6🍼
Darien se dejó caer al suelo con indiferencia, las cosas nunca salían como quería, era tan inútil en absolutamente todo que ni siquiera debería estar sorprendido por el resultado.
Gruñó tirando el estúpido trozo de plástico al suelo, Karl entró y se agachó frente a él, Darien sintió el toque en su cabeza como algo reconfortante, él recogió la prueba y suspiró al ver el resultado, negativa, no había duda de ello.
—Estás cosas tienen margen de error, algunas veces se equivocan —Darien se carcajeó sin diversión alguna mirando hacia el baño, daba vergüenza admitir que pensó lo mismo.
—Esa es la tercera, todas tienen el mismo resultado.
—Oh, Dios, lo siento —murmuró Karl abrazándolo, Darien se aferró a su chaleco escondiendo la cabeza en su hombro.
—Yo también.
—Puedes intentarlo de nuevo —dijo luego de unos minutos en silencio, Darien mordió su labio inferior aguantando las lágrimas que amenazaban con salir.
No era tan fácil como Yulián y Karl pensaban, no quería tener ilusiones en vano, no de nuevo.
Darien se puso de pie alejándose del toque reconfortante, no quería terminar llorando y que Karl lo viese siendo tan patético.
—¿Quieres que me acueste con Misel otra vez? ¿Ahora que trabajamos juntos? —¿Ahora que definitivamente no se llevaba bien con él?
—Darien, puedes intentarlo, la posibilidad de que esto sucediera luego de una vez era baja, eres joven, hay más oportunidades —Darien se puso de pie, le dio la espalda y miró hacia el ventanal tratando de calmarse, algunos cachorros estaban corriendo de un lugar a otro haciendo que su pecho doliese.
—No, no lo haré, si no sucedió es porque no debía suceder.
—No puedo creer que digas eso —gruñó Karl, Darien se giró haciendo una mueca.
—¿Y qué quieres que diga? Lo negué todo este tiempo, pero definitivamente estuve esperando que funcionara, esto es una maldita sorpresa.
—Darien —dijo tocando su brazo, alejó de su toque y caminó hacia la puerta.
—No, me voy, por favor despeja mi agenda, no puedo hacer esto hoy.
—Pero, Misel…
Darien lo fulminó con la mirada, no le importaba la estúpida reunión con Misel, cada cual podía trabajar de forma independiente.
—No me importa —gruñó tirando la puerta.
Darien caminó pasando delante de su auto, no quería manejar, en realidad no se sentía muy mentalmente estable, por lo que lo mejor sería no conducir.
Caminó por mucho tiempo deteniéndose en los parques y sentándose, a pesar de saber que no lo tendría seguía torturándose a sí mismo viendo justamente lo que no podía tener.
Se sentía mal viendo la escena, pero no podía dejar de hacerlo.
Luego de llorar patéticamente, Darien llegó a casa pasadas las diez de la noche y se recostó en la pared de la entrada, estaba cansado y terminó sentándose en el suelo, no supo cuánto tiempo estuvo ahí, quizás cinco minutos, o una hora completa.
Miró hacia arriba cuando alguien se detuvo a su lado, Yulián se agachó y miró sus ojos hinchados.
Darien quería morir de vergüenza a pesar de que Yulián no estaba mejor que él teniendo en cuenta su rostro aún hinchado.
Al menos a él lo habían golpeado.
—¿Por qué lloraste? —preguntó deslizando un pulgar por su mejilla, Darien quitó su mano.
—No te interesa.
—Darien, estás helado. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—No lo sé. ¿A dónde vas? — preguntó viendo que estaba bastante abrigado, Yulián sonrió.
—A ningún lado.
—Sólo ignórame y ve a donde quieras —Yulián se quitó la bufanda que traía y la enredó en su cuello.
—Iba a buscarte, así que ya no es necesario.
—¿Buscarme? ¿Por qué harías eso?
—¿No puedo preocuparme? Son casi las doce y no habías llegado a casa, nunca antes pasó y tu teléfono está apagado —Darien ladeó la cabeza mordiendo su labio inferior, sí, recordaba haberlo apagado después de que Karl insistiese con varias llamadas, Yulián suspiró agarrando su hombro—. Entremos, vas a enfermarte.
—No soy tan débil.
Yulián resopló.
—Lo sé, pero incluso yo podría enfermarme si me quedo más tiempo aquí.
—Bien.
