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xxii.

CHAPTER TWENTY TWO.

jungkook se arrepentía de ir al bar con yu-gyeom. lo lamentaba mucho.

había vomitado dos veces de camino a casa, y a duras penas recordaba dejar a yu-gyeom afuera de la casa de sus padres. casi podría pensar que lo había soñado, excepto que nunca soñaría con la cara horrorizada del papá de yu-gyeom al ver su suéter vomitado. ¿o sí lo había hecho? no, no lo había hecho. había sido demasiado gracioso. o al menos lo consideró así en el momento. ahora que estaba recuperando la sobriedad, se sentía un tanto mal por haberse reído.

se escabulló escaleras arriba, cabizbajo, con la esperanza de que ninguno de sus padres se materializara y le demandara respuestas. no los había visto desde el día anterior, antes de haber salido por bocadillos para la negociación que nunca sucedió.

después de que hoseok había salido de su habitación, se había encerrado en esta y negado a salir. mientras que sus padres le habían llamado desde afuera de la puerta, había llorado en su cama, con la camisa que había metido debajo de la almohada. había sido patético y triste, y consideraba el repetirlo ahora, pero primero se metió a bañar.

durante el desayuno, se preguntó dónde estaban sus padres, pero estaba agradecido de no tener que hablar o ver sus caras de simpatía. especialmente cuando sabía muy bien que al menos su padre, había deseado tener este resultado desde el principio.

abrió el agua caliente en la regadera, se inclinó sobre el escusado y vomitó otra vez. con suerte y esa sería la última vez. si las náuseas se detenían, juraba por dios lobo que nunca más volvería a beber ginebra.

deshaciéndose del sudor desagradable de su cuerpo y haciendo gárgaras para quitarse el sabor del licor de su boca, se talló rápidamente. después de cepillarse el pelo y los dientes, se vistió de nuevo con unos pantalones deportivos y una camiseta gris en la que podía estar mientras se sumergía en su miseria.

en la planta baja, en su camino por conseguir un vaso de agua de coco para rehidratarse, se encontró con una nota en la mesa.

jungkook:

fui a los embarcaderos para supervisar una entrega. tu papá está durmiendo en el salón de música. no lo molestes, necesita descansar. hay costillas descongelándose en la encimera. prepara algo decente para cenar. y no te preocupes, hijo. vamos a arreglar esto. vamos a solucionar todo por ti.

con todo mi amor, tu padre.

jungkook se dirigió a la cocina para empezar la cena, pero se detuvo en el espejo frente al estudio de su padre para examinar el golpe que florecía en su mandíbula. estaba rojo e iba tornándose al color azul. si se lo hubieran dado más arriba, habría sido en el pómulo y podría haberse conseguido un ojo negro. así como iba, probablemente estaría curado en uno o dos días y nadie se daría cuenta.

aunque hwang indudablemente le contaría a todos en la escuela. ese idiota. algún día alguien le daría una lección, y esperaba estar cerca cuando sucediera.

justo cuando se alejó del espejo, un ruido suave y de angustia flotó por el pasillo del salón de música de su papá, seguido de un quejido agudo. y luego otro más fuerte y desgarrador, casi un grito, que se hizo eco contra las paredes.

a jungkook se le volvió a revolver el estómago mientras se precipitaba hacia los gritos. a primera vista el salón de música parecía vacío, excepto por el remolino de humo de cigarro en el aire, y el nuevo y extraño olor combinado con el de su papá y el bebé. se adentró un paso más en la habitación, encontrándose con su papá acurrucado de costado en el sillón, con los brazos envueltos alrededor de su cintura y su cara hinchada por las lágrimas. recipientes llenos de ceniza lo rodeaban en el suelo.

—¿papá? —preguntó con suavidad—. ¿qué pasa? ¿estás bien?

—lo estoy perdiendo —susurró su papá, abriendo y cerrando los puños contra su estómago.

jungkook fue con cuidado hacia él, haciendo a un lado los ceniceros con el pie. se arrodilló junto al sillón y con dulzura le pasó los dedos por el cabello. —sé que mi padre está molesto en este momento, pero nunca te dejaría.

yoongi siseó y se enroscó en posición fetal, con la cara drenada de todo color. —es el bebé. está muriendo. lo estoy perdiendo.

el corazón de jungkook se aceleró. —¿estás seguro? ¿qué debo hacer? —se puso de pie—. llamaré a una ambulancia.

sudor oscurecía el pelo en las sienes de su papá en tanto negaba con la cabeza.

