𝗳𝗼𝘂𝗿. there is nothing that occupies and ties the heart more than love.
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iv.ㅤcapítulo cuatro: aoife abrahams.
❪ no hay nada que ocupe y ate más al corazón que el amor : el nombre de la rosa. ❫
La noche avanzaba lentamente, y aunque todos parecían distraídos con sus conversaciones, yo no podía dejar de observar a Amelie, quién empezaba a frotarse los ojos debido al sueño que tenía en su pequeño cuerpo. La niña estaba cansada, eso era evidente, y cuando Jodi sugirió que yo la llevara a acostar, no me sorprendió.
Subí las escaleras con ella en brazos, sintiendo su peso ligero pero cálido contra mí. Amelie descansaba la cabeza en mi hombro, jugando distraídamente con los mechones de mi cabello. Cuando llegamos a la habitación, la acomodé sobre una cama pequeña con colchas de colores pastel.
⎯ Aoife... ⎯ su vocecita rompió el silencio, titubeante pero firme.⎯ ¿Mi mamá me quería?
Mi corazón se detuvo por un segundo. Me quedé congelada, incapaz de procesar sus palabras. Sentí una presión en el pecho, como si la habitación se hubiera llenado de agua de repente y me costara respirar. ¿Cómo se responde a una pregunta como esa?
⎯ Claro que sí, Ams. Te quería muchísimo. ⎯ respondí con un esfuerzo por mantener mi voz suave, aunque por dentro me sentía tambaleante.
Amelie frunció ligeramente el ceño, como si estuviera procesando mi respuesta.
⎯ ¿Entonces por qué no está aquí?
Respiré hondo y me senté en el borde de la cama, tomándome un momento para elegir mis palabras con cuidado.
⎯ A veces, las personas toman decisiones que son difíciles de entender. ⎯ dije finalmente.⎯ Pero eso no tiene nada que ver contigo, Amelie. Eres una niña increíble, y todos los que estamos a tu alrededor te queremos muchísimo.
Ella no dijo nada. Simplemente abrazó a peluche un poco más fuerte y me miró como si estuviera evaluando si mis palabras eran ciertas. Luego, extendió su manita hacia mí.
⎯ Quédate conmigo.
No había manera de negarme. Me acomodé junto a ella, sintiendo cómo su pequeña mano buscaba la mía. La niña suspiró, relajándose, y apoyó su cabeza sobre mi brazo.
⎯ ¿Sabes algo, Aoife? ⎯ murmuró, con la voz apagada por el sueño que empezaba a vencerla.⎯ Me haces feliz.
Sus palabras fueron como un golpe directo al corazón. Sentí un nudo en la garganta mientras una mezcla de ternura y tristeza me invadía.
⎯ Tú también me haces feliz, pequeñita. ⎯ respondí, acariciando su cabello con cuidado.
Mientras su respiración se volvía lenta y regular, cerré los ojos, permitiéndome disfrutar del momento. Algo en mí había cambiado desde que Amelie llegó a mi vida. Ella no era solo una niña a la que cuidaba; era mucho más.
No supe cuánto tiempo pasó hasta que un sonido suave me despertó. Abrí los ojos lentamente y vi a Andrew en la puerta, apoyado contra el marco, observándonos con una expresión que no logré descifrar del todo.
⎯ No quería despertarlas. ⎯ su comentario fue en un susurro, pero había algo en su tono que me hizo sentir vulnerable.
Me moví con cuidado para no despertar a Amelie y me senté al borde de la cama. Su pequeña mano se deslizó de la mía mientras murmuraba algo inaudible en sueños.
⎯ Perdón, no sabía que te quedarías aquí con ella. ⎯ agregó Andrew, aunque no sonaba molesto, más bien confundido.
⎯ Me pidió que me quedara. ⎯ le respondí en voz baja mientras me ponía de pie, sintiéndome un poco culpable, aunque no estaba segura de por qué.⎯ No quería dejarla sola.
Andrew desvió la mirada hacia Amelie, su rostro suavizándose de una manera que pocas veces veía en él. Era difícil para mí imaginarlo fuera de su habitual actitud de seriedad y distancia, pero en ese momento parecía simplemente un padre mirando a su hija con ternura.
⎯ Le haces bien, ¿sabes? ⎯ dijo, casi como si hablara consigo mismo.
Parpadeé, sorprendida por sus palabras. Andrew nunca había sido particularmente expresivo conmigo, y menos en un tono positivo.
⎯ Es una niña increíble. Me hace bien a mí también. ⎯ le confesé sin pensar, porque era la verdad. Amelie había llenado un espacio en mi vida que no sabía que existía.
Él asintió lentamente, pero no respondió de inmediato. En lugar de eso, dio un paso dentro de la habitación y se inclinó para acomodar la manta sobre Amelie.
