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Único : I Wanna Be Your Slave

Hace rato que en el estudio solamente se escuchan los sonidos de sus salivas mezclarse. De como Faye chupa su boca y su lengua y Yoko se deja maltratar a su gusto.

Se supone que no debía volver a suceder. Se supone que todo lo que quería hacer era verla, solo eso, estar a su lado y disfrutar la compañía que la otra le da.

Pero Faye nunca ha sido buena en estar lejos de Yoko. Y menos aún, nunca fue buena en controlar sus deseos. Lo que comenzó como bromas y risitas, terminó con Yoko apoyada contra la pared y Faye usando sus manos para levantarle la tela de su falda para acariciar sus muslos blancos y apretables.

Faye estaba pintando otra vez, algo que se volvió costumbre. Por eso regresó a su estudio, por continuar con un trabajo que tenía pendiente. Mas una Yoko luciendo más hermosa que nunca en la puerta no logró hacer que se concetrara en algo más que en las medias de red abrazando sus lechosas piernas.

Pero eso siempre fue así. Una Yoko ardiente apareciendo frente a una Faye deseosa de ella todo el tiempo terminaba en toqueteos para nada inocentes y besos con mordidas. Marcas en las pieles, dejando claro que se pertenecen aunque a los ojos de los demas Yoko no sea más que la hermana de la novia de Faye.

Tal vez Faye dejaría todo atrás por Yoko si tan solo no estuviera en una relación con Orm por puro capricho. Es decir, Orm es caliente como la mierda, mas Faye no logra cumplir sus deseos con ella. Orm no es más que la fachada, la que es "bien vista" porque trabaja con el padre de Faye. Orm ni siquiera la ama, está segura de que hay alguien más en su vida tambien. A Faye no le importa.

No han roto porque sería mal visto para la empresa de los Malisorn, asi que están pretendiendo ser algo que no son y jamás serán. Faye no siente más que alguna pizca de lujuria cuando se obliga a pasar el rato con Orm.

Pero Orm es delicada. A ella le gusta el sexo suave, el sexo vainilla. Y Faye simplemente no puede con eso. Ella es ruda. Demandante. Firme. Le gusta dar ordenes y ser obedecida.

Yoko apareció como la solución a sus problemas. Desde su primer encuentro, dejó claro que adora ser tratada como la mierda si eso la lleva a tales orgasmos, a tales puntos donde su cuerpo y mente llegan al límite. Yoko quiere ser azotada, mordida. Y Faye no es nadie para negarse a tales peticiones.

-Mgh, Faye-gime en su oído cuando chupa ese punto sensible en su cuello al mismo tiempo que una mano sube más hasta llegar a agarrar su culo con fuerza.

Faye escucha música ahora. Melodías que suenan en sus fantacias más profundas. Los gemidos de Yoko son su canción favorita.

-¿Te gusta, bebé?

Yoko asiente y Faye decide que es momento de ir a su parte favorita; sin molestarse por el hecho de que los botones salieron volando, ella abre la camisa de Yoko y se maravilla con la vista de la piel palida de los pechos descubiertos de Yoko.

-¿Vienes a verme así?-Faye susurra sobre su boca con una sonrisa-. Como una putita sin ropa interior solo para mí.

La menor no se sorprende cuando Faye se ocupa de esa parte sensible suya. Se toma su tiempo para jugar, su lengua rodea el pezón rosadito y Yoko quiere agarrar su cabeza y apretarla dirigiendose a ese punto con exactitud. Mas no lo hace, ambas manos suyas ahora son sostenidas por Faye, quietas en su lugar con fuerza para que no se atreva a tocarla sin permiso.

La castaña deja humedas ambas tetas, les da la atención necesaria a cada una. Usando hasta los dientes lo más suave que puede. Yoko es un desastre entre sus piernas, la humedad goteando por lo bien atendido que su pecho está.

-Dime, Yoko, ¿qué quieres ser hoy?

Faye le pregunta con seriedad, su tono de voz bajo y ronco. Yoko aún tiene las manos sostenidas pero se las arregla para mover su cabeza y besar a Faye una vez más.

-Quiero ser tu esclava-confiesa con tal determinación que Faye casi gime por la satisfacción.

La mujer mayor la suelta, mas sus manos van a sus costados. Los dedos acarician la piel de su cinturita, Yoko ve la lujuria en los ojos brillantes de Faye. Ella entonces la mueve del lugar, separandola de la pared. Es así que cambian de posiciones, con Faye ahora apoyada en su espalda y pone la palma en la cabeza de Yoko, bajando lentamente hasta que la pelinegra está arrodillada.

-Te voy a pintar la cara como la maldita Mona Lisa.

Con un movimiento de cabeza, Faye le da permiso a que le quite los pantalones y la ropa interior. Yoko no tarda en hacer caso, sabiendo que si lo hace bien será recompensada luego.

La visión de Yoko con las tetas al aire, brillantes por su saliva, arrodillada y besando sus muslos es suficiente para Faye para hacerla sentir en tal nivel de exitación que puede llegar al climax con solo eso. Sin embargo se obliga a suspirar cuando el aliento de Yoko llega a donde más la necesita.

