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4🍼

Darien desayunó como siempre gracias a Yulián y lavó los platos antes de irse, hoy era el encuentro con Héctor y debía admitir que estaba nervioso a pesar de todo.

Condujo hacia la empresa del Alfa y se detuvo justo en frente, cerró los ojos y exhaló tratando de relajarse, no era un niño acudiendo a su primera entrevista, sentirse así era estúpido.

Luego de salir del auto subió las escaleras de la entrada, Misel se acercó a él con una sonrisa juguetona, su cabello estaba peinado hacia atrás y el traje impecable.

Darien lo saludó cordialmente y siguió caminado, Misel entró al ascensor con él impregnando el interior con su aroma.

Se molestó cubriéndose la nariz, no le gustaban este tipo de cosas y Misel lo sabía perfectamente, el Alfa lo acorraló contra la pared del fondo y aspiró su aroma, Darien lo separó enfurecido.

—¿Qué pasa contigo?

Misel sonrió como si fuese un niño pequeño atrapado mientras hacía una jugarreta.

—No te enojes, sólo percibí algo extraño en ti.

—¿Qué?

Misel lo señaló con un dedo.

—Tienes encima el olor de ese Alfa —lo cual era bastante normal luego de dormir anoche en sus brazos y verlo en la mañana, vivían juntos, por lo que no era extraño, Misel tenía unas ocurrencias excéntricas.

—Ese Alfa es mi esposo y deberías respetarlo.

—¿Ahora que me acosté con su Omega? —resopló mirándolo.

Darien hizo una mueca mirando a un lado, estaba enojado por su propio comportamiento al irse con este Alfa esa noche.

—Dios, no puedo creer que cometiera semejante error contigo, eres un infantil —Misel se acercó nuevamente, colocó el dedo índice bajo su mentón y acarició su labio inferior con el pulgar.

—Si no lo quieres deberías tener un amante.

—¿Qué pretendes? — gruñó.

—Tenerte —Darien negó tratando de quitarlo, eso no tuvo efecto alguno sobre Misel.

—Olvida lo que pasó, fue un estúpido error.

—Uno que puede volver a repetirse si así lo deseas —susurró en su oído mientras le acariciaba el cuello, Darien estaba más enojado que excitado por su atrevimiento.

—No lo deseo.

—Darien. ¿Pretendes engañarme de forma tan estúpida? —Misel se carcajeó—. Te encanta verme, mis toques —dijo acariciando el lugar sensible en su cuello—. Mis palabras —susurró en su oído—. Vi cada una de tus reacciones esa noche y las veo ahora, tu piel se eriza en el lugar donde la toco. ¿Tu marido te provoca eso?

—Suéltame —gruñó, Misel se alejó y giró hacia las puertas que acababan de abrirse.

—No hemos terminado esta conversación.

Darien lo fulminó con la mirada y se acercó a la secretaria.

—Vinimos a…

—Oh, sí, sé quiénes son, pasen, el señor los espera —dijo señalando a la puerta.

Ambos caminaron hacia allí y Héctor se puso de pie en cuanto los vio para recibirles, tenía un traje blanco de tres piezas y su pelo estaba un poco rizado.

—Darien, Misel, un gusto volver a verlos.

—El gusto es mío —murmuró, Héctor miró entre ellos y sonrió de medio lado.

—¿Todo bien?

—¿Por qué no lo estaría? — preguntó con un encogimiento de hombros, el hombre hizo una mueca mirándolos.

—Vuestro lenguaje corporal es hostil.

Misel torció los ojos con molestia.

—Darien no se ha tomado bien la broma que le hice al entrar.

—Misel, no deberías hacer eso, trabajarán juntos, por favor llévense bien.

—Sí, error mío.

—Tomen asiento —Darien lo hizo del lado izquierdo y contempló la oficina, era un buen trabajo, por lo que veía, este hombre amaba la perfección —. ¿Y cómo se sienten trabajando juntos?

—Yo estoy encantado —respondió Misel con una sonrisa, Darien sólo habló normalmente.

—Normal, no es nada del otro mundo, sólo quiero ver que tanto ha prosperado mi estudiante.

—Se podría decir que el estudiante superó al maestro —replicó Misel con una inocente sonrisa.