⎯ Gracias por quedarte con ella esta noche. ⎯ Andrew se enderezó y me miró a los ojos. Había algo diferente en su mirada, algo que me hizo sentir como si estuviera viendo una faceta de él que no mostraba a menudo.
⎯ No tienes que agradecerme. Es lo menos que puedo hacer. ⎯ mi voz sonó más suave de lo que esperaba, y por un momento, ambos nos quedamos en silencio, mirando a la niña dormida.
Finalmente, Andrew se apartó hacia la puerta, dejando suficiente espacio para que yo saliera también. Pero antes de que pudiera cruzar el umbral, lo escuché decir:
⎯ Ella te quiere más de lo que imaginas.
Me detuve en seco, sintiendo que esas palabras llevaban un peso que no estaba segura de cómo manejar. Cuando me giré para responderle, él ya se había marchado, dejando solo el leve sonido de sus pasos perdiéndose en el pasillo.
....
El aire fresco de la mañana me golpeó cuando bajé del auto y caminé hacia la puerta de Andrew. El sol apenas empezaba a iluminar la calle, y mi bolso colgaba despreocupadamente de mi hombro mientras ajustaba la chaqueta contra el frío.
Toqué el timbre y esperé. Cuando la puerta se abrió, me encontré con Andrew, su cabello ligeramente desordenado y una taza de café en la mano. Llevaba una camiseta de algodón gris y sus pantalones de pijama.
⎯ Era tu día de descanso. ⎯ comentó, su tono neutral pero con un leve atisbo de sorpresa en su mirada.
⎯ Amelie me pidió que viniera hoy. ⎯ respondí, dando un paso al interior mientras él se hacía a un lado para dejarme pasar.⎯ Pensé que ya lo sabías. Si quieres puedo irme.
⎯ Aún duerme. ⎯ cerró la puerta detrás de mí y tomó un sorbo de su café.⎯ Tiene días en los que le gusta dormir hasta tarde. Y puedes quedarte.
Asentí mientras dejaba mi bolso en el perchero. Andrew me observaba con esa mirada que siempre parecía buscar algo en mí, aunque esta vez no sentí incomodidad, sino una extraña sensación de calma.
⎯ ¿Quieres café? ⎯ preguntó de repente, señalando la cocina con la cabeza.
⎯ Claro, gracias.
Lo seguí hasta la cocina, donde el aroma a café recién hecho llenaba el espacio. Me senté en uno de los taburetes mientras él llenaba una taza y la colocaba frente a mí.
⎯ ¿Tuviste problemas para dormir anoche? ⎯ preguntó de pronto, apoyándose en el borde del fregadero con los brazos cruzados.
⎯ No realmente. ⎯ hice girar la taza entre mis manos, mirando el líquido oscuro.⎯ Pero estuve pensando en lo que Amelie me dijo antes de dormir.
Él alzó una ceja, interesado.
⎯ ¿Qué te dijo?
⎯ Me preguntó si su mamá la quería. ⎯ mi voz fue apenas un susurro, pero sus efectos fueron inmediatos. Vi cómo sus facciones se endurecían ligeramente, como si esas palabras fueran un golpe que no esperaba.
⎯ ¿Qué le respondiste? ⎯ su tono era bajo, cuidadoso, como si temiera la respuesta.
⎯ Le dije que sí. Que la quería mucho. ⎯ lo miré directamente.⎯ Pero no creo que esa respuesta sea suficiente para ella. Tiene dudas, Andrew. Preguntas que no puedo responder.
Él bajó la mirada hacia el suelo, pasando una mano por su cabello desordenado. Por un momento, parecía perdido en sus propios pensamientos.
⎯ No sé qué decirle tampoco. ⎯ admitió finalmente, su voz cargada de una frustración que no solía mostrar.⎯ Nunca he sabido cómo manejar eso.
⎯ No tienes que hacerlo solo. ⎯ dije con más firmeza de la que esperaba.⎯ Amelie te necesita, pero también necesita sentir que tiene una familia, una estabilidad.
Él me miró, sus ojos celestes buscando algo en los míos. Por un instante, me pregunté si había ido demasiado lejos, pero luego asintió.
⎯ Tienes razón. ⎯ murmuró, antes de que el sonido de pasos pequeños interrumpiera nuestra conversación.
Amelie apareció en la puerta de la cocina, todavía en pijama y con su peluche bajo el brazo.
⎯ ¡Aoife! ⎯ corrió hacia mí con una sonrisa somnolienta, y la alcé de inmediato, sintiendo cómo su calor eliminaba cualquier tensión.
⎯ Buenos días, dormilona. ⎯ le dije, acariciándole el cabello.⎯ ¿Lista para un día divertido?
