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xii.

CHAPTER TWELVE.

—¡jungkook! ¡espera! —yu-gyeom corrió hacia él, con las mejillas sonrojadas por el esfuerzo. su abrigo se agitaba detrás suyo y su bufanda se había deslizado.

jungkook disminuyó sus pasos a regañadientes. no quería llegar tarde a la fiesta en la casa de hoseok, pero no podía darse el lujo de ignorar a yu-gyeom. estaban en un momento crucial de su amistad, y si lo quería en su vida, entonces no podía hacerle eso ahora.

—ey. —se apartó el pelo de la cara. el aire seco de los calentadores en las aulas, había chupado la humedad de su cabello usualmente con volumen, dejándolo plano y demasiado largo. necesitaba recortarlo—. hoy no te vi en la clase de relaciones alfa-omega.

yu-gyeom se ruborizó aún más, y aprovechó la oportunidad para volver a enrollar su bufanda y así evadir su mirada. el clima se había vuelto frío desde la noche anterior. era impropio de la estación y sería decepcionante si permanecía, porque entonces la tierra se congelaría y perdería su oportunidad para plantar los bulbos para hoseok. jungkook envolvió su abrigo más fuerte sobre su grueso suéter borgoña y pantalón escolar color caqui.

—sí, no tuve ganas —dijo yu-gyeom con desdén—. ¿tomaste notas?

—por supuesto. —jungkook hurgó en su mochila llena de libros y cuadernos, hasta que sacó algunas de las hojas que había garabateado en clase. a continuación se las entregó a yu-gyeom.

—¿qué vieron? —preguntó yu-gyeom, no cruzando su mirada con la de jungkook.

jungkook arrugó la nariz. —embarazo.

—¿ah sí?

—en concreto, la tasa de desarrollo fetal en los omegas de la actualidad en comparación con la de las mujeres del viejo mundo.

—¿por qué tenemos que aprender eso? —se quejó yu-gyeom.

—debido a que eso en combinación con una cadera de tamaño más pequeño y la falta de flexibilidad de los ligamentos de un omega, contribuye al peligro que los omegas enfrentan al dar a luz. es por eso que durante el embarazo, tienen que tomar hormonas sintéticas para ayudar a que sus cuerpos soporten el rápido crecimiento del bebé y a aliviar las labores de parto —soltó jungkook en un tono neutral, aunque su corazón se había sacudido violentamente durante la clase, imaginando a hoseok con su hijo creciendo en su interior.

—¿los bebés del viejo mundo crecían más lento? —yu-gyeom tiró de su bufanda, volviéndola a acomodar, todavía sin mirarlo a los ojos.

—sí. aparentemente las mujeres humanas gestaban a sus fetos durante cuatro meses más que los omegas. —jungkook cambió su peso a su otro pie. el afán de llegar a casa para poder ir con hoseok, zumbaba dentro de él, pero mantuvo su tono tranquilo y amigable—. todo está en las notas. pero vas a tener que ir a la biblioteca para ver la película sobre la etapa tres del celo y la impregnación. fue intenso. debes asegurarte de verla —repitió—. de seguro habrá preguntas sobre ella en el siguiente examen.

yu-gyeom asintió, examinando los papeles en su mano antes de encontrarse con la mirada vacilante de jungkook. —¿y, cómo estás?

una fría brisa sopló por donde estaban, llevándose la renovada excitación de jungkook, haciéndolo capaz de sonreír genuinamente al contestar: —bien. ¿qué hay de ti?

yu-gyeom se encogió de hombros, titubeando un poco antes de bajar la cabeza. —no muy bien.

—¿en serio?

