3🍼
Darien giró la cabeza para evitar los rayos de sol, era fin de semana y quería descansar un poco más. Abrió los ojos extrañado al sentir una caricia en su cabello, el aroma hizo que se espabilara inmediatamente.
Darien se sentó en la cama y miró con sorpresa a su visitante, Yulián le sonrió como si viniera a despertarle todos los días, se estremeció mirándolo. El alfa colocó una mano en su mejilla y acarició levemente con el dedo pulgar, esta situación estaba poniéndolo incómodo y Yulián lo notó levantándose de su cama.
—Lo siento, no quería ponerte nervioso.
Darien se puso de pie y lo miró con desconfianza.
—¿Por qué estás aquí? —Yulián se encogió de hombros y sonrió de forma brillante.
—Vine a despertarte para que desayunaras.
—¿Desayunar? —repitió probando la palabra en su boca, un desayuno hecho por Yulián, tenía que estar en un maldito mundo alterno.
Yulián desde adolescente era un Alfa frío al que no le importaban los demás, logró engatusar a sus padres para casarse con él y cumplir sus objetivos, para tener ese maldito puesto.
Yulián solía hacerse la víctima en todos los aspectos posibles, pero pisoteaba al que fuese necesario con tal de posicionarse mejor.
—Sí, lávate y ve a la cocina.
Esto era completamente surrealista, una total locura, Yulián no era así, no era un Alfa tierno que hacía el desayuno para su Omega.
Darien se estaba sintiendo como el ganado, les daban hierba hasta tenerlos lo suficientemente gordos para finalmente comerlos, y Yulián estaba usándolo por algún motivo desconocido.
Suspiró y se dio un baño, luego de ponerse ropa cómoda fue directamente a la cocina, Yulián en verdad hizo el desayuno para él, parecían ser crepas con relleno de fresas. Darien cruzó los brazos mirándolo, Yulián le sonrió luego de poner la jarra de jugo sobre la mesa, su cabello estaba lleno de harina y relleno rosa.
—No lo entiendo. ¿Qué haces?
—Darte el desayuno —dijo animadamente.
Darien gruñó mirándolo, le molestaba todo lo que veía, la mesa ordenada y el aspecto hogareño de este Alfa.
—¿Por qué?
—Por nada en especial —Darien negó y suspiró, él nunca le diría la verdad, estaba pidiendo imposibles.
—Iré a vestirme, saldré con…
Yulián lo agarró de la muñeca y lo detuvo momentáneamente, Darien mordió su labio inferior con furia.
—Espera, Darien.
—¿Vas a decirlo finalmente?
Yulián suspiró viéndose abatido, Darien negó, estaba molesto, la respuesta no le gustaría nada.
—Fui un tonto durante mucho tiempo y quiero cambiar eso, soy tu Alfa —Darien se carcajeó mirándolo, ahora entendía como se sintió Misel al escucharlo, era gracioso en realidad.
—Eres mi esposo, no mi Alfa.
Yulián lo tomó de la cintura y lo acercó a él, sus colmillos rozaron su cuello descubierto causándole escalofríos.
—Y espero cambiar eso con el tiempo, quiero mostrarte que soy un buen Alfa, me ganaré tu aprecio —Darien colocó las manos en su pecho tratando de alejarlo, Yulián no lo soltó.
—¿Cambiaste de opinión respecto a mí luego de siete años? Creo que escuché mal.
—Darien…
—¿De verdad piensas que soy tan estúpido? —gruñó fulminándolo con la mirada.
—No es mi intención hacerte sentir mal, sólo quiero que hagamos las paces.
—No quiero hacer las paces contigo, prefiero la relación de los últimos años.
Yulián acarició su cabello y le besó la sien de forma cariñosa, su aroma ya no era hostil como en los últimos días, era agradable y estaba haciendo que sus rodillas temblasen.
El aroma a tierra mojada estaba esparciéndose por toda la casa.
—¿Esto fue porque te dije que no a tener el cachorro?
Darien resopló.
—En absoluto, estoy feliz de que te negaras, así no tuve que acostarme contigo.
—¿De verdad te parezco tan desagradable? —susurró acercándose a su oído, sus dientes mordisquearon el cartílago, Darien mordió su labio inferior.
—Sí.
—¿Las pocas veces que nos acostamos también fueron desagradables? —preguntó dejando un pequeño beso sobre su cuello.
—Ni siquiera las recuerdo.
—¿Quieres que te las recuerde? —Darien lo empujó, pero no sirvió de nada—. Así podemos tener ese cachorro que tanto quieres en caso de que ese Alfa amante tuyo no haya podido hacerlo.
—No quiero recordarlo —los colmillos del Alfa rozaron la piel casi perforándola, Darien por fin salió del estupor causado por las feromonas y logró alejarse—. No te acerques a mí de nuevo.
