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. tres

Felix logró despertarse muy temprano en la mañana, siendo domingo, y no era muy común en él. Pasaba toda la semana trabajando y sólo podía descansar los fines de semana, pero cuando tenía la oportunidad, sus amistades, principalmente la familia de Chan siempre tenía fiestas familiares a las cuales él siempre asistía por ser esposo suyo y de esa forma también pertenecer a la familia.

Los Bang eran una muy buena familia, y con ellos se sentía sumamente bien; MinAh, la madre de Chan, era una mujer comprensiva y cariñosa.

Desde el primer día que Felix pisó su casa lo trató como un hijo más. Con Woobin también pasó lo mismo, era un hombre, que a pesar de siempre estar ocupado con el trabajo y viajando mucho, le había dado un buen lugar en su casa, y cuando decidió darle el sí a Chan y casarse con él, las cosas no fueron diferentes, lo quisieron y aceptaron incluso más.

El verdadero problema era el mismo Chan, él era una persona que no entendía, y tampoco sabía hacerlo, creía tener la razón en todo y lo cierto era que no la tenía nunca. Era indescifrable, y cuando tenían una que otra pelea él mismo se contradecía en lo que decía, pero nunca entendía, ni porque se lo dijera de atrás para adelante lo entendería.

Aquella mañana, se vistió muy casual y salió de la casa, apenas era muy temprano y había tenido compromisos desde comienzos de la mañana, así es que Chan no vio ningún problema en pasar por casa de sus padres.

Los domingos eran tranquilos en su vida, usualmente descansaba para comenzar su rutina diaria al día siguiente, y eso le gustaba. Desde pequeño siempre le había gustado mucho la calma, y cuando vivió mucho tiempo fuera del país por lo que más se preocupó fue por buscar un lugar donde vivir en el cual se hiciera el menor ruido posible, y donde él pudiera concentrarse en lo que siempre quería, como en sus estudios, por ejemplo.

Después de graduarse fue cuando trabajó por primera vez, su padre nunca había sido partidario de que él hiciera ambas cosas a la vez, así que esperó con paciencia, y hoy prácticamente gozaba de tener una vida, que a pesar de vivir al lado de un hombre
millonario, podía decir claramente que no dependía de él, así no ganara la gran fortuna.

Estacionó su auto afuera de la casa de sus padres y caminó por la parte de atrás hasta llegar directo a la terraza, donde siendo domingo sabía perfectamente que ambos estarían allí, como de costumbre.

- Mamá, papá - saludó, sorprendiéndolos por la espalda mientras ellos miraban hacia la alberca de la casa.

- Hijo, que bueno verte - habló su padre.

- Decidí venir a pasar la mañana con ustedes, ¿Soy bienvenido? - preguntó con algo de diversión, ahora pasando a saludar a su madre.

- Por supuesto que sí, hijo. Desde que tu hermano se fue con Minho a recorrer Europa, nos hemos sentido solos - ella confesó, dándole un pequeño abrazo -. Siempre pensé que Jisung al ser el mayor y llevar tantos años de relación con Lee, sería el primero en casarse y sin embargo, fue Bang quien se robó a mi pequeño.

- Hablando de eso, ¿Dónde está Chan?

El menor se giró para volver a mirar a su padre, él había hablado, formuló una pregunta que no tenía respuesta exacta para darle, y eso no le gustaba cuando se trataba de sus padres.

- Él ha salido muy temprano, tenía que reunirse con algunos socios.

Chan era ingeniero civil, y siempre que tenía trabajo se reunía con sus colegas los fines de semana, casi siempre los sábados, pero como él era tan indescifrable y en vista de que Felix no sabía exactamente porqué había salido tan temprano y no le había dicho nada debía suponer que estaría en algo como eso.

El sonido de una puerta abrirse lo desconcentró, y junto con sus padres miraron hacia la entrada de la casa, donde una de las mujeres del servicio se acercaba con el teléfono en las manos.