—Tengo que verlo con mis propios ojos.

—Estoy seguro de que lo verás.

—Me encanta que sean competitivos, pero harán esto juntos, no es una competencia para ver quien es mejor.

—¿Puedo ver el contrato?

—Aquí tienes —Héctor le dio una carpeta, Darien frunció el ceño viendo la astronómica cantidad puesta en el papel.

—¿Es en serio? Esa indemnización por dejar el trabajo es muy alta.

Héctor suspiró.

—Tienes que comprenderme, Darien, voy a pagarles una gran suma de dinero y requiero que trabajen en un tiempo limitado, si alguno de ustedes se retira, me hará perder tiempo, uno que no tengo para buscar a otra persona.

—No piensas dejarlo a medias, ¿verdad? —preguntó Misel de forma provocativa.

—No.

—Bueno, entonces no hay problema —Darien tomó una pluma y rayó sobre la línea, luego entregó los documentos quedándose con su copia.

—Bien, firmado.

—Ahora que estamos ambos explica lo que quieres.

—Un edificio de treinta pisos —Darien se carcajeó ligeramente, esa era la descripción más vaga que había recibido en su vida.

—Tienes que ser más específico que eso, ¿para que lo quieres exactamente?

—Creación de software, mi Omega es informático. 

—¿Y qué estilo prefiere tu Omega?

—¿Recuerdas lo que hablamos en la cena?

—Sí.

—Puedes tener esa casa en mente —Misel lo miró como un cachorro curioso.

—¿Casa?

—No, espera, ese fue un proyecto único, no repetiré eso y los materiales no corresponden para un edificio de treinta pisos —Héctor se encogió de hombros como si no fuese demasiado problema.

—Sólo utiliza ese estilo, no quiero que reproduzcas la casa, hazlo con tu propio estilo, a mi Omega le gusta tu trabajo. 

—¿Puedo verla?

—No —gruñó Darien fulminándolo con la mirada, en cambio Héctor sonrió.

—Claro, puedo llevarte un día.

—No creo que eso sea necesario —dijo con una sonrisa, un arquitecto igual que él podría notar enseguida con que intenciones estaba construida y no lo permitiría.

—Es una casa hermosa, Darien, no deberías avergonzarte de ella.

—No me avergüenzo, eso no viene al caso.

—¿En qué terreno se construirá?

—Aquí está la información —dijo tendiendo otra carpeta, Darien lo abrió y miró el lugar, luego a Misel.

—Iremos hoy mismo y haremos las mediciones.

—¿Hoy? ¿Nosotros mismos?

—Sí, eso fue lo que te enseñé. ¿Recuerdas algo de eso?

Misel gruñó.

—No puedo creerlo, ni siquiera puedo ver la casa. ¿No hay fotos en línea? —dijo viendo su teléfono con decepción.

—No, nos iremos ahora, llamaremos si surge cualquier problema.

—Sí, por supuesto.

Darien salió lo más rápido que pudo, por desagracia Misel estaba detrás de él y entró al ascensor, eso los dejó solos una vez más. Misel lo miró por el rabillo de ojo teniendo cuidado.

—Darien.

—¿Qué pasa?

—Es la única casa que has diseñado y está valorada en mucho dinero. ¿Por qué? —Darien se encogió de hombros.

—No lo sé, yo no le puse el precio.

Misel se giró y se acercó a él, Darien no le daría la satisfacción de retroceder otra vez.

—¿Por qué hiciste la casa?

—Eso no es algo de tu interés.

—¿Tenía algo especial? ¿La diseñaste teniendo a alguien en mente? —Darien apretó la mandíbula y lo miró con fiereza, no estaba dispuesto a que nadie supiese sobre eso y no le diría a este Alfa.

—No, sólo quise intentar algo diferente y eso fue lo que salió, no estoy orgulloso de ella.

—¿Pensabas vivir ahí?

Darien ignoró la pregunta hasta salir del ascensor, luego miró al Alfa con una sonrisa mientras removía la carpeta.

—Nos vemos en el terreno, Misel.

—Espera, no tengo la dirección.

—Consíguela — gruñó subiendo a su auto.