-Ni un puto juego, mierda, vas a comerme como si fuera la ultima comida de tu vida.

Enredó sus dedos en la cabellera azabache con un poco de presión, su mente demasiado ocupada en querer la lengua de Yoko dentro suya. Le encanta cuando la penetra con la punta y luego usa sus manos para estimularla.

El primer contacto le deja escapar un gemido que hace sentir a Yoko orgullosa de provocarlo. Ella quiere sonreír y verla a los ojos, mas a Faye no le gusta el contacto visual en las mamadas. Prefiere cerrar los ojos y dejarse llevar por la magia de su boca y dedos. Yoko lo entiende, aunque eso no evita que la curiosidad le gane algunas veces y le de rapidas miradas.

La expresión de Faye con la boca abierta goteando saliva de una esquina, sus cejas fruncidas y la expresión de puro placer hace que Yoko se esfuerze más. Es tan hermosa que necesita verla siempre así, hecha un lío de gemidos porque su boquita le hace maravillas en la vagina.

-Ahí, así, bebé, así-dice la mayor con dificultad. Yoko se apresura en su trabajo para hacerla llegar.

Además de su lengua, Yoko comienza con los dedos y mete dos de una. No llega tan profundo, mas siente la saliva de su musculo mezclarse con los fluidos entre sus dedos.

Faye murmura maldiciones, es ruidosa, le gusta sacar todo lo que siente. Por eso no le importa una mierda que probablemente su vecino esté escuchando, aunque no sería ni la primera ni última vez.

Yoko levanta una de las piernas de Faye y la apoya en su hombro, ahora teniendo mejor acceso con las manos y usando su boca para estimular su clítoris. Sabe que Faye está cerca, está dando todo de sí para que su compañera tenga el tan deseado orgasmo.

Y lo hace, Faye se viene en la boca de Yoko. La menor se ocupa de tragar sus fluidos, alejandose justo a tiempo para que la castaña suspire viendola.

-Esa boquita mojada me encanta-se sincera con una sonrisa.

Yoko tiene hasta las mejillas cubiertas de los fluidos de Faye.

-¿Sabes qué quiero ser yo hoy?-Faye vuelve a levantarla una vez que se siente un poco recuperada, no la deja responder-. Quiero ser tu juguete sexual.

Yoko es empujada a otro beso ambriento y sin cuidado. La lengua de Faye se encuentra en su boca y ella la deja controlar, muerde y chupa, le encanta.

La mayor las mueve hasta llegar al sillón, Faye se sienta trayendo a Yoko sobre su regazo. Sus manos no pueden estar quietas y pronto quiere sentir qué tan lista está Yoko para ella.

No, Yoko tampoco trajo bragas. Faye siente lo mojada que está y no quiere hacerla esperar, Yoko fue una buena esclava y cumplió perfectamente.

-Yo no me voy a mover-Faye advierte-, vas a saltar y me importa un carajo si te cansas.

Tomando uno de los pechos en su palma, Faye acomoda sus dedos en la entrada goteante de Yoko. Primero tanteando para prepararla, en movimientos lentos pero firmes. Una vez que están en la posición perfecta y sabe que no le hará daño, Faye asiente para que Yoko monte sus dedos.

Impulsandose de sus rodillas y sus brazos en los hombros de Faye, pronto Yoko no puede detener los gemidos que salen de su garganta. No importa la cantidad de veces que han hecho esto, Yoko encuentra mejor placer en los dedos dentro de ella.

-Ah, ah-cierra los ojos con fuerza, aunque pronto Faye le da una bofetada que resuena.

-No cierres los ojos, mirame.

Yoko no lo suele hacer porque, según Faye, eso es intimo de otra forma que aún es peligrosa para ambas. Mas adora cuando es ruda con esos azotes.

Faye deja ir su pecho y pone sus dedos en las mejillas de Yoko, sosteniendola para que la mire. Yoko se concentra en saltar y mirarla, sus movimientos comenzando a cansarla mas no le importa, ella quiere seguir así.

La mayor abre los labios y Yoko entiende el mensaje, juntando saliva con dificultad y luego escupiendo en su boca. Faye gime ante la sensación.

Sus rodillas duelen de sostenerla, sus muslos queman, sus brazos se sienten pesados. Yoko está cansada de saltar y cree que Faye la ayudará, pero la mayor está decidida a no hacer nada y dejar que Yoko se folle con sus dedos.

Suspirando, finalmente se desploma en brazos de Faye cuando logra la liberación.

-Lo hiciste bien, cariño-felicita Faye acariciando su cabello lentamente. Yoko a penas puede respirar bien.

En momentos como esos, Faye y Yoko no piensan en lo que se supone que deben ser. Ellas simplemente disfrutan de lo que tienen. Y Faye jura que no dejará ir a Yoko tan facilmente, mientras que Yoko está segura de luchar junto a Faye.

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