—¿por qué no?

—los medicamentos que uso después de los celos, se acumulan en mi sistema. lo sabrán. no puedo ir al hospital, jungkook. —sus ojos se pusieron en blanco y se quejó de nuevo.

jungkook cayó de rodillas junto a él, suplicando: —entonces, ¿qué hago?

su papá se estremeció, jadeando mientras su cuerpo se sacudía.

cuando habló, estaba jadeando y tenso. —nada. esperaremos.

—llamaré a mi padre.

—no. se preocupará. déjalo —dijo su papá apretando los dientes—. recuerda que ya he pasado por esto antes. muchas veces.

jungkook recordaba que cuando era más joven, hubo veces en que su papá fue al hospital durante abortos espontáneos. pero luego al paso del tiempo, se detuvo. ahora sabía por qué. los medicamentos en su sistema podrían delatarlos, e ir a prisión sería lo menor que pudiera ocurrir. se sentó a un lado de su papá, sintiéndose atormentado, observándolo mientras se arqueaba y gemía, con sudor humedeciendo su pelo y sus miembros retorciéndose. —¿hay algo que puedas tomar para el dolor?

—ya lo tomé. no tienes quedarte sentado aquí, jungkook. estoy bien.

pero su papá no se veía bien. estaba gris y de vez en cuando dejaba escapar un grito ahogado que torcía su corazón. no sabía qué hacer, pero sospechaba que su padre se volvería loco si llegaba a casa y los encontraba allí y no le había llamado.

—ya vuelvo —susurró jungkook.

su papá se movió de un lado a otro en el sillón, pero no respondió.

dejó la puerta abierta en caso de que su papá le hablara y corrió hacia el teléfono en el estudio de su padre. cuando la llamada conectó a los embarcaderos, fue difícil hacerse escuchar por encima de los gritos y la actividad en el fondo, pero finalmente fue reconocido por el beta que le contestó y le dijo que necesitaba que buscara a su padre y lo mandara a casa. —hazle saber que su érosgápe lo necesita. está enfermo. muy enfermo. tiene dolor. por favor. dile que se dé prisa.

colgando el teléfono, jungkook tomó algunas respiraciones lentas para calmarse y trató de pensar. su papá probablemente estaba deshidratado. en la cocina, le sirvió un vaso de agua fría y humedeció una toalla de manos limpia para su frente.

a mitad del pasillo, se sobresaltó cuando un grito cimbró la casa. el vaso de agua se hizo añicos en el piso de madera, enviando agua y fragmentos de vidrio por todas partes, pero hizo caso omiso de esto, corriendo hacia el salón de música y los gritos de su papá.

jungkook sintió a su corazón casi salírsele por la garganta al encontrarlo arrodillado en el suelo, con su torso en el sillón y sus manos agarrando los cojines. los ceniceros a su alrededor habían sido pateados, llenando el aire de polvo y dispersándolo por el suelo. jungkook se quedó frío al observar el resto: la sangre que manchaba la parte trasera de los pantalones de su papá, con un rojo creciendo más y más conforme él echaba la cabeza hacia atrás, gritando y pujando.

—no —gimió jungkook—. no, no, no. —corrió y se arrodilló junto a él, pasándole un brazo alrededor—. papá, ¿qué hago?

pero yoongi estaba demasiado perdido en el dolor para responder. los tendones de su cuello se sobresaltaban mientras se esforzaba, pujaba y se retorcía, con su cuerpo flexionándose y tensándose. su anteriormente palidecida cara, ahora estaba casi púrpura por el esfuerzo, y la oscura sangre fluía de él, manchando sus pantalones, goteando sobre la alfombra debajo de sus rodillas.

jungkook pasó una mano sobre el cuello sudoroso de su papá.

—ya vuelvo. no vayas a ninguna parte. todo saldrá bien.