—te extraño... y ya nada es lo mismo. 

jungkook pasó un brazo por el hombro de yu-gyeom. —vamos. tengo media hora antes de tener que irme o arriesgarme a llegar tarde a otro compromiso. vayamos al dormitorio y hablemos. — yu-gyeom trató de quitárselo de encima, pero jungkook lo sujetó con más fuerza—. aún puedes hablar conmigo, ¿sabes? el hecho de que ya no compartamos un cuarto, no significa que no seamos los mejores amigos.

el intento de yu-gyeom por rechazarlo, se derrumbó estrepitosamente bajo la insistencia de jungkook, dejando que él los a dirigiera a los dormitorios.

una vez en su antiguo cuarto, jungkook lo soltó para quitarse el abrigo y dejarse caer sobre el colchón pelón que había sido suyo. —guau, se ve raro aquí sin mis cosas. —habían contratado betas para ir a recoger todas sus pertenencias, y las cajas seguían intactas en el clóset de su casa.

yu-gyeom no dijo nada, tomándose su tiempo para desenrollar su bufanda y colgarla pulcramente junto con su chaqueta en el clóset.

—entonces, ¿qué sucede? —preguntó finalmente jungkook—. ¿por qué faltaste a la clase de hoy?

yu-gyeom se sentó en su cama, al otro lado de la de jungkook. cubriéndose el rostro con las manos, permaneció en silencio por un largo tiempo antes de decir: —me excitan demasiado las películas.

—a todos nos excitan. —después de la clase, había tenido que hacer una larga parada en el baño, junto con la mitad de los alfas de su grupo, para encargarse del problema.

—es diferente —susurró yu-gyeom.

jungkook ladeó la cabeza, considerando el sonrojo en aumento de yu-gyeom, e hizo una mueca por el notorio dolor en su voz. —¿porque te gusta pretender ser el omega?

yu-gyeom se atragantó con un sollozo, asintiendo con desesperación.

jungkook se incorporó y se inclinó hacia delante, tratando de comprender. —yu-gyeom, cuando ves las películas, ¿alguna vez te imaginas siendo el alfa? ¿el activo?

yu-gyeom negó con la cabeza y sus hombros temblaron. sollozos salían de él. —estoy malhecho, jungkook. soy un amanerado. siempre he sido así, incluso antes de lo de nosotros. soy una desgracia para mi familia. me odio a mí mismo.

a jungkook se le encogió el corazón por lo que negó con la cabeza.

—no, no es así. —se le acercó y lo tomó en sus brazos, besándole la cabeza. yu-gyeom tembló contra él, apestando a miedo. con un nudo en la garganta, jungkook le susurró lo único que se le ocurrió decir—: será diferente cuando encuentres a tu érosgápe.

una gran rabia brotó de la miseria de yu-gyeom, mientras siseó entre dientes: —¿y si no lo encuentro? ¿si no tengo uno?

—te sentirás diferente con cualquier omega que te emparejes.

—¿y si no lo hago? ¿entonces qué? 

jungkook lo mantuvo apretado.

—no lo sé. pero ya se nos ocurrirá algo. —le dolía el pecho—. tú no eres un amanerado. tú eres yu-gyeom y mi mejor amigo.

yu-gyeom se volteó ligeramente, con el rostro bañado en lágrimas mientras acariciaba la garganta de jungkook con su nariz. presionó un beso con la boca abierta en su cuello y gimió suavemente.

jungkook no quería soltarlo pero no haría eso de nuevo. a la larga, de todos modos lo lastimaría más.

—no. —jungkook se retiró lo suficiente para alzar la barbilla humedecida por las lágrimas de yu-gyeom—. ya no puedo hacerlo contigo.

—¿por qué?

—tú sabes por qué. pero eso no quiere decir que seas una mala persona por desearlo. sólo significa...

en realidad no sabía lo que significaba. yu-gyeom estaba en peligro si continuaba con ese tipo de actividad. si le pedía al alfa equivocado que le ayudara a satisfacer sus impulsos, avergonzarse de sí mismo era la menor de sus preocupaciones. podía ser golpeado o acusado ante las autoridades, tanto por amaneramiento como por antinatural. no sabía qué consecuencias podrían venir de eso, pero no podía ser nada bueno.

—me gustaría haber nacido omega —murmuró yu-gyeom, alejándose de jungkook y limpiándose los ojos.

—¿pero por qué? los omegas tienen que renunciar a todo una vez que se emparejan con su alfa. no tienen ningún tipo de control social o financiero. y luego está el celo y el parto. —jungkook se estremeció al pensar en todo lo que su papá había sufrido en los últimos años—. no me gustaría ser un omega por nada del mundo.

