Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

the answer

—Hey.

La voz profunda de Wonwoo saluda como de costumbre al muchacho que lo espera, como siempre, en las escaleras del portal de su edificio. Es una espera que siempre acaba cuando el moreno aparece con su bonita aura, le saluda y le regala una mínima sonrisa para luego caminar por el barrio y perderse un rato en el parque de la zona, alegrandole la tarde como ninguna otra persona. 

El sol por el luegar se aprecia fuerte y tiñe ese casi final de la tarde de un vibrante naranja que colorea sus pieles, exteriorizando de cierta forma esa calidez que sienten ambos chicos al estar juntos. 

Wonwoo es callado, su mirada suele hablar más que él, sus gestos también, como el de acomodarse su gorra naranja todo el rato, lo que significa que está ansioso. Mingyu tiene bien aprendido eso. 

—¿Cómo te fue hoy? —pregunta por costumbre. 

Ambos caminan lado a lado, sus manos rozando, buscándose al instante luego de cada roce "casual". Sus ojos se mueven de lado a lado, para verse mutuamente y para ver como los perciben los demás. Son las llamadas malas costumbres, esas que no se pierden nunca. 

—Es bastante cansado ser aprendiz de panadero —murmura lo suficientemente alto el mayor para que el otro lo escuche—, mis brazos están bastante adoloridos. 

—Sobre todo porque venden mucho en esa panadería.

Wonwoo se encoge de hombros como respuesta y el alto le regala una sonrisa chueca a cambio. 

Al principio le molestaba mucho que Wonwoo no respondiera con palabras, se sentía tonto y como que no le interesaba para nada al chico, aunque para ser justo, tenía que admitir que no se conocían de mucho cuando le pasaba eso, solo eran dos compañeros de clase haciendo un trabajo trimestral porque se habían quedado ambos sin otras opciones de compañero. 

Se hicieron amigos por casualidades pero a Mingyu le molestaba como a veces aún parecía que todos sus encuentros fueran una casualidad. Incluso a veces parece haber una tensión envolviendo su alrededor. 

Pero no están incómodos nunca. Y el menor mataría para que esas cosas que sienten internamente fueran más fácil de exteriorizar. 

—¿Nos sentamos un rato? 

Wonwoo asiente y ambos se encaminan a una pequeña banca, alejada del camino de los transeúntes, casi escondida en uno de los extremos de ese pequeño parque cerca de sus casas. 

Como ya es costumbre, Mingyu hace la platica y el mayor asiente y le da respuestas cortas, no porque esté fastidiado sino porque sus largas respuestas son especiales, o por lo menos eso le parecen al menor. Cada vez que Wonwoo dice una frase compuesta por más de tres oraciones, siempre es algo que cala en él. 

Suena casi cursi y como si a la vez estuviera excusando al mayor, pero no le importa nada, le da igual si todas las respuestas son un "mmm", un "sí" o cualquier otro monosílabo, los ojos de Wonwoo le demuestran más que mil palabras, lo miran como si todo lo demás en su cabeza se esfumara y solo tuvieran tiempo para él. La atención y la calidez de esos ojos no las va a encontrar en las palabras de nadie más, mucho menos en sus miradas. 

Es así como le cuenta de sus últimos días, de lo poco que puede dormir últimamente, de que le han parecido los últimos libros que el otro le dejó y cómo va eso de intentar aprender a tocar un instrumento. Wonwoo le dice que lo llame por las madrugadas, que el nunca ha tenido buen horario del sueño y que puede hablar con él para ver si eso lo arruya o lo entretiene; a Mingyu le entra un gran alivio al escuchar la proposición y no puede evitar regalarle su sonrisa de caninos prominentes al mayor. 

—Ten por seguro que te llamaré la próxima vez que no pueda dormir pero por favor, no te desvele tanto —le pide y el mayor se remueve en su sitio—, y deja de leer libros tan tristes, que me encantan pero a la vez no dejo de pensar en que te seguro te ponen muy triste. 

—Así soy —responde Wonwoo y levanta la comisura de sus labios.

—Claro que no, tonto. 

El mayor se encoge de hombros y desvía su mirada al suelo. Entonces sucede lo de siempre, Mingyu comienza a sentir como si algo tirara de él para que su cuerpo se acercara al del más bajo, lo cual hace, y sus rodillas comienzan a chocar gentilmente, las palabras se esfuman por completo y los ruidos de la naturaleza se vuelven más fuertes, acompañados por sus latidos, que comienzan a sentirse más presentes en sus oídos. 

Mingyu está seguro de que a Wonwoo le pasa algo similar, su brazo casi siempre se apoya en la banca, detrás de su espalda, pero unas suaves y casi imperceptibles caricias brotan de sus dedos cuando el silencio entre ellos crece. Lo deja de ver y le medio sonríe al suelo; es rara esa sonrisa porque parece que su cuerpo estuviera haciendo lo imposible para evitar que se forme, pero su nariz se arruga un poco y el plan de su cuerpo se va al traste porque es obvio que sonríe nervioso aunque no enseñe los dientes y sus labios se medio presionen. 