—No es necesario que te pongas a la defensiva, no te marcaré sin tu consentimiento.
—En el momento en que lo hagas estas muerto para mí, Yulián —gruñó fulminándolo con la mirada.
Yulián suspiró mirando hacia el piso, esta imagen inocente no le quedaba para nada.
—Comprendo el odio que me tienes, pero voy a cambiar sólo por ti.
Darien negó sin poder creérselo, los ojos, azul y verde se veían un poco cristalizados.
—No quiero que cambies, sigue con ese Omega y déjame en paz.
—¿Qué Omega? No hay otro Omega aparte de ti —dijo atrapando su mano, Darien lo miró con pánico y le dio un manotazo.
—Aléjate de mí, no soy tonto, búscate a otro Omega si ese no logró satisfacerte, no cuentes conmigo para eso.
Yulián levantó las manos en son de paz.
—Está bien, no seguiré insistiendo por el momento, pero no rechaces lo que hice por ti — dijo mirando a la mesa.
Darien apretó los labios y se sentó en su lugar, Yulián se sentó frente a él sonriéndole y esperando su reacción al probarlo.
Se rindió tomando un trozo y llevándolo a su boca con el tenedor dispuesto para él.
Yulián se veía satisfecho cuando lo escuchó gemir, era una verdadera pena que no pudiese tirárselo a la cara y salir de la casa ofendido por el sabor, estaba delicioso y lo disfrutó por completo.
Darien recordaba que Yulián aprendió a cocinar por el incidente de hace unos años, cuando él intentó hacerse una merienda, probablemente fue una mentira como todo y el Alfa ya sabía hacerlo todo.
Darien ya no estaba seguro de nada respecto a Yulián.
El Alfa incluso ofreció de su parte, Darien negó llevando su plato al fregadero, Yulián lo sacó de su lugar y dejó otro beso en su sien tomándolo por sorpresa.
—Yo me encargo, creo que estabas apurado por salir.
—Bien, llegaré en la noche.
—Darien —dijo, esta vez Yulián no lo tocó otra vez.
—¿Qué pasa?
—No te reúnas con ese Alfa — Darien tuvo un tic en el ojo, pero no dijo nada más.
Luego de volver a su cuarto se colocó un jean y una camisa, tomó su billetera junto al teléfono y vio a Yulián de nuevo en la cocina, el Alfa lo miró y mordió su labio inferior.
—Por favor, piensa en lo que te dije.
—No voy a reunirme con él si eso es lo que te preocupa, pero no lo hago por ti, no me importas —gruñó de forma brusca, a Yulián no le importaron nada sus duras palabras, él asintió.
—Nos vemos en la noche.
Darien suspiró y se metió a su auto, no sabía que planeaba Yulián, y llamar a sus padres no era una opción, Darien no quería saber sobre esas personas luego de que lo humillaran de esta forma y de eso eran ya muchos años.
Sólo esperaría y vería como se desarrollarían las cosas, no tenía más opción en su situación, esperaba que su atención se desviara en poco tiempo o estaría en problemas.
Darien condujo a casa de Karl y tocó el timbre luego de subir las escaleras hasta el tercer piso, fue Emily la que abrió la puerta para él, Darien se agachó y acarició el cabello corto de la niña de seis años, ella sonrió grandemente y estiró los brazos para que la cargara.
Luego de cargar a la sobrina de Karl cerró la puerta y caminó directo al sofá, Pam colocó las manos en su cadera y miró a su hija como si estuviese regañándola, Emily se carcajeó y escondió la cabeza en su cuello.
—Entonces, Darien, gracias por venir a cuidar de mi hermano y Emily —dijo Pam agarrando su bolso y despidiéndose con un sonoro beso.
Karl frunció el ceño viendo a su hermana irse, luego lo miró.
—Acabas de llegar y ya fuiste atacado —se burló Karl tirándose al sofá, Darien se sentó a su lado y Emily le sacó la lengua a su tío.
—Tito Dar es mucho mejor que tú —replicó, Karl torció los ojos.
—Darien sólo te ve una vez a la semana, fea —Emily frunció sus labios.
—No soy fea, tu sí.
—Eh.
Karl estaba viviendo con su hermana y sobrina, de más estaba decir que Darien amaba visitar esta casa, a Emily también le gustaba que viniese y a Palm, su madre, no le molestaba.
Palm estaba contenta de que al menos la entretuviese el sábado y ella salía con sus amigas.
—¿Estabas dibujando? —preguntó Darien mirando hacia la pequeña mesa frente a él, Emily bajó de su regazo y miró hacia el libro.
—Sí. ¿Me ayudas?
—Claro. ¿Qué quieres que haga? —Emily abrió una página al azar con la caricatura de una princesa sobre la hierba, ella señaló al dibujo y lo miró.