—¡porque tú no quieres lo que yo quiero! —gritó yu-gyeom, poniéndose de pie. caminó de un lado a otro por la habitación, con sus ojos azules muy abiertos y salvajes—. ¡tú no entiendes lo mucho que esto duele! esconderlo. mentir. tú eras el único con el que podía ser yo mismo y ahora te has ido.

—pero estoy justo aquí —dijo jungkook, con toda la paciencia posible. no sabía cómo mantenerlo lejos de sus miedos—. estoy aquí escuchándote.

—pero preferías estar con él.

jungkook se enderezó, poniendo un poco de firmeza en su voz.

—es mi érosgápe. tú eres mi mejor amigo. no hay comparación. pero no voy a dejarte mientras estés así. —se estiró para alcanzarlo pero yu-gyeom lo evitó, así que palmeó el espacio junto a él en la cama—. cálmate. siéntate conmigo. todo va a estar bien.

yu-gyeom no le hizo caso, abrió una ventana para dejar entrar un poco del frío pero refrescante aire, y sacó la cabeza, respirando profundamente. cuando se tranquilizó, se volvió hacia jungkook, con los brazos cruzados sobre el pecho.

—todo estará bien —repitió jungkook.

yu-gyeom negó con la cabeza. —es fácil decirlo cuando todo va como tú quieres.

jungkook permaneció en silencio durante un momento, hasta que yu-gyeom dejó la ventana para sentarse en su antigua cama. tensión y ansiosa desesperación era todo lo que parecía mantenerlo, con lágrimas escapando de sus ojos en un flujo constante. 

—no todo va como quiero —dijo jungkook. —también tengo en qué batallar.

—lo sé —murmuró yu-gyeom, limpiándose una lágrima con la palma de su mano—. tienes problemas de omega. todos te tienen miedo.

jungkook hipó una risa. —no lo adornes, idiota.

—está bien, todos han estado hablando de tu viejo y usado omega, y de cómo tendrás que escoger un sustituto y...

—cállate. —sus puños se apretaron—. ¿por qué estás siendo así?

—estoy siendo honesto. —los ojos azules de yu-gyeom destellaron dureza y furia—. eso es lo que están diciendo. si te emparejas con él, así es como siempre será. tú has visto cómo te han tratado últimamente, como si fueras un leproso, como si fueras a darles mala suerte sólo por estar cerca de ti.

era cierto que los otros alfas ahora eran distantes con él, pero pensó que era algo que pasajero, como todo en la vida. aunque tal vez yu-gyeom tenía razón. quizás si se emparejaba con hoseok, cuando eso sucediera y si es que pasaba, sería expulsado para siempre de las mejores partes de la sociedad.

dolía, pero ¿y qué? tendría más tiempo para la jardinería, el microscopio y las revistas científicas. más tiempo para su investigación sobre los genes de lobo que habían creado los géneros alfa, beta y omega. más tiempo para pasar con hoseok y cual fuera la familia que formaran juntos.

al diablo con la sociedad. no era un gran adepto a ella de todos modos, y tampoco lo eran sus padres, aunque ellos se mantenían al margen, siempre yendo a los eventos y fiestas adecuadas para evitar ser considerados parias. el rechazo ya le venía por naturaleza.

—tú y yo somos lo mismo —dijo yu-gyeom—. tal vez por diferentes razones, pero no importa. lo que queremos por instinto, no está a la altura de nuestra cultura y debido a eso, estamos jodidos.

jungkook no sabía qué quería yu-gyeom que dijera. así como iban, convencerlo de que ambos estaban condenados a una vida aislada y de miseria, no era algo persuasivo. en cuanto a lo demás, bueno, ¿qué se suponía que hiciera al respecto? no podía cambiar su atracción hacia hoseok, así como yu-gyeom no podía cambiar su deseo por ser penetrado como omega.

aprovechó que yu-gyeom se levantó para cerrar la ventana abierta y ajustar el calentador, para checar su reloj. necesitaba marcharse pronto si quería llegar a casa, ponerse una ropa más elegante, e ir con hoseok antes de que el resto de los invitados hubieran llegado. deseaba ser el primero en llegar, esperanzado en tener unos preciosos momentos a solas con él. incluso si fuera en el porche, sería increíble tener toda su atención.