«¿no vayas a ninguna parte?». se reprochó el decir eso mientras corría de nuevo hacia el teléfono.

no sabía qué hacer, o a quién llamar. hojeó la agenda de su padre y encontró el número de un médico que su papá había visto en el pasado, el que a veces había ido a su casa después de un mal celo o en caso de que su papá estuviera enfermo, pero el número no conectó. llamó al operador y le pidió que lo comunicara con la oficina del doctor, pero la línea estaba ocupada y no pudo hacerlo. pasó las hojas de la libreta en busca del nombre de algún otro médico y teléfono. no encontró nada.

desesperado y corto de ideas, marcó a la casa de hoseok y no obtuvo respuesta. lo intentó de nuevo y tampoco consiguió respuesta. desde el salón de música se escuchaban los gritos de su papá que hacían que la piel en sus brazos se le erizara, mientras presionaba el número cero con dedos temblorosos. cuando otro operador contestó, preguntó por el único médico que sabía a ciencia cierta que ya había tratado con este tipo de cosas.

—necesito el número de kim namjoon, por favor. en realidad, sólo comuníqueme con él. marque hasta que alguien conteste. es una emergencia.

. . .

hoseok sudaba en agonía, revolcándose en el sótano. se las había arreglado para beber agua del grifo del lavadero antes de que la segunda ola lo atacara, pero todavía tenía sed, y ahora estaba demasiado cansado para arrastrarse y meter la cabeza bajo el grifo. eso era parte de para lo que los alfas eran buenos, cuidar de las necesidades básicas de su omega en la agonía del celo.

escuchó pasos arriba. de hecho, de dos pares de pies. esperaba que se tratara solamente de jimin y taehyung, pero bien jimin podía haberlo ignorado por completo y llamarle a namjoon o peor aún, a jungkook, en busca de ayuda. si la puerta se abría en este momento y cualquier alfa descendía por las escaleras, hoseok sabía que sería incapaz de rechazarlo. el celo era demasiado. la interminable necesidad era imperiosa.

¿cómo es que pensó que sería capaz de pasar por esto él solo?

el dildo tamaño alfa que llevó consigo, apenas y lo calmaba sin las feromonas del alfa para saciar su necesidad, pero al menos se presionaba contra su próstata adolorida y clavaba contra las resbaladizas e hinchadas glándulas omega, que animaban a su útero a descender y abrirse. no era suficiente, pero podría mantenerlo cuerdo.

ni siquiera había transcurrido un día. ¿cómo sobreviviría a cuatro más? 

las voces se elevaron por encima de él, haciendo eco en las tuberías y vibrando a través de las tablas en el suelo, pero no pudo distinguir las palabras o reconocer quién estaba hablando. el teléfono sonó arriba y se estremeció cuando el tono estridente parecía vibrar irritantemente sobre su piel acalorada e hipersensible. continuó y continuó, preguntándose por qué no contestaba jimin.

pero entonces ya no le importó, dado que la próxima ola venía. agarró desesperadamente el dildo y lo metió y sacó de su trasero, deseando que jungkook estuviera allí para hacerlo por él, lamiera sus pezones y chupara su miembro mientras lo tranquilizaba con el consolador. entonces jungkook haría a un lado el juguete y lo penetraría con dureza...

¡ay dios lobo!

gritó, viniéndose en el dildo y disparando una cantidad pequeña de semen por su pene. no era suficiente. no podría ser suficiente. no sin las dulces feromonas de un alfa y su aún más dulce abotonamiento dilatándose en contra de las glándulas, hasta detener el chillido de necesidad. rodó sobre sus manos y rodillas, sacudiéndose, gritando, arqueando la espalda y empujando su trasero hacia arriba, buscando inútilmente lo que no estaba allí. lo que necesitaba.

y entonces el dolor que nublaba su mente, descendió, chocando contra él como una ola de fuego, succionándolo, reduciéndolo a sudor y lágrimas. sometiéndolo.

. . .

—¡yoongi! —la voz de seokjin resonó en el pasillo de la entrada y jungkook casi lloró de alivio.

—¡estamos en el salón de música! —gritó jungkook, sin apartar sus brazos del cuerpo retorciéndose de su papá, tratando de sostenerlo mientras se resistía y luchaba contra todo lo que estaba ocurriendo en su interior.

momentos antes, la sangre se había extendido demasiado y tuvo que despojarlo de sus pantalones, cubrirlo con toallas y tratar de no gritar de impotencia. había considerado salir corriendo a la calle o golpear las puertas de sus vecinos en busca de ayuda, pero namjoon estaba en camino y no se atrevía a dejar solo a su papá, además de que, ¿qué podrían hacer los vecinos por él?

el rostro de su padre estaba pálido como la nieve, y sus ojos azules ardieron al entrar en la habitación y correr hacia yoongi, empujando a jungkook a un lado para envolver a su pareja en sus brazos.

