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8🍼

Darien se quejó abriendo los ojos, Yulián no estaba en su cama así que él también se levantó y fue directo a su habitación, eran más de las ocho, por lo que iba realmente tarde. Corrió haciendo todas las cosas rápidamente, su traje todavía estaba a medio poner cuando salía, Darien miró hacia la mesa, tenía un sándwich y refresco, Yulián no se olvidó completamente de él.

Al menos cogió el sándwich y fue corriendo a su auto, Karl lo miró mal apenas salió del ascensor, Darien sonrió de medio lado y entró, eran las nueve, no tan tarde como pensó que sería.

Karl ingresó y se sentó frente a él, ya no le hacía falta que verbalizara el regaño, se veía en su mirada, Darien cogió los bolígrafos de su portafolio y empezó con su trabajo mientras Karl desahogaba toda su furia.

—¿Qué diablos pasa contigo?

—¿A qué te refieres? —preguntó con normalidad, el aroma de Karl se hizo más espeso, su nariz picó por la acidez.

—A que no viniste a trabajar ayer y estuviste ignorándome los días anteriores.

Darien se encogió de hombros, tarde o temprano iba a notarlo, había olvidado ponerse el neutralizador.

—Lo siento, pero no quería que me detuvieses.

—¿Detenerte de qué, exac...? —Karl se calló un momento olfateando —. Eso es... ¿Por qué el aroma de Yulián está sobre ti?

—Lo intenté con Yulián, tendremos el cachorro.

—¿Te has vuelto loco? —gruñó Karl levantándose y dando un fuerte golpe en el buró, Darien falló el trazo que estaba haciendo —. ¿Con Yulián? —Darien suspiró dejando el bolígrafo, sabía que lo tomaría así de mal—. Como no funcionó con el otro, espero que con este tampoco lo haga.

Darien sabía que las palabras de Karl no contenían malicia, pero aun así dolió escucharlo, sabía que tanto quería ese cachorro y escuchar esto sólo era agregarle sal a la herida.

—Karl...

—Es Yulián, Darien, él no es una buena opción para ser el padre de tu hijo.

—Será él y punto —gruñó.

—Ni siquiera sabes si eres fértil —Karl se arrepintió al instante de decirlo y Darien pudo notarlo sin problema por su mirada, eso no sirvió para que su enojo pasara.

—Vete y déjame trabajar —pidió corrigiendo lo que había echado a perder, Karl agarró su muñeca.

—Darien...

—Vete, ahora.

Darien adelantó el trabajo que tenía atrasado y se incorporó a la mesa para trabajar en el proyecto de Héctor, iba bien y si seguían trabajando así era posible que terminaran incluso antes.

Misel entró a su oficina como si fuese dueño y señor de ella, lo saludó dándole un beso en la mejilla, Darien lo miró con indiferencia.

—Veo que tú y el secretario discutieron.

—¿Qué te hace pensar eso?

—Él está preocupado y tú tenso —Darien lo ignoró, a él no le importaba lo que pasaba entre ellos.

—¿Adelantaste algo?

Misel miró hacia los planos y sonrió.

—Sí, un poco, veo que tú tampoco has hecho mucho, teniendo en cuenta que tuviste un día libre pensé que estaría más completo.

—Tuve problemas personales, si ya has terminado de hablar trabajemos.

Entre los dos hicieron un gran trabajo, Misel era bueno y trabajaba bien cuando se lo proponía, no por nada fue su estudiante, cuatro horas más tarde Misel se levantó y estiró sus articulaciones entumecidas.

Darien también se puso de pie y caminó a su escritorio para hacer una llamada, ya era hora del almuerzo.

Misel lo acorraló por la espalda mientras tenía el auricular en la oreja, Darien se estremeció sintiendo la erección.

—¿Qué haces?

—¿Qué crees? —susurró en su oído mientras se frotaba contra él, Darien intentó alejarlo con su mano contraria pero la voz del teléfono lo interrumpió.

¿Si, Señor?

—Traigan el almuerzo —ordenó con un gruñido, Misel se carcajeó deslizando los dientes por su cuello.

Enseguida —Darien gimió cuando le mordió la oreja de ese lado —. ¿Está bien?

—Sí, yo... —Misel cogió el auricular y sonrió.

—Cambio de planes, no almorzaremos —Darien fulminó con la mirada a Misel como podía, aún estaba entre sus brazos de forma incómoda y no era posible salir de ahí.