—por cierto, ¿cómo va eso realmente? —preguntó yu-gyeom, más tranquilo ahora—. ¿cómo van las cosas con el profesor jung?

era un buen paso el que yu-gyeom se refiriera a hoseok por su título en la universidad, en lugar del desdeñoso "tu omega" que solía decir, o la fingida manera en que había tratado de evitar decir su nombre la última vez en que se vieron.

jungkook volvió a retirar el pelo de su frente sudorosa. la intensidad de los últimos minutos lo había dejado empapado y con la necesidad de bañarse. —esta noche iré a una cena a solas en su casa.

—¿tus padres lo permitieron?

—sí.

—¿tú solo? ¿en serio? —las cejas de yu-gyeom se elevaron hasta su cuero cabelludo.

—ah, no solo, solo. me refiero a sin mis padres. los amigos de hoseok estarán allí.

el gesto desdeñoso regresó. —¿también ese alfa con el que se ha estado acostando?

jungkook se tensó. deseó que yu-gyeom no estuviera tan decidido en hacerlo sufrir tanto como él mismo estaba sufriendo. como su amigo más cercano, obviamente sabía en dónde le dolía más. pero jungkook había tomado su tranquilizante alfa, y no sería provocado. —sí, él estará allí. y dos amigos betas.

—de todos modos me sorprende que tus padres estuvieran de acuerdo.

—a mí también.

no había sido fácil. su padre había estado especialmente receloso, pero su papá finalmente había señalado, dañando un poco el orgullo de jungkook, que namjoon parecía más que apto para controlarlo de ser necesario, y que se asegurarían de suministrarle una gran cantidad de tranquilizante alfa antes de que fuera. —estará bien —había dicho su papá—. ambos lo estarán.

jungkook se encogió de hombros. —ellos saben que nunca lastimaría a hoseok.

—¡ja! tú no te viste en la biblioteca. probablemente le dejaste moretones. espero que te hayas disculpado con él.

—por supuesto que lo hice.

lo había hecho, ¿no? no podía recordarlo. así que eso esperaba.

jungkook miró su reloj de nuevo.

—¿estás bien? necesito irme, pero no quiero hacerlo si todavía estás mal.

—ay, voy a estar mal por siempre —respondió yu-gyeom con honestidad cínica, a continuación hizo un gesto hacia la puerta—. vete. mañana seguiré siendo un desastre amanerado, y la próxima semana, y el próximo año, y cuando esté tratando de embarazar a un omega. —sonrió con una sombría miseria, que hizo que a jungkook le doliera el estómago—. no te apures en hacerme sentir mejor sobre mi mierda de vida.

jungkook vaciló, pero tan horrible como las predicciones de yu-gyeom sonaran, probablemente tenía razón. se levantó lentamente, alisó las arrugas de su pantalón, y tomó su abrigo y bufanda, poniéndoselos mientras se rompía la cabeza en busca de algo relajante que decir.

—nos vemos la próxima semana —dijo yu-gyeom, poniéndose de pie. sus ojos estaban hinchados y sus mejillas seguían rojas—. voy a tratar de ir a la siguiente clase de relaciones alfa-omega. el viejo kang me reprobará si me saltó todas las clases con películas en el programa.

—sí, lo hará.

yu-gyeom extendió una mano y luego la dejó caer.

—oye, lo siento.

jungkook se detuvo ya con la mano en la perilla de la puerta.

—¿por qué?

—por ser un cretino contigo. eres un buen amigo. y yo... —desvió la mirada, claramente atragantándose con las palabras—. no puedo evitar sentir lo que siento, pero tú podrías rehuirme por ello. nadie te culparía. ni siquiera yo. pero no lo haces. tampoco intentas hacerme sentir mal por ello.

jungkook soltó el pomo y volvió a tirar de yu-gyeom en un abrazo.

—te quiero. me gustaría que fuera del tipo de amor que necesitas.

