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Felix se transportaba por la ciudad montado en su auto, la calle estaba llena tanto de autos como de peatones. La tarde estaba calurosa, como cada día de verano, el sol golpeaba fuerte contra el cuerpo y el resplandor terminaba de hacer su trabajo, pero era hermoso vivir en Busan, un condado con buenas atracciones y lugares de interés, donde nació y vivió toda su vida, donde conoció a mis amistades, y el amor.

Se sentía muy feliz en su lugar de nacimiento, y a pesar de que vivió por un largo tiempo fuera nunca dudó un sólo segundo en volver, ese era su lugar, y lo dejaría para siempre sólo el día de su muerte.

Detuvo el auto afuera de la casa donde vivían los padres de su esposo, porque sí, Felix era casado, llevaba un hermoso año de casado junto al hombre que amaba: Bang Chan.

Lo conoció tres años atrás cuando recién había regresado de Rusia, y no fue coincidencia ni nada encontrarse en la calle, su mejor amigo Jeongin se lo presentó por internet, donde siempre se mantuvo en contacto con él y de esa forma lo conoció, por tanto, a la hora de regresar a su ciudad natal ya eran algo parecido a una pareja de amigos queriendo tener una relación un poco más personal.

Chan era hijo de unos importantes empresarios de Corea del Sur que conocieron a sus padres cuando llegaron desde Gran Bretaña, y hoy en día eran como una sola familia. Él tenía cuatro hermanos: Seungmin, Hyunjin, Ryujin y Beomgyu a los cuales les había tomado mucho cariño.

A los once años conoció a Yang Jeongin, su mejor amigo. Él se había convertido como en su hermano, le había demostrado que siempre iba a estar para él y eso lo agradecía, también siempre iba a estar en deuda con él, ya que por vía suya conoció al hombre que hoy lo hacía la persona más feliz del mundo.

Aquella mañana calurosa era el cumpleaños de Ryujin, sus dieciséis, ella era una joven hermosa que tenía los pies bien puestos sobre la tierra, era la debilidad de Chan y por eso Felix había conseguido llevarse tan bien con ella, algo que no podía decir de su hermano Hyunjin, lamentablemente.

- ¡Ryu! - exclamó sonriente, acercándose a ella y dándole un pequeño abrazo - Feliz cumpleaños una vez más, hermosa.

- Muchas gracias, Lixie - ella dijo, aún abrazada en su cuerpo.

Le dijo a su oído unas cuantas palabras de afecto que verdaderamente sentía, y se concentró una última vez en el abrazo que rompieron segundos después.

Se concentró en verla caminar con el obsequio que le había llevado y dejarlo en un pequeño depósito donde había otros regalos más, ella era muy querida, principalmente en su escuela donde pertenecía a varios grupos del consejo escolar.

Sonrió cuando vio a su esposo entrar al salón y no dudó un sólo segundo para acercarse y
sorprenderlo.

- Amor - dijo con una pequeña sonrisa, y se abalanzó sobre él, uniendo sus cuerpos en un
pequeño abrazo.

- Lix, ¿Dónde estabas? - preguntó él, inclinándose para dejar un pequeño beso sobre su frente.

Por fin se despegó y lo miró a los ojos, los mismos ojos cafés que años atrás lo enamoraron, y que aún seguían haciéndolo.

- Estaba en la peluquería y luego pasé a comprar un obsequio para Ryujin. ¿Tú qué has hecho? - preguntó, mirando como su rostro automáticamente se tensó, el ceño de Felix se frunció al no entender.

- He estado todo el día aquí, esta fiesta robó todo mi tiempo - comunicó, el menor sonrió de inmediato.

- Ay, Chan - habló, acariciando lentamente una de sus mejillas -. Ryujin te ve como el mejor modelo a seguir.

- Me ha pedido que sea su padrino de graduación.

- Eso es hermoso - comentó, girando su vista hacia Ryujin, quien ahora estaba reunida con sus amigas.

- Creí que eso no sería un problema después de tener novio.

- Chan - dijo, con una pequeña risita, y lo siguió con la mirada, donde llegó a su nido, él que siempre creaba junto a sus amigos cada que podían.

