería vivir toda su vida infeliz.

Miró una vez más a Chan aun en el auto, con la mirada fija hacia el frente y la cabeza recostada del sillón, ni siquiera miraba la escena, y fue cuando todos los invitados vieron a Félix, soltando el agarre que tenía con Lía y corriendo de su propia boda y marchándose con otra persona.

—¡Félix! —volvió a llamar MinAh con furia, antes de que ella entrara al auto de Chan, y todos observando alrededor. — Si te subes al auto vamos a tener problemas.

Félix se detuvo, tanto para escucharla como para mirar la situación, estaba entre marcharse o quedarse, vivir feliz o vivir infeliz, ser libre o seguir siendo la presa que no podía expresar sus sentimientos o ser completamente libre frente a sus padres.

—Perdóname mamá —siseó, volviendo a dar la espalda y subiéndose al auto que desapareció ante nuestros ojos segundos después.

Una sonrisa inevitable apareció en el rostro de Jeongin de inmediato.

El jardín no tardó en incendiarse, murmullos se escuchaban por todas partes y MinAh entró hecha una furia a la casa seguido de algunas personas más. Sabía que la guerra se iba a desatar, los Hwang iban a ser la comidilla de la ciudad sin siquiera saber los detalles del porqué Félix se había marchado de su boda, aunque claro, al saber exactamente por qué fue, los comentarios no iban a parar, al contrario, iban a aumentar aún más.

Aprovechando que el jardín cada vez se vaciaba más cuando unos se marchaban y otros entraban a la casa, el menor decidió caminar ir hacia su auto, era el momento de marcharse y buscar a su amigo, tenía claro que debía hacerlo antes de que la encontrara su madre o la madre de Félix, quienes estaban hechas una furia en este momento.

Pegó su mano sobre la manilla de la puerta, pero me fue imposible abrirla cuando alguien al acercarse detrás suyo, jaló de su brazo, y rodeó los ojos con fastidio, como era costumbre cuando tenía a Hyunjin parado frente suyo. Ya era se le había vuelto costumbre.

—Tú me vas a decir qué es lo que está pasando aquí —ordenó, con un rostro sumamente serio, dejando a un lado aquella cara graciosa que tenía cuando apenas estaban sucediendo las cosas.

—Yo no sé nada de lo que está pasando-

—¡No me mientas! —exclamó, y cerró los ojos por el fuerte grito, que, a pesar de no ser tan fuerte, su voz grave le daba ese tono.

—¡No me grites! ¡No tengo porque darte explicaciones de nada! —respondió, dándole un fuerte empujón para que se despegara de su lado, pero como era obvio, ante su cuerpo y tamaño, su esfuerzo no logró el cometido.

—Me tienes que dar todas las explicaciones del mundo porque se trata de mi hermano —alegó, tomándolo de la mano y comenzando a caminar. — Ven, tenemos que arreglar esto.

Lo arrastró por el lado de atrás de la casa mientras Jeongin hacía todo esfuerzo por soltarse en vano de su agarre, y le gritaba todo lo que se le ocurría, pero, aun así, nunca lo hizo caso.

—Eres un cavernícola, me estás lastimando —reclamó, cayendo en una silla ya adentro de la cocina de la casa.

—No te estoy lastimando, dramático —aclaró, parándose frente a mí e imposibilitándolo el hecho de poder pararse. — Aunque debería hacerlo para que dejes de apoyar el acto poco consiente de Félix y Chan.

—¿Poco consiente? —repitió, frunciendo el ceño. — ¿Le llamas poco consiente al hecho de querer estar con la persona que quieres?

—No, le llamo poco consiente a dejar una boda a mitad de la nada mientras tienes a tu familia alrededor y una cantidad de invitados esperando que unas tu vida a la de alguien más.

El menor agarró fuerzas de donde no tenía y se paró hasta quedar frente a él, mirándolo hacia arriba mientras él lo miraba hacia abajo, con sus miradas se encontrandose.

—No todos tenemos la misma fuerza de voluntad que tú para vivir un matrimonio sin amor —susurró, alejándolo y dándole la espalda, aun sabiendo que me observaba.

—¿Chan y Félix se aman?