—¿por qué? en ese caso ambos estaríamos en este lío.

—pero estaríamos juntos en ello. lo siento, no puedo ser más que tu amigo.

yu-gyeom se derrumbó, suaves sollozos sacudieron sus hombros. jungkook lo mantuvo apretado hasta que se calmó de nuevo.

—me retracto. eres un amigo terrible. se suponía que te fueras y me dejaras un poco de dignidad. —yu-gyeom lo empujó del pecho—. no digas una palabra más. sólo vete.

jungkook le besó el costado de su cabeza y se fue sin mirar atrás. si su amigo necesitaba que pretendiera que no sabía que estaba enamorado de él, entonces lo haría. podía fingirlo. y en cuanto a proteger su secreto, podía hacerlo también.

haría todo lo que pudiera por yu-gyeom. así de mucho lo estimaba.

. . .

jungkook tocó el timbre de la casa de hoseok, tres minutos después de la hora que le había pedido que llegara. se enderezó la corbata y utilizó el reflejo de la larga ventana junto a la puerta, para asegurarse de que su cabello luciera bien. el tranquilizante alfa extra que le habían dado antes de que sus padres lo dejaran salir por la puerta principal, lo dejó sintiéndose fríamente calmado, como si hubiera un espacio entre su entusiasmo y su experiencia de entusiasmo. casi podía entrar en ese espacio, bailar allí un vals, tararear una melodía, y luego regresar a sí mismo antes de que la emoción lo afectara. era raro.

sin embargo, estaba entusiasmado. esperaba haber llegado antes que los demás, pero lo dudaba. no sólo había pasado demasiado tiempo con yu-gyeom, sino que de nuevo se había topado a uno de sus compañeros de camino al auto que lo esperaba para llevarlo a casa.

naturalmente lo habían provocado, burlándose de su tan triste y "usado" omega. pero con hoseok esperándolo, no dejó que le afectara. hoseok era mucho más importante que demostrar la idiota postura de alfa, en medio del patio escolar. no iba a llegar tarde por meterse en una pelea con unos tontos que aún no entendían lo que significaba el imprimarse.

la puerta se abrió y para la gran decepción de jungkook, taehyung, el amigo de hoseok, estaba en la entrada. su sonrisa era amplia y acogedora.

—¡jungkook! ¡felices noches de otoño! —extendió su mano y jungkook la tomó, envolviendo sus dedos en una palma cálida y seca—. hoseok quería recibirte pero hace un rato zephyr lo hizo tropezar mientras bajaba las escaleras.

—¿está bien? —el corazón de jungkook se metió en el espacio entre sus sentimientos y el tranquilizante alfa.

taehyung le soltó la mano para moverla en un gesto de despreocupación.

—ah, está más que bien. jimin lo obligó a que elevara su tobillo torcido, mientras que namjoon, a que se pusiera hielo. todo fue muy fuerte y dramático. —tocó su barbilla y sonrió—. lo acostumbrado para nuestro grupo. pasa.

conforme jungkook entró en el vestíbulo, notó motas de polvo girando a su alrededor. pilas de libros se alineaban contra el zoclo hacia la derecha, y polvorientas figuras de cerámica representando parejas de alfa-omega, estaban alrededor de una mesa a la izquierda. voces se escuchaban al fondo de la casa, una de ellas era la de hoseok, llena de risas y molestia, las otras dos claramente eran de namjoon y jimin, en desacuerdo con él.

un rayo plateado se precipitó por el pasillo mientras taehyung le ayudaba con su abrigo y bufanda.