Su sonrisa se desvaneció en cuanto apareció Hyunjin y su amiga en el salón, él y Felix no se llevaban bien, aun siendo cuñados, pero no, Felix nunca fue santo de su devoción y por un largo tiempo no entendía por qué, pero al final del día, después de tanta rivalidad sin sentido, desde su noviazgo, por fin logró obtener una respuesta.

Hyunjin tenía una mejor amiga, y esa mejor amiga era su enemiga, aunque Felix no lo consideraba así directamente, jamás había cruzado palabras con esa mujer, pero no era necesario pelear para saber que eran enemigas; su nombre era Jennie, y ella fue novia de Chan por un largo tiempo.

Lo supo meses después de haber regresado de Rusia, incluso cuando ya era novio de Chan. Sabía de su existencia, más aún porque ella y Jeongin eran primos hermanos.

Sí, su mejor amigo era familiar de aquella mujer, pero él nunca la conoció, Jennie llegó a Busan después de que Felix se fuera a Rusia, y fue ahí donde conoció a Chan, quien también llegó a la ciudad después de su partida.

Cuando decidió darse la oportunidad con Chan sabía muy bien a lo que se enfrentaba, él aún no había dejado de amar a Jennie, que según él lo había marcado, pero aun así Felix se arriesgó, porque sabía que podía lograr que lo amara tanto o más que a ella, y eso era algo con lo que aún luchaba día a día.

Sabía muy bien que Chan no la había dejado de querer, aunque intentara subirle al cielo con su más sincero afecto, algo que Felix valoraba cada día, porque después de todo, quien quiso arriesgarse a pesar de las circunstancias, fui él.

- ¡Lixie! - exclamó una voz detrás suyo, girándose inmediatamente al saber perfectamente de quién se trataba. Era su mejor amigo.

- No me hables, que estoy muy molesto contigo - reclamó, intentando hacerse el duro a pesar de que le era imposible.

Le había pedido que lo acompañara por el regalo de Ryujin, pero como siempre ocurría, los percances de última hora de Jeongin eran inevitables.

- Lo lamento Felixie - dijo el menor, agarrando sus manos y guiándolo hacia los asientos -. Se me hizo muy tarde en el despacho.

- No te preocupes, ya llegará mi momento - bromeó, y finalmente se habían sentado, teniendo una vista perfecta hacia Chan y sus amigos, los que se encontraban sentados justo frente a ellos.

- Ryujin no olvidará nunca esta fiesta - comentó, mirando en dirección a Ryujin, donde reía alegremente junto a sus amigas.

- Me encanta lo gran hermano que puede llegar a ser Chan, se propuso organizarle la fiesta que ella quería, y lo logró - susurró, mostrando una pequeña sonrisa de alegría.

- Hablando de Chan... - comentó Jeongin, aclarándose la garganta y recibiendo la
atención del mayor -. Lo encontré hablando con mi prima hace un rato.

Desvió su mirada de la de Jeongin, y lo observó por unos segundos.

- No creo que tenga nada de malo - murmuró.

- Lo sé, es decir, me parece extraño que cuando no estas cerca ellos se hablan y hasta son amigos, pero cuando estás presente, es como si no se conocieran, o mira ahora.

El pelinegro miró disimuladamente a Chan con sus amigos, y luego a Hyunjin con Jennie, estaban muy separados realmente, y supuestamente eso era bueno, al menos para él.

- No es que yo diga que él te engaña, pero a veces ocurren cosas extrañas.

- ¿Como cuáles? - preguntó serio, y cortante.

Jeongin movió su cabeza de lado a lado, negando de una u otra forma lo que estaba diciendo o trataba de decir.

Él coreano era su mejor amigo, sin embargo, consideraba él no sabía absolutamente nada de su matrimonio, y más después de que había cargado con la cruz de que "le presentó el ex de su prima a su mejor amigo".

- Chan y yo tenemos confianza suficiente, Innie -aseguró, volviendo a mirarlo y sonriendo, a pesar de que no era una sonrisa completamente sincera -. No te preocupes.

Su mejor amigo sonrió, y Felix solo pudo corresponder, no le gustaba tratar aquellos temas con él, ya que todo era muy contradictorio, Felix era su mejor amigo, y aquella, era su prima.


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