—El color.
—¿Quieres que te diga que color poner?
—Ujum —asintió tocando donde se suponía estaba la hierba, Darien sonrió.
—Verde.
Emily tomó su plumón verde y comenzó a colorear, Karl achicó los ojos mientras le veía con recelo.
—¿Qué pasa contigo?
—Es Yulián —suspiró, Karl gruñó con molestia.
—¿Y ahora que hizo ese imbécil?
—¡¡Tito!! —regañó Emily con reproche, Karl sonrió de medio lado.
—Lo siento.
Emily volvió a su trabajo con el dibujo pasando con cuidado por las orillas, Darien miró con atención lo que hacía.
—Creo que trata de cortejarme.
—¿Qué? —Karl tomó su ropa para que lo mirara a él directamente, Emily levantó la cabeza señalando el cielo.
—¿Y ahora?
—Azul —Darien lo miró, Karl estaba incrédulo ante lo que le había dicho.
—¿Luego de, cuántos, siete años? ¿Se volvió loco?
Darien se encogió de hombros.
—Seis años y no sé lo que piensa, pero trato de no preocuparme demasiado por ello, quizás se deba a mis padres.
—Habla con ellos.
—Sabes que no hablamos —recalcó, Emily se detuvo y señaló el pelo de la princesa.
—Dar.
—Umm… amarillo como el tuyo.
—Sí —gritó emocionada agarrando el color, Darien mordió su labio inferior.
—Sólo debo ignorarlo, no pasará absolutamente nada.
—¿De verdad crees poder ignorarlo?
—Lo hice durante seis años.
—Sí, pero nunca intentó cortejarte después de aquello —Karl resopló negando, en realidad tenía toda la razón, vivió todos estos años con Yulián, pero nunca fingió tener interés en él luego de esa noche.
Luego de que descubriese sus mentiras no intentó nada más con él, Darien aún estaba enojado consigo mismo luego de caer como un idiota directo en su trampa.
—Olvídalo, no quiero hablar de eso, hoy vine a jugar con Emily. ¿Cómo va ese dibujo?
—Terminando, ¿esto?
—¿El vestido? —Darien miró los colores y ladeó la cabeza—. ¿Qué te gusta más, rojo o rosa?
—Rojo.
—Pues ese.
—Sólo quiero que tengas cuidado con Yulián.
—Lo tendré — Emily dejó el dibujo a medio hacer y lo miró, Darien acarició su cabello—. ¿Jugamos?
Emily asintió.
—Trae tus juguetes — ella corrió y luego de unos minutos le dio un muñeco.
—Aquí tienes.
—¿Soy el oso?
—Sí, tito es la rana —dijo tendiéndoselo, Karl miró al animal de peluche como si lo hubiesen ofendido.
—¿No tenías un animal más bonito para tu tío favorito?
Emily se carcajeó y negó.
—No, tito Dar es mi favorito y ese se parece a ti.
—Eres una niña muy mala Emily, te pareces a tu madre —se quejó Karl tirándose al suelo con ella y haciéndole cosquillas.
Emily se carcajeó pataleando, Karl estaba en la misma situación, Darien sonrió mirándolos, estaban felices y él era parte de esa felicidad por lo menos un día a la semana.
Darien estuvo ahí hasta tarde, luego de comer y acostar a Emily caminó a la entrada, Karl agarró su brazo antes de irse haciéndolo girarse.
—¿Qué pasa?
—Yulián, ten cuidado con él —Darien negó.
—Dijo que no me marcaría sin mi consentimiento.
—¿Y le crees?
—Sí —murmuró.
Darien apretó la mandíbula mirando a Karl fruncir el ceño, es verdad que no debería confiar en ese Alfa, pero Yulián era su debilidad, al menos nunca hizo nada en contra de su voluntad.
Karl resopló y tomó su mano.
—Ten cuidado y toma esto.
—¿Qué es…? —Darien se quedó sin habla cuando lo vio, era un collar resistente de cuero negro, Karl suspiró.
—Es un collar, eres un Omega a pesar de tener este tamaño, me asusta que andes solo tan tarde y este problema de Yulián —Darien miró el collar y resopló con una sonrisa.
—¿Y pretendes que lo lleve hasta cuando estoy en casa?
—Si eso evita que la pases mal, pues sí.
—Karl…
—Sé que no te gustan, pero incluso te arriesgaste a tener sexo con un Alfa, pudo marcarte —Darien torció los ojos y metió el collar en su bolsillo.
—Bien, lo tomaré para que estés más tranquilo.
Karl agarró su brazo con fuerza.
—No, quiero que lo uses cuando sea necesario.
—Te lo prometo, ahora me voy.
Darien salió del condominio y chocó con alguien, él se disculpó agarrando el teléfono del desconocido del suelo y devolviéndoselo, el Alfa lo tomó y lo agarró de la muñeca.