—esa es zephyr —dijo calmadamente, colgando las cosas de jungkook en un perchero cerca de la puerta, el cual ya estaba cargado con muchos abrigos y bufandas—. gata del demonio. sólo le agradan hoseok y jimin. a namjoon lo muerde cada vez que tiene oportunidad. a mí me tolera. —sus ojos brillaron hacia jungkook—. estaré al pendiente de ver lo que te hace a ti. por aquí. están en la cocina.

el alboroto al fondo de la casa parecía haberse calmado. jungkook trató de observar tanto como le fue posible de esta, desde el tapiz rosa en el pasillo, hasta los muebles en las habitaciones que alcanzó a ver y le parecieron anticuados y pasados de moda. en una oscura habitación por la que pasaban, había un piano y una guitarra. se preguntó si podría existir la oportunidad de tocarlos para hoseok esta noche. se llenó de orgullo ante la idea, satisfecho consigo mismo por haber estado practicando con más frecuencia.

por todas partes estaba cubierto de polvo. las habitaciones estaban llenas de periódicos, revistas y libros. al pasar junto a una puerta abierta, notó incluso una montaña de lo que parecían ser calcetines y ropa interior junto a otra de ropa sucia o limpia, no podía saberlo con certeza. pero taehyung la cerró rápidamente al pasarla, diciendo. —hoseok no querrá que por el momento veas su cuarto de servicio. 

luego pasaron por un espacio abierto cerca de la parte trasera que jungkook reconoció como el estudio de hoseok, el que había visto desde la ventana. dieron vuelta por un corto y cálido pasillo, cubierto de empolvadas fotografías de diferentes destinos turísticos y dos hombres a los que no reconoció, pero los cuales se parecían mucho a hoseok, por lo que asumió que eran sus padres.

—estoy bien, namjoon. quítate antes de que entre. que no te vea sobre mí de esta manera.

jungkook se encrespó debajo de los efectos del tranquilizante alfa, pero antes de entrar en la cocina, lo guardó en el espacio donde había lugar para bailar.

jimin estaba en la estufa, agregando condimentos a una olla. hoseok estaba sentado en una silla con una larga pierna encima del comedor rectangular, ocupando gran parte de la cocina. su desnudo tobillo estaba envuelto en una pequeña bolsa con hielo. en el suelo, junto a su otro pie descalzo, estaban abandonados los calcetines y zapatos negros.

namjoon estaba detrás de él, pero se alejó cuando jungkook le lanzó una mirada.

por supuesto, hoseok lucía apuesto, puso su mirada sobre él en su totalidad, notando sus pantalones color berenjena y la ligera camiseta púrpura que llevaba arremangada, exponiendo una tentadora idea de un tatuaje en su brazo derecho.

un rápido vistazo alrededor de la cocina le mostró que todos usaban pantalones de vestir y camisetas similares. jungkook jugueteó con su chaqueta y deseó haber sabido que el código de vestimenta iba a ser así de informal.

—¿estás bien? —le preguntó a hoseok, eludiendo saludar para asegurarse de que su omega estuviera a salvo. avanzó y rozó el hombro de namjoon al pasar por el estrecho espacio entre la encimera y la mesa.

la pálida piel del empeine y la planta rosada del pie de hoseok, parecían suaves excepto por el callo en el dedo gordo y en el meñique, donde sus zapatos debieron de haberlo pellizcado durante los últimos treinta y cinco años.

—estoy bien —dijo hoseok, torciendo los ojos—. zephyr se me atravesó y mis amigos reaccionaron de forma exagerada.

jungkook se inclinó lo suficientemente cerca como para olerle la piel y el champú, y su corazón se llenó de orgullo también al notar el almizcle de la humedad de hoseok. sólo era una sutil cantidad pero aun así fue provocada por él. no había estado allí hasta que se le acercó.

le gustaría poder pasar la mano por el pelo de hoseok. parecía absurdo no sentirse libre de tocarlo aun cuando en un día y medio, se reunirían con los abogados para negociar un contrato para tener sexo, y estarían unidos hasta la muerte.

se aclaró la garganta.

—¿puedo? —preguntó, indicando el hielo en el tobillo de hoseok.

hoseok sonrío. —desde luego, revisa por ti mismo. oh alfa, mi alfa. —estaba bromeando pero causó un calor en el cuello de jungkook y una sonrisa en sus labios.

jungkook levantó el hielo del tobillo de hoseok, observando el enrojecimiento de la piel por debajo de este. tocó el lugar ligeramente hinchado debajo del bultoso hueso, y pasó su dedo por la piel de allí, tentando suavemente. —te lo torciste un poco.