—Sí —respondió de inmediato, girándolo a verlo. — Pensó que por lo menos tú no te opondrías a esa relación, debido a que tú y yo estuvimos juntos.

—En ningún momento he dicho que me estoy oponiendo —aclaró, acercándose a mí y suspirando. — Lo que me parece mal es la manera en la que han hecho las cosas, ¿Cuál era la necesidad de que Félix se casara? ¿Por qué Chan vino a interrumpir la boda cuando lo podía hacer antes del acto? ¿Para qué causarle más daño a mi madre?

—Hyunjin, las cosas no son tan fáciles, ellos dos no han tenido una vida color de rosas gracias a eso.

—Si mis padres las encuentran créeme que no tendrán una vida color de rosas, vivirán un infierno.

—Para eso estás tú —dijo esperanzado. — Vamos a buscarlos y encontrarlos antes de que lo hagan tus padres —imploró, acercándolo a él y tomando su camisa. — A ti te escuchan, Hyunjin, puedes detenerlos.

—Cuando mi madre cree que la familia se va a hundir no escucha ni al más sabio, no ganaría nada con sentarla en este momento y decirle que no las busque porque sería inútil.

Sus manos tomaron las de su exesposo, y por alguna razón se olvidó de lo que estaban hablando, sus ojos oscuros volvieron a encontrarse con los ojos achinados y sus labios a punto de juntarse. Pero ladeó su cabeza ahuyentando esos pensamientos de su mente y concentrándose en lo que estaba pasando, porque era lo único importante que podía hacer que estén juntos en ese momento.

—Entonces vamos a buscarlos y encontrarlos primero que ellos —sugirió volviendo a repetirle, despegando sus manos de su camisa y por tanto, alejándolo otra vez.

Él volvió a soltar un suspiro, echando su cabello hacia atrás con sus manos y sorprendiéndose al escuchar el fuerte estruendo procedente de algún lugar en la casa, ambos corrieron porque cobardemente no sabían lo que estaba ocurriendo, ni tampoco por qué se había escuchado ese fuerte impacto.

Hyunjin lo tomó de la mano y juntos volvieron a salir al jardín, donde se encontraba su familia, sus padres, Jisung y Minho, los padres de Chan y los familiares de Lía. Sin embargo; al igual que Hyunjin, su quijada cayó al piso cuando la respuesta había sido aclarada, el fuerte estruendo se debía al choque de la camioneta de Hyunjin estrellada contra una pared y de ésta se podía observar a Beomgyu saliendo por la puerta del piloto, mientras MinAh soltaba cuantas palabras podían llegar a su mente en ese momento.

—Beomgyu, ¿qué hiciste? —preguntó Hyunjin al acercarse completamente anonadado.

—Lo lamento, yo sólo quería manejar y encontrar a Félix —se defendió el niño, mientras a Jeongin la escena se le hacía graciosa.

Beomgyu tenía catorce años, tampoco era imposible que no hiciera algo como aquello.

—¿En mi camioneta? —reclamó Hyunjin, acercándose a él y tocándolo, asegurándose de que no tuviera daño, pues a juzgar por como yacía destruida la camioneta por la parte de adelante, era de esperarse. — Beomgyu esas cosas no se hacen y menos cuando aún no sabes manejar, nosotros nos encargaremos

—Hyunjin, ¿qué vamos a hacer ahora? —preguntó al acercarse. — Tenemos que encontrar a las chicos antes que los demás.

—Jeongin, tengo el auto destruido, ¿cómo pretendes que salgamos a buscarlos?

—Vamos en mi auto —le sonrió con nerviosismo.

—¡Esta casa es de locos! —exclamó MinAh, llamando muestra atención y los tres rápidamente se acercaron.

—MinAh, por favor, cálmate —pidió su madre con gentileza, algo que no valió para nada.

—¿Que me calme, Jiwoo? —preguntó irónicamente, echando un vistazo a su alrededor. — Apenas comienza el año y mi familia se encuentra en boca de todo el mundo.

—No seas exagerada MinAh, las cosas se van a solucionar —espetó Woobin, acercándose a ella y buscando abrazarla, a pesar de que se corrió.