Yulián lo ayudó a levantarse y ambos entraron, Darien olfateó la bufanda, el aroma a tierra mojada lo relajó al instante, casi haciéndole olvidar el problema.
—¿Vas a decirme que pasó?
—No —Yulián acarició un mechón de pelo entre sus dedos.
—¿No funcionó acostarte con ese Alfa?
—No, ¿contento? —gruñó con furia olvidándose del relajante aroma de la bufanda—. No funcionó, así que no tienes que preocuparte por lo que va a decir todo el mundo.
—No estoy contento viéndote así.
—No te creo —dijo dándose la vuelta.
—Espera —murmuró tomando su mano, Darien miró a su mano y luego a él, Yulián tragó con nerviosismo—. ¿De verdad quieres un cachorro?
—Suéltame —jadeó tratando de soltarse, Yulián apretó su agarre.
—Respóndeme.
—Ya no me importa —replicó mirando hacia el sofá, Yulián tomó su mentón e hizo que lo mirara.
—Ayer no parecía así, deja de ser orgulloso y respóndeme sinceramente mirándome a los ojos.
—Yo…
—Sé sincero, Darien —gruñó, Darien gimió agarrándolo con fuerza.
—Sí, quiero un cachorro.
—Puedo dártelo mientras lo sigas queriendo —Darien pestañeó tratando de espabilarse.
—¿De qué estás hablando?
Yulián se separó de él y rebuscó en su maletín, sacó un estuche y lo miró, no se veía muy seguro de decirle.
—Eres joven y no deberías tener problemas para procrear —dijo acariciando su mejilla, Darien frunció el ceño—. En realidad no sabemos si no pasó porque estás muy ansioso con este tema, pero mi médico dijo que podemos darte un empujoncito.
—¿Puedes ser más específico?
—Compré el tratamiento hormonal que me sugirió para ti, sólo en caso de que no estuvieses esperando, puedo ayudarte, Darien, no me importa si haces el tratamiento y te acuestas con ese Alfa, sólo quiero que tengas lo que quieres.
—¿Qué tipo de tratamiento?
—Esto ayudará con tus niveles hormonales, son tres inyecciones, una diaria, luego, sólo tienes que tener sexo.
—¿Cuál es la trampa?
—Los medicamentos te ayudarán a embarazarte, pero hay algunos inconvenientes.
—¿Cómo cuáles?
Yulián hizo una mueca.
—Tienes que estar con el padre, sus feromonas harán que todo sea estable, no necesitas una mordida en realidad, pero sí estar con él, además, el embarazo podría ser múltiple debido a la estimulación hormonal.
—No sé qué pensar —replicó, Yulián puso el kit en la mesa y lo agarró de los brazos.
—Sé que es abrumador, pero tienes una solución.
—¿Dejarás que lo haga de nuevo? Te pusiste como una fiera.
Yulián se encogió de hombros.
—Puedes traerlo a vivir con nosotros si eso quieres, no me gustará, pero será lo mejor para ti.
—¿Por qué este cambio? Yulián, vas a volverme loco.
Yulián mordió su labio inferior.
—No me hagas de nuevo esa pregunta —Yulián suspiró—. Sé que te hice muchísimo daño todos estos años, Darien, y quiero compensar un poco de eso —Darien se burló de esa declaración mirándolo con diversión.
—¿Cuándo me hiciste daño?
Yulián lo ignoró y miró la carpeta.
—¿Quieres que te ponga la primera?
—Sí.
—Ven aquí, levanta tu camisa — Darien suspiró y levantó su ropa, Yulián tomó un algodón y lo mojó en alcohol, también uno de los aplicadores en el estuche y quitó la funda de seguridad.
Yulián limpió su piel con movimientos circulares y clavó la pequeña aguja sin vacilación en su abdomen en un ángulo de noventa grados, presionó un botón durante unos segundos, el indicador cambió de color y él volvió a retirarlo.
Yulián cogió otro algodón y lo colocó, luego frotó por unos segundos.
—Mañana la pones a la misma hora, en diferente lugar, ¿vale? —preguntó desechando el aplicador.
—Sí.
—Aquí tienes, nos vemos mañana —dijo dejándole el estuche, Yulián se detuvo antes —. Darien.
—¿Qué pasa?
—Deja de estar ansioso por ello, no ayudará.
Darien fue a su habitación, dejó las vacunas en la mesa de noche y se quitó toda la ropa en el baño, mirándose frente al espejo vio el pequeño pinchazo de la inyección, suspiró, tendría que convencer nuevamente a Misel de acostarse con él.
Darien se dio un baño y se envolvió en una toalla, dormir esa noche no fue nada difícil, luego de la opción que Yulián le dio tenía otra oportunidad.
—Darien.
—Umm.
—Despierta, llegarás tarde, quitaste todas tus alarmas —Darien se colocó una almohada en la cabeza y gimió.
—No quiero ir.
—Darien —se levantó lo más rápido que podía cuando asemejó la voz que le llamaba.
—¿Yulián? —el Alfa se carcajeó mirándolo.
—Sí. ¿No te arrepientes ahora de ser infantil frente a mí?
—Cállate —gruñó colocándole la almohada en la cara, Yulián no dejó de sonreír de todas formas y la dejó en sus piernas.
—El desayuno está hecho.
—¿Hasta cuándo seguirás con eso?
—Estás con el tratamiento, necesito alimentarte bien, anoche no comiste nada y la noche anterior comiste poco.
—Iré en un rato.
Darien se bañó y vistió con uno de sus trajes, Yulián tenía la mesa completamente preparada, frutas cortadas, jugo, huevos y tostadas.
Era una completa locura, era como si de un momento a otro hubiesen cambiado al Yulián de ahora por el de antes, Darien se sentó y comió como estaba acostumbrado a hacer, él se puso de pie, miró a Yulián que aún comía.
—Gracias —murmuró, Yulián se atragantó con lo que estaba comiendo y comenzó a toser.
Darien corrió hacia el Alfa y dio algunos toques en su espalda hasta que estuvo mejor.
—Lo siento y por nada. ¿Nos vamos?
—Fregaré rápido —dijo colocando los platos en el lavavajillas, Yulián tomó su mano y lo jaló.
—Sí, eso será más tarde, ahora te llevaré al trabajo.
—¿Qué?
—¿Qué es lo extraño? Ayer viniste caminando, tu auto se quedó en la empresa.
Darien pestañeó, era cierto, estuvo caminando toda la tarde.
—Puedo pedir un taxi.
—No, te llevo —dijo recogiendo su chaqueta y abriendo la puerta para él.
—Está bien.
El camino no era demasiado largo y Darien daba gracias por eso, ya la situación estaba tornándose un poco incómoda, Yulián detuvo el auto frente a su empresa y suspiró.
—¿Podemos despedirnos?
—¿Despedirnos? —Yulián asintió tocando su mejilla con un dedo.
—Sí, sólo un pequeño beso en la mejilla.
Darien no veía nada de malo en ello, mucho menos después de la ayuda de anoche, así que accedió y besó su mejilla haciendo que Yulián se viese feliz.
—Nos vemos en la noche.
Darien salió del auto y enseguida Karl lo abordó enganchándose a su brazo.
—¿Qué fue eso?
—¿Qué?
—Le besaste la mejilla —replicó mientras apretaba la tecla del ascensor.
—¿De qué hablas?
—De ti y Yulián —especificó entrando, Darien se encogió de hombros.
—No es para tanto, sólo nos despedimos.
—¿Desde cuándo se despiden?
—Déjame en paz —gruñó, Karl estuvo en silencio por unos instantes.
—Darien.
—¿Qué?
—¿Sabes lo que estás haciendo?
—Lo sé —Darien salió del ascensor, Karl caminó detrás de él.
—¿Yulián sabe el resultado? Porque si es así puede que esté aprovechándose de ti.
Si supiera que en realidad era todo lo contrario, Darien no conocía a este nuevo Yulián, pero también estaba la opción de que quizás nunca lo conoció realmente.
—Tengo trabajo —dijo de mala manera entrando a la oficina y cerrando la puerta en su cara.
Darien trabajó en el plano las siguientes horas, hasta que Misel asomó la cabeza por la puerta.
—Darien —se puso de pie y estrechó su mano.
—Misel, siento mucho cancelar la reunión de ayer, no me sentía muy bien.
—Tu secretario me dijo. ¿Ya te sientes mejor?
—Un poco —Misel se acercó levemente olfateándolo.
—Hueles distinto.
—Debe ser el aroma de Yulián.
—No lo creo —replicó, Darien dio un paso atrás sorprendiéndose así mismo.
—Aléjate.
—Bien. ¿Empezamos?
—Estuve adelantando algo. ¿Nos incorporamos a la mesa?
—Debí imaginar que lo harías a mano —murmuró viendo el plano, Darien se encogió de hombros.
—Me resulta más cómodo utilizar el lápiz que una aplicación.
—Lo sé, también estuve adelantando mi parte.
—Déjame ver.
Misel entregó su tableta mientras veía el plano sobre su mesa, los trabajos estaban atrasados, no tanto en realidad, pero era un comienzo, el Alfa hizo su trabajo mejor de lo que pensó.
Darien no pensó mucho más en Yulián y el cachorro que tanto quería, se permitió estar en paz por un tiempo hasta llegar a casa. Yulián no había llegado y la casa se sentía más vacía que de costumbre, Darien se bañó mientras lo esperaba.
Miró el teléfono mientras secaba su cabello, debería pedir algo, la cocina no era lo suyo, así que llamó y pidió comida china, luego de diez minutos la trajeron y la acomodó en platos, Yulián no esperó mucho más para llegar.
—¿Estabas esperando por mí?
—No, es sólo una casualidad.
—Me bañaré y vendré, espera un poco más —dijo con una sonrisa, Darien torció los ojos mirando su teléfono.
Karl aún estaba preocupado por lo que vio en la mañana, pero no fue más que un pequeño beso en la mejilla.
No significaba nada para ninguno de los dos.
—Ya podemos comer. ¿Cómo te fue en el trabajo?
—Bien —dijo pichando con su tenedor, Yulián hizo algo parecido a un puchero.
—¿No vas a preguntarme a mí?
—No me importa.
—Está bien, lo siento —eso fue lo último que se dijo a la mesa, Darien no quería saber nada sobre las personas que tanto lo humillaron y Yulián no debería verse tan orgulloso de su trabajo.
Darien fregó los platos mientras Yulián veía el televisor, él se ofreció, pero no lo quería más cerca de lo necesario, Yulián miraba de vez en cuando hacia la cocina de forma nerviosa.
Luego de secar el último plato salió y se dirigió a su habitación, Yulián tomó su mano deteniéndolo por un momento.
—¿Qué pasa?
—No olvides la inyección.
—No lo haré, gracias.
Darien se puso la segunda inyección, luego fue a dormir, sólo quedaba una y tendría lo que quería.
Despertar con la voz de Yulián ya parecía ser una costumbre, el desayuno también, Darien estuvo intranquilo todo el día, regañando a Karl y Misel por cualquier mínima cosa, además, era vergonzoso admitirlo, pero su pecho dolía de una forma extraña.
Culpó a las vacunas de su infrecuente comportamiento y condujo a casa, Yulián ya estaba esperando por él con la cena hecha, se dio un baño rápido antes de volver a la mesa.
Darien lavó los platos y como siempre, Yulián le recordó que tenía que ponerse la vacuna y fue directo a dormir antes de que terminara, él parecía estar aún más cansado que de costumbre.
Suspiró y se inyectó la última dosis, tiró el inyector al cesto, la última, sólo quedaba un paso y quizás pudiese tener eso que tanto quería.
Sin embargo, tenía un problema, no había hablado con Misel, pero no pensaba que estuviese bien hacerlo otra vez.
Darien tomó el collar de su gaveta y lo puso alrededor de su cuello, luego caminó hacia el cuarto de Yulián y se detuvo, lo pensó los últimos días con mucha intensidad, la relación entre ellos no cambiaría, no se divorciarían, Yulián fue su primera opción desde el principio, era la mejor opción para hacer esto.
Darien negó y entró a su habitación, las feromonas eran abrumadoras y a la misma vez excitantes, no podía creer que estuviese a punto de hacer esto.
Yulián se removió girándose bocarriba, estaba durmiendo sin camisa y la boca semi-abierta, Darien se acercó haciéndolo despertar debido a sus feromonas.
—¿Darien, pasa algo, te sientes mal?
Darien se sentó en la cama y peinó su cabello levemente, la decisión fue difícil, pero creía estar haciendo lo correcto.
—Quiero que lo intentemos.
—¿Qué? —preguntó Yulián frotando sus ojos.
—Dame ese cachorro que tanto quiero, Yulián.
Teniendo en cuenta la cara sorprendida de Yulián no se esperaba su decisión para nada.
—¿Es en serio?
—Sí.
—¿Y el otro Alfa? —Darien negó.
—Quiero que lo hagas tú.
Yulián sonrió conforme con su respuesta y lo besó, el beso fue rudo debido a la desesperación, pero eso no impidió que sintiera lo correcto. Darien cerró los ojos y se dejó llevar, haría esto, lo intentaría de nuevo, esta vez con su esposo y no con un Alfa desconocido.
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