Darien maldijo en cuanto estuvo frente al volante, Misel estaba portándose como un adolescente puberto y eso en algún momento le traería problemas.

Medir el terreno no fue difícil con la ayuda de Misel y de alguna manera le convenció de almorzar juntos a pesar de que ya había pasado la hora hace mucho, Misel quería disculparse por lo que accedió.

El Alfa compró dos hamburguesas y mordió la suya con felicidad, Darien miró a su plato y frunció el ceño, Misel se detuvo mirándolo.

—¿No te gusta? Creo que me dijiste que estaba bien.

—Está bien, no te preocupes, no tengo hambre.

—Come algo o no vamos a irnos de aquí —Darien al final terminó comiéndose la mitad y las papas fritas.

Misel tomó su mano al salir, Darien se soltó, no le gustaban este tipo de confianzas, Misel pareció enojarse con su gesto y lo acorraló contra una pared una vez más.

Parecía tener una rutina acorralándolo y ya estaba comenzando a molestarle.

—¿Qué crees que haces?

—¿Cómo crees que reaccione ese Alfa tuyo al olerme en tí de nuevo? —preguntó escondiendo la cabeza en su cuello, Darien gruñó.

—Aléjate, no hagas tonterías, no eres un niño.

—¿No serás mi amante? —preguntó lamiéndole el cuello, Darien intentó quitarlo, pero no había nada más inútil que eso.

—No.

—No soporto que me digan que no, nadie lo hace, Darien —Misel dejó salir sus feromonas impregnándolo con ellas, era molesto y desagradable.

—Suéltame y deja de perder el tiempo.

—Primero dejaré un regalo para tu Alfa —murmuró mordisqueando su oreja.

—Tú…

Darien lo empujó sólo porque Misel lo dejó, consiguió lo que quería, su marca de olor estaría sobre él un buen tiempo y no era agradable, tampoco lo sería para Yulián.

Darien se detuvo frente a su auto, no le importaba Yulián para nada, sólo que era molesto sentirse como un objeto al que pueden conseguir fácilmente.

Condujo a casa y estacionó, ya que el terreno estaba un poco lejos llegó bastante tarde, además de eso estaba enojado y cualquiera podía notarlo, Yulián lo hizo apenas abrió la puerta mirándolo de arriba abajo.

—Darien. ¿Estás bien?

—Lo estoy, sólo necesito un baño —Yulián bajó la mirada y suspiró.

—Lo viste otra vez.

Su enojo desapareció como por arte de magia, sólo quería consolar a Yulián de alguna forma, aunque no sabía la razón.

—Yulián…

Yulián negó y sonrió, no era nada sincero, Darien se sintió peor consigo mismo.

—No soy nadie para decir nada, no puedo hacer nada porque no tengo el derecho para hacerlo.

—Iré a darme ese baño —murmuró alejando la mirada de él, Yulián se alejó también.

—Te espero en la mesa.

Darien se duchó y colocó un pantalón de deporte junto a su camiseta, vio el inhibidor en spray sobre la cómoda al salir y suspiró, no quería que Yulián se sintiera incómodo en su propia casa, así que lo roció sobre él.

Darien se sentó a la mesa y miró a Yulián, parecía estar más cómodo ahora que no olfateaba el aroma de Misel, Darien comenzó a comer cuando tuvo la necesidad de decirle que había pasado exactamente como si necesitase excusarse por algo.

Comer en silencio no fue satisfactorio para ninguno de los dos, Darien recogió los platos y los puso en su lugar para lavarlos, Yulián se colocó del otro lado y le sonrió levemente.

—Te ayudaré a secarlos.

—Puedo hacerlo solo.

—Y yo quiero ayudarte —dijo tomando uno de ellos.

—Gracias —murmuró.

Yulián colocó el segundo plato en su lugar y lo miró con arrepentimiento.

—Creo que hice que las cosas fuesen difíciles y lo siento.

—No estuve con él —admitió luego de un largo silencio y facilitarle el último plato.

—¿Qué?

Darien se secó las manos, Yulián terminó con su trabajo.

—Sí estuve con él, pero no de la forma en la que piensas.

—Eso me alegra.

—Lo digo sólo por… —Yulián colocó un dedo sobre sus labios y negó con una pequeña sonrisa.

—No importa por qué, Darien, está bien así.

—Trabajo con él ahora, por lo que es probable que traiga su aroma a casa.

—Puedo quitarlo cuando quieras —dijo acomodando uno de los mechones de su pelo, Darien arqueó las cejas.

—¿Qué te hace pensar que quiero tu aroma sobre mí?

—No lo sé, también estabas incómodo, más bien, enojado. 

—Olvídalo —refunfuñó alejándose de él, Yulián agarró su muñeca.

—Sé que este es el Alfa con el que te acostaste, pero si te molesta demasiado puedes decirme.

—¿Eh?

Yulián suspiró.

—Conozco a mi especie, por eso lo digo, sólo porque un Omega se acostó una vez contigo piensas que ya te pertenece, somos de esa forma a veces —Darien se carcajeó levemente, los había descrito muy bien.

—No tengo problemas, pero gracias.

—¿Tienes algo que hacer esta noche? —preguntó soltando su muñeca.

—No. ¿Por qué?

—Estoy aburrido.

—¿Y qué quieres hacer?

—Mmm… no tenemos nada en casa, quizás podamos utilizar el teléfono para un juego en línea.

—¿En serio?

—Si no quieres está bien —dijo con un pequeño puchero, Darien negó.

—Y ahora haces esa cara de cachorro.

—No hago cara de cachorro —Darien se carcajeó, esa definitivamente era cara de cachorro.

—Traeré mi teléfono.

—Estaré en el sofá.

Darien agarró su teléfono y fue al sofá, Yulián estaba acostado de una forma en la que abarcaba la totalidad del mueble. Darien lo miró con una ceja arqueada desde su posición, Yulián sonrió y se levantó un poco.

—Te cobraré lo de ayer, así que siéntate aquí —dijo palmeando donde antes había estado su cabeza, Darien resopló, pero de todas formas se sentó.

—Que infantil.

Yulián colocó la cabeza en sus piernas y miró el teléfono.

—¿Estas cómodo?

—Sí.

—¿Qué deberíamos jugar? ¿Barajas? —preguntó pasando una página.

—Me parece bien, tal vez deberíamos comprar unas de verdad. 

—Las compraré mañana.

—¿Pasó algo en tu trabajo? — Yulián se puso más tenso que una roca, él seguía mirando su teléfono con ahínco.

Darien acarició su pelo justamente como él hizo la noche anterior para hacerlo sentir mejor.

—Fue más desagradable de lo habitual —admitió por fin, Darien mordió su labio inferior.

—Recuerda que tú mismo decidiste estar ahí.

—No quiero discutir por eso —dijo pinchando una aplicación.

—Yo tampoco. ¿Jugaremos ese?

—Sí, búscalo —Darien tomó su teléfono y también buscó el juego, Yulián se giró colocando su rostro directamente en su abdomen poniéndolo nervioso—. Yo no decidí estar ahí, Darien.

Darien arqueó una ceja.

—¿Cómo es eso? ¿No fuiste tú quien convenció a mis padres de casarme contigo?

Yulián se colocó bocarriba otra vez y lo miró.

—Para nada. ¿Dónde escuchaste eso?

—Era lo que se murmuraba en el colegio.

—¿Y lo creíste todo este tiempo?

—Sí —Yulián se carcajeó sin diversión alguna.

—Ahora ya sé la razón por la que me has visto como enemigo todos estos años.

—No es… —Darien hubiese enumerado las razones, pero la emoción de Yulián lo interrumpió.

—Oh, ya comenzó, prepárate Darien, te patearé el culo.

—Ya quisieras.

Jugaron hasta tarde esa noche, el juego no era para nada divertido, pero Yulián era extremadamente competitivo y en serio quería patearle culo figuradamente, está de más decir que no lo consiguió ni una vez luego de diez juegos.

Yulián estaba enfurecido como todo un mal perdedor, pero se despidió de él dándole un beso en la frente, Darien tocó el lugar por un buen tiempo, su frente cosquilleaba por el contacto poniéndolo nervioso.

Le gustaban estas noches con Yulián, definitivamente era agradable tener su atención después de tantos años ignorándose.

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