—sí —dijo hoseok, pero su voz se había vuelto entrecortada y el olor de la humedad se intensificó.

lleno de orgullo por haber ganado tal reacción con un simple toque, añadió algunos dedos más a su cuidadosa examinación. los deslizó sobre la piel de hoseok. —sí, se retorció —dijo de nuevo.

—pero no es grave —reiteró hoseok—. estará bien, aunque probablemente todavía siga delicado para mañana por la mañana.

jungkook puso la bolsa de hielo sobre el tobillo de hoseok y luego le tocó la mejilla con sus fríos dedos. sus miradas se cruzaron y la boca de hoseok se abrió, dejando escapar un suave sonido, el cual subió por la espalda de jungkook, y sus labios se tornaron en una mueca de satisfacción.

retiró su mano y se volvió hacia el resto de los hombres en la cocina.

—siento haber llegado tarde.

—no hay problema —dijo taehyung, rodeando la mesa con los brazos extendidos—. ¿por qué no me das tu chaqueta también? la pondré con tus otras cosas. estarás más cómodo. nuestro pequeño grupo no involucra mucha formalidad.

namjoon le dio una taza de té caliente con especias tradicionales de las noches otoñales. la bebió suavemente, dejando que sosegara su garganta y mantuviera su boca ocupada para así no tener que hablar. se paró cerca de hoseok, pero no demasiado, tanteando el terreno.

la habitación estaba escasamente decorada para las noches otoñales. el centro de mesa había sido hecho a partir de una vela de cera de abeja, varios calabacinos y una pequeña calabaza, junto con un puñado de hojas de menta del jardín. no había nada como los adornos que su papá usaba, y nada como el masivo centro de mesa que los jeon ordenaban de la florería, si eran anfitriones. era rústico en comparación, pero el gusto se rompía en géneros. le agradaba la simplicidad de hoseok.

jungkook esperaba poder volver a echar otro vistazo al jardín antes de irse, así tendría una mejor idea de qué debía planificar para este. sin embargo, con el atardecer cada vez más y más temprano conforme transcurría el año, dudaba conseguir esa oportunidad. no a menos que terminaran rápido la cena.

dejando su té sobre la mesa, decidió ser de utilidad en vez de estar ahí parado boquiabierto por la belleza de hoseok. se acercó a jimin mientras los otros tres comenzaban una disputa sobre si chipre o aceites aromáticos eran los mejores. ese era un tema del que no tenía el suficiente conocimiento para opinar.

—¿puedo ayudar en algo? —ofreció—. podría cortar o lavar. lo que sea que necesites.

jimin arqueó una ceja, considerándolo, y luego empujó cuatro cebollas hacia él. —está bien. ten. veamos qué tan lindo te ves cuando lloras.

jungkook agarró el cuchillo que jimin le ofreció y empezó a picar las cebollas.

—¿tus padres no fueron renuentes en dejarte venir esta noche? —preguntó jimin, sonriendo.

jungkook se encogió de hombros. —tenían sus preocupaciones, pero hoseok los tranquilizó. y confían en mí. —en su mayoría. a veces. no lo suficiente para vivir en el campus, pero sí para venir esta noche. saben que quiero lo mejor para hoseok, y que no seré capaz de tomar buenas decisiones durante las negociaciones si no se nos permite pasar tiempo juntos para ser nuestros verdaderos yo, el uno con el otro.

—muy inteligente por parte de ellos.

—mis padres son buenas personas.

—su reputación les precede —dijo jimin con una sonrisa—. pero en realidad, ¿qué es ser "bueno"? ¿no es que dude de que tus padres lo sean, pero no te has preguntado qué hace que una persona o una cosa sea "buena"?

—profesor de filosofía, ¿verdad? —dijo jungkook, sonriendo—. lo siento, pero estoy fuera de la escuela durante este fin de semana largo.

jimin se rió. —entonces podemos continuar esta conversación el lunes.

jungkook picó las cebollas y al poco rato sus ojos estaban humedeciéndose. dejó que lloraran y no se detuvo hasta que tuvo las cuatro en un montón de pequeños y hermosos cuadros.