- Señor Lee, le hablan por teléfono - comunicó, pasándole el teléfono en las manos a su padre.

- ¿Hola? ¿Con quién hablo? - preguntó él, antes de llevárselo al oído.

Concentrado en el teléfono se paró del sofá y con una de sus manos se disculpó, quedando ahora junto a su madre, quien acariciaba su mejilla sin siquiera darse cuenta.

- Entonces ayer fue el cumpleaños de Ryujin, dime, ¿Cómo lo pasaron? - ella preguntó.

- Ryujin soñaba con cumplir dieciséis años, mamá, y por ende tener la fiesta. Me alegra mucho que Chan haya sido el causante de su felicidad ayer.

- Bueno, Chan es completamente ciego cuando se trata de su familia -comentó, provocando que Felix desviara su mirada hacia la limpia piscina frente suyo.

- A veces siento que es ciego para muchas cosas -confesó el menor de los Lee, fijando su mirada en la piscina -. O al menos se intenta hacer el ciego.

-¿A qué te refieres?

Negó con su cabeza de lado a lado mientras despeinaba su cabello y volvía en sí, para concentrarse en su madre.

- Chan hace las cosas de una manera ilógica, no piensa, lo quiere hacer todo a escondidas como si yo le hubiera prohibido algo.

- Pero ¿A qué te refieres exactamente? Digo, yo sé que él piensa muy diferente a todo el mundo, pero creí que ya habías aprendido a vivir con eso.

- Claro que he aprendido a vivir con eso. Lo que no tolero es que mienta con respecto a su expareja.

- Entonces todo se trata de eso - susurró, rodando los ojos irritada, pues a ella le molestaba los pequeños problemas por una relación pasada -¿Qué ha pasado esta vez con Jennie?

- No ha sido nada grave, simplemente Jeongin me dijo en la fiesta que antes de que yo llegara ellos estaban hablando, y pues eso es normal, el detalle está en que cuando yo llegué no volvieron a mirarse más, como si ocultaran algo y yo sé que no existe porque Chan no tiene tiempo para tener otra relación, no lo tiene ni siquiera para mí algunas veces.

- Bueno, pero pudieron haberse saludado simplemente y en ese momento Jeongin los vio, ¿No?

- Si mamá, pero cuando llegamos a la casa y le hice el comentario de inmediato se puso su escudo defensor, como si yo le estaba peleando o algo, pero resulta que sólo le estaba aclarando como siempre los puntos que él nunca lleva pendiente, y terminó diciéndome como de costumbre que literalmente no estalla para no acabar con nuestro matrimonio y dejarme.

- ¡Pues que lo haga, Lixie! - ella exclamó de inmediato - Él siempre te amenaza con eso, que lo haga si quiere, pero no puedes quedarte callado cuando algo te parece mal.

- Lo de dejarme no lo dice en serio, mamá.

- A veces lo dudo, él cree que esa es su arma más poderosa para acorralarte, pero no, eres un chico precioso Felix, puedes tener no uno sino una docena de hombres a tus pies, ¿Y tienes que aguantar que un hombre quiera verte la cara de estúpido? Por favor, no me hagas reír, yo no te críe así, mi amor.

Felix disfrutaba hablar con su madre, pero a veces era estresante porque decía cosas que no estaban sus planes nunca, pero la entendía, todos en su familia conocían a Chan, y siendo un tema o el otro, cada uno sabía lo complicado y terco que era para entrar en razón.

El suspiró cansado que salió por su boca, preocupo a su madre, más no dijo nada.

- Aquí tienes una casa disponible para cuando quieras, y allá afuera muchos hombres que quisieran tenerte como el rey que eres.

- Le daré una última oportunidad - confesó dudoso, susurrando de manera que su madre pudiera escucharlo -. Hablaré con Chan seriamente acerca de un cambio, si no lo hace, entonces pensaré en una separación.


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