—¿Tuviste diversión con ese Alfa tuyo? —preguntó sacándole la camisa del pantalón y colando su mano, la mano estaba fría contra su abdomen haciéndolo erizar.

—Suéltame.

—¿Acaso su toque es mejor que el mío? —Misel se frotó contra él, Darien encajó las uñas en la madera de su escritorio.

—No me...

Quieto, Darien.

Darien se paralizó gracias a la voz de Alfa, era humillante estar en esta situación por segunda vez.

—Misel, no hagas una tontería —pidió tratando de hacerlo entrar en razón, Misel resopló y deslizó la mano hacia uno de sus pezones pellizcando, Darien lloriqueó y se aferró con más fuerza.

—¿Así de sensible te ha dejado ese Alfa? ¿Cómo se sentirá aquí? —dijo tocando su trasero de forma bastante brusca.

—Detente.

Misel se detuvo, pero lejos de dejarlo en paz volvió a usar su voz en él.

Gírate y siéntate en el escritorio.

Darien no tuvo más remedio que seguir la orden, Misel se metió entre sus piernas.

—¿Tu orgullo como Alfa te permite abusar de un Omega? —gruñó fulminándolo con la mirada, Misel negó.

—¿Abusar? No haré nada de eso —dijo desbotonándole la camisa y quitándola junto a su camiseta.

Darien apretó los labios mientras veía su mano dirigirse a su pecho y tocar las marcas que había dejado Yulián, Misel le lamió el cuello y tocó uno de los pezones sensibles otra vez haciéndolo quejarse.

—¿No está tu pecho un poco hinchado? —Darien se sonrojó debido a sus palabras y el aroma de Misel, estaba excitado y a la misma vez quería matarlo, una combinación extraña.

—Suéltame y déjalo aquí.

—Darien ¿No estás excitado? —preguntó tocando la erección, Darien resopló.

—Tus malditas feromonas están haciendo esto.

Misel le chupó el cuello probablemente dejando un moretón.

— Mmm... es que tengo que probarme a mí mismo que soy mejor que ese Alfa.

Darien arqueó una ceja y sonrió de medio lado.

— ¿Mejor que él? Es estúpido decir eso cuando tienes a su Omega bajo coacción y no a tus pies por su propia voluntad.

—Darien... —gruñó con enojo, Darien suspiró cuando Karl entró a su oficina.

—Darien ¿No vas a...? ¿Qué carajo estás haciendo? —gruñó, Darien sabía que no era con él a pesar de no estar viéndolo, la situación era obvia teniendo en cuenta las feromonas de Misel.

—Salvado por hoy —susurró en su oído y se alejó.

Darien suspiró y bajó del buró, Karl corrió hacia él y lo miró de arriba abajo examinando que estuviese bien.

—Estoy bien —Darien se puso la camiseta y luego abotonó su camisa, Karl gruñó cogiendo el teléfono de la oficina.

—¿Quién se ha creído es Alfa que es? Llamaré a la policía...

—No, está bien, no pasó nada Karl arqueó una ceja.

—Ese Alfa te tenía obligado —Darien suspiró, trabajaba con ese  Alfa infantil, la solución no era llamarle a la policía.

—No le digas a nadie, yo mismo me ocuparé de esto.

Karl asintió dejando el auricular en su lugar, luego lo miró como si fuese un pequeño cachorro, le recordaba a su sobrina.

—Siento lo que dije, no estaba pensando con claridad.

—Lo sé —Karl se dejó caer en uno de los asientos y jadeó.

—Eso es una tontería, tienes veinticuatro años, si quieres un cachorro no debería haber problema.

Darien asintió, aunque en realidad no quería ir al médico temiendo ser igual que todos los Omegas en su familia, su madre lo tuvo a él por puro milagro, así lo diagnosticaron al principio. Estaba aterrado de estar en la misma situación, los Omegas de su casta no tenían buenos registros médicos.

Gracias al cielo Yulián trajo su milagro sin la necesidad de que visitara a un doctor.

Funcionaría. Esta vez estaba seguro.

—Saliste ese día de aquí muy convencido de que no lo intentarías de nuevo.

—Yulián habló con su médico y compró unas vacunas, la probabilidad es alta, además...

—¿Qué? —inquirió con curiosidad, Darien se sonrojó sólo de pensarlo, aún dolía un poco.

—Yulián... uh... me anudó —dijo con dificultad, Karl pestañeó, él sabía que era algo entre parejas que tenían una fuerte conexión tanto física como mental, por lo que ese hecho era bastante revelador.

—¿Es en serio?

—Sí.

Karl se encogió de hombros.

—Si creíste que eso era lo correcto no soy quien, para quejarme por ello, sólo no olvides porque te alejaste de Yulián —Darien se sentó y miró al ventanal, lo recordaba con claridad, pero era muy difícil asemejar al Yulián de ahora con el de los últimos años, con el de esa noche.

—Lo sé.

—¿Estás bien? Las feromonas de ese Alfa son fuertes —Darien resopló.

—Bien, soporto a Yulián sin problema.

Karl cruzó los brazos e hizo una mueca.

—¿Yulián se hará cargo? —Darien se carcajeó levemente mirando a Karl.

—Olvidé decírtelo, Yulián pensaba hacerse cargo, aunque fuese de Misel.

—Estoy genuinamente sorprendido —murmuró.

—Yulián está cambiando.

—¿Después de casi siete años? Demasiado tiempo de espera.

—Creo que hay algunas cosas sobre el pasado que malinterpretamos —Karl lo miró con advertencia.

—Darien...

—No te preocupes, ahora bajemos a almorzar, ese tonto Alfa canceló mi pedido —gruñó poniéndose de pie y jalándolo de la muñeca, Karl cedió como disculpa.

Darien estaba ansioso, las feromonas de ese estúpido Alfa todavía estaban en su oficina y le impedían volver, por lo que terminó de trabajar en el sofá de la recepción.

Llegar a casa lo hizo relajar y olfateó el aroma de Yulián a penas abrió la puerta, Darien gimió dejando su maletín y caminando directamente a la cocina, Yulián estaba guardando algo en la nevera y sonrió a penas logró verlo.

—Darien. ¿Qué tal tu día?

Darien tragó, el aroma de Yulián estaba logrando que se pusiera más ansioso aún, además, todavía tenía el aroma de Misel encima y sólo podía pensar en quitárselo de encima.

Darien no lo pensó, simplemente caminó naturalmente hacia él y colocó los brazos alrededor de su cuello.

—Dijiste que estarías aquí para mí.

Yulián le acarició el cabello y besó su frente con cariño.

—Sí, ¿pasó algo?

—Quiero hacerlo ahora —gruñó empujándolo hacia la mesa, Yulián abrió los ojos con sorpresa y colocó las manos sobre la madera.

—Entonces es bueno que no haya puesto nada en la mesa —mencionó con una sonrisa mientras lo jalaba de la corbata hacia él.

Yulián lo besó suavemente y desabrochó su camisa mientras lo hacía, Darien profundizó el beso, lo agarró del pelo haciéndolo gruñir.

El Alfa cambió sus posiciones y lo dejó a él contra la mesa, Darien se sentó sobre esta y abrió las piernas, Yulián se metió entre ellas besándole el cuello suavemente.

Él se detuvo al ver la marca que había dejado Misel y acarició con su dedo índice haciéndole cosquillas.

—Bésame —pidió jalando su ropa, Yulián lo besó de nuevo y terminó de deshacerse de su camisa tirándola a un rincón, la siguió la corbata y la camiseta.

—¿Por qué estas así?

—¿Así como? —Yulián deslizó los dedos por su clavícula, el pecho y el pezón del lado derecho, Darien se estremeció aferrándose a su camisa.

—Ansioso, hueles a ese Alfa. ¿Debo hacerme cargo de la situación?

Darien negó quitándole la camisa también, sus dedos recorrieron cada uno de los duros músculos, Yulián lo miró con intensidad esperando su respuesta.

—No, yo puedo con él, las cosas no son tan serias —Yulián le ladeó la cabeza dejándole ver la marca con más claridad.

—¿Este chupetón no es serio? Está en tu cuello, pudo marcarte.

—Llevaré un collar a partir de mañana.

Yulián frunció el ceño haciendo que lo viese de nuevo, Darien estaba terriblemente excitado y Yulián sólo quería hablar, estaba enojado y sus feromonas estaban inundando la habitación.

Darien estaba un poco más excitado por ese hecho.

—No tienes que hacer algo que no te gusta sólo para protegerlo.

—No lo protejo, protejo mi trabajo, tendré que pagar una gran indemnización si lo dejo.

—Yo lo pago.

—No, concéntrate —murmuró, Yulián resopló desabrochándole el pantalón y acariciando su erección, Darien gimió.

—¿Ese Alfa te puso así?

—No —Yulián rodeó su pezón con la lengua arrancándole un sollozo, él susurró contra su piel sin dejar de acariciar su excitación.

—Pero mírate.

—Me puse así cuando llegué a casa —admitió, Darien no lo entendía, pero su líbido ahora estaba más presente que nunca.

En realidad, en los últimos años dejó de asemejar el deseo sexual con Yulián, simplemente se ignoraban, luego de esa noche las cosas cambiaron y empezaba a verlo de otra forma.

—¿Entonces, estás así por mí? —preguntó acariciando más fuerte, Yulián le mordisqueó el cuello.

—Sí.

—Eres tan hermoso, Omega, me encantas.

—Yulián —gimió, Yulián resopló.

—Maldición, espera —el Alfa le quitó los zapatos y se deshizo del pantalón junto a la ropa interior, él sonrió de medio lado mirándolo, sus ojos completamente dorados—. Ahora si podemos servir la mesa.

Darien enrojeció.

—Yulián, la mesa se ensuciará.

—Ese es el objetivo, ensuciar la mesa y tener una buena comida —susurró subiendo uno de sus pies a la mesa y colocando el otro en el respaldo de la silla cercana, Darien se apoyó un poco más atrás con los codos.

Los ojos de Yulián estaban encantados mirándolo sobre la mesa completamente a merced de él, el lubricante estaba escurriendo haciendo que la vergüenza aumentara.

Yulián lo agarró por la pantorrilla y bajó la cabeza hacia su entrada, Darien suspiró sintiendo la lengua contra todos sus nervios, alrededor por unos segundos y luego penetrándolo tentativamente, un gemido estrangulado salió de sus labios.

Darien mordió sus labios y se aferró a la mesa mientras Yulián trazaba círculos y usaba sus dientes provocándole aún más placer.

—Tus reacciones son tan buenas —jadeó—. Cada temblor —Darien podía sentir su aliento sobre la piel sensible que acababa de estimular, Yulián metió un dedo y luego otro cuando no fue suficiente—. Mira como absorbes mis dedos.

Yulián estaba embobecido con lo que veía, sus músculos tensos y el pantalón atrapando una dolorosa erección.

—No hables —pidió con un gemido.

—¿Por qué no? Eso me mantiene cuerdo.

—Las cosas que dices —replicó, Yulián puso un tercer dedo haciéndolo lloriquear.

—Son ciertas, sólo te quiero alrededor mío, apretándome cómo haces con mis dedos —murmuró besando el interior de su muslo, Darien jadeó.

—Detente.

Yulián sacó sus dedos y sonrió con malicia.

—Bien, soy un caballero. ¿Y ahora qué quieres?

—Te quiero a ti dentro de mí —gruñó incorporándose y volviendo a colocar los brazos alrededor de su cuello, Yulián mordió su labio inferior con sus colmillos.

—Que Omega tan lascivo tengo, no sabes cuantos Alfas morirían por ver lo que yo veo ahora.

—Deja de hablar y haz algo, Alfa —provocó, Yulián gruñó, sus ojos estaban completamente dorados.

Él desabotonó su pantalón y bajó la bragueta, no perdió tiempo quitándolo, simplemente sacó su erección y acarició lentamente dándose placer a sí mismo provocándolo a él en el proceso.

—¿Quieres esto, Omega?

—¿Me harás pedirlo de nuevo?

—Sí, te quiero escuchar.

Darien se rindió con un gruñido.

—Yulián, fóllame de una vez —se carcajeó levemente mientras se acercaba a él, colocó una pierna en la flexura de su codo y lo penetró de una vez haciéndolo gemir.

Yulián se detuvo un momento y lo miró, Darien aferró las uñas a su espalda dándole el visto bueno para moverse.

Yulián lo besó moviéndose contra él, Darien sólo podía pensar en lo bien que se sentía el estímulo y que era una pena haber dejado de hacerlo por tanto tiempo. Este Alfa sabía exactamente qué puntos tocar y cuando detenerse, no había olvidado ningún detalle a pesar de los seis años que llevaban sin hacer esto.

Bien decían que el primero nunca se olvidaba.

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