—encantador —dijo jimin cuando terminó—. y más bonitos que los de hoseok cuando trata de picarlas. se pone todo rojo y constipado, por lo general termina limpiándose los ojos con manos llenas de jugo de cebolla, lo cual se convierte en una calamidad de proporciones épicas. entonces se me quema algo por ir a ayudarlo a lavarse, y taehyung agarra como aperitivo cualquier verdura que haya traído, para mirar el espectáculo.

—eso suena ridículo —dijo jungkook.

jimin se rió. —y a gran escala. tu omega sabe externar su sentir cuando está descontento. —luego lo dirigió al fregadero para que se lavara las manos una vez más antes de continuar con la preparación de la comida—. ahora ve a sentarte con hoseok y sé tu verdadero tú para que puedas tomar buenas decisiones durante las negociaciones.

jungkook se lavó las manos dos veces, aunque el olor de la cebolla permaneció en él. pensó en lo que dijo jimin sobre qué hoseok externaba su sentir cuando estaba descontento, y se preguntó con una combinación de alegría y temor, cuándo tendría la oportunidad de verlo por sí mismo. de alguna manera, la ira parecía una cosa muy íntima. algo nuevo que aprender sobre hoseok.

volvió a agarrar su ahora té frío, y lo tomó lentamente, uniéndose a los otros tres en la mesa. se sentó frente a hoseok para así verlo mejor y poner un poco de distancia entre ellos para poder concentrarse, y escuchó con avidez. tenía la intención de aprender acerca de él, de sus gustos e intereses, las cosas que encontraba divertidas, pero cuanto más tiempo permanecía en silencio, más incómodo se sentía.

namjoon sabía exactamente qué decir para sacar a hoseok del silencio y despertar su irritación. sus mejillas palidecerían y sus ojos se volverían más verdes con cada palabra molesta que saliera de la boca de namjoon. era una reacción tan hermosa que jungkook se sentía arder por no ser él quien la provocara. taehyung era tan sociable con todos; era como si hubiera nacido sabiendo qué decir. jimin podía intervenir cuando le diera la gana, estando relajado y a gusto en la cocina de hoseok. y jungkook... no sabía cómo ser parte del grupo.

su té se deslizó por su garganta en tragos fríos y picantes, mientras la distancia entre él y el resto de ellos crecía. más grande que el espacio ocupado por el tranquilizante alfa. y tan infantil como sabía que era, se sentía molesto con los amigos de hoseok, por sus chistes internos y la fácil compenetración. los odiaba por sus educaciones, viajes y experiencias de vida. odiaba ser un niño en su presencia. incluso odiaba estar bebiendo té especiado mientras ellos tomaban vino. dios lobo, los odiaba.

excepto a hoseok. a él no lo odiaba. no podía hacerlo incluso si quisiera. estúpida necesidad érosgápe.

—jungkook, ¿sabes bailar tango? —preguntó hoseok de repente, volviéndose hacia él con una sonrisa que lucía brillante—. he querido aprender y si tú bailas, tal vez puedas enseñarme.

jungkook no sabía bailar tango, pero ahora definitivamente iba aprender a hacerlo tan pronto como le fuera posible. —me encantaría bailar contigo. podemos tomar clases juntos si quieres —dijo—. sería divertido.

—¿así que te gusta bailar? —hoseok tomó un trago de su vino, con sus ojos de brillante color musgo—. amo bailar y no he tenido con quien hacerlo desde hace mucho tiempo.

—no es mi culpa tener dos pies izquierdos —dijo namjoon—. no bailes con él, jungkook. vivirás para lamentarlo.

jungkook sonrió forzadamente. —hoseok es demasiado elegante para no ser menos que un sueño en la pista de baile.

todos se rieron como si él hubiera dicho un chiste, por lo que también se rió. pero había sido sincero. ¿cómo podía un hombre que se movía con fluidez, y que lo agitaba con sólo caminar, ser mal bailarín? si ese fuera el caso, seguramente era porque hoseok sólo había tenido malas parejas de baile.

y si por alguna casualidad los amigos de este estaban en lo cierto, entonces jungkook portaría con orgullo los moretones en sus pies.

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