Andrew nos observó, apoyado aún contra el fregadero. Por un momento, su expresión cambió. Ya no era solo cansancio o preocupación, sino algo más. Una pequeña sonrisa asomándose por la comisura de sus labios, que aunque luchó por contenerla, finalmente dejó verse.
Después de un desayuno improvisado con Amelie pidiendo "pancakes" y Andrew quemando los dos primeros intentos, terminamos los tres riendo alrededor de la mesa, el aroma dulce llenando la cocina.
⎯ Esto es lo que pasa cuando me haces cocinar. ⎯ bromeó Andrew, observando el desastre en la cocina mientras yo terminaba de darle forma al último pancake.
⎯ No es tan complicado. Sólo necesitas un poco de paciencia, y claramente tú no la tienes. ⎯ le respondí con una sonrisa divertida, mientras Amelie aplaudía cada vez que volteaba un pancake perfecto.
Cuando terminamos de desayunar, Andrew sugirió salir al parque, algo que no esperaba. Amelie, emocionada, corrió a buscar su pelota mientras yo intentaba disimular mi sorpresa.
⎯ ¿Tú? ¿En el parque? ⎯ le pregunté con una ceja alzada mientras él buscaba las llaves del auto.
⎯ También sé divertirme, ¿sabes? ⎯ respondió, fingiendo estar ofendido.
El parque estaba lleno de niños corriendo y familias disfrutando del día soleado. Amelie no perdió tiempo y comenzó a jugar con su pelota, obligando tanto a su padre como a mí a involucrarnos en una especie de partido improvisado.
⎯ ¡Aoife, corre! ⎯ gritó Amelie entre risas mientras yo trataba de esquivar a Andrew, que usaba su altura y brazos para robarme la pelota con facilidad.
⎯ ¡Eso no es justo! ⎯ protesté, riendo mientras intentaba recuperar el control. Andrew simplemente sonrió.
Después de un rato, Amelie se cansó y se acomodó en una manta que habíamos llevado, mordisqueando una manzana mientras Andrew y yo nos sentábamos cerca de ella. La conversación fluyó con una facilidad que me sorprendió. Hablamos de todo y de nada, y, por primera vez, sentí que Andrew no estaba poniendo esa barrera invisible entre nosotros.
⎯ No imaginaba que fueras tan competitivo. ⎯ comenté, observando cómo Amelie jugaba con el césped a nuestro lado.
⎯ Hay muchas cosas que no sabes de mí. ⎯ respondió con una sonrisa, antes de tomar un sorbo de agua.
La tarde continuó con una parada en una heladería. Amelie insistió en que todos debíamos pedir un helado de chocolate con chispas de colores porque "es el mejor", y aunque Andrew y yo protestamos al principio, terminamos cediendo.
⎯ Tienes chocolate en la nariz. ⎯ le dije a Andrew, señalando con la cuchara. Él se inclinó ligeramente hacia mí con una mirada desafiante.
⎯ ¿Aquí? ⎯ preguntó, fingiendo no encontrar la mancha mientras yo rodaba los ojos y limpiaba su nariz con una servilleta.
⎯ Eres imposible. ⎯ le dije, intentando no reírme.
⎯ Y tú eres demasiado mandona. ⎯ respondió con una sonrisa ladeada.
Amelie interrumpió cualquier posible réplica al rociarnos con los últimos confites de su helado, declarando que éramos "aburridos". Nos miramos, compartiendo una risa cómplice mientras tratábamos de esquivar el ataque.
Cuando regresamos a la casa, el día se sentía diferente. No podía definirlo, pero había algo en el aire, una conexión que antes no estaba ahí. Andrew incluso sugirió que cenáramos juntos, y para mi sorpresa, se ofreció a preparar algo.
⎯ ¿Seguro que no vas a quemar la cocina esta vez? ⎯ le pregunté, burlándome mientras ponía a Amelie en su sillita.
⎯ Muy graciosa.
La cena fue sencilla, pero perfecta. Al final, Amelie se quedó dormida en mis brazos mientras veíamos una película animada, y Andrew ofreció llevarla a su habitación. Cuando regresó, se sentó en el sofá junto a mí, el silencio entre nosotros cómodo y tranquilo.
⎯ Fue un buen día. ⎯ dijo finalmente, su tono más tranquilo de lo habitual.
⎯ Sí, lo fue. ⎯ respondí, mirando de reojo cómo sus ojos seguían fijos en la pantalla. Por un momento, pensé que iba a decir algo más, pero en lugar de eso, simplemente se recargó contra el respaldo del sofá, su postura relajada, como si ese momento fuera exactamente lo que necesitaba.
Y aunque no lo diría en voz alta, yo también lo sentí así.
capítulo largo para compensar que no actualizo desde octubre 😞
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