—¿yoongi? ¿puedes escucharme?

—sólo grita —dijo jungkook, con lágrimas corriendo por su rostro—. hay tanta sangre. —hizo un gesto a las toallas empapadas y el desastre en el suelo.

—dios lobo, ¿llamaste a su médico? —preguntó su padre, con los ojos muy abiertos.

—lo intenté, pero...

su padre se levantó de un salto y se volvió hacia la puerta del estudio. —no hay "peros". ¡necesitamos un médico, jungkook!

jungkook lo agarró del brazo. —¡padre, espera! un doctor viene para acá. estará aquí en cualquier momento. no pude contactarme con el doctor de mi papá, así que tuve que llamar a otra persona.

—¿a quién?

—kim namjoon.

—¿el amigo alfa de hoseok? —dijo su padre con desconfianza.

—sí, ¿lo recuerdas? era médico en el ejército y se ha hecho cargo de partos y abortos de omegas.

su padre frunció el ceño. —prefiero al otro doctor. al menos sé que él es digno de confianza. —el papá de jungkook gritó y sangre emergió de él. seokjin se puso tan pálido, que jungkook pensó que se desmayaría—. no tenemos tiempo para ponernos remilgosos. ¿cuánto tiempo más tardará en llegar?

—no lo sé. lo llamé justo después de hablarte a ti. no sé dónde vive.

el padre de jungkook levantó la toalla que su hijo había utilizado para cubrir a yoongi y maldijo. se agachó, tratando de hacer algún tipo de ajuste, pero eso sólo causó que yoongi gritara de nuevo. seokjin cayó sobre su espalda, tranquilizándolo y sollozando.

el timbre sonó y jungkook dejó a sus padres, pisoteando el suelo de madera mientras corría a abrir.

namjoon lo apartó inmediatamente y se quitó su boina ridícula.

—asumo que es malo si me llamaste. ¿dónde está?

otro grito del salón de música desgarró a jungkook, haciéndolo sujetar el brazo de namjoon y tirar de él en la dirección correcta. se le fueron las palabras. el pánico lo cegaba.

—esto no es bueno —dijo namjoon cuando entró en el salón de música y contempló el espectáculo sangriento.

el padre de jungkook gruñó cuando se acercó namjoon, surgiendo el instinto defensivo de cualquier alfa con un omega en peligro.

—atrás —soltó namjoon. luego se volvió hacia jungkook—. tengo que lavarme las manos, pero no debería dejarlo. trae mucha agua caliente. —agarró a seokjin por el brazo—. contrólate y aléjate para que pueda ver qué es lo que está pasando.

jungkook permaneció allí sólo el tiempo suficiente para asegurarse de que su padre le permitiría a namjoon el ayudar, y luego se marchó hacia la cocina. abrió el agua caliente y también puso una olla a hervir. después corrió de regreso al salón de música con el agua, jabón y toallas limpias.

namjoon lucía sombrío pero le agradeció y rápidamente se lavó las manos. —tiene que ir al hospital. llama a una ambulancia.

—un hospital no —susurró jungkook.

namjoon arqueó una ceja. —¿disculpa?

el padre de jungkook cubrió de nuevo a yoongi usando su propio cuerpo, tranquilizándolo.

—hay medicamentos abortivos en su sistema. los utiliza en todos sus celos.

namjoon hizo una mueca, pero no dijo nada más respecto al hospital.

—está bien. al parecer el bebé está atorado, posiblemente en algún tejido de cicatrización causado por los abortos anteriores. pero como es pequeño, no debería ser problema sacarlo. el verdadero problema es el colon perforado. ahí es de donde la sangre está viniendo. probablemente está en un choque séptico. —frunció el ceño y sacudió la cabeza—. trae más agua caliente.

la siguiente hora se sintió como si durara un millón de años. jungkook caminó de un lado a otro por la habitación, con el corazón y su mente acelerada. su padre estaba a un lado de namjoon, pero jungkook les daba la espalda, viendo por la ventana hacia el jardín de su papá, las lágrimas corrían por su rostro mientras su padre y namjoon hacían lo que tenían que hacer.

el sonido de los sollozos de su padre y los gritos de agonía de su papá lo desquebrajaban.

—necesita una transfusión —dijo namjoon una vez que los gritos se detuvieron ya que afortunadamente, yoongi se había desmayado—. no tengo ninguna bolsa de sangre, pero tengo el equipo para pasarla de persona a persona. ¿cuál es su tipo de sangre?

—lobo 3 —dijo el padre de jungkook, secamente—. yo soy lobo 2 y jungkook también. ¿tú qué eres?

namjoon gruñó. —lobo 1.

entonces jungkook volteó hacia ellos. su papá estaba inconsciente, tal como lo había estado desde que lo peor inició, descansando sobre su costado, con toallas alrededor de su parte inferior. su padre se arrodilló junto a su cabeza, calmándolo con golpecitos sobre su frente.

namjoon se pasó una mano por la cara y maldijo en voz baja.

—¿a quién conocen que esté cerca? ¿alguna persona que pueda tener lobo 3? ¿un vecino? ¿un amigo? —su cara se iluminó—. hoseok es lobo 3 —dijo con urgencia—. llámalo, ahora.

jungkook volvió a correr al estudio para realizar la llamada urgente, pero una vez más no hubo respuesta. colgó y volvió a intentarlo. y otra vez. y otra vez. y otra vez. finalmente el teléfono fue contestado.

—necesito tu ayuda —soltó jungkook—. es una emergencia.

—¿jungkook?

pero no era hoseok. era jimin.

—hola, sí, soy jungkook. necesito a hoseok. es una emergencia. tiene que venir a mi casa de inmediato. es de vida o muerte. necesitamos su sangre. —se pasó una mano por la cara sudorosa—. mi papá está... mira, namjoon está aquí. dijo que viniera hoseok. por favor mándalo. lo necesitamos o mi papá podría morir.

—ay dios lobo. jungkook, hoseok no puede ir a ninguna parte en este momento —dijo jimin con urgencia.

—¡pero tiene que hacerlo!

—lo siento, pero no puede. ¿puedes contarme más? ¿qué está pasando? ¿puedo ayudar?

—¿no está en casa?

—sí, pero...

—¡esto no es una broma! —la mente de jungkook dio mil vueltas, tratando de pensar en alguien más a quien le pudiera pedir sangre. tocar la puerta de un vecino seguía siendo una opción. aceptarían la sangre de cualquier persona. de cualquiera en absoluto, siempre y cuando fueran lobo 3—. mi papá necesita sangre o morirá. hoseok tiene su tipo de sangre. sé que está molesto conmigo y me lo merezco, porque debí haberle dicho que no me importaba su pasado. pero fui un idiota y no le dije nada en absoluto. sé que necesitaré pedirle perdón y lo haré. pero también sé que no le gustaría que mi papá... mi papá... —no podía decirlo de nuevo.

jimin guardó silencio durante un largo segundo que duró una eternidad. —jungkook, hoseok está en celo.

el espacio se desvaneció y jungkook se sentó en la silla de su padre, sintiéndose mareado e indefenso. —no —susurró—. ahora no. no puede ser ahora.

jimin ignoró sus negaciones.

—¿puedo ayudarte? ¿qué necesita tu papá? ¿dijiste que necesita sangre? ¿qué tipo?

en el fondo, detrás de la suave respiración de jimin, escuchó chillidos y gritos de ayuda, y luego, en la voz entrecortada de hoseok, de alguna manera amortiguada y extraña, oyó su propio nombre. una y otra vez.

era demasiado. la vida era conflictiva, pesada y descendía sobre él como una tormenta. no podía respirar. estaba sofocado pero se obligó a susurrar: —¿quién está con él? —namjoon estaba aquí, así que sabía que no se trataba de él.

—nadie.

—¿está solo? ¿está sufriendo?

—no dijo que no te aceptaría, pero no tenía intención de que lo supieras.

jungkook colgó el teléfono. apretó las manos en su boca, frenando el grito de agonía. cerró los ojos, buscando desesperadamente una solución, y se le llenaron los ojos de lágrimas de terror cuando finalmente encontró una.

marcó el número de los padres de yu-gyeom, casi llorando cuando yu-gyeom respondió, sonando aturdido pero no tan afectado por el excesivo consumo de alcohol. —necesito tu ayuda. ahora.

—lo que quieras.

agradecido, los hombros de jungkook cayeron.

—gracias. —luego dijo—: no hagas preguntas. sólo haz lo que te diga. no hay tiempo.

esperaba que su amigo por una vez pudiera ser desinteresado y hacer lo que le pedía. todo dependía de ello.