— Woobin, ¿te das cuenta de la gravedad del asunto? Tu hijo mayor se divorció y dejó en evidencia el prestigioso apellido que tenemos, el otro se embarazó de un hombre que ni siquiera sabíamos que existía y ahora este otro hijo tuyo deja su boda por mitad para marcharse a Dios sabe dónde, ¿¡Y me pides que no sea exagerada con los actos que cometen tus hijos!?

—Bueno, mamá, no hay ningún problema aquí, lo único que hay que hacer es buscar un nombre y darle vida a la telenovela —bromeó Seungmin, pero fue Changbin quien recibió un golpe en el brazo, debido al enojo, MinAh no podía golpear a su hijo en ese estado, pero si a su yerno.

—¡Esto no es un juego, Seungmin! Innie, dame las llaves de tu auto —le pidió Hyunjin en un susurro, y él lo miró confundido, negando con la cabeza al acatar sus palabras.

—Yo voy a manejar.

—Ni siquiera sabemos para dónde o qué tiempo estaremos en el camino, dame las llaves Jeongin, que yo manejo —volvió a pedir, ahora sacando su mano al frente para que yo pudiera ceder y darle las llaves de mi auto, pero le era difícil concentrarse, a un lado de mí se encontraba MinAh todavía peleando, expresando cuán decepcionada se sentía de sus hijos y todo lo que le haría a Félix en cuanto apareciera, literalmente, quería enviarlo a Marte.

—¿Mamá, puedes dejar que tu hijo sea feliz? Es gay, acéptalo —Hyunjin la interrumpió, cansado de escucharla quejarse, como yo y como muchos a su alrededor.

—Retráctate de lo que has dicho —le ordenó, a pesar de que él la ignoraba. — Tu hermano no es gay, suficiente tuve cuando me dijiste que eras bisexual y me esforcé con aceptar tu matrimonio, suficiente tuve cuando me enteré de que a tu hermano lo embarazaron, ¿Y ahora Félix? ¿Nunca tendré nietos o qué? Solo falta que Yeji salga lesbiana.

—Iré a buscar a Félix.

—¡Tú no vas a ninguna parte! —exclamó MinAh con furia, mientras que Jeongin también se alejaba de la escena y lo seguía. — ¡Vuelve aquí Hwang Hyunjin, yo soy tu madre!

—Yo voy con ustedes —escucharon la voz de Jennie, quien corría hacia ellos.

Jeongin desvió su mirada con un bufido irritado por saber que compartiría carretera por posiblemente horas con dos personas que no le agradaban en nada.

—¡Ustedes dos no van a ninguna parte! —los tres se detuvieron a medio caminar cuando escuchamos la voz furiosa de ShinHye, la madre de Chan, y s giraron a verla caminar hacia ellos.

—Ustedes me van a explicar qué es lo que está pasando aquí con Chan y Félix —pidió con autoridad.

—Tía, yo no tengo ni la menor idea de lo que está pasando, esto de Chan y Félix es desconocido para mí —confesó Jennie, dándolo la oportunidad de pensar por unos segundos qué hacer, y se giró a ver a Hyunjin, quien ya tenía el auto encendido y lo miraba desde adentro, sabía que era su oportunidad de escapar.

—¿Y piensas que te voy a creer? —indagó ShinHye con total calma. — Y tú Jeongin ¿qué tienes para decir acerca de esto?

La observó unos segundos antes de aclarar su garganta y echarle un último vistazo a Hyunjin, teniendo en cuenta que en cualquier momento se marcharía, y Jeongin debía entrar a ese auto.

—ShinHye, lo único que puedo decirte es que iba a pasar tarde o temprano —aseguró, dejándola con la palabra en la boca mientras corría a su auto y me subía antes de que Hyunjin arrancara, dejándolos a todos detrás con todas sus preguntas que sólo tres personas podían responderles: Chan, Félix o Jeongin.

—No sé cómo enfrentarán todo—contó, rompiendo el silencio que se creó entre ellos dos en cuanto se alejaron.

—Lo importante ahora es encontrarlos, mantén tu celular en las manos — sugirió, con su vista fija en la carretera.

Esa acción le dio la oportunidad de mirarlo detenidamente, ahora estaban ahí, ellos dos solos corriendo rumbo a un destino desconocido con la misma misión, eso era como volver a ser esposos y fingir que iban rumbo al trabajo como ocurría en algunas ocasiones.

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