—Lo siento —dijo mirándolo, el hombre tenía en cabello negro y parecía ser muy conocido, pero no le venía nadie a la mente.
—Creo que no me recuerda, soy Héctor Parsons.
—Oh, sí, lo siento, Darien Withman —murmuró tendiendo su mano, el Alfa la tomó con una sonrisa.
—Está bien. ¿Tiene tiempo para hablar?
—¿Ahora? —preguntó mirando alrededor.
—Sí.
—¿No iba a otro lado?
—Sí, casualmente venía a visitar a mi Omega, pero puedo enviarle un mensaje y vernos más tarde —Darien suspiró.
—Está bien.
Héctor comenzó a caminar, Darien lo siguió sin saber específicamente a donde iba, el Alfa contestó dándose cuenta de su incógnita.
—Vamos al restaurante de aquí delante. Podemos tutearnos, ¿verdad? —Darien asintió, mientras caminaban hacia allí, miró alrededor, parecía un lugar humilde y sencillo, definitivamente bonito.
—Es confortable — murmuró, Héctor hizo una seña y enseguida fue ubicado en una mesa, ambos se sentaron y él sonrió levemente.
—Suelo comer aquí con mi Omega, la comida es buena.
—¿Por qué querías que habláramos? Tendremos una entrevista mañana —Darien miró al camarero servirles una copa a ambos, Héctor se encogió de hombros tomando su trago.
—Bueno, ya que te vi quiero aprovechar el tiempo para hablar sobre mi propuesta —Darien ignoró su copa y apoyó los codos en su silla.
—Sí, Misel me habló un poco de ello y me parece interesante pero un poco precipitado hacer los planos en tan poco tiempo.
Héctor asintió.
—Estoy al tanto de ello, por eso quiero contratarte junto a Misel, trabajaran más rápido, pero no menos eficiente, no quiero errores en este proyecto.
—No se preocupe por los errores, sé en lo que trabajo y los errores no están permitidos. ¿Por qué quiere contratarme?
—Contraté a Misel que es muy bueno y me pareció que trabajaría mejor contigo ya que fue tu estudiante, eres un genio en tu materia, además, me considero un fan de tu trabajo.
—¿De mi trabajo? —Darien achicó los ojos con extrañeza, Héctor sonrió con orgullo.
—Sí, vivo en la única vivienda familiar que forma parte de tu trabajo.
Darien se peinó con nerviosismo, en realidad esa casa tenía mucha más historia de lo que todos pensaban, por suerte, sólo él sabía de ello y se quedaría así para toda la vida.
Nadie debía enterarse por qué había construido esa casa, aún ahora eso lo torturaba.
—Seguro fue cara y deben molestarlo mucho con tal de verla.
—Sí, pero valió la pena cada dólar, mi Omega la ama y pienso hacerle otro regalo de bodas si me ayudas trabajando con mi tiempo.
La oferta era buena, más que buena ya que estaría trabajando con Misel, la carga de trabajo sería compartida y le pagarían bien, Darien no tenía motivos para rechazarla cuando le hacía falta ese dinero.
—Aceptaré.
—¿Lo dices en serio?
—Sí —Héctor se puso de pie y estiró su mano con cordialidad, Darien la tomó.
—Me alegra tu decisión, nos vemos en seis días para firmar el contrato.
Justo antes de que Héctor se girase para salir Darien lo interrumpió.
—¿La reunión será con Misel como programó?
—Sí, antes de que empiecen quiero ver vuestra dinámica, quiero saber si podrán trabajar juntos.
—Así que aún no acepta del todo —Héctor se encogió de hombros con trampa.
—Sólo me aseguro.
—Lo entiendo, no te entretengo más, ve con tu Omega.
—Un placer hablar contigo.
—Igualmente.
Darien caminó hasta su auto y condujo a casa, para su sorpresa cuando llegó Yulián estaba en el sofá viendo una película cómodamente, él lo miró con una pequeña sonrisa y palmeó el lugar a su lado.
Darien suspiró y se sentó, no quería una discusión, no de nuevo, estaba cansado y por alguna razón el aroma de Yulián estaba relajándolo.
El Alfa colocó un brazo en el respaldo del sofá justo detrás de él, Darien miró el televisor, sus ojos se cerraron casi al instante.
—Duérmete, no te preocupes Darien, sólo descansa —murmuró Yulián muy cerca de su oído.
Darien dejó caer la cabeza en su cuello, Yulián le acarició el pelo durante mucho tiempo y lo dejó dormir, su aroma haciéndole cosquillas en la nariz y relajándolo por completo.
Nunca había experimentado esto con Yulián y no parecía ser tan malo, al menos no esa noche mientras estaba refugiado en sus brazos.
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