. . .

dormir era algo tan preciado durante la violencia de un celo sin un alfa, que hoseok odiaba ferozmente a cualquier cosa que lo despertara. todavía no le llegaba la próxima ola, y se las había arreglado para beber un poco de agua y colapsar en el nido de sábanas. en algún momento minutos atrás, había vuelto a escuchar el timbre del teléfono y entonces hubo muchas pisadas de un lado a otro, pero conforme la ola de calor pasó, las cosas se habían silenciado otra vez.

el sonido de las pisadas en los escalones lo trajo a la plena conciencia con una maldición suave. —vete, jimin. no soy digno de ser visto en este momento.

—ya lo he visto todo antes —dijo jimin, apareciendo en la parte inferior de la escalera. lucía irritablemente apuesto con su pelo oscuro peinado hacia atrás en un recogido y sus ojos también oscuros, ardían en frustración. no tenía derecho de verse tan bien mientras que él era un lío de sufrimiento—. debes querer subir para así ayudarte a darte un baño.

—¿qué? —hoseok negó con la cabeza desesperadamente—. no. no es seguro. podría huir de nuevo.

jimin se acercó y lo jaló hacia arriba, sosteniéndolo cuando se paró con piernas temblorosas. —en este momento estás tan débil como un bebé. además, alguien va a ayudarte.

—no —hoseok lo empujó—. nadie puede ayudar —dijo arrastrando las palabras—. sólo jungkook. y no vendrá. me aseguré de ello.

—bueno, esa es decisión de él, ¿no lo crees? —jimin lo condujo hacia las escaleras, y aunque consideró resistirse, sus músculos estaban adoloridos por su improvisado acomodamiento en el piso, además de que se sentía sucio, cubierto en sudor y lubricación.

—ya decidió —señaló hoseok—. no vino a buscarme.

jimin suspiró. —vamos, hoseok. pon de tu parte, estás pesado.

cediendo ante el determinado agarre de jimin, hoseok decidió que darse un baño se sentiría delicioso. y luego, si tenía suerte, tendría tiempo para razonar con él antes de que la próxima ola lo golpeara, y antes de que quienquiera que se hubiera alistado, apareciera.

mareado, dejó que jimin lo guiara hasta el baño en el pasillo afuera de su habitación, y luego fue puesto bajo el calor de la regadera que ya se encontraba abierta. gimió apoyándose en los azulejos, temblando en agotamiento, dejando que jimin lo enjabonara y lavara la suciedad.

—es horrible, ¿verdad? —susurró jimin—. tienes dolor.

—lo había olvidado —admitió hoseok—. he tenido a namjoon por tanto tiempo, que mi memoria lo había enterrado. pensé que sólo necesitaba ser valiente, pero dios lobo, jimin, es insoportable.

—lo sé. —dejó que jimin lavara su cabello. —mis amigos omegas que han dado a luz, dicen que es lo mismo. la mente olvida la agonía.

jimin sonrió suavemente, tomándose el tiempo al enjuagarlo.

hoseok disfrutó de los mimos, pero entonces la sensación de picazón comenzó bajo su piel y se extendió profundamente en sus músculos. pronto le llegaría de nuevo. —jimin, es tiempo. ayúdame.

jimin agarró rápidamente una toalla y luego lo secó antes de llevarlo, protestando débilmente, hacia su dormitorio.

—tienes que meterme en el sótano —gimió.

—no, hoseok, mereces estar en una cama.

jimin lo maniobró sobre la suave manta limpia que cubría el colchón. —no quiero a namjoon —murmuró hoseok y jimin le pasó una mano por el pelo.

—lo sé, hobi. no va a ser él. pero tendrás a alguien, ¿de acuerdo?

hoseok ya no sabía de qué estaba hablando jimin. la cama debajo de su espalda era suave pero nada podría opacar la creciente y fuerte quemadura en su interior. gimió y echó la cabeza hacia atrás.

—necesito a jungkook —dijo con una voz congestionada por las lágrimas.

—jungkook está aquí —dijo jimin suavemente.

y entonces, de alguna manera sí lo estaba.

parpadeando, trató de alcanzar al alto y desnudo muchacho que salía de su baño. jadeó al ver su miembro erecto, y a su cara hinchada y lastimada.

a medida que el celo se apoderó de hoseok, gimió: —cariño, viniste.

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