¿Qué es esa tensión entre ellos? 

La pregunta siempre ronda la cabeza del menor y lo cunfende en demasía. Ni siquiera sabe si catalogar eso que se presenta entre ellos como una tensión puesto a que no se siente negativo, pero definitivamente hay algo presente, casi desde el momento en que intercambiaron paralabras por primera vez. Es como si alguien les hubiese puesto un lazo invisible y los apretara, queriéndolos más cerca, pero eso es todo lo cerca que saben estar. Son todo un pequeño desastre de hombros que chocan, rodillas que se rozan y caricias en la espalda ancha del menor. 

Alguna vez le tocó el pelo a Wonwoo, cuando se quitó la gorra y llevaba el pelo alborotado, le hizo gracia y podría decir que experimento cosquillas cuando las hebras negras del otro tocaron sus manos. También alguna vez Wonwoo lo ayudó a ponerse una pajarita para una boda a la que lo invitaron y sin querer se acercaron demasiado y el aliento del mayor golpeó su rostro, sonrojandole. 

No eran más que un manojo de pequeños contactos. ¿Qué clase de nombre hay para eso? 

—Me siento raro estos días —dice Wonwoo de la nada, capturando nuevamente la atención del menor—, No tengo ganas de hacer nada pero lo hago, todo resultando muy mecánico. 

Wonwoo es así, con más bajos que altos en su ánimo. Realmente no cambia mucho de él, pero a Mingyu igualmente le preocupa, siempre le preocupa. 

Tiene un deseo constante siempre en su cabeza: que su hyung esté más feliz, sin embargo, eso no sucede y lo invaden unas irremediables ganas de conseguir maneras de alegrarlo pero es complicado. Todos sus dotes sociales se van cuando está con Wonwoo, ya que si lo invita a por café a su casa, siente como si los temas de conversación se esfumaran, solo puede pensar en que el mayor está a su lado y terminan mas en silencio y con música que otra cosa. A veces lo saca de fiesta también, pero Wonwoo nunca baila y él no puede concentrarse en la persona con la que baila por echarle miradas a su mayor, que siempre se ve un poco aburrido en un rincón en cualquier fiesta. 

No sabe por qué es tan difícil hablar con Wonwoo y como es tan fácil sólo estar a su lado. Ni siquiera entiende porqué son tan amigos pero no cambiaría todo el silencio entre ellos por todas las palabras del mundo con quien fuera. 

—Lo gracioso es que todo resulta mecánico menos bajar a dar vueltas contigo —continúa el mayor y saca a Mingyu de sus pensamientos—, un momento no quiero hacer nada y al otro ya estoy esperando tu mensaje que dice que estás cerca. 

Al menor se le seca una poco la boca. Desearía que todo ese silencio y tensión entre ellos tomara forma física, para poder saber por fin que es  y quitarlo del medio, pero no tiene caso, Wonwoo dice algunas palabras y ya lo tiene sin poder decir nada y con su cabeza llena de pensamientos. 

¿Qué será? ¿Por qué no puede saber qué es? 

Mingyu siempre ha sido persona de muchos amigos, de hablar hasta por los codos y de conquistar sin querer a más de uno pero Wonwoo lo desmonta poco a poco desde que lo conoce. 

—Estoy un poco cansado de todo —agrega Wonwoo y levanta la vista al cielo, entrecerrando sus ojos. 

—A veces así pasa, pero seguro sólo es una mala racha —dice Mingyu y Wonwoo fija sus ojos en los de él—, ya pasará, y si no pasa así, podemos ir al cine todos los días para distraerte, una buena película siempre te hace sentir mejor. 

Mingyu tiene un brillo preocupado en la mirada, un deje infantil y cariño inmesurable por el mayor. Las palabras cualquiera se convierten en algo especial cuando las dice de esa forma, cuando ve al otro así. 

—Ay Mingyu, eres maravillo —le dice y sonríe ampliamente por un momento—, mejor cuéntame algo, una cosa distinta, algo que se pase por esa cabeza tonta tuya. 

El menor frunce el ceño en falsa molestia y casi codea al menor, pero se detiene al pensar en que eso haría que se toquen. 

—Últimamente pienso que eres de los amigos más diferentes que he hecho alguna vez. 

—¿Ah sí? —cuestiona el otro—, dime por qué o si es diferente bueno o diferente malo. 

—No, no, no, es diferente bueno —aclara tan pronto como puede Mingyu—, simplemente pienso que conocerte me ha hecho ampliar mi visión sobre lo que son las personas, las amistades, contigo se siente como si hubiera un cúmulo nuevo de sentimientos por descubrir, supongo que así se siente hacer amigos cuando ya eres más adulto que adolescente.

Wonwoo escucha atento y asiente con cada palabra. El menor le parece tan entrañable hablando de esa forma de él, tanto así que desearía verse a través de sus ojos.

—Explicate más, me gusta cuando te pones un poco filosófico. 

—Wonu, no te burles de mí —reclama de manera infantil el menor—. Simplemente siento que la experiencia es diferente, que el cúmulo de sentimientos es también uno de experiencias por vivir, que el que lo que sienta contigo sea diferente a lo que siento con mis amigos es algo que debía pasar, que tú eres una persona diferente a ellos, a mí, y que hay nuevas formas de complementarse por descubrir. 

El mayor ríe suave, se coloca los codos en las rodillas y hunde su cabeza en sus manos. Mingyu lo ve extrañado y justo cuando va a decirle algo, el mayor vuelve a reír y se voltea a verle otra vez. 

—Mingyu, creo que me gustas —dice de manera decidida—, y creo que yo te gusto a ti. 

¿Gustar? No sé lo había planteado en ningún momento. Hace menos de tres meses que cortó con su novia y sí la quería pero la relación de había enfriado un poco en el último año. Mingyu no se había a planteado la idea de salir con nadie más de momento, ni siquiera de que le gustara alguien, pero las palabras de Wonwoo le abren una puerta en cabeza que ni siquiera sabía que existía. 

Wonwoo es guapo, pero no guapo de revista, sino un chico bonito, la clase de muchacho que es tan bueno y cálido en su interior que la belleza de su exterior es un reflejo de eso. Si Mingyu lo piensa un poco más en detalle, el mayor tiene todo lo que le ha gustado desde siempre en las personas, de forma física y romántica. El pelinegro posee unos ojos rasgados preciosos, es alto, de estilo casual y despreocupado; también le escucha, le dice cosas interesantes y nunca parece cansarse de él, incluso si se lo preguntaran diría que en los últimos meses que estuvo con su novia a veces pensaba que prefería salir a dar vueltas con Wonwoo que hacer cualquier cosa con la muchacha porque el mayor tenia lo que más le gustaba: una forma de ser de la que no se cansaba aunque hubieran estado juntos todo el día. Lo que más le gustaba era eso, que en el segundo en que ya no estaban juntos, no podía evitar sentir que una fuerza superior dentro de si quería estar otra vez con él, lo más cerca posible. 

¿Es eso amor? Mingyu no lo podría decir, siempre había sido malo en las relaciones o tenía parejas por capricho, porque estaban bonitos o porque salía demasiado de fiesta y hacía demasiadas cosas borracho que luego extendía estando sobrio, porque es más fácil dejar que las cosas fluyan que el darles un paro. 

—¿Mingyu? dime algo —pide Wonwoo, con un deje de preocupación. 

Mingyu se voltea hacia él casi por completo y se atreve a ponerle las manos sobre los hombros, sobrecargandose de la presencia del mayor. 

—No lo sé exactamente, pero podría ser así —le dice y baja sus manos por los brazos del otro. 

¿Cómo podría decir que no? Después de todo lo que ha pasado por la cabeza no tiene razones exactas para negar que le guste. 

Wonwoo ríe otra vez y le regala una caricia en el cabello a Mingyu, por primera vez. 

—Creo que me gustas porque estoy cansado de todo, menos de ti, aunque no hagamos gran cosa, contigo todo se siente menos gris —explica el mayor y Mingyu se sonroja y se voltea de nuevo para que Wonwoo no lo note, pero lo hace y ríe un poco—. No te voy a besar justo ahora, no necesito hacer eso para probarnos nada. 

Mingyu traga seco ante la mención de un beso, no es como que no lo quiera, pero no lo había pensado y se siente demasiado rápido. 

—¿Y qué hacemos ahora? —pregunta confundido—, ¿si tú crees y yo creo? 

—No lo sé —admite el otro—, dejarlo ser y ver que pasa ahora que lo sabemos, la vida es muy rápida y rara, mejor nosotros podemos ir a nuestro ritmo porque de hecho creo que eso es lo que más me gusta de estar junto a ti. 

¿Todo este tiempo ha sido amor?

Tiene sentido, para Mingyu es la respuesta lógica y no sólo eso, es la respuesta que le gusta, que todo eso que ha sido siempre diferente con Wonwoo sea algo como el amor. Le gusta la respuesta, hace que todo encaje más fácilmente en su cabeza y que su corazón lata con mucha fuerza, como si estuviera completamente nuevo, como si hubiera comenzado una vida nueva con ganas. 

—Pues supongo que sí —termina diciendo—, porque creo que me gustas de verdad. 

Wonwoo lo mira con unos ojos tan cálidos, pone una mano sobre su rodilla con toda la confianza del mundo y sonríe, grande y amplio, como pocas veces lo hace. 

—Yo también creo que me gustas